Bettelheim y la industria del autismo

Bettelheim y la industria del autismo

El odio patológico que el famoso "psicoanalista" Bruno Bettelheim demuestra tener hacia la generalidad de progenitores desde sus primeras publicaciones en 1943 hasta su suicidio en 1990, sin duda, determinó que durante casi tres décadas, miles de madres de niños con autismo fueran culpabilizadas de aquello que les ocurría a sus hijos primero y separadas de estos después. Lo cierto es, que ya que contamos con pocos datos acerca de su biografía, desconocemos con exactitud la fecha, el origen y los motivos por los que Bettelheim desarrolló ese odio enfermizo que manifiesta abiertamente en todas y cada una de sus obras y que a su vez, le sirvió como base para erigirse en autoridad y dirigir sin ningún cuestionamiento y ninguna oposición lo que luego vendría a ser un enorme negocio. De hecho, después de su llegada a los Estados Unidos en 1939, él mismo se encargó de reinventarla con un gran número de datos falsos que serían descubiertos casi cuarenta años después gracias a la investigación llevada a cabo por el periodista Richard Pollack . Pero esta no es una biografía, sino más bien, un cuestionamiento de aquellos datos que ya reinventados, reconstruidos, serían útiles a Bettelheim para llevar a cabo sus sueños de gloria.

Biografía de Bettelheim

Hasta la publicación de "The Creation of Dr B", pocos autores nos han dado- como Pollack- una ligera idea de los eventos que sucedieron en la vida de Bettelheim antes de que emigrara y que pudieron ser el desencadenante de lo que hasta ahora sigue siendo una incógnita. Sin embargo, sabemos que tanto su "fealdad" como la sífilis que padecía su padre y que Bruno no descubrió hasta la adolescencia, dos cuestiones importantes que no impidieron que a lo largo de los años fuera proyectando interiormente sus prometedores sueños de dedicarse al estudio de la filosofía, la psicología y el arte, y no fue hasta la muerte de su padre cuando tuvo que abandonarlos definitiva y forzosamente para dedicarse en exclusiva al negocio familiar.

Bettelheim tenía muy claro que todo aquello que planeó hubiera podido llevarse a cabo sin ningún problema de no ser ¿tal vez?.. Por la frialdad e indiferencia de su madre que de alguna manera condujeron a su padre a mantener relaciones con otras mujeres fuera del matrimonio y a contraer la sífilis desbaratando de esta manera sus proyectos de futuro. Lo que sí es evidente es que Bettelheim canalizó hacia la figura de su madre sus sueños rotos, sus frustraciones e insatisfacciones. La posibilidad de verse a sí mismo con la imagen mental que había venido proyectando desde su niñez y adolescencia como el gran filósofo o psicólogo que sería valorado por su intelecto, por la capacidad intelectual que acabaría venciendo sus complejos y el rechazo del que siempre se creyó objeto y que sin duda alguna atribuía a su fealdad, de pronto se hizo pedazos para asumir- aún en contra de sus deseos- ser un simple "comerciante " en una Viena anexionada y en la que se sentía despreciado no solo por ser judío, sino también por no pertenecer a la élite intelectual judía.

Sin duda, es probable que Bettelheim encontrara en su madre la culpable perfecta de todos sus males, la responsable silenciosa descubierta en sus propias sesiones de psicoanálisis con el prestigioso Richard Sterba, la bruja malvada de los cuentos de hadas, la guardia de las SS de los campos de concentración de Buchenwald y Dachau en los que estuvo interno once meses, pero ese único odio no era suficiente y en lo sucesivo, Bettelheim lo aprovecharía en su propio beneficio.

Admirador ferviente de Freud, y al igual que este, atribuía un origen psicológico a los trastornos neurológicos, el psicoanálisis Freudiano fue su salvación, después de todo, a este le debió haber encontrado las "causas", "razones" , y "respuestas" con las que montar su propia industria del autismo y a partir de ahí y de la tremenda red de mentiras que tejió a su llegada a Norteamérica, incrementó su autoridad en el tema y prestigio, pero también su economía.

En menos de cinco años, el pobre refugiado Vienés que a duras penas llegaba a fin de mes como profesor se convirtió en el rico y prestigioso Dr Bettelheim, tres años más tarde era nombrado director de la escuela Ortogénica de Sonia Shankman, escribía ensayos, recibía premios, y daba conferencias.

Fue ya ejerciendo como psicólogo infantil de la escuela Ortogénica de Chicago, cuando Bettelheim materializó ese odio en su teoría de las "madres nevera"; asumiendo, decidiendo y publicitando que los comportamientos autísticos estaban provocados por la frialdad emocional de las madres de niños afectados y lo más deleznable de todo, manifestando su creencia de que el factor precipitante del autismo infantil era el deseo de los padres de que el niño no existiera, pero eso no fue todo, en su escuela, Bettelheim "prescribía, la perectomía, la remoción de los padres de la vida del niño, como una solución a las criaturas severamente dañadas"(Maldonado).

Bettelheim hizo funcionar la escuela Ortogénica a modo de empresa, una vez nombrado director, solicita un subsidio para financiar un proyecto sobre el autismo infantil, a partir de entonces, la escuela no solo es financiada por la Universidad de Chicago sino que además, pasa a ser patrocinada por la fundación Ford, organización creada en 1936 por Edsel Ford para financiar programas que promuevan la ciencia, la educación y el desarrollo humano y que le concede la cantidad de un millón trescientos mil dólares después de que su comisión asesora sobre salud mental informara su confianza absoluta acerca de que sin la intervención de Bettelheim, los niños autistas morirían de hambre o terminarían recluidos en instituciones mentales. El número de niños ingresados en la escuela nunca superó los cincuenta y según la versión de Bettelheim provenían de familias acaudaladas que podían pagar la totalidad o parte de los tratamientos y los demás quedaban a cargo de los poderes públicos.

Investigaciones

Citando a Goldberg en su revisión Blaming the Victim (culpando a las víctimas), "Bettelheim siempre necesitó alguien a quien culpar, las víctimas más vulnerables que en aquel entonces tenía a mano eran las acongojadas madres que le pedían ayuda y a las que señalaba como la causa del autismo de sus hijos. Bettelheim afirmó falsamente haber descubierto en las madres nevera la etiología del autismo y en el psicoanálisis la cura y mintió a la fundación Ford, patrocinadora de la escuela que él mismo dirigía asegurando haber curado a un 85% de niños con autismo".

Me sorprende y preocupa que aún hoy en día, distintos artículos de investigación sobre la vida y obra de Bruno Bettelheim sigan siendo publicados en prestigiosas revistas de neuropsiquiatría atribuyéndole una labor pionera en el tratamiento del autismo, tal es el caso de Catherine Dreyfuss, quien asegura que "Hasta ser conocidas las investigaciones de Bettelheim se les consideraba incurables, pero él logró devolver a muchos de ellos a la vida ordinaria poniendo en marcha un pensamiento optimista, atento a lo particular, paciente y respetuoso.". Supongo que por una parte y a pesar de que los estudios más recientes lo demuestran, Dreyfuss sigue ignorando que el autismo es un trastorno crónico que se prolonga a lo largo de toda la vida de la persona afectada, es decir, que no tiene cura, y por otra, que la investigación efectuada por Pollack revela no solo que mientras vivió en Viena Bettelheim, no tuvo ninguna experiencia en el tratamiento de niños con autismo, sino también que muchos de los niños internos en la escuela Ortogénica de Chicago tenían severos disturbios emocionales y muchos otros no, es decir, que un buen número de los niños a los que Bettelheim aseguraba haber curado no eran precisamente autistas aunque él dijera lo contario con el único objeto de asegurarse definitivamente el éxito.

Este es el caso de "Patsy", hija de una acaudalada norteamericana a la que Bettelheim y su esposa Gina acogen en su domicilio de Viena a lo largo de siete años. En la actualidad, nadie desconoce que fue Gina y no Bruno quien se encargó exclusivamente del cuidado de la niña mientras su madre viajaba por la vieja Europa, no obstante, es Bettelheim quien se atribuye el mérito de "haber conseguido progresos que superaron todo lo previsto gracias a la eficacia de procurarle a la niña un ambiente totalmente terapéutico", en otras palabras, Bettelheim se adjudicó el milagro y gracias a su terapia y a la aplicación del psicoanálisis, "Patsy" se curó, hecho que contradice la investigación de Pollack, que con el objeto de llevarla a cabo, entrevistó a Patsy, la misma que corroboró que no era autista y que nunca lo había sido, esto es, que Bettelheim no pudo "curar" su autismo puesto que este nunca existió.

No obstante, de su existencia dependía que Bettelheim se asegurase una experiencia inexistente en el tratamiento del autismo. Precisamente es a la madre de Patsy y no a Eleanor Roosevelt a la que Bettelheim debe su liberación de los campos de concentración de Dachau y Buchenwald así como su posterior viaje a los Estados Unidos. Me pregunto ahora, ¿Qué pensaría la madre de Patsy cuando después de haberle salvado la vida tuvo conocimiento de sus crueles teorías que en definitiva, también la señalaban a ella con el dedo acusador como un SS o una bruja malvada o simplemente como una madre emocionalmente desafectiva cuyo fracaso convirtió a su hija en autista?

De cualquier modo, Bettelheim tenía la batalla ganada y a este respecto él hubiera dicho; ¿Qué clase de madre deja a su hija siete años seguidos en manos de otros? Solo una madre desafectiva, solo una madre que no tiene ningún sentimiento hacia su hija.

Origen de la

La misma investigación de Pollack menciona a una antigua profesora de esta escuela que recuerda a Bettelheim decirle:"Necesitamos desarrollar alguna credibilidad en la comunidad, y la manera de hacerlo es mostrar algo de éxito", lo cierto es que de una u otra manera y valiéndose de falsedades, lo consiguió.

Pero volviendo a la tristemente célebre teoría de la "madre nevera" , nadie que conozca medianamente bien el tema del autismo ignora que esta había sido postulada por el psiquiatra Austríaco y residente en Norteamérica, Leo Kanner en 1943, cuando publicó su estudio "Trastornos autistas del contacto afectivo" y afirmó que el autismo se trataba de un trastorno de origen emocional que aparecía como consecuencia del rechazo o frialdad afectiva de las madres de niños afectados: "Otro hecho sobresale de manera destacada. En todo el grupo , hay muy pocos padres y madres realmente cálidos, incluso algunos de los matrimonios más felices son a menudo fríos y formalistas en sus relaciones..surge la pregunta de si este hecho ha contribuido a la condición de los niños y niñas, o en qué medida lo han hecho." pese a su afirmación, Kanner sugiere tímidamente que: "La soledad de los niños desde el nacimiento hace difícil atribuir el cuadro general exclusivamente al tipo de relaciones parentales tempranas con nuestros pacientes" esto es, que el autismo podía tener un origen biológico expresado conductualmente por una severa dificultad para establecer vínculos afectivos con otras personas y que por sí sola, la frialdad afectiva de la madre era insuficiente para su aparición, de cualquier modo, estoy convencida de que las conclusiones de la investigación efectuada por Kanner fueron del todo precipitadas ya que comprendía únicamente el estudio de la conducta de once niño de distintas edades con comportamientos peculiares.

No obstante, en 1949, Kanner publica en el American journal of ortopsychiatry, su artículo "Problems of nosology and psychodynamics of early infantile autism" en el cual una vez más vincula la falta de calor maternal con el autismo y compara a las madres de niños afectados con una "nevera". De nada servirá que casi treinta años después publicara su libro "En defensa de las madres", en el cual se desdice de su propia teoría después de constatar que los hermanos de niños con autismo criados por los mismos padres no presentaban síntomas similares.

No me cabe duda de que apropiarse de la teoría en un principio propugnada por Kanner para popularizarla benefició a Bettelheim tanto a nivel profesional como económico, pues desde entonces sería considerado toda una autoridad en el campo del autismo y cientos de padres angustiados, desesperados, pero sobre todo, con la suficiente capacidad económica para poder solventar los cuantiosos precios que cobraba la escuela Ortogénica, recurrían a él buscando ayuda tanto para ellos como para sus hijos.

Lo cierto es que el famoso "psicoanalista" nunca fue muy original que digamos, de hecho, no solo tomó prestada la idea de Kanner, años después también tomaría "prestados" los postulados que Anna Freud sostuvo sobre "la identificación con el agresor como un mecanismo de defensa frente a este" , para utilizarla en el ensayo que escribiría y en el que postularía que tanto los presos internos en los campos de concentración como los niños con autismo se identifican con sus enemigos o agresores como un mecanismo de defensa frente a estos, también este "préstamo" le supuso cuantiosos beneficios de cara a su prestigio y autoridad tanto en el tema del autismo como en la veracidad que se le concedió "superviviente del holocausto Judío".

Estudios e influencias de Bettelheim

Demasiados años después de que Kanner se retractara descartando la teoría de la frialdad afectiva como causa del autismo y de que Bernard Rimland lo planteara como un desorden genético, en una de sus últimas entrevistas concedida a la revista Americana de psiquiatría, Bettelheim afirmó;"Mis principales detractores son principalmente los padres de niños con autismo, incapaces de reconocer su propia responsabilidad, es mucho más fácil afirmar que es genético, que todo se trata de la fatalidad, por supuesto, estos niños son particularmente sensibles, reinterpretan como una amenaza cada gesto de sus padres, por lo que se sienten rechazados y optan por refugiarse en un aislamiento total. Un niño menos sensible en las mismas circunstancias quizás se habría convertido en neurótico, delincuente o rebelde. Lo importante es ayudar a los niños, los partidarios de la teoría genética son incapaces de hacerlo."

No hay ninguna prueba efectiva que certifique que Bruno Bettelheim estudió psicología, ni mucho menos - y a pesar de su muy conocida admiración por el padre del psicoanálisis- de haber sido discípulo de Freud durante el tiempo que vivió en Viena. Si consideramos que Sigmmund Freud vivió en Viena desde 1860 hasta 1938 en su domicilio de la Bergasse 19 en el centro de la ciudad y supuestamente perteneciendo al mismo gremio intelectual que Bettelheim, no debía parecernos extraño que en algún momento de sus respectivas carreras y pese a la diferencia de edad, hubieran tomado contacto, pero no fue así. Ninguno de los refugiados Vieneses que en aquellos tiempos y al igual que hiciera Bruno, emigraron a América, da testimonio o confirma "esa amistad", ni siquiera recuerdan haber leído alguno de "Sus libros" o de haberlo conocido cuando "supuestamente" y a lo largo de catorce años ejerció cátedra en la Universidad de Viena .

La investigación de Pollack también revela que Bettelheim reinventó su biografía en muchos otros aspectos. Pero, ¿Qué motivos tuvo Bettelheim para hacerlo? Estoy convencida de que por una parte muchos de esos motivos tuvieron que ver con reconstruir en la realidad de un nuevo país un autorretrato de sí mismo con el que había fantaseado a lo largo de los años y al que se creía con derecho a reivindicar, por otra, solo de ese autorretrato plagado de falsedades, corregido y exagerado hasta la obscenidad dependería la clave de su éxito y prestigio. Necesitaba reinventarse para ser alguien, para tener credibilidad, para acceder a los círculos intelectuales con los que tanto había soñado, fue entonces cuando borró por completo su pasado como un simple trabajador en el negocio familiar y solo rescató de este los episodios que luego le servirían para llevar a cabo sus objetivos, es decir, la existencia de Patsy, de la que ya hemos hablado y su paso por los campos de concentración de Buchenwald y D achau. América le brindó la mejor de las oportunidades; el patito feo por fin podría transformarse en cisne y eso era algo a lo que Bettelheim no estaba dispuesto a renunciar.

Compara a las madres de niños autistas con los guardias de la SS

En 1943 Bettelheim escribe "Comportamiento individual y en masa en situaciones extremas", ensayo que no cobraría fama hasta 1945 cuando el mundo tomó conciencia del destino que corrieron seis millones de judíos en los campos de exterminio de la Alemania Nazi y que posteriormente fue incluido por Bettelheim en su famosa obra "La fortaleza vacía", aunque con una variación, ya que el escrito en un principio le sirvió de base para el que luego escribiría afirmando sin contemplaciones que el comportamiento de los niños con autismo es bastante similar al que tenían los presos internos en campos de concentración ; "Para reconstruir o especular cómo los niños autistas experimentan el mundo, puedo afirmar que del mismo modo como los prisioneros de los campos de concentración percibían el mundo en el que vivían."

Sin embargo, Bettelheim no se da por satisfecho con ello y es entonces cuando recurre a una despreciable comparación; la de asegurar que la conducta de las madres de niños con autismo es igual al de los guardias de la SS.

El análisis que Bettelheim hace al respecto se inicia con la descripción de los llamados presos "moslems" a los que otros presos llamaban de esta manera, ya que se habían resignado a morir tal y como los SS deseaban, aceptando la muerte sin mostrar ninguna clase de oposición, sin luchar para sobrevivir e identificándose con su enemigo. Para Bettelheim , los "moslems" permitieron que los SS se apoderasen de ellos psicológica y emocionalmente, ya que interiorizaron sus deseos transformando su realidad interior en correspondencia con la exterior teniendo una visión de ellos mismos y del mundo similar al de los niños con autismo.

En conclusión, para Bettelheim, los "moslems" interiorizaron el deseo de los SS de que no deberían vivir del mismo modo que los niños autistas interiorizan el deseo de sus padres de que no existan.

Nadie cuestionó sus propuestas, de hecho, esas propuestas pronto y a medida que Bettelheim publicaba muchos otros ensayos, se convirtieron en hechos certeros magníficamente expuestos por un "discípulo" de Freud. Así fue como "Joey, el chico mecánico" captó la atención de toda la comunidad médica que apoyó sin más la teoría de la "madre nevera". Bettelheim expuso que a Joey le habían robado su humanidad y que se convirtió en una máquina debido al rechazo paterno combinado a veces con amor, describe a una madre enajenada que dejaba llorar a Joey durante horas cuando tenía hambre y cuya preocupación se centraba en ella misma, es decir, que Joey no le despertaba ningún sentimiento. Como consecuencia de ello, Joey creó máquinas imaginarias para que dirigieran su cuerpo y su mente ya que era demasiado doloroso ser humano.

La opinión de Bettelheim siempre se centra en los padres, es a ellos a los que analiza haciendo juicios subjetivos de los que no aporta ninguna otra prueba que no sea su propia opinión basada en una simple entrevista que es posible tergiversara a su antojo, es a ellos a quienes culpa de haber hecho una máquina de Joey, una máquina que no se desarrolló ni relacionó porque ellos no le aportaron ningún sentimiento. En su ensayo, no se aprecia la descripción detallada que describa la conducta autista, como balanceo de cuerpo, escaso contacto visual, rigidez mental, temor a ciertos sonidos, ecolalia, inversión de pronombres, etc. Después de leerlo con detenimiento, considero que el Dr Bettelheim no hubiera pasado de ser un don nadie de no haber contado con el apoyo que desafortunadamente obtuvo de la comunidad médica de aquel entonces, que le confirieron la categoría de gran autoridad en el tema del autismo durante más de treinta años, de hecho, no es hasta 1967 cuando Bettelheim publica "La fortaleza vacía", tratado con el que sigue aportando al mundo su inventada "experiencia" en el tratamiento de niños autistas que según sus propias palabras , "se han retraído del mundo por la ansiedad y el dolor que les causa los sentimientos negativos de sus madres, estas por su parte, ya sea por frustración o también por ansiedad responden no con amabilidad sino más bien con rabia o intencionada indiferencia, lo cual crea una nueva ansiedad en el niño añadido al sentimiento de que el mundo (representado por la madre) no solo causa angustia, sino también ira o indiferencia".

En este tratado Bettelheim describe el caso de varios niños, la primera de ellos es Laurie, autista no verbal, centrándose, como no podía ser de otra manera, en sus padres: describe a la madre como narcisista, al padre sin ningún interés por Laurie ya que está convencido de que está dañada irreversiblemente y concluye que el problema está en la madre o en ambos padres.

A continuación, cita el caso de Marcia, cuya madre tuvo una infancia difícil ya que tuvo que hacerse cargo de su familia y estaba resentida por ser mujer, se casa, pero no ama al padre. Ambos padres deseaban que Marcia no existiera, pero por distintas razones. El padre para obtener más de la madre, y la madre para verse libre de los dos. Como consecuencia de todos estos sentimientos negativos, Marcia percibe las señales de los deseos de sus dos progenitores; que ella no esté y decide vivir una vida de no existencia, es decir, que Marcia decide vivir para vengarse de sus padres.

Uno de los casos que más llamó mi atención fue el de Martha, como introducción a este, Bettelheim citan -anticipando a sus propias ideas- a Ekstein y Wallesten, que en una discusión sobre niños psicóticos recuerdan la historia de Hansel y Gretel que ilustran como "la antipática madre" se transforma en la mente de un niño ocasionando que este desarrolle una visión paranoide de la madre como una bruja devoradora. Al respecto, Bettelheim enfatiza que la figura destructiva de la madre o bruja devoradora es la creación de la imaginación del niño, pero a su vez esta misma imaginación deriva en realidad dados los destructivos intentos de la persona de la madre.

Ahora, debemos preguntarnos: ¿Cómo llegó Bettelheim a esa conclusión? Lo cierto es que no lo sabemos porque además de sus propias opiniones sus ensayos no aportan ninguna prueba objetiva que demuestre que la madre de Joey, de Laurie, de Marcia o de Martha fueran enajenadas, o estuvieran mentalmente perturbadas, tuvieran sentimientos negativos hacia sus hijos o desearan que estos no nacieran, tampoco aportó pruebas efectivas que pudieran demostrar que esas mismas madres tuvieran un diagnóstico psiquiátrico previo de todas y cada una de las patologías que él apreciaba en ellas y no las aportó sencillamente porque esos diagnósticos no existían. Bettelheim se limitó a interpretar a su manera, de la forma que quiso la "psiquis" de esos padres intentando buscar respuestas basadas únicamente en sus particulares "psicoanálisis", ¿pero de qué manera los psicoanalizó?, ¿con una o dos entrevistas después de las cuales los acusó de ser la causa del autismo de sus hijos y aconsejó el ingreso de estos en la escuela Ortogénica de Chicago en la que ya en los años sesenta se pagaban ocho mil dólares por niño?

En su magnífica investigación "The Creation of Dr B", Richard Pollack refiere que siempre había pensado que su madre exageraba al decir que el Dr Bettelheim odiaba a todos los padres, sin embargo, su opinión cambió después de su primer encuentro con Bettelheim ( Pollack había concertado esta entrevista para tener un conocimiento más amplio de su hermano autista Stephen - interno en la escuela Ortogénica de Chicago a lo largo de cinco años) quedó absolutamente atónito por la crueldad y desdén con el que este se refirió a su madre asegurando "Que la causa de los problemas fue que esta se comportaba como una madre judía".

Pero volviendo al caso de Martha, lo que Bettelheim si nos describe son los antecedentes de sus progenitores, como por ejemplo, la circunstancia de que antes de que Martha naciera su madre estuvo deprimida, luego tuvo una hija que nació y se desarrolló de forma normal, posteriormente tuvo un aborto, debió de ser operada y su vida se complicó, le aconsejaron no tener más hijos, pero haciendo caso omiso se quedó embarazada de Martha. La relación madre-hija se tornó más difícil que al principio y el padre decidió escoger entre su esposa y su segunda hija ya que estaba totalmente convencido que de seguir viviendo juntas una de las dos terminaría en un psiquiátrico. Por fin, el padre decidió a favor de su esposa; Martha no debía vivir, el padre pensaba que Martha destruía a su madre y Martha, que percibía la actitud de su padre decidió vivir como una autista no verbal. A continuación Bettelheim manifiesta que después de varios años de devotos cuidados, Martha reveló a su consejero la creencia de que su madre la quería meter en un horno para luego comérsela. La comparó con "Gretel" y concluyó que el terror, la ansiedad y el autismo de Martha fueron una creación propia, esto es, el terror era la forma como Martha visualizaba y se explicaba a sí misma los sentimientos que su madre tenía hacia ella y el autismo era una respuesta espontánea que surgió como defensa. He aquí el buen uso que el Dr Bettelheim vuelve a dar a un "préstamo" de ideas ajenas, en este caso , es el postulado de Anna Freud acerca de la "identificación de la víctima con el agresor como mecanismo de autodefensa" el que pone en la palestra mediante "La fortaleza vacía y el nacimiento del yo".

Las mentiras de Bettelheim, los datos puntuales de la biografía que él mismo reinventó, su megalomanía, su admiración ferviente por Freud y el psicoanálisis, su vulgar falta de originalidad, su necesidad vital de dejar de ser un patito feo para transformarse en un hermoso cisne, incluso, el odio que a lo largo de toda su vida pudo sentir por sus progenitores me traerían sin cuidado de no ser porque todos estos factores se conjugaron fatalmente con la connivencia de aquellos que le apoyaron, de aquellos que le aclamaron, de aquellos que buscaban una respuesta fácil que estuviera a mano y que de alguna manera Bettelheim les proporcionó dando como resultado unas únicas culpables; las madres. Ni siquiera la sensata llegada de Rimland al panorama del autismo pudo detenerles, la maquinaria estaba en marcha y pasarían cuarenta años hasta que alguien dijera: "No son madres nevera, no son las brujas malvadas de los cuentos de hadas que tanta fama y prestigio dieron a un fraude como Bettelheim, no son guardias de la Gestapo que disfrutaron humillando y torturando a miles de hombres, mujeres y niños por la única circunstancia de ser judíos, no son emocionalmente desafectivas ni sus gestos inducen a sus hijos autistas a retrotraerse dentro de una fortaleza vacía como única alternativa a una vida ausente de afecto, no son culpables de las frustraciones e insatisfacciones de un ser despreciable que aprovechó su propia crueldad para montar la industria del autismo.

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Bibliografía
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  • Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Bruno Bettelheim, editorial Crítica.
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