El Profesor-Tutor en la formación inicial de los profesionales de la educación

El Profesor-Tutor en la formación inicial de los profesionales de la educación

La tutoría es una forma de organización del proceso docente educativo con un carácter sistemático en la que el estudiante recibe una atención personalizada, donde se parte del desarrollo alcanzado y se precisa hacia donde debe ir, tanto en lo académico, lo personal y lo social. Es una de las funciones del tutor que se realiza en las actividades presenciales y tiene como propósito asesorar y guiar al estudiante durante sus estudios, para contribuir así a su formación general integral.

En este artículo de PsicologíaOnline, hablaremos sobre el Profesor-Tutor en la formación inicial de los profesionales de la educación.

Introducción al proyecto

En el proyecto. “La escuela como microuniversidad en la formación integral de los estudiantes de carreras pedagógicas” se destaca las funciones del tutor, ello corrobora la responsabilidad de dirigir el trabajo investigativo como parte de los procesos que tienen incidencia directa en la escuela microuniversidad. Por lo novedoso del modelo pedagógico que incorpora la tutoría como una forma organizativa del proceso docente, no existen referentes teóricos y prácticos suficientemente sistematizados, que permitan precisar y concebir con enfoque de sistema los modos de actuación del profesor-tutor y su perfil profesional para contribuir a dirigir los procesos en la formación inicial de los docentes en la escuela microuniversidad. Teniendo en cuenta las reflexiones anteriores se hace referencia a las características de la tutoría en el proceso de formación inicial de docentes en Cuba.

La formación inicial y permanente de docentes, es atendida por el estado cubano de forma sistemática, consciente de la importancia que tiene para el desarrollo del país contar con profesionales capaces de preparar las nuevas generaciones.

La Universidad es la institución social que tiene como función general la de preservar, desarrollar y promover la cultura de la sociedad fundamentalmente mediante la formación de profesionales. Dicho de esta manera, se entiende que ella cumple su verdadera función social en la medida en que se adecua a las exigencias que la sociedad le demanda y en especial en este momento histórico de profundas transformaciones económicas, políticas, sociales, y culturales.

Esas transformaciones se desarrollan en un contexto que modifica totalmente la organización y condiciones de la universidad. Se inicia una etapa caracterizada por un profundo proceso que reclama del profesor de la universidad el fortalecimiento de la atención personalizada a los estudiantes, como una importante vía para alcanzar resultados superiores en el proceso formativo, brindando respuesta a las nuevas demandas del desarrollo económico, social, cultural , y político de la sociedad cubana.

En este sentido, para la universidad cubana es una necesidad educar al estudiante para la vida de manera que esté en condiciones de llevar a cabo sus funciones y tareas, interactúe y se desarrolle en un contexto social que evoluciona constantemente, lo que se refleja en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución (2011), donde se reclama elevar la calidad y el rigor en la formación de profesionales para atender las necesidades económicas y sociales del país.

La función y la labor del tutor

La formación de docentes en condiciones de universalización de la Educación Superior, constituye una transformación revolucionaria, en la que aparecen nuevos conceptos, entre los que se destacan los de: microuniversidad y profesor tutor, entre otros, además se perfeccionan las concepciones del proceso de enseñanza-aprendizaje. La escuela se convierte en una pequeña universidad, capaz de formar al profesional que se necesita a partir de sus características y a los recursos de que dispone.

La función tutoral como un elemento inherente a la función docente cobra en la Educación Superior especiales características que conviene remarcar y que están relacionadas con los logros del desarrollo de la adolescencia y la juventud y su proyección hacia el grupo y hacia el futuro, por lo que la tutoría se enmarca dentro del proceso personalizado de ayuda al educando en su progresiva realización personal y social y en su desarrollo intelectual, para que sea capaz de descubrir sus capacidades y oportunidades académicas y sociales, en la práctica de las cuales pueda encontrar éxito y satisfacción.

La labor de tutor conduce al estudiante hacia el desarrollo integral de su personalidad a partir de la toma de decisiones sobre su desempeño académico, personal y social, potenciando siempre un crecimiento humano.

En el proceso de formación inicial de los profesionales de la educación, el estudiante debe apropiarse de conocimientos, habilidades y cualidades, que integrados en las competencias profesionales reflejan las funciones de la profesión pedagógica que le identifican como educador.

Por tanto, en el proceso de formación en la microuniversidad, se debe partir de tener muy presente que el profesor en formación inicial, constituye el centro del proceso pedagógico y cuyo objetivo esencial es su formación integral y cultural a través de un proceso desarrollador y protagónico para él, que garantice su aprendizaje creativo, dirigido por el tutor.

La formación del docente, en el contexto de la microuniversidad, ocurre en la dinámica de la identificación y solución de problemas profesionales desde la práctica profesional a partir de la integración interdisciplinaria de los procesos formativos y la interacción directa con el tutor y el contexto histórico- cultural de la institución educacional.

A los agentes de la institución escolar junto con el resto de las agencias socializadoras les corresponde un papel protagónico en la eliminación de los problemas profesionales que afectan la formación del docente. Para el logro de lo planteado se requiere de la preparación y superación de los docentes, que asumen la responsabilidad de conducir dicho proceso, por lo que esta se constituye en una preocupación que deviene en objetivo reconocido por el MINED.

El trabajo aborda la tutoría desde su historia a través de los años en diferentes partes del mundo, la perspectiva actual en Cuba de esta labor en condiciones de universalización y el desarrollo de ella que tiene lugar en la Filial Universitaria con sus aciertos y deficiencias en las microuniversidades del municipio jobabo.

Antecedentes de la tutoría

Los antecedentes de la figura del tutor tienen sus raíces en el siglo V y IV a. C. en la figura de Sócrates con su discípulo Platón y el empleo del diálogo socrático con la máxima “conócete a ti mismo” como reto al conocimiento de las virtudes humanas, a fin de poder llevar una vida igualmente correcta.

En la historia de la enseñanza, desde tiempos remotos han existido “maestros” que han conducido a uno o varios “aprendices” o discípulos por el camino del conocimiento y han impregnado la personalidad de estos con su ejemplo personal saturado de valores como la constancia, la entrega al trabajo, al estudio y la investigación, responsabilidad, honestidad… Aristóteles, Sócrates, Platón y tantas otras personalidades constituyen antecedentes antiguos que practicaron lo que hoy se ha dado en llamar tutoría.

Los antecedentes de los modelos tutoriales pueden rastrearse a lo largo de la historia en la mayoría de las naciones. Por ejemplo, en las universidades anglosajonas, salvo excepciones, se persigue la educación individualizada procurando la profundidad y no tanto la amplitud de conocimientos. Como consecuencia, la práctica docente se distribuye entre las horas de docencia frente a grupo, la participación en seminarios con un número reducido de estudiantes —que trabajan en profundidad un tema común—, y en sesiones de atención personalizada, cara a cara, a las que se denomina tutoring o supervising en Inglaterra; y academic advising, mentoring, monitoring o counseling, según su carácter, en Estados Unidos.

Actividades para los estudiantes

En cuanto a los estudiantes, sus principales actividades son asistir a las sesiones de los cursos, estudiar en la biblioteca, leer, escribir, participar en seminarios y discutir el trabajo con su tutor. En el Reino Unido, Australia y Estados Unidos, el tutor es un profesor que informa a los estudiantes universitarios y mantiene los estándares de disciplina.

Entre las actividades asumidas por los centros de orientación se pueden señalar la impartición de diferentes cursos acerca de cómo estudiar, de orientación y de elaboración y puesta en operación de programas de higiene mental apoyados por psiquiatras. Experiencias conocidas en el campo de los programas de tutoría se encuentran en la historia de las universidades de Minessota, Chicago, Illinois, Ohio, Missouri, Michigan y Dakota del Norte. Un centro europeo del tipo de los Centros de Orientación de Estados Unidos y Canadá es el Centre d’Orientation et de Consultation Psychologique et Pedagogique de la Universidad Católica de Lovaina (Louvain-la Neuve).

Modelos europeos de tutoría y enseñanza

El modelo español de enseñanza superior a distancia desarrollado por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), presenta la figura del profesor tutor como el orientador del aprendizaje autónomo de los alumnos. En la actual reforma educativa española, se consideran la tutoría y orientación del alumno factores indispensables para mejorar la calidad educativa. Además, se reserva como un derecho del alumno y una obligación de los centros.

Los antecedentes más próximos a la idea de la tutoría académica son los de la Universidad de Oxford, en la que el estudiante tiene un encuentro semanal con el profesor (tutor) que le es asignado. El alumno prepara un ensayo por semana para discutir oralmente con su tutor, lo que no excluye que se utilicen otros apoyos educativos como son lecturas adicionales, clases, bibliotecas, prácticas en laboratorio, conferencias, etc.

En la historia de las escuelas europeas el tutor es una figura interesante que se denomina de diferentes formas: monitor, condiscípulo, asistente, ayudante, locatis o aemulus. En la mayoría de los casos se trata de un alumno más antiguo que ayuda a otros alumnos en sus aprendizajes con apoyo del profesor.

El sistema de tutorías en los programas de las instituciones de educación en Latinoamérica es de reciente aparición y surge con la finalidad de resolver problemas relacionados con la deserción, el abandono de los estudios, la reprobación, el rezago y, en general, con la baja eficiencia terminal.

Hasta hace poco, la tutoría en el ámbito universitario español era concebida como un espacio de tiempo dedicado a aclarar dudas no resueltas en las clases. Con el paso del tiempo, esta idea ha ido modificándose hasta llegar a cambiar totalmente, como consecuencia del reconocimiento de las mismas en el Espacio Europeo de Educación Superior.

Modelo Latinoamericano de tutorías

El sistema de tutorías en los programas de las instituciones de educación en Latinoamérica surge con la finalidad de resolver problemas relacionados con la deserción, el abandono de los estudios, la reprobación, el rezago y, en general, con la baja eficiencia terminal.

El enfoque tutoral que incluye otras dimensiones, sumada a la de apoyatura académica, se encuentra en México, donde se ofrece asistencia al estudiante a lo largo de su trayectoria escolar, pero el trabajo se lleva a cabo por un asesor psicológico, un trabajador social y un maestro orientador. Por lo tanto, se asesora a los alumnos y alumnas en aspectos académicos, económico-sociales y personales, pero con la participación de varias personas en forma de equipo en este empeño. El reto cubano, como ha de entenderse, es por ende muy superior, ya que una sola persona debe encargarse de todos estos ámbitos y para lo cual requiere de una preparación general integral sólida, dentro de la que ponderamos la psicopedagógica.

Las investigaciones acerca de la tutoría en la formación de profesionales son recurrentes desde los años 70 del siglo XX. Varios autores, como P. Tomlinson (1995), E. M. Anderson y A. L. Shannon (1995), M. Bailey y otros (2001), H. A. Colley (2002), J. C. Hall (2003) y M. Alvarado (2009), reconocen que la tutoría puede ocurrir de manera informal o puede promoverse de manera oficial. La misma apunta hacia la relación entre un individuo experimentado que guía, apoya y aconseja a uno menos experimentado con el objetivo de que este último pueda desarrollarse dentro de una profesión.

Un análisis de los trabajos de J. Furlong y T. Maynard (1995), A. Franke y L. O. Dahlgren (1996), M. A. Powell (1997), J. C. Hall (2003), R. Palacios (2006), J. Wang y S. J. Odell (2007) y M. Alvarado (2009) permite reconocer la existencia de diversos modelos de tutoría que responden a los intereses de la formación en determinado contexto y están influenciados por diferentes teorías de aprendizaje por lo que pueden ser de base conductista, cognitivista, humanista, constructivista e histórico-cultural.

En la actualidad, se empieza a orientar la tutoría hacia una concepción integral e individualizada de la enseñanza. Para ello, los planes de acción tutorial son el instrumento idóneo para desarrollar de manera concreta la función de tutoría y orientación –personal, académica y profesional- con los estudiantes como marco en el que se especifican los criterios y procedimientos para la organización y funcionamiento de las tutorías, en él se incluyen los objetivos y líneas de actuación que deben desarrollar los tutores en el desarrollo de la materia.

Antecedentes de la tutoría en Cuba en la Educación Superior

En la historia de la educación cubana encontramos claros ejemplos de la labor de los preceptores o tutores, tal es el caso del Padre José Agustín Caballero (1762-1835) maestro y guía de Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Antonio Saco, a los que trasmitió una actitud pedagógica, científica y filosófica o el maestro Rafael María de Mendive y sus vínculos con nuestro Apóstol José Martí.

En Cuba, la figura del tutor, ha sido tradicionalmente asociada a la asistencia científico-metodológica que brinda un especialista de reconocido prestigio y tradición en determinado campo del conocimiento, bien al estudiante que como parte de su trabajo científico estudiantil debe desarrollar habilidades investigativas a través de trabajos extracurriculares, trabajos de curso y en la fase terminal de su carrera elabora su tesis de grado como profesional o al graduado universitario que realiza estudios de superación posgraduada dirigidos a la adquisición de un grado científico, sea como diplomante, maestrante o doctorante.

En todos los casos la actividad tutelar supone, por un lado, orientar al aspirante en el proceso de investigación para que este resulte creativo, eficiente y con un alto grado de independencia en cuanto a la búsqueda, selección y el empleo de los métodos y medios disponibles, y por otro lado, implica la orientación del proceso de generalización, sistematización y exposición de los resultados alcanzados una vez cumplidos los objetivos de la investigación.

Según la RM 22/73 y la Circular No 5/74, los estudiantes del Destacamento eran instruidos por activistas guías quienes eran docentes de experiencia de la escuela media que enfatizaban las habilidades para la preparación y conducción de clases, el trabajo con grupos, el empleo de medios de enseñanza y la atención a las diferencias individuales desde sus conocimientos prácticos, la demostración y la observación, el análisis y la crítica de las clases.

Marco histórico de la tutoría en la formación profesional

La tutoría en la formación del profesional en esta etapa, se dirige con mayor frecuencia en la práctica laboral, en lo fundamental a la preparación y control de clases, se dificulta en lo académico, debido a la poca preparación de los profesores para preparar en el contenido del plan de estudio.

En este período, la tutoría no constituía una forma de organización, pero se manifestó fundamentalmente desde las clases, la atención a los estudiantes de alto aprovechamiento y desde la función orientadora de profesores experimentados de la Enseñanza Media para atender a los estudiantes-profesores que se insertaban en las escuelas.

Se dirigió desde una concepción práctico-experiencial, determinada por las propias exigencias del Plan de Formación de Profesores de Educación General Media, que enfatizaba la interacción del docente experimentado con un estudiante-profesor o varios, a través de la observación y el análisis de clases, para garantizar el dominio de patrones y técnicas para la planificación y conducción de clases. Adolecía de enfoques diferenciadores e integradores en función del aprendizaje lo que provocaba un rol pasivo del estudiante.

Cruz (2005), aporta otro elemento que desde el destacamento se erige como antecedente de la universalización, relacionado con la tutoría, al referir que el estudiante: “al llegar a la escuela para impartir clases, se le asignaba un profesor de experiencia de la cátedra a la cual pertenecía para que lo preparara y guiara en su formación.

El autor coincide con González (2005) al reflexionar sobre los estudiantes, destacando que eran atendidos por un profesor de experiencia, pero esencialmente en aspectos relacionados con el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela y sin funciones adecuadamente estructuradas desde el plan de estudio, ello, influyó en que las acciones trazadas en la escuela, para influir en la formación inicial del estudiante, carecieran de una adecuada estructura. Lo anterior demuestra que estas actividades eran dirigidas, sin tener en cuenta las necesidades y potencialidades de los estudiantes.

Actualidad cubana en la universalización de la Educación Superior Pedagógica

La formación inicial de profesionales en la universidad de ciencias pedagógicas, según I. B. Parra y M. Gutiérrez (2011: 2012), se convierte en “un proceso de enseñanza-aprendizaje profesional” a través del cual paulatinamente se alcanzan niveles superiores de desarrollo en la educación de la personalidad, su desempeño y autotransformación. El estudiante se apropia de conocimientos, habilidades y valores, necesarios en su formación integral y, desde la vinculación estudio-trabajo, transita por diferentes etapas en la formación del modo de actuación profesional para que finalmente pueda insertarse y desempeñarse de manera efectiva en la escuela.

Enseñar y, sobre todo, educar, formar valores, desarrollar una ética, una actitud ante la vida, no es una tarea simple, y este reconocimiento nos obliga a introducir nuevas exigencias en la formación inicial y permanente de los profesores, con el fin de cambiar sustancialmente la idea que se tiene acerca del trabajo docente.

Formación del Profesor-Tutor: estado de la cuestión

En la universidad se crean las condiciones para que las nuevas generaciones, mediante un proceso intencionalmente estructurado, sobre la base de determinados principios que responden a la sociedad en cuestión, signifiquen para sí y le den sentido a la herencia cultural socio histórica acumulada por las generaciones precedentes y construyan su propio conocimiento. En ella confluyen los procesos que propician la formación integral de los sujetos que serán los encargados de continuar la obra de los mayores, enriqueciéndola con sus propias interpretaciones y desarrollándola progresivamente.

Las primeras acciones de la universalización en su concepción actual se introducen en la formación del personal docente a partir del Curso Escolar 2001-2002 en el Curso Regular Diurno, al concebirse el componente laboral de las carreras pedagógicas con un concepto más amplio de la práctica docente y organizarse la ubicación de los estudiantes en las escuelas en función de sus municipios de residencia.

La formación del docente, en el contexto de la microuniversidad, ocurre en la dinámica de la identificación y solución de problemas profesionales desde la práctica profesional a partir de la integración interdisciplinaria de los procesos formativos y la interacción directa con el tutor y el contexto histórico- cultural de la institución educacional.

La universalización tiene un sólido sustento filosófico que parte del principio leninista de “lo universal de la educación”, planteado por V. I. Lenin y que se sustenta en la necesidad de llevar a cabo la transformaciones sociales junto con pueblo, para garantizar así la participación activa y consciente de todos los obreros en el proceso revolucionario. También este proceso tiene su sustento didáctico que parten de los aportes de J. A. Comenius (1592-1670) referidos a su consideración acerca de la masividad de la educación, y corroborados después por J. Martí (1853-1895), que planteaba la necesidad de llevar la educación más allá del espacio áulico para que llegara hasta donde vive el propio educando, lo que concretaba en sus ideas acerca de los “Maestros Ambulantes”.

En el proceso de universalización de la Educación Superior Pedagógica, los tutores adquieren una nueva característica, son universitarios graduados de una amplia gama de especialidades, que no necesariamente deben ser especialistas de la carrera que estudia su tutorado, por lo que su tarea fundamental está dirigida a la educación de la persona en los valores que le son inherentes a un estudiante universitario, revolucionario y comprometido con la labor que realiza, así como a lograr en él habilidades propias de este tipo de enseñanza que les permita combinar de manera acertada las diferentes funciones que este estudiante realiza desde el punto de vista laboral, social y familiar.

La labor tutoral ha estado asociada a la experiencia de los Institutos Superiores Pedagógicos en la formación del profesorado de la educación infantil, media y media superior. Los profesionales en ejercicio, con experiencia y prestigio docente, han asumido la responsabilidad de tutores de los estudiantes durante sus actividades de práctica laboral, concebida hoy desde la escuela como microuniversidad en la formación integral de los estudiantes de las carreras pedagógicas.

La tutoría es, sin lugar a duda, una de las piezas clave del proceso de formación profesional y más aún en las condiciones de una docencia menos presencial. La tutoría constituye una modalidad de docencia presencial y tiene como propósito asesorar y guiar al estudiante durante sus estudios, para contribuir así a su formación general e integral.

Modelo cubano de universalización

De manera general, la tutoría en Cuba se asume desde un modelo integral (M. Martínez 2011) como un proceso continuo y permanente entre tutor y estudiante que debe caracterizarse por ser “...educativa, orientadora y personalizada, que contempla lo académico, lo vocacional-profesional, lo personológico y lo investigativo...” (B. Collazo 2006: 13) y en la que se concreta la función orientadora del educador. S. Colunga (2009), basada en esta concepción, expone que en la acción tutorial se integran aspectos de índole personal, profesional, afectiva y social.

El modelo cubano parte del reconocimiento de teoría educativa cubana –desde fines del siglo XVIII hasta la actualidad donde precisa entre sus fines que la educación tiene que estar encaminada a la formación del hombre en su más amplio y elevado concepto, el hombre integral que piense, sienta, valore, haga, actúe y que sobre todo ame.

En el proceso formativo se debe considerar la estrecha y necesaria relación entre la actividad del maestro y la del alumno en el proceso de aprendizaje, al analizarla como unidad dialéctica y no por separada. Se perfila a partir de José de la Luz y Caballero una necesidad de intervenir, orientar, y sobre todo responder a las demandas personológicas, siempre sobre la base y apoyada en la comunicación dialógica como vía de relación.

En el documento de la universidad del siglo XXI donde traza la política educativa se considera que la tutoría es un componente inherente en la formación universitaria, comparte sus fines y contribuye a su logro a través de facilitar la adaptación a la universidad, el aprendizaje y el rendimiento académico, la orientación curricular y la orientación profesional"

Según el criterio de Nieves (2004) "la acción tutorial debe ser un proceso continuo de acompañamiento al alumno, que consiga coordinar a los profesores y atender a las peculiaridades de cada alumno, capacitar a los alumnos para la toma responsable de decisiones ante las distintas opciones educativas y las alternativas de la vida, sin que esto signifique llevar las riendas de la vida del alumno"

Estas demandas imponen una concepción del rol y las funciones que deberá asumir el tutor en el Modelo de Universalización, posición que dimensiona la intervención desde un modelo de formación integral, que incluye aquellas áreas o ámbitos relacionados con el desarrollo personal del estudiante universitario (académico, laboral, investigativo y extensionismo).

En lo que al tutor se refiriere las notas más características que define su rol se clarifican por Pérez Luján (2005) al aseverar que el " tutor tendrá como rol esencial conducir, apoyar y dinamizar el desarrollo del alumno, para lo cual debe partir, en primer lugar, del diagnóstico de sus características y condiciones, para en un segundo momento tomar las decisiones necesarias de manera que la dirección y ejecución del proceso formativo alcance un alto nivel de calidad a través del trabajo conjunto del tutor, , el equipo de profesores, la familia y la comunidad.

Desde el análisis de exigencias del rol y de la función tutorial se hace evidente la importancia de esta figura en el Modelo Pedagógico de Universalización de la Educación Superior, como mediador , guía y facilitador del proceso de desarrollo de la autonomía que el alumno necesita para poder dar cuenta, desde las oportunidades educativas que ofrece este modelo, de las demandas formativas y profesionales de la carrera que estudian. De esta idea se deriva la necesidad de sistematizar aquellos aspectos teóricos y metodológicos que contribuyan al perfeccionamiento de la labor educativa que ellos desempeñan.

Cómo debe ser un tutor

La labor del tutor debe estar respaldada por la búsqueda de conocimientos que posibiliten con ello el logro de un alto nivel de autonomía y eficiencia en su actividad pedagógica profesional en la producción de conocimientos y de nuevos aportes del saber en lo político, económico, científico-técnico y cultural.

De ahí que la sociedad le exige al profesional de la educación y en particular a los docentes que se desempeñan como tutores pedagógicos, “nuevos perfiles”, en el proceso de formación docente y una preparación que le permita:

  • Poseer una sólida preparación ideo política que tenga como base el dominio de los fundamentos del Marxismo Leninismo, y del acontecer nacional e internacional que le permita promover actitudes y convicciones comunistas.
  • Debe ser ejemplo en su modo de actuación ante el colectivo pedagógico.
  • Demostrar con su actitud cotidiana y ejemplo personal que posee un sistema de valores morales, honestidad, honradez, patriotismo, incondicionalidad, antiimperialismo, responsabilidad, solidaridad, laboriosidad, y normas de comportamiento sociales que los pone en condiciones de educar y no sólo de instruir.
  • Poseer compromiso con los principios y la ideología de la Revolución cubana, marxista leninista, Martiana, fidelista y claridad ideológica, manifiestas en el amor y defensa a la Patria, la solidaridad, el humanismo y el antiimperialismo.

La labor de tutor conduce al estudiante hacia el desarrollo integral de su personalidad a partir de la toma de decisiones sobre su desempeño académico, personal y social, potenciando siempre un crecimiento humano.

Principios indispensables

Para el logro de un proceso tutoral desarrollador y efectivo se hace necesaria la presencia de un profesor tutor profesionalmente competente e identificado con la labor que realiza. Desde esta concepción se considera pertinente declarar los siguientes principios que regulan la tutoría:

  • La formación Integral y multifacética: se dirige a toda la personalidad en su conjunto. El fin último, es guiar y orientar al alumno en todos los aspectos del desarrollo de su personalidad y en su doble dimensión personal y social.
  • El carácter sistémico: la acción tutoral se realiza como un proceso sistemático que se inicia cuando el alumno comienza sus estudios y finaliza al egresar del ciclo de formación.
  • El carácter personalizado: este principio posee dos vertientes: individualización (orienta a personas concretas y no colectivos genéricos) e integración (se orienta a la persona completa, integrando los distintos ámbitos de desarrollo y las correspondientes líneas educativas).
  • El carácter preventivo: se promueven no sólo la resolución de problemas sino de anticipación a las dificultades y situaciones de déficit que pueden obstaculizar el alcance de los objetivos.

La formación del docente, en el contexto de la microuniversidad, ocurre en la dinámica de la identificación y solución de problemas profesionales desde la práctica profesional a partir de la integración interdisciplinaria de los procesos formativos y la interacción directa con el tutor y el contexto histórico- cultural de la institución educacional.

Las actividades que realizan de conjunto el tutor y el tutorado exigen que entre ambos se establezca una comunicación, y mientras mejor esta sea, se propicia que los objetivos trazados se cumplan con mayor efectividad.

Se considera que en la comunicación que se establece entre el tutor y el estudiante ocurre una interrelación sujeto-sujeto que propicia el desarrollo de ambos, al realizar determinadas actividades conjuntas de manera democrática, sobre la base de la empatía, el respeto a la opinión del otro, la tolerancia que posibilite la influencia mutua en el proceso y resultado de la actividad social, que propicie establecer un significado común de las ideas y puntos de vistas que emergen en la comunicación.

Cualidades personales

La escuela, a través de los tutores, ha de garantizar a la sociedad hombres con una formación integral y para alcanzar este objetivo deberá impulsar estrategias orientadoras dirigidas a la mejora personal, que como parte de un nuevo modelo educativo, se considera pertinente destacar a manera de cualidades, conocimientos y capacidades básicas que debe reunir el profesor-tutor para desempeñar su labor formativa con eficiencia:

Entre las cualidades, conocimientos y capacidades básicas que debe tener el tutor para desempeñar su labor formativa con eficiencia, se destacan:

  • el amor y compromiso como conductor del estudiante durante los años que dure la carrera.
  • poseer habilidades comunicativas que le permitan establecer adecuadas relaciones interpersonales.
  • mantener una actitud ética y empática hacia los estudiantes que le permita lograr aceptación y confianza.
  • conocer el proceso de la tutoría.
  • tener dominio de las tecnologías de la información y las comunicaciones, del modelo y objetivos del plan de estudio, así como de los principales métodos y vías que le permitan caracterizar al estudiante.

La tutoría en la Filial Pedagógica de Jobabo. Incidencias en las microuniversidades de la Educación Media.

En la formación inicial del profesional de la educación, adquie­re una relevante significación el trabajo personalizado con el estu­diante. En este proceso formativo intervienen los docentes de las filial universitaria, el entorno sociolaboral, comunitario y la familia.

Dentro de los docentes de la filial se encuentran el director, el subdirector de investigaciones y postgrado y los profesores que coordinan las dife­rentes carreras y que como parte de sus funciones docentes son tutores de estudiantes que realizan la práctica laboral en las escuelas que son microuniversidades. Este último es considerado sin lugar a duda una de las piezas clave del proceso de formación integral de los estudiantes.

Existen potencialidades para elevar la calidad de los componentes tutoriales que se dirigen de forma integrada tanto en la universidad como en la microuniversidad, la asignación adecuada de tutores y la organización de horarios para su realización por la importancia del tutor como integrador del sistema de influencias educativas en función de perfeccionar el proceso de formación inicial del docente.

Sin embargo, las limitaciones detectadas en su dirección como proceso pueden estar asociadas a la forma general y empírica de definir las actividades a desarrollar al realizarse en su mayoría por solicitud del estudiante. También se aprecia en el modelo incongruencias para orientar cómo diseñar una estrategia de acción tutorial para la práctica laboral en la microuniversidad que tenga en cuenta las relaciones entre el Plan de Estudio, y la disciplina FLI, cuyas tareas están orientadas hacia el modo de actuación y el tutor tiene un rol esencial en su cumplimiento.

Se constató a través de la revisión de documentos y entrevistas con estudiantes que en la microuniversidad, se limitan a las funciones del tutor en cada una de las etapas del proceso, las que se resumen en guiar y orientar al docente en formación inicial a partir de una estrategia educativa elaborada por él primero. Ello impide que el docente en formación inicial sea protagonista en su formación profesional y que se manifieste el carácter bilateral del proceso.

Limitaciones

Las limitaciones de la tutoría en la escuela microuniversidad, conlleva a insuficiencias en el cumplimiento de los objetivos planteados en el modelo del profesional para dirigir de forma coherente el proceso de enseñanza-aprendizaje, a partir del diagnóstico integral y la puesta en práctica de estrategias de aprendizaje adecuadas.

En la actualidad los estudiantes presentan limitaciones para asumir un rol protagónico y activo en el establecimiento de metas en su propio proceso de formación porque se favorece la transmisión y la demostración de experiencias del tutor al estudiante en aquellas áreas que el tutor considera más importantes desde su experiencia y conocimiento.

Estas regularidades se contradicen con el modelo de tutoría que se defiende lo que genera que se desaprovechen las potencialidades de los contextos para educar las formas de pensar y actuar en relación con lo que se aprende y lograr un profesional con una formación científica e investigativa.

La tutoría en la formación del docente de la Educación Media ha evolucionado desde concepciones conductistas en el saber práctico y teórico hasta la aplicación de un modelo que tiene limitaciones para incidir de manera efectiva en el aprendizaje de los estudiantes por el sobredimensionamiento del rol del tutor en su diseño, implementación y control, y la falta de concreción de sus presupuestos, contenidos y procedimientos para los contextos de formación y las exigencias del modelo del profesional.

La tutoría como proceso de formación del docente necesita lograr mayores niveles de concreción e integración desde la definición de un tipo de tutoría que sea consecuente con la concepción desarrolladora con enfoque profesional del proceso de formación inicial, en los contextos de la microuniversidad, que responda a las necesidades e intereses de los estudiantes , las exigencias del modelo del profesional y las tareas de la FLI durante la práctica laboral, para incidir en los modos de actuación profesional pedagógico.

En la dirección del proceso de tutoría en la formación de profesionales de la educación en las carreras de Educación Media, en la microuniversidad, se comprueba que se definen actividades de tutoría desde concepciones generales y empíricas de los tutores, lo que tiene limitada incidencia en el aprendizaje. Esta situación indica la necesidad de buscar desde la teoría orientar cómo diseñar una tutoría donde se integren los componentes del ciclo directivo, consecuente con los objetivos de la carrera, la disciplina integradora, las particularidades de los estudiantes y las exigencias del modelo del profesional.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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