Aportación del modelo integrador al estudio de la personalidad

Aportación del modelo integrador al estudio de la personalidad

Existen diversos trabajos que aportan evidencias de la reacción en dos fases sugeridas por Wortman y Brehm primero reactancia y después indefensión. Mikulincer comprueba que con un entrenamiento bajo (un fracaso), los sujetos mostraban reactancia (un mejor rendimiento); mientras que con alto entrenamiento (4 fracasos), los sujetos mostraban síntomas de indefensión (deterioro de la ejecución posterior). Cantidades menores de fracaso se han asociado, además de con reactancia directa (o incremento del rendimiento), con intentos de restauración subjetivos, como la manifestación de frustración y hostilidad; y elevadas experiencias de fracaso, con estado de ánimo depresivo.

Modelo integrador al estudio de la personalidad

Mikulincer manipula dos de los parámetros mencionados en el modelo bifásico, la cantidad de entrenamiento y las expectativas de control, con el fin de poner a prueba la hipótesis de que entre los sujetos expuestos a cantidades pequeñas de fracaso, una atribución interna debería llevar a mayor frustración y mejor ejecución posterior, que una atribución externa; mientras en los sujetos expuestos a grandes cantidades de fracaso, una atribución interna llevaría a más depresión y peor rendimiento que una atribución externa. Utiliza un diseño de 2 factores: estilo de atribución ante el fracaso (Interno, Externo, No definido), medido con el cuestionario de estilo atributivo, y cantidad de fracaso (Ninguno, Uno, Cuatro). Se manipulaban 4 dimensiones (tipo de letra, tamaño, la figura que la rodeaba y el tipo de borde). En la fase de prueba debían resolver 10 problemas del Test de Matrices Progresivas de Raven.

Los resultados mostraron que los sujetos internos expuestos a un fracaso (problema irresoluble), mostraban mayor frustración y hostilidad y mejor ejecución en la tarea de prueba, que los sujetos externos. Los internos expuestos a alta indefensión (4 fracasos), manifestaban más sentimientos de incompetencia y menor rendimiento que los externos. Los internos mostrarían tanto mayor reactancia como mayor indefensión, dependiendo de la cantidad de fracaso o del entrenamiento previo en indefensión. La dimensión internalidad-externalidad parece regular la intensidad de las reacciones afectivas ante el fracaso: mayores sentimientos de incompetencia (ante alta indefensión) o de frustación y hostilidad (ante baja indefención).

Estudios sobre la conducta de los tipo-A ante situaciones de incontrolabilidad: en los tipo-A se une su deseo de control con su creencia en que realmente pueden ejercerlo. Percibirán mayor amenaza a su libertad conductual ante intentos moderados de coerción, experimentando reactancia. La reacción inicial de los Tipo-A ante un estresor incontrolable puede ser llamada "hiperresponsividad" (esfuerzo dirigido a lograr control sobre su entorno). Los tipo-A llegan a aprender, de la experiencia continuada con el estresor, que no pueden escapar y/o evitar esa situación desagradable, convenciéndose de su falta de control, mostrando una "hiporresponsividad" comparable a la manifestada por los tipo-B. En situaciones de alto estrés se da una mayor indefensión en los tipo-A (resultado de su mayor reactancia) aunque en situaciones de estrés moderado, no aparece indefensión, pero tampoco reactancia inicial, al no percibir amenaza previa, es decir, rinde ante la situación de incontrolabilidad pero no de forma diferencial a su grupo de contraste. Krantz, Glass y Snyder, utilizando el paradigma clásico de indefensiónnn aprendida manipularon durante la fase de pretratamiento, 2 intensidades de ruido (moderado y desagradable) para introducir 2 niveles de estrés. Se utilizó un diseño 2 (tipo-A/tipo-B) x 2 (estrés moderado/intenso) x 2 (escapable/inescapable), tomando como tarea de prueba la misma intensidad del ruido de la primera fase pero contingente su desaparicoón con una caja de salto. La VD fue el nº de ensayos que necesitaba para dar 3 respuestas consecutivas de escape y/o evitación. Los resultados mostraronn que en la condición de alto estrés, los tipo-A necesitaban más ensayos para alcanzar el criterio cuando habían estado sometidos a la situación previa no escapable que a la escapable. En los tipo-B no había diferencias entre ambas situaciones. En la condición de estrés moderado aparecía el patrón contrario.

Gran parte de los estudios de indefensión se han hecho utilizando situaciones de fracaso en la fase de pretratamiento, con la idea de que la percepción de falta de contingencia entre la conducta y las consecuencias generaría la expectativa de falta de control. Sin embargo se han encontrado efectos de facilitación posterior, que han llevado algunos a sugerir que la expectativa de no contingencia generaría, primariamente, cambios motivacionales. Brehmenergización o activación motivacional, que explicaría la facilitación y la inhibición. La energía activada estará en función de varios determinantes: sugiere una explicación alternativa de los efectos del fracaso en el rendimiento posterior en términos de

  1. La percepción de dificultad de la tarea y el potencial de motivación. Una persona movilizará energía sólo si la meta a conseguir es posible y vale la pena invertir esfuerzo en intentarlo. El potencial de motivación (cantidad máxima de energía que un individuo está dispuesto a movilizar para conseguir una meta), estará en función de su necesidad y su valor. A medida que se incremente la dificultad de la tarea aumentará la energización, hasta que la tarea se perciba como imposible o que requiere gastar más energía de lo que vale la meta. Se esperaría una baja energización cuando los requerimientos de la tarea son percibidos como imposibles o que exceden el potencial de motivación.
  2. La capacidad percibida. Sería esperable una disminución mayor en la motivación tras el fracaso en las personas con una percepción menor de su habilidad (esperarían tener que invertir mayor esfuerzo) frente a las personas con una percepción superior de su habilidad. Las predicciones que desde esta teoría se hacen del impacto de fracaso serían: 1) que los efectos motivacionales son mediados por cambios en la dificultad anticipada 2) que hay una relación directa entre la intensidad del rendimiento o esfuerzo invertido, y la activación motivacional y 3) que hay otras variables que pueden dar cuenta del nivel de rendimiento que una persona consigue (atención, estrategias, etc.), de forma que no siempre un alto esfuerzo conduce a un mejor rendimiento. El rendimiento se convertiría en un posible índice de la activación motivacional.

En la formulación de la indefensión, las atribuciones determinaban la "generalización" de una expectativa de no contingencia, mientras que en esta formulación, determinan la dificultad anticipada de la siguiente tarea, cuando hay una incongruencia entre los resultados obtenidos y los esperados.

Se espera que disminuya la motivación cuando la dificultad de la tarea resulta mayor de lo que se esperaba, superando el potencial de motivación. Se espera un incremento en la motivación si la tarea aumenta en dificultad pero no por encima del potencial de motivación. El trabajo de Pittman apoya la interpretación de energización.

El fracaso en dos problemas producía déficit en el rendimiento de sujetos con locus de control externo, mientras que incrementaba el rendimiento de sujetos internos. El fracaso en 6 problemas llevaba a una pobre ejecución en ambos grupos.

Integración de las consecuencias ante la pérdida de control

El paradigma utilizado en la investigación sobre reactancia es muy diferente del utilizado en la investigación sobre indefensión. En el primer caso el sujeto espera tener la posibilidad de elegir entre varias opciones y se encuentra que su libertad se ve amenazada o incluso eliminada. El sujeto mostrará intentos renovados por restaurar su libertad. En el caso de la indefensión se expone al sujeto a una situación incontrolable, analizándose su conducta en una posterior situación donde se restablece la capacidad de control. El sujeto se comportará de forma pasiva.

En ambas teorías pueden entreverse elementos comunes: expectativa de control, cantidad de entrenamiento en indefensión y la importancia de los resultados. Wortman y Brehm proponen una integración de la reactancia y la indefensión en términos de un proceso bifásico, en cuya primera fase el sujeto experimentaría reactancia para pasar, en una fase posterior, a experimentar indefensión.

La expectativa de control sugiere que se activará reactancia o indefensión cuando la persona espera controlar la situación y encuentra que no puede. Si el nº de ensayos de indefensión es pequeño, se activará reactancia, desde el momento en que puede percibir la falta de control como una amenaza a su libertad. Si el nº de ensayos es prolongado, empezará a manifestar síntomas de indefensión cuando aprende que no puede controlar el resultado, disminuyendo su actividad. Cuanto mayor sea la importancia del resultado más reactancia experimentará el sujeto ante la incapacidad de ejercer control.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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