Desarrollo de la empatía: qué es, importancia y actividades

El término empatía deriva de la palabra griega empatía que significa experimentar activamente la forma en que otra persona vive una experiencia, pero fue introducido a finales del siglo XIX por Robert Vischer, estudioso de artes figurativas y cuestiones estéticas, que hablaba de "sentir dentro" de "con-sentir".

En el uso actual el término empatía ha adquirido una serie de significados y características:

• En psicología general, la empatía es la capacidad de comprender la situación emocional de otra persona de forma inmediata.
• La empatía se refiere a ponerse en el lugar del otro para verlo desde su marco de referencia interno.
• La empatía implica la capacidad de tolerar la ansiedad y de abrirse a la experiencia de otra persona.
• La empatía nace en el marco de una interacción entre dos personas.
• La empatía es "sentir dentro del otro" y es diferente de la simpatía que es "sentir con el otro".
• En la empatía los procesos afectivos y cognitivos coexisten, influyendo recíprocamente.
• La exactitud empática es la capacidad de comprender los sentimientos reales o los pensamientos del otro.

Además, hay que decir que la empatía tiene una base biológica, ese proceso de comunicación espontánea que es fundamental para todos los organismos vivos y que incluye mecanismos innatos de recepción y transmisión de mensajes sensoriales, visuales, auditivos, químicos. En el proceso de la empatía, en efecto, están implicadas la amígdala y sus áreas asociativas en la corteza visual.

En el siguiente artículo encontrarás las diferencias entre asertividad y empatía, dos términos que se suelen confundir.

¿Por qué es importante el desarrollo de la empatía? La empatía puede ser considerada como una verdadera competencia personal y comunicativa, que permite entrar en sintonía con quien se relaciona. Esta es una herramienta de comunicación muy importante: con una actitud empática es posible captar el sentido más profundo de lo que el otro dice o muestra de manera no verbal. La disponibilidad empática permite así crear una relación íntima y recíproca única en su género.

La empatía en el desarrollo es un fenómeno complejo que implica diferentes aspectos de su desarrollo cognitivo, afectivo y conductual. En su forma más evolucionada, es el resultado de un proceso de aprendizaje, de experiencias de socialización y de interacción social.

1. Para experimentar empatía, el niño debe saber diferenciarse de los demás. Pero desde nuestro primer aliento, comenzamos a conocer la empatía, que madura a la par con el desarrollo del cerebro.
2. Hoy en día, se cree que un niño, cuando cumple su primer año de vida, es consciente de que otros tienen sentimientos como los suyos, aunque por lo general no tiene la madurez para reaccionar adecuadamente.
3. A la edad de dos años, dos años y medio, el niño empieza a comprender que el dolor de los demás es similar al suyo y sin embargo es distinto (los patrones empáticos comienzan a surgir alrededor de los dos años).
4. Al parecer, una fase del desarrollo cognitivo importante para la empatía se produce alrededor de los ocho años: se desarrollan habilidades cognitivas como la asunción de perspectiva y los niños comienzan a entender más profundamente las condiciones de vida de los demás.
5. Entre la preadolescencia y la adolescencia, los patrones empáticos que se mantendrán durante toda la vida se consolidan más y se puede ver qué tipo de persona compasiva se convertirá el niño.

En cada fase del desarrollo, los padres moldean la capacidad del niño de dar y recibir empatía: los primeros modelos de comportamiento, como los padres y los educadores, comunican los componentes elementales de la empatía; Pero cuando los preadolescentes se acercan a los primeros años de la edad adulta, son los coetáneos, los maestros, los libros, la televisión, Internet y otras influencias los que dejan huella sobre cómo, por qué y cuándo intentarán y expresarán empatía.

Las personas muy empáticas tienen algo en común: se comprometen a cultivar seis hábitos, una serie de actitudes y prácticas cotidianas que encienden el circuito empático en su cerebro, haciéndolas capaces de comprender cómo los demás ven el mundo.

1. Encended vuestro cerebro empático. Cambiar nuestras estructuras mentales para reconocer que la empatía es la base de la naturaleza humana y puede desarrollarse a lo largo de nuestras vidas.
2. Haced un salto de imaginación. Hacer el esfuerzo consciente de ponerse en los zapatos de los demás - incluidos nuestros "enemigos" - para reconocer su humanidad, su individualidad y sus perspectivas.
3. Id en busca de aventuras esperanzadoras. Explorar vidas y culturas distintas a la nuestra a través de la inmersión directa, los viajes empáticos y la cooperación social.
4. Practicad el arte de la conversación. Fomentar la curiosidad hacia los extraños y la escucha profunda del otro, dejar de lado nuestras máscaras emocionales.
5. Viajad en silla. Déjaos llevar en la mente de otras personas con la ayuda del arte, la literatura, las películas y las redes sociales.
6. Inspirad a una revolución. Generar empatía a gran escala para producir un cambio social y ampliar nuestras habilidades empáticas hasta implicar al mundo natural.

En los siguientes artículos puedes ver Actividades y juegos para trabajar la empatía en niños y Cómo trabajar la empatía en adolescentes.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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