Algofobia (miedo al dolor): qué es, causas, síntomas y tratamiento

Algofobia (miedo al dolor): qué es, causas, síntomas y tratamiento

El dolor puede tener una multiplicidad de formas que dependerán del contexto en el que surja y de la persona que lo experimente. Muchas veces podemos tener miedos que se desprenden de varias situaciones reales o imaginadas por nosotros mismos. En este sentido, el dolor forma parte de la vida, sin embargo, hay personas que presentan un temor intenso y duradero frente al hecho de sufrir dolor.

Esto puede tener consecuencias desfavorables en las actividades que pueden desarrollarse en el devenir de la vida cotidiana. Si te encuentras leyendo estas líneas, seguramente tengas sensaciones de este estilo o conozcas a alguna persona con estas cualidades. ¿Quieres saber más acerca de esto? En este artículo de Psicología-Online, hablaremos acerca de la algofobia (miedo al dolor): qué es, causas, síntomas y tratamiento.

Qué es la algofobia

La algofobia es un trastorno de la ansiedad caracterizado por la presencia de un temor intenso, irracional y exacerbado frente a la idea de sufrir dolor. Este cuadro clínico es ubicado por el DSM-V[1] dentro del grupo de las fobias específicas, dadas sus particularidades en las personas que la padecen.

Para poder englobar adecuadamente la algofobia, es necesario situar los criterios diagnósticos de esta problemática:

  • Miedo y ansiedad intensa a sufrir dolor.
  • La reacción frente a la sensación de dolor suele ser de miedo o ansiedad inmediata.
  • Evitación de cualquier aspecto o situación que pueda provocar dolor.
  • Miedo y/o ansiedad desproporcionada frente al peligro real que representa experimentar dolor.
  • Duración de seis meses o más de forma continua.
  • Las alteraciones no pueden ser explicadas por la presencia de otro trastorno mental ni debido a la ingesta de algún medicamento o sustancia.

Causas de la algofobia

¿Por qué tenemos miedo al dolor? Conocer el origen de esta patología brinda la posibilidad de elaborar estrategias para tratarla de la mejor manera posible. A continuación, hablaremos acerca de las principales causas de la algofobia:

Factores ambientales

El entorno en el cual vive una persona incide en la formación de su personalidad. Por ello, las experiencias vividas influyen directamente en las afecciones que se manifiestan en el presente. En este sentido, el origen del miedo al dolor puede ser una vivencia desagradable en la que se haya sentido un dolor muy intenso, ya sea propio o de alguien cercano.

Más aún, la observación de patrones de conducta de personas significativas del entorno también produce la imitación de comportamientos. En otras palabras, es posible que se padezca de algofobia si un miembro del entorno familiar posee dicho diagnóstico.

Factores genéticos

La herencia genética juega un rol fundamental en el diagnóstico de determinadas afecciones. De hecho, cabe destacar que algunos sectores de la corteza cerebral están vinculados al procesamiento emocional de los estímulos exteriores. Así pues, es posible que las personas que tienen miedo al dolor tengan una sensibilidad neuronal mayor que incida en las respuestas de miedo o ansiedad frente a determinadas situaciones dolorosas.

Síntomas de la algofobia

La algofobia presenta una serie de manifestaciones tanto físicas como psicológicas. Conocer cuáles son permite identificar esta patología y actuar a tiempo. En los siguientes ítems, te mostraremos los principales síntomas de la algofobia:

  • Temor a cualquier situación que implique sentir dolor físico o emocional.
  • Pensamientos vinculados a la muerte en relación al dolor.
  • Mareos.
  • Náuseas.
  • Palpitaciones.
  • Aumento de la presión sanguínea.
  • Sudoración excesiva.
  • Estado de ánimo variable.
  • Tristeza.
  • Irritación.
  • Angustia.
  • Sensación de soledad.

La presencia de alguno de estos síntomas no implica que estemos frente a un cuadro de algofobia. El diagnóstico debe ser realizado por un profesional de la salud mental que tenga en cuenta las particularidades de cada persona a la hora de determinar el mejor tratamiento.

Tratamiento de la algofobia

Más allá de las complejidades que implica la algofobia, lo cierto es que existen abordajes que permiten mejorar la calidad de vida de la persona que la padece. A continuación, te mostramos los tratamientos principales indicados para la algofobia.

Terapia psicológica

La ayuda de un profesional de la salud mental permite resolver conflictos que afectan a la vida cotidiana. Veamos cuáles son la más eficaces en estos casos:

  • Terapias de duración breve: se enfocan en los pensamientos, emociones y conductas que generan los síntomas de la algofobia. De esta manera, se establecen objetivos y herramientas para afrontar las situaciones que provocan el miedo o ansiedad. La terapia breve más efectiva es la terapia cognitivo conductual.
  • Terapias de larga duración: buscan el origen de los conflictos indagando en las experiencias traumáticas que desencadenan los síntomas de algofobia. Esto permite localizar nuevos métodos para afrontar el miedo al dolor.

Medicación psiquiátrica

Cuando la intervención con la terapia psicológica no es suficiente para conseguir mejorías, puede indicarse el suministro de medicamentos psiquiátricos para disminuir la intensidad de los síntomas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la ingesta de los mismos solo debe realizarse bajo la supervisión de un profesional de la salud mental.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Referencias
  1. Asociación Estadounidense de Psiquiatría. (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (5ta ed.). Arlington: Editorial Médica Panamericana.
Bibliografía
  • Astudillo, W., Casado Da Rocha, A., Mendinueta, C. (2005). Alivio de las situaciones difíciles y del sufrimiento en la terminalidad. San Sebastián: Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos.
  • López-Pérez-Díaz, A. G., Calero-García, M.D. (2008). Sensibilidad al dolor, autorregulación, afrontamiento y personalidad en mujeres adultas sanas. Revista Psicothema, 20 (3), 420-426.