Depresión reactiva: qué es, síntomas y tratamiento

La depresión reactiva es un tipo de depresión que se produce como respuesta a un evento estresante en la vida de una persona. Este evento puede ser una pérdida significativa, como la muerte de un ser querido, la ruptura de una relación importante, la pérdida del trabajo, entre otros

A diferencia de otros cuadros clínicos de depresión, la depresión reactiva tiene una duración limitada y se acaba en el momento en el que se supera el acontecimiento traumático. En términos genéricos, esta patología dura algunos meses, pero puede variar según la persona.

Según el DSM-V^[1] la depresión reactiva se puede incluir dentro del grupo de trastornos relacionados con traumas y factores estresantes. Para establecer un diagnóstico adecuado, deben cumplirse los siguiente criterios específicos:

• Exposición a situaciones traumáticas, reales o imaginarias.
• Recuerdos persistentes.
• Pesadillas acerca del evento estresante.
• Angustia.
• Evitación de estímulos asociados al momento traumático.
• Dificultad para recordar sucesos.
• Disminución del interés en participar en actividades sociales.
• Duración de un mes o más.
• Deterioro en las relaciones sociales, laborales y/o familiares.
• Las alteraciones no pueden ser explicadas por la ingesta de sustancias tóxicas y/o medicamentos psiquiátricos.

Como hemos visto, la depresión reactiva es una respuesta emocional a un evento o situación estresante en la vida, como una separación, problemas laborales, financieros o de salud. Los síntomas de la depresión reactiva pueden incluir:

• Sentimientos de tristeza y desesperanza persistentes.
• Pérdida de interés en actividades que solían ser placenteras.
• Cambios en el apetito y en el peso.
• Problemas para dormir o dormir demasiado.
• Fatiga o falta de energía.
• Sentimientos de inutilidad o culpa.
• Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
• Pensamientos negativos recurrentes de muerte o suicidio.

Es importante tener en cuenta que estos síntomas también pueden estar presentes en otros tipos de depresión, por lo que es esencial hablar con un profesional de la salud mental para obtener un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento adecuado.

Las causas de la depresión reactiva más comunes pueden ser tanto factores ambientales como genéticos. Las vemos a continuación:

• Factores ambientales: puede ser cualquier situación que la persona no haya sido de tolerar, como la pérdida de un ser querido o una relación significativa, problemas financieros o laborales, una enfermedad o lesión grave, tanto propia como de un ser querido, cambios importantes en la vida, como mudarse a una nueva ciudad o tener un hijo.
• Factores genéticos: las conexiones neuronales pueden alterarse después de la exposición a un evento estresante. Por esta razón, es importante prestar atención a si las funciones cognitivas funciona correctamente después de una vivir una situación compleja.

Hay que tener en cuenta que no todas las personas que experimentan situaciones estresantes desarrollan depresión reactiva. La vulnerabilidad individual, la historia de trauma y la falta de apoyo social también pueden influir en la probabilidad de desarrollar depresión reactiva.

Si quieres salir de una depresión reactiva, existen diversas estrategias efectivas para remitir los síntomas de esta patología. Descubre cómo tratar este cuadro depresivo con estas recomendaciones:

• Terapia psicológica: hay métodos terapéuticos efectivos para el tratamiento de la depresión reactiva. Ante la aparición de síntomas que impliquen una dificultad en el desarrollo de actividades cotidianas, es importante acudir a un profesional de la salud mental para manejar esta situación.
• Medicación psiquiátrica: la toma de antidepresivos disminuye la intensidad de los síntomas de la depresión reactiva, ya que regula los circuitos neuronales, equilibrando así las respuestas emocionales. No obstante, cabe destacar que la ingesta de este tipo de medicamentos debe ser supervisada por un profesional de la salud mental.
• Escritura: escribe los pensamientos y emociones que experimentes después del evento traumático. De este modo, se exterioriza todo lo que genera malestar y es posible adoptar otra perspectiva de vida.
• Alimentación saludable: entablar un patrón alimenticio basado en frutas, verduras, semillas, cereales integrales y agua es fundamental para mantener un buen nivel de energía.
• Ejercicio físico: liberar la tensión muscular permite generar endorfinas, un neurotransmisor responsable de las sensaciones de bienestar, y disminuye el dolor.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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