Depresión neurótica: qué es, síntomas, causas y tratamiento

Depresión neurótica: qué es, síntomas, causas y tratamiento

Esa característica de pérdida de energía y de interés de la tristeza, seguramente la hemos experimentado la mayoría de los seres humanos. Somos seres emocionales, y por tanto, cuando llega a nuestra vida alguna situación de displacer o de frustración nos duele, nos lastima y nos hace sentir vacíos o sin propósito y esperanza; ese estado de meditación y de introspección que nos permite la tristeza encamina a muchas personas a su rechazo debido a que provoca dolor e incomodidad.

Muchas personas huimos de ese periodo de introspección por miedo a todos esos pensamientos que surgen, y así vamos buscando distractores por años sin atender lo que verdaderamente mueve nuestra conducta. La depresión neurótica se reconoce por un estado crónico de alteración afectiva, es decir, una alteración emocional por más de dos años. En Psicología-Online te explicamos más sobre qué es la depresión neurótica, sus síntomas, causas y tratamiento.

Qué es la depresión neurótica

La depresión neurótica es aquella que se caracteriza por un estado crónico depresivo y que clínicamente causa discapacidad muy grave en la persona que la sufre.

La duración establecida de esta depresión es más de dos años. La persona que atraviesa por esta depresión también manifiesta períodos intermedios de estado de ánimo normal que raramente duran unas pocas semanas sin llegar a ser episodios de hipomanía, un estado de ánimo elevado y eufórico claramente patológico por su desbordado optimismo.

Síntomas de la depresión neurótica según la CIE-10

Según la Clasificación Internacional de las enfermedades (CIE-10) los síntomas de la depresión neurótica son los siguientes:

Humor depresivo constantemente recurrente y con una presencia de al menos dos años y al menos tres de los siguientes síntomas:

  • Disminución de la energía o de la actividad.
  • Llanto fácil.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Insomnio.
  • Pérdida de la confianza en sí mismos o sentimientos de inferioridad.
  • Pérdida de interés o satisfacción por el sexo y otras actividades placenteras.
  • Sentimientos de desesperanza o desesperación.
  • Aislamiento social.
  • Disminución de la locuacidad.
  • Pesimismo sobre el futuro o cavilaciones del pasado.
  • Percepción de incapacidad para afrontar las responsabilidades rutinarias de la vida diaria.

Si te sientes identificado o identificada, puedes realizar este test de depresión para para saber si presentas síntomas depresivos que pueden constituir un problema en tu vida diaria.

Causas de la depresión neurótica desde el enfoque psicoanalítico

Un análisis con enfoque psicoanalítico hace referencia a este tipo de depresión una etiología como las demás neurosis por un conflicto intrapsiquico, es decir, por una lucha interna en el misma persona.

En el texto «duelo y melancolía» de Sigmund Freud (1917), se hace referencia a este tipo de depresión, aludida como melancolía. Freud describe los siguientes síntomas parecidos entre el duelo y la melancolía:

  • Pérdida de interés por el mundo.
  • Pérdida de la capacidad de amor.
  • Inhibición de toda productividad.

El autoconcepto negativo

Pero Freud también menciona que existe un elemento sintomático en la melancolía que no se va a observar en el duelo y es una serie de autoreproches y de denigraciones a uno mismo:

  • Yo no sirvo para nada
  • No sé porque existo
  • No sé porque mi esposa se casó y sigue conmigo
  • Soy una basura

La pérdida

A continuación citamos textualmente a Freud para explicar en qué consiste el trabajo del duelo:

El examen de la realidad ha mostrado que el objeto amado ya no existe más y de él emana ahora la exhortación de quitar toda libido con los enlaces de ese objeto. A ello se opone una comprensible renuncia, esa renuncia puede alcanzar tal intensidad que produzca un extrañamiento de la realidad y una retención del objeto por vía de una psicosis alucinatoria de deseo.

Así la realidad nos muestra que el objeto ya no está, ya sea porque ha muerto o porque la situación que nos produzca confort ya no pueda continuar (el trabajo, la pareja, la libertad, los ideales). Uno se vuelve muy renuente a aceptar la pérdida (tolerancia a la frustración) y comenzamos a negarla y rechazarla, uno trata de elegir el extrañamiento de la realidad, es decir, dejar de ver la realidad y satisfacer la necesidad de que el objeto esté de una forma alucinatoria.

El duelo sin resolver

Lo normal para Freud es que una vez cumplido el trabajo del duelo el yo se vuelve otra vez libre, es decir, se va retirando la libido que se había depositado en el objeto (por ejemplo, se le va retirando la energía al empleo perdido, a la antigua pareja amorosa). Entonces el proceso de duelo implica darse cuenta de que el objeto ya no está, se saca toda la libido puesta en el objeto, se pone el propio yo y así después liberar esa libido de nuevo en otro objeto.

Esta es la explicación que Freud ofrece, y en ese punto es donde se observa la diferencia del duelo y la melancolía, ya que el problema de la melancolía es que es un duelo extendido.

Freud decía que el sujeto neurótico sabe a quién perdió pero no sabe lo que perdió en él, así se entiende entonces que la melancolía es una pérdida inconsciente.

Lo que sucede en la melancolía es que toda esa libido (energía) que quedó flotando cuando el objeto se perdió, se vuelve al yo y este lo absorbe, así comienza el narcisismo que también es parte de la teoría de Freud. En cambio en el duelo, cuando este se resuelve la libido vuelve una vez más a los objetos. (Por ejemplo, donde los demás ven que una persona está pasando por un proceso de duelo y no tiene interés por cosas o eventos que –normalmente- le llamaría la atención: salir con amigos, trabajar, hacer deporte. Las demás personas lo pueden observar como algo anormal o atípico pero como finalmente lo relacionan con la pérdida reciente y lo llegan a considerar normal «es normal que esté así por la pérdida de…»).

Por esta razón es que hay casi en juego una cuestión temporal que en clínica no se debe perder de vista. Aunque seamos conscientes de que es ingenuo creer que un duelo normal dura entre cinco y siete meses y un duelo patológico se extiende. No se puede estructurar un calendario o manual de duración del duelo pero sí es importante tener en cuenta este punto (por ejemplo, no es lo mismo un paciente que refiere estar muy triste por la ruptura con una pareja desde hace diez años que otro que refiere que desde hace un mes).

El narcisismo

Cuando mencionamos el narcisismo debemos descartar esa idea errónea de que se trata de alguien que se cree mucho o superior, sino que el narcisismo implica que el centro de la problemática siempre está en ellos. En la melancolía, toda la energía libidinal está puesta en sí mismo. Hay algo en la energía libidinal que aun cuando en un sentido negativo genera un sentimiento de especialidad – ser el peor del mundo- los discursos de estar personas con neurosis depresiva siempre terminan recayendo en sí mismo (por ejemplo, es que yo siempre soy tan basura, yo valgo muy poco, yo no sirvo). Vemos pues que las cosas van siempre hacia un sistema narcisista.

Un punto clave en la melancolía (neurosis depresiva) es que estas personas no se avergüenzan ante la presencia de los demás – no ocultan sus autoreproches, no les avergüenza que los demás sepan lo "malos" que son – incluso dan la impresión de que si hay más personas escuchando que tan malos son, mejor.

La autocrítica

Freud describía que en la melancolía (neurosis depresiva) existe una extraordinaria rebaja del sentimiento yoico – se siente muy poco – y esta característica no se manifestará en el duelo. Sabemos entonces que en el duelo hay tristeza, arrepentimiento, dolor, pero no está relacionado con achacarse todo eso a uno mismo.

En el duelo, el mundo se ha hecho pobre y vacío, en la melancolía eso le ocurre al yo mismo. El enfermo nos describe a su yo como indigno, estéril y moralmente despreciable, se hace reproches, se denigra y espera repulsión y castigo. Freud (1917)

Entonces en el duelo, es el mundo lo que es pobre y vacío (por ejemplo, no me interesa lo que pase afuera, no me interesa que van a hacer los demás, no me interesa si se juntan a comer, yo no voy a ir porque no me importan). En la melancolía eso que le sucede al mundo le ocurre al yo, así los pacientes se comienzan a pensar indignos y despreciables en un sentido moral – lo que espera de los demás es repulsión. Así en el desarrollo clínico de la melancolía podemos analizar que el paciente piensa que no le ha sobrevenido algún tipo de alteración, sino que el extiende esa autocritica al pasado, es decir, él siempre fue una basura y nunca valió nada.

Tratamiento de la depresión neurótica

Como desarrollamos durante todo el artículo hay una marcada pero a la vez sutil diferencia entre la depresión neurótica y el duelo, por lo que debemos saber distinguirlas para poder diagnosticarla y así intervenir en ella. Un proceso de duelo lleva a la aceptación, por lo que el objetivo es ayudar al sujeto sufriente a identificar esas pérdidas inconscientes y orientarlo a que pueda permitirse el inicio de un proceso de curación, el proceso del duelo.

Para el psicoanálisis es importante tomar en cuenta los siguientes puntos en su tratamiento:

  • Saber diferenciar entre duelo y melancolía (manifestación normal y patológica).
  • Ayudar al sujeto a reconocer qué es lo perdió con el objeto amado.
  • Tomar en cuenta el indicador temporal.
  • Comprender el sistema narcisista que maneja el sujeto con depresión neurótica, el placer que encuentra en su sufrimiento.
  • Evitar la iatrogenia en el tratamiento psicoanalítico que puede iniciar un episodio maníaco.

En los siguientes artículos encontrarás más información sobre el tratamiento psicológico de la depresión y las técnicas conductuales que se utilizan para tratar la depresión.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
  • Sigmund Freud. (1917). El yo y el ello y otras obras Tomo XIX. Amorrortu editores.