Cómo relajar la amígdala cerebral

Cómo relajar la amígdala cerebral

La amígdala, también conocida como cuerpo amigdalino o amígdala cerebral, es un conjunto de neuronas situadas en el lóbulo temporal de nuestro cerebro. En concreto, forma parte del sistema límbico y su función consiste en el procesamiento y regulación de las emociones, memoria, estructuración y almacenaje de recuerdos, entre otras funciones. Es por ello, que muchas personas quieren "relajar" la amígdala. Esta se divide en tres partes: el grupo basolateral, el núcleo centromedial y el núcleo cortical. Está conectada a la corteza prefrontal, para así poder conectar las emociones con las distintas situaciones y comportamientos.

Sigue leyendo este artículo de Psicología-Online para descubrir si se puede tener la amígdala cerebral inflamada, cómo regular la amígdala y averiguar si se puede reducir la actividad en la amígdala cerebral.

¿Se puede tener la amígdala cerebral inflamada?

Al igual que otras partes del cerebro, la amígdala se puede inflamar. Esto se debe a un exceso de acumulación de líquidos en esa zona. Esto puede ocurrir tras un traumatismo o por algún tipo de enfermedad o infección. Los líquidos acumulados pueden ser desde sangre tras la rotura de vasos sanguíneos o por una necrosis de las neuronas. El estrés crónico también puede producir inflamación cerebral.

Los daños debido a esta inflamación pueden variar, desde problemas de memoria hasta incapacidad para reconocer emociones en los otros o incapacidad para adecuar la expresión emocional a los distintos eventos o situaciones. Estas diferencias en las consecuencias del daño en la amígdala cerebral se debe a qué parte o partes están dañadas. Si, por ejemplo, la zona dañada son las vías eferentes, el problema será la expresión emocional ante las distintas situaciones. Si, por el contrario, lo que está dañado son las vías aferentes, habrá una incapacidad para comprender las emociones que están expresando los demás. Estos daños en la amígdala pueden suponer un grabe problema que conduce al aislamiento social.

Cómo regular la amígdala

Regular la amígdala cerebral hace referencia, a grosso modo, a la regulación de emociones. Si aprendes a regular y a gestionar mejor tus emociones, aprendes a regular la amígdala. Esto se hace con tiempo, con constancia y con esfuerzo.

Una de las formas de regularla es distanciándonos de los pensamientos. Estos son los principales causantes de las emociones: no nos afecta una situación, sino lo que pensamos e interpretamos de la misma.

Entendiendo los pensamientos como simples pensamientos, consigues hacer que las emociones no sean tan intensas y que la amígdala se regule. El mindfulness tiene diferentes ejercicios de defusión cognitiva que sirven para esta causa. Como mencionábamos, se trata de ver los pensamientos como lo que son, simples pensamientos, tenerlos como una radio de fondo y no dejar que dominen la forma en la que vemos la realidad y, por tanto, nuestras emociones. En este artículo encontrarás más información sobre cómo gestionar las emociones.

¿Se puede reducir la actividad de la amígdala cerebral?

Una amígdala hiperactiva es síntoma de altas sensaciones de ansiedad, miedo o estrés. Por tanto, para conseguir reducir la actividad de la amígdala cerebral, tenemos que gestionar estos estados de ansiedad. Veamos cómo reprogramar la amígdala cerebral a través de 4 técnicas:

  • Ejercicio fíciso. Hacer actividades que nos distraigan, que liberen endorfinas y que nos gusten como el deporte, es una muy buena opción para reducir la actividad de la amígdala.
  • Actividades relajantes. Por otro lado, hay personas que prefieren relajarse dando un paseo, leyendo o realizando algún tipo de meditación. También puedes aprender técnicas de relajación para relajar la amígdala cerebral. Lo ideal es que pruebes distintas opciones y descubras cual funciona mejor para ti.
  • Observación del pensamiento. Por otro lado, en el apartado anterior hablamos de la defusión cognitiva. Si bien su intención no es relajar a la persona, si no impedir que los pensamientos dominen cómo nos sentimos, en cierto modo puede ayudar a reducir la ansiedad.
  • Atención plena. Lo mismo ocurre con las relajaciones tipo mindfulness, su función principal no es reducir la ansiedad pero en ocasiones, como es el caso de la relajación muscular progresiva de Jacobson. Esta consiste en tensar para, posteriormente, destensar, cada musculo del cuerpo, uno a uno, hasta tener el cuerpo completamente relajado.

Todos estos ejercicios ayudan a que, además, no haya distintos estímulos que puedan alterar y, por ende, activar la amígdala, sino que el único estímulo que hay es la actividad que estamos haciendo, así que hay muchas menos probabilidades de que se produzca esta hiperactividad que mencionábamos.

Para más consejos y técnicas, consulta el siguiente artículo sobre cómo gestionar el estrés.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
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