Clorpromazina: qué es, para qué sirve, dosis y efectos secundarios

Cuando nos referimos a la clorpromazina, estamos haciendo referencia a una medicación psiquiátrica que se encuentra dentro del grupo de los medicamentos denominados neurolépticos. En otras palabras, esto significa que la clorpromazina es una medicación antipsicótica típica que posee varias utilidades según el cuadro clínico para el que se utilice.

Si bien la clorpromazina tiene la característica de ser un medicamento antipsicótico, esto no significa que sólo sea eficaz frente a problemáticas vinculadas con cuadros psicóticos. De esta manera, a continuación, te mostraremos para qué sirve la clorpromazina, distinguiendo los diferentes usos de este medicamento:

• Cuadros de esquizofrenia: la Clorpromazina lleva a cabo una serie de modificaciones en el funcionamiento neuronal que repercute de modo positivo en la disminución de alucinaciones y delirios, entre otros.
• Trastornos bipolares: esta patología se destaca por el hecho de que la persona presenta cambios repentinos en su estado de ánimo, hecho que repercute en la calidad de sus relaciones sociales. El uso de esta medicación permite que las personas que padecen este trastorno regulen sus emociones. En este artículo encontrarás más información sobre los tipos de trastorno bipolar y sus síntomas.
• Conductas agresivas en niños: la manifestación de la ira en personas con dificultades en el control de impulsos puede ser controlada mediante el suministro de este medicamento psiquiátrico, dado que presenta un componente de sedación.
• Náuseas y vómitos severos: la Clorpromazina también resulta un medicamento efectivo contra las náuseas y vómitos en algunas personas.
• Tétanos: es una infección que puede resultar grave a causa los dolores agudos que presenta a nivel muscular. La clorpromazina puede aliviarlos gracias a su efecto tranquilizador y sedante.

A pesar de los puntos recién mencionados, cabe destacar que el suministro de este medicamento debe ser realizado por un profesional de la salud, ya que será el encargado de evaluar las condiciones clínicas del paciente teniendo en cuenta sus particularidades.

Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta reside en la dosis que debe emplearse, ya que varía según el grupo etario en cuestión. A continuación, situaremos la dosis de clorpromazina recomendada para cada población en particular:

• Niños de 6 meses a 5 años de edad: la dosis sugerida oscila entre 0,55 miligramos por kilo de peso cada seis u ocho horas hasta los 40 miligramos por día.
• Niños de 5 a 12 años de edad: la dosis máxima recomendada es de 75 miligramos por día.
• Niños y/o adolescentes con peso superior a 45,5 kilos: la dosis máxima de Clorpromazina recomendada es de un gramo por día, el cual puede ser distribuido en tomas de 3 a 12 horas según cada persona.
• Náuseas y vómitos asociados a quimioterapia: se sugiere la ingesta de 0,5 miligramos cada seis horas con posibilidades de incrementar a 50 miligramos como máximo.
• Síndrome de vómitos clínicos: la ingesta sugerida es de 0,5 o 1 gramo cada seis horas, con una dosis máxima de 50 miligramos cada día.
• Delirios: en estos casos, la dosis oscila entre los 2,5 a los 6 miligramos cada 4 o 6 horas. La dosis máxima estipulada es de 50 miligramos en niños menores de 5 años de edad y de 200 miligramos al día para mayores de 5 años.

Aquí debe tenerse en cuenta que el modo de administración de la clorpromazina puede ser a través de comprimidos orales o mediante inyecciones intravenosas. Esto puede variar según cada paciente y el tipo de tratamiento sugerido en cada caso.

Si te preguntas qué efectos produce la clorpromazina, debes saber que, aunque presenta efectos beneficiosos para el abordaje de diversas problemáticas, lo cierto es que también acarrea efectos secundarios que pueden afectar a quienes consumen este psicofármaco.

En los siguientes ítems, hablaremos acerca de los principales efectos secundarios de la clorpromazina:

• Mareos.
• Aumento del apetito.
• Aumento de peso.
• Nerviosismo.
• Sequedad bucal.
• Congestión nasal.
• Dilatación ó contracción de las pupilas.
• Falta de coordinación motora.
• Dificultades para conciliar el sueño.
• Falta de períodos menstruales.
• Secreción de leche materna.
• Falta de capacidad sexual.
• Dificultades para orinar.
• Pérdida de equilibrio.
• Fiebre.
• Sudoración.
• Coloración amarilla de la piel.
• Dolor de garganta.
• Escalofríos.
• Latidos irregulares del corazón.
• Rigidez muscular.
• Convulsiones.
• Sarpullido.
• Urticaria.
• Sangrado.
• Moretones.
• Hinchazón corporal.
• Dificultades respiratorias.

Ante la presencia de alguna de estas manifestaciones, es importante acudir a un centro de salud para ser evaluado por un especialista.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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