Cómo ser positivo en tiempos de crisis

Cómo ser positivo en tiempos de crisis

Ante las situaciones difíciles de la vida, las circunstancias adversas y los tiempos de crisis, es importante no quedar encallado en un bucle de pensamientos negativos ni estancado en una actitud desfavorable. Existen muchas herramientas para contribuir al bienestar psicológico, como las que exponemos a continuación.

En este artículo de Psicología-Online te contamos cómo ser positivo en tiempos de crisis, para afrontar mejor la difícil situación y salir fortalecido de la adversidad.

Las causas el malestar psicológico en los momentos de crisis

Frente a situaciones complejas y desafíos que se presentan a lo largo de nuestra vida, podemos sentirnos afectados emocionalmente. Si además hemos de lidiar con la situación en soledad (confinamiento en el hogar o lugar designado por la autoridad sanitaria), es fácil que nos veamos afectados emocionalmente. Los momentos de crisis seguramente favorecen la presencia de sentimientos de debilidad, dudas y un cierto grado de afectación emocional.

Las fuentes de información (contradictorias, catastrofistas, críticas) tienden a intoxicarnos y causar sensación de miedo o al menos hacernos dudar sobre nosotros mismos y nuestra capacidad para afrontarla. Si además existe una situación previa de algún grado de afectación emocional, psicológica o del comportamiento, anterior al estado de crisis, el aislamiento al que nos vemos abocados y con una duración a priori de duración incierta, es más fácil que los factores de riesgo del sufrimiento psicológico se incrementen.

Factores que ayudan a tener una mejor actitud ante situaciones difíciles

Especialmente si no podemos disfrutar del ocio en el exterior, el aburrimiento junto con la soledad hacen que el consumo de información se dispare: internet, móvil, televisión, entre otras, situación que debemos controlar. Entre otros debemos fijarnos en los siguientes aspectos importantes:

  • Mantenerse informado, pero con precaución, pues en exceso resulta contraproducente, además de generar un gran estrés.
  • Escoger una fuente de información fiable y segura (desgraciadamente, las informaciones son esclavas de las fuentes que las generan: para asegurar publicidad, ingresos, audiencia, etc., e incluso no son inocuas, en términos ideológicos).
  • Debemos tratar de evitar el contacto escrito y fomentar el contacto más físico con los demás: el telefónico, la imagen –si es posible- (ver y ser visto por sus seres queridos tranquiliza a ambos interlocutores).
  • Si nos vemos superados, a pesar de todo, existen recursos sanitarios (de empresa, sanidad pública, mutualidades) que ayudan a situar los problemas, objetivándolos, en su verdadera dimensión.
  • Disponemos ahora de una buena ocasión para retomar aquellas actividades que hemos ido postergando desde hace tiempo y, para las que nunca encontrábamos unos minutos (lecturas, aunque resulta difícil concentrarse; escribir y plasmar las propias impresiones; ordenar, en la medida de lo posible, el entorno: ropa, ajuar, muebles…, algo de actividad física, en la medida de lo posible).
  • Ser conscientes de que hemos afrontado otros problemas de la vida y otras situaciones de crisis. No debemos olvidar que, nunca hemos estado al margen de situaciones peligrosas y amenazantes para nuestra salud, tanto como especie, ni como individuos concretos. Todos hemos pasado y lo estamos haciendo frecuentemente con amenazas que atentan contra nuestra salud física o comportamental (problemas laborales, situaciones económicas desafortunadas, situaciones de ruptura emocional, pérdida de seres queridos próximos y a los que aún añoramos y nos duele solo pensarlo –o para siempre-).
  • No tenemos que añadir una carga extra al estrés que ya vivimos a diario.

Cómo superar situaciones difíciles en la vida

¿Cómo afrontar la situación de crisis que estamos viviendo? Tenemos que adaptarnos de una manera sana, pensando en nuestra propia supervivencia. Dado que los canales informativos nos aplastan con datos negativos, ingentes hipótesis no contrastadas, especulaciones poco documentadas y, para las que, es justo reconocerlo, en ocasiones no estamos capacitados para valorar. En este sentido, es preciso que adoptemos algunas precauciones:

1. Tomar consciencia de los pensamientos

Sabemos que la tendencia natural de la mente es a distraerse, incluso en el trabajo o en las actividades académicas (siguiendo nuestro flujo de pensamientos, ensoñación: con las vacaciones, con el fin de curso, con el verano próximo. Pero incluso en una situación como la actual es fácil que nos quedemos centrados en pensamientos negativos (enfermedad, muerte de seres queridos, propia supervivencia, evolución de la economía y de nuestro vecindario y grupo de amistades). Lo sabemos por las situaciones vividas de terrorismo o la guerra fría (pensábamos que todos podíamos ser víctimas indiscriminadas). Para ello, es muy útil aprender ejercicios de mindfulness.

2. Mantener el contacto social

Evitemos en ese momento “efecto túnel” o estrechamiento de la visión, la soledad. Para ello, contactemos con los demás de la forma que nos sea posible. El contacto social reporta muchos beneficios.

3. Trabajar en nuestra resiliencia

Debemos construir nuestra capacidad de resistencia a través de nuestros propios pensamientos, evitando ese sesgo negativo y fijándonos sólo en lo pernicioso que tenemos delante, olvidando todo lo demás. Para ello debemos construir nuestra resiliencia, nuestra capacidad de afrontamiento:

  • Enfocarnos en soluciones positivas que existen y están ahí (y si no podemos buscar ayuda de fuentes veraces), tratando así de calmarnos y ver más allá de lo inmediato (ej.: no sólo el número de fallecidos y afectados, también en el número de personas que superaron el episodio).
  • Tomar un descanso (si está uno confinado, es el momento idóneo) y alejarse mentalmente de la situación problemática (hemos de evitar pensamientos del tipo: si hubiese/n hecho o tomado tal o cual decisión en un momento previo, no nos encontraríamos ahora así, entre otras cosas porque no nos da una explicación adecuada, dado que nos falta perspectiva temporal).
  • Aún manteniendo el aislamiento y la distancia física que proponen las autoridades, podemos tratar de crear un grado mínimo de cohesión social con el entorno, a través de una actitud de contacto con nuestros vecinos (a 2 metros, según las autoridades), familiares, amigos (pues para apoyar a los que están en la primera línea de lucha: sanitarios, fuerzas del orden, mantenimiento y limpieza, proveedores de alimentos y servicios, servicios de voluntariado, religiosos –los creyentes-, proporcionando ayuda –económica o en bienes a organizaciones de apoyo socio-económico).
  • Evitemos participar con una actitud negativa, derrotista, de crítica destructiva (ej.: todo está mal hecho, son unos inútiles… “ellos” tienen sus espaldas bien resguardadas. Nos va a generar más estrés y no nos va a ayudar en nada positivo, sino todo lo contrario. En el siguiente artículo encontrarás cómo desestresarse.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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