¿Cómo ha impactado la Covid-19 en la salud mental de las personas?

La pandemia ha repercutido a todos niveles. Las principales consecuencias son:

• Problemas de salud.
• Colapso de los sistemas sanitarios.
• Cuarentena, obligatoriedad de permanecer en el domicilio, con excepciones justificadas.
• Distanciamiento social, obligatoriedad de mantener distancia física y limitación de las actividades sociales.
• Aislamiento, prohibición del contacto social.
• Desestabilización de la economía.
• Cambios laborales, desde sobrecarga de trabajo hasta desempleo.
• Transmisión de excesiva información, en ocasiones, incorrecta.
• Cierre de las escuelas.

Las consecuencias derivadas a la Covid-19 han arrojado a la población a un escenario tan diferente e incierto que sobrepasa su capacidad de manejo. Es normal que la salud mental se vea afectada de las siguientes maneras:

• Aumento de la prevalencia de los trastornos mentales.
• Aumento de la gravedad de los trastornos mentales ya presentados. Por ejemplo, aumento de los niveles de ansiedad, de los síntomas de estrés postraumático e incremento de los delirios y alucinaciones.
• Ansiedad, preocupación y miedo por el estado de salud de uno/mismo y de sus seres queridos.
• Pánico a la muerte.
• Duelos complicados debido a fallecimientos inesperados.
• Ansiedad, preocupación y miedo por las pérdidas económicas.
• Estrés e incertidumbre, por vivir una situación constantemente incierta.
• Frustración y rabia ante conductas consideradas irresponsables por parte de otras personas.
• Sentimientos de soledad por el distanciamiento social.
• Aumento del consumo de sustancias, especialmente, el alcohol.
• Malestar psicológico: desesperanza, enfado, irritabilidad, confusión, pena, agotamiento, desbordamiento, aburrimiento, hipervigilancia, cansancio...
• Alteraciones en el sueño.
• Alteraciones en el apetito.
• Intranquilidad emocional.
• Aumento del riesgo de suicidio, ya que los pensamientos y conductas suicidas están asociados a la desesperanza y la soledad.
• Culpabilidad, en caso de ser agente de contagio.

El impacto psicológico negativo de la Covid-19 es mayor en la población más vulnerable, tanto por condiciones biológicas como sociales. Las consecuencias también dependen de los recursos mentales, sociales y físicos que se poseen para afrontar la crisis, como, por ejemplo, las personas sin hogar, sin recursos tecnológicos, personas sin redes sociales de apoyo, en situación de precariedad...

Para hacer frente a esta pandemia mundial, las asociaciones e instituciones de salud mental han propuesto algunas pautas.

Lo más efectivo es solicitar la ayuda de profesionales. Los y las profesionales de salud deben estar formados/as, actualizados/as y preparados/as.

No hay excusa para no acudir a un profesional, incluso con las restricciones en movilidad.

En la actualidad, son muchas las personas que han decidido contratar un seguro médico privado como es el caso del seguro médico Aegon, en gran parte porque ofrecen ventajas como la telemedicina, servicio de atención médica 24 horas 365 días al año, atención por WhatsApp o acceso a un cuadro médico amplio entre los que se incluye especialistas de la salud mental.

Otras recomendaciones son:

• Entender que el estrés y la ansiedad son reacciones normales ante situaciones como amenazantes.
• Aprender a regular las emociones a través de la identificación, escucha, aceptación y desapego de las emociones.
• Consultar solo fuentes de información confiables y oficiales y nunca compartir información sin verificar.
• No dramatizar ni tampoco negar la situación.
• Realizar ejercicio físico de forma regular, ya que ayuda a la liberación de endorfinas, la relajación y el estado de ánimo positivo.
• Mantener la rutina, establecer unos horarios y hábitos diarios.
• Tomar el aire y el sol, aunque sea cerca de una ventana, ya que la exposición solar regula la producción de melatonina que interviene en los ciclos de sueño.
• Crear y fomentar las redes de apoyo.
• Participar en las actividades comunitarias para fomentar la percepción de apoyo y cohesión grupal.
• Mantener la comunicación telefónica con los seres queridos con el apoyo de las nuevas tecnologías.
• Practicar actividades de interés tranquilas (lectura, música, idiomas, juegos...) que fomenten la calma y el estado de ánimo positivo.
• Aprender técnicas de relajación, como la relajación muscular progresiva de Jacobson o la respiración diafragmática, que consiste en inspirar profundamente notando como el abdomen se hincha.
• Practicar mindfulness para centrar la atención al momento presente, vivir con más consciencia y con menos pensamientos angustiantes sobre el futuro.
• Transmitir a niños/as y personas mayores mensajes sencillos, claros y realistas.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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