Emociones negativas: el miedo y la ansiedad

Emociones negativas: el miedo y la ansiedad

Hablamos mucho de emociones, pero ¿qué son exactamente las emociones? Las emociones son respuestas psicofisiológicas, cognitivas y conductuales producidas ante un evento externo interno. Estas reacciones son involuntarias y de origen biológico. Las emociones son el motor interno que nos empuja a vivir, o más bien a sobrevivir, ya que la principal función de las emociones es procurar nuestra supervivencia. La parte del cerebro encargada de producir estás reacciones es el sistema límbico.

Cada emoción es diferente, pero podemos diferenciar dos grandes tipos de emociones: las emociones positivas y negativas. Las emociones se dividen en positivas y negativas según si se sienten de forma agradable o desagradable. Sin embargo, toda emoción es necesaria y lo más importante es escucharlas y saber entenderlas, algo que no es tan fácil con las emociones consideradas negativas. Por eso, en este artículo de Psicología-Online, nos centraremos en algunas emociones negativas: el miedo y la ansiedad. En este artículo encontrarás qué son las emociones negativas, cuáles son y cómo se controlan.

Qué son las emociones negativas

En primer lugar, es necesario aclarar que la división entre emociones positivas y negativas es una clasificación popular y que lo correcto es hablar de emociones adaptativas y desadaptativas. Es importante saber que no hay emociones buenas o malas, sino que todas las emociones son, ante todo, necesarias para sobrevivir. Las emociones funcionan como brújulas guiándonos hacia lo que es mejor para nosotros o nuestra supervivencia. Por tanto, todas las emociones pueden ayudarnos a adecuarnos a las situaciones y las necesidades de cada momento. Todas las emociones, también las consideradas emociones negativas, consisten en un mecanismo de supervivencia. Cada emoción tiene su función y es esencial escuchar la emoción y entenderla.

Una vez introducido el tema de las emociones negativas y positivas vamos a ver qué son las emociones negativas. Las consideradas emociones negativas son las que nos producen una sensación desagradable o sentimiento negativo. ¿Por qué nos producen una sensación desagradable? Para indicarnos que la situación ante la que nos encontramos tiene algún peligro, riesgo o reto para nosotros y nos invita a tener una conducta adaptada a las necesidades de la situación. Por ejemplo, si estamos ante un examen difícil y sentimos miedo, es totalmente normal, adaptativo y bueno para nosotros, pues de esta manera sabemos que estamos ante una situación complicada, que supone un reto. El miedo hace que seamos más prudentes y cautos, que estemos alerta a los detalles. Esto se traducirá en nuestra conducta haciendo que le demos al examen la importancia que merece, dediquemos más tiempo al estudio y estemos bien atentos durante el examen.

Cuáles son las emociones negativas

Entre las consideradas emociones negativas existen las emociones básicas o primarias y las emociones emociones secundarias o complejas.

Las consideradas emociones negativas básicas son la tristeza, el asco, el miedo y la ira. Por otro lado, las consideradas emociones negativas secundarias o sentimientos negativos son:

  • Soledad
  • Desesperación
  • Culpabilidad
  • Indiferencia
  • Apatía
  • Vacío
  • Melancolía
  • Vergüenza
  • Arrepentimiento
  • Decepción
  • Aversión
  • Humillación
  • Rechazo
  • Inseguridad
  • Ansiedad
  • Ridículo
  • Terror
  • Agobio
  • Inutilidad
  • Insuficiencia
  • Preocupación
  • Frustración
  • Agresividad
  • Odio
  • Desconfianza
  • Furia
  • Hostilidad
  • Rabia
  • Resentimiento
  • Celos
  • Pena

El miedo

Como hemos visto, una de las consideradas emociones negativas es el miedo. A continuación, profundizaremos a cerca de qué es el miedo, qué tipos de miedo hay según Rachman, qué es lo que provoca el miedo y cómo superar el miedo en caso de que no sea una reacción adecuada a la situación.

Definición de miedo

El miedo en psicología es una de las consideradas emociones negativas. ¿Qué es el miedo? El miedo es una emoción básica e universal esencial para asegurar nuestra supervivencia que se activa ante un estímulo que supone un peligro. El miedo consiste en una señal que advierte de que se aproxima un peligro o reto, una situación compleja o algo que puede suponer un daño físico o psicológico.

Tipos de miedo

El psicólogo canadiense Stanley Rachman distingue entre miedo agudo y miedo crónico. Además, el miedo puede ser adaptativo o desadaptativo.

  • El miedo agudo es provocado por estímulos tangibles y disminuye cuando el desencadenante desaparece o es evitado. Por ejemplo, tener miedo cuando se ve una serpiente.
  • El miedo crónico es más complejo en cuanto a las situaciones que lo desencadenan, puede estar asociado a fuentes tangibles o no. Por ejemplo, el miedo a estar solo.
  • El miedo adaptativo o funcional es el que se ajusta al estímulo que lo provoca. Se considera útil. Por ejemplo, el miedo que sientes cuando estás en el borde de un acantilado hace que te alejes y que no corras el peligro de caer.
  • El miedo desadaptativo o disfuncional es el que no se ajusta al estímulo que lo provoca. Se considera perjudicial. Por ejemplo, el miedo a las alturas te impide coger aviones, ascensores, salir a la terraza de un piso elevado.

¿Qué provoca el miedo?

Los principales desencadenantes del miedo son la percepción de daño o de peligro, tanto de carácter físico como psicológico. Además, mediante el proceso de condicionamiento, estímulos originalmente neutros, que se asocian repetidamente con señales de daño real, terminan por producir también una respuesta emocional de miedo. Es decir, aunque estos estímulos carezcan objetivamente de peligro, se convierten en nuevos desencadenantes de miedo específicos de cada persona. Puede ser que este proceso sea adaptativo y útil para la supervivencia, sin embargo, en ocasiones, produce reacciones de miedo ante situaciones sin un peligro real o significativo, dando lugar a las fobias (miedos irracionales y persistentes).

Según el psicólogo estadounidense Richard Lazarus, ante un acontecimiento lo que hacemos es analizarlo y categorizarlo como amenaza o no amenaza para nosotros. Si lo hemos categorizado como amenaza, procedemos a valorar si contamos con las estrategias de afrontamiento necesarias para hacer frente a lo que la situación requiere. Si creemos no contar con los recursos necesarios para afrontar una amenaza, la situación nos produce miedo.

Otro factor que influye es hacer una valoración en la que se estima tener una baja capacidad de control y de predicción futura de la situación. Es decir, se siente la emoción de miedo cuando se cree no poder controlar ni predecir qué pasará.

Efectos y síntomas del miedo

El miedo es una de las emociones más intensas y desagradables que existen. Los efectos subjetivos del miedo son aprensión, desasosiego y malestar. Su característica principal es la sensación de tensión nerviosa y preocupación por la propia seguridad o por la salud, habitualmente acompañada por la sensación de pérdida de control.

Los efectos fisiológicos del miedo son los siguientes:

  • Aumento de la frecuencia cardíaca
  • Aumento de la presión arterial sistólica y diastólica
  • Aumento de la fuerza contráctil cardíaca
  • Reducción del volumen sanguíneo y de la temperatura periférica (eso provoca la palidez y el frío de la típica reacción de miedo de "quedarse helado")
  • Aumento de la tensión muscular
  • Aumento de la frecuencia respiratoria (respiración artificial e irregular)
  • Sensación de agarrotamiento

La ansiedad

A continuación profundizaremos sobre qué es la ansiedad, los tipos de ansiedad y los efectos y síntomas de la ansiedad.

Definición de ansiedad

La ansiedad es una de las consideradas emociones negativas. ¿Qué es la ansiedad? La definición de ansiedad es un estado de agitación e inquietud, parecida a la producida por el miedo, pero carente de un estímulo desencadenante concreto, aunque a veces está asociada a estímulos concretos, como es el caso de la ansiedad social. La distinción entre ansiedad y miedo consiste en que la reacción de miedo se produce ante un peligro real y la reacción es proporcionada a este, mientras que la ansiedad es desproporcionalmente intensa. Además, ningún estímulo peligroso está presente físicamente.

La ansiedad puede dar lugar a trastornos psicopatológicos llamados trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada o las fobias. Estos están relacionados con una reacción de miedo desmedida e inapropiada. La ansiedad es la reacción que produce la mayor cantidad de trastornos mentales, conductuales y psicofisiológicos.

Tipos de ansiedad

Se distinguen dos tipos de reacciones de ansiedad:

  • La ansiedad específica: está suscitada por un estímulo concreto que puede ser real o simbólico, pero que no está presente ni es inminente.
  • La ansiedad inespecífica: no está asociada a estímulos determinados.

¿Qué provoca la ansiedad?

El origen de la ansiedad depende de múltiples factores que se relacionan entre ellos. Los principales factores son:

  • La personalidad. Según los rasgos de personalidad, una persona puede tener mayor o menor predisposición a la ansiedad.
  • Recibir un estilo educativo sobre-protector.
  • Vivir acontecimientos traumáticos o experiencias desagradables.
  • Ver acontecimientos traumáticos o experiencias desagradable vividos por otras personas.

Los desencadenantes de la ansiedad no son estímulos que puedan dañar directamente a la persona, sino que son reacciones aprendidas de amenaza, y están determinados por características personales. Por tanto, la ansiedad se origina y se mantiene, en gran medida, por el efecto del aprendizaje. Según el psicólogo Stanley Rachman, las expectativas de peligro pueden generarse por medio de tres procesos de aprendizaje distintos:

  • Condicionamiento clásico: cuando se asocia un estímulo neutro con un estímulo que genera miedo, el estímulo neutro puede acabar generando ansiedad.
  • Aprendizaje observacional: cuando se observa a otras personas y se aprende de su comportamiento y de los sucesos que les ocurren.
  • Transmisión de información que contribuya a la aparición de expectativas de peligro.

Para que se origine la ansiedad, se tienen que valorar las situaciones como muy importantes para el bienestar tanto físico como psíquico de la persona y contrarias a las metas que pretende alcanzar la persona. También se valoran como difíciles de afrontar, ya que dependen de algo externo. Se valora también que ante esta situación, es necesario un cierto grado de urgencia en actuar.

En el caso de la ansiedad patológica, el mero recuerdo de situaciones desagradables o simplemente pensar en el futuro con un cierto temor, son desencadenantes típicos de estas reacciones.

Efectos y síntomas de la ansiedad

Los efectos y síntomas subjetivos de la ansiedad son: tensión, nerviosismo, malestar, preocupación, aprensión e incluso puede llegar a sentimientos de pavor o pánico, dificultades para el mantenimiento de la atención y la concentración, juntamente con pensamientos de tipo intrusivo.

En cuanto a la actividad fisiológica de la ansiedad, los efectos fisiológicos son similares a los producidos por el miedo, aunque menos intensos. La ansiedad produce también dilatación pupilar y aumento en la sudoración. También se produce un importante aumento de la actividad suprarrenal, que eleva la secreción de adrenalina y noradrenalina y reduce los niveles de catecolaminas. También aumenta la secreción de glúcidos y lípidos al flujo sanguíneo.

Todos estos cambios en la actividad fisiológica pueden ser tan marcados que hacen que la persona llegue a percibirlos, es decir, puede producir sensaciones tales como taquicardias, mareos, ruboración, tensión estomacal o sudoración. La percepción de tales alteraciones fisiológicas se convierte a su vez en desencadenante de la propia ansiedad.

Por último, el miedo y la ansiedad pueden desembocar en ataques de pánico, que son condiciones extremas de bloqueo acompañadas de hiperventilación, temblores, mareos y taquicardias, así como sentimientos altamente catastrofistas y de pérdida total del control de la situación.

Cómo controlar las emociones negativas

Ante cualquier tipo de emoción, y en especial con las emociones y sentimientos negativos, lo necesario es aprender a gestionarlos. Es decir, aceptarlos, escucharlos y aprovechar la información que ofrecen. Lo que no ayuda respecto al manejo emocional es reprimir o negar las emociones. En este artículo nos centramos en las consideradas emociones negativas: el miedo y la ansiedad.

Cómo superar el miedo desadaptativo

El miedo es una emoción normal, sana y necesaria que nos avisa de un peligro. El miedo nos motiva a escapar o pelear, dicha respuesta intenta fomentar la protección de la persona. El problema viene cuando ese miedo no es adecuado a la situación o peligro. Ese tipo de miedo se llama desadaptativo o disfuncional. En estos casos, el peligro no es real y la situación no requiere una respuesta de lucha o huida. Por tanto, el cuerpo tiene una reacción que no nos ayuda, sino todo lo contrario: nos complica la vida. En estos casos, ¿cómo superar el miedo?

  1. En primer lugar, debemos entender que el cuerpo reacciona en respuesta a la percepción de peligro que se tiene ante una situación. Por tanto, será necesario evaluar y reestructurar dichos pensamientos y cogniciones al respecto.
  2. En segundo lugar, debemos aprender técnicas de relajación y respiración que ayuden a descender la excesiva activación del organismo.
  3. En tercer lugar, debemos afrontar la situación. Mediante técnicas de la terapia cognitivo-conductual dirigidas por un profesional de la psicología conseguiremos habituarnos y disminuir la reacción ante el estímulo temido. Las técnicas más eficaces para superar el miedo desadaptativo son la exposición y la desensibilización sistemática.

Se debe tener en cuenta que el miedo es la reacción emocional más relevante en los procedimientos de reforzamiento negativo y facilita el aprendizaje de nuevas respuestas que apartan a la persona del peligro. Por eso, cuando evitamos los estímulos que producen un miedo disfuncional, lo que hacemos es reforzar el miedo. Es decir, le estamos recordando al cuerpo que eso es peligroso y cada vez la respuesta del miedo es mayor.

También se debe tener en cuenta que, en la respuesta de miedo, el organismo responde movilizando una gran cantidad de energía para ejecutar la respuesta de manera mucho más intensa que en condiciones normales. Sin embargo, si la reacción llega a ser excesiva, la eficacia disminuye, ya que la relación entre activación y rendimiento mantiene la forma de U invertida.

Cómo controlar la ansiedad patológica

La ansiedad es un estado de hipervigilancia que permite realizar una exhaustiva exploración del medio ambiente ya que se amplifican las informaciones amenazantes y se desatendienden las irrelevantes. El problema viene cuando la ansiedad es desproporcionada y deja de ser útil para afrontar la situación. Cuando la ansiedad complica la realización de las actividades diarias que anteriormente se llevaban a cabo con normalidad, seguramente estamos ante un trastorno de ansiedad. En estos casos, es esencial aprender a manejar correctamente la ansiedad. ¿Cómo controlar la ansiedad?

  1. En primer lugar, debemos entender que el cuerpo reacciona en respuesta a la percepción de peligro que se tiene ante una situación. Por tanto, será necesario hacer evaluar el origen de la ansiedad.
  2. En segundo lugar, se deben trabajar los factores detectados como predisponentes (ciertos rasgos de personalidad, cierto estilo educativo), detonantes (sucesos, situaciones, pensamientos) o mantenedores (acciones que refuerzan la ansiedad).
  3. En tercer lugar, mediante técnicas como la reestructuración cognitiva, la exposición, la desensibilización sistemática y las técnicas de relajación dirigidas por un profesional de la psicología se consigue disminuir la ansiedad. Concretamente, se consigue aumentar la tolerancia a la incertidumbre, habituarse a los síntomas de ansiedad, cambiar los pensamientos automáticos y las creencias irracionales, etcétera.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

Si deseas leer más artículos parecidos a Emociones negativas: el miedo y la ansiedad, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Emociones.

Bibliografía
  • Beck, A. T. (2013). Terapia cognitiva para trastornos de ansiedad. Descleé de Brouwer.
  • Becerra-García, A. M. y cols (2010). Ansiedad y miedo: su valor adaptativo. 39(1), 75-81.
  • Berrocal, P. F., & Pacheco, N. E. (2005). La Inteligencia Emocional y la educación de las emociones desde el Modelo de Mayer y Salovey. Revista Interuniversitaria de Formación del profesorado, 19(3), 63-93.
  • Bisquerra, R. (2011). Educación emocional. Propuestas para educadores y familias. Bilbao: Desclée de Brower.
  • Mora, F. (2012). 1.¿ Qué son las emociones?. El Observatorio FAROS Sant Joan de Déu, Hospital Sant Joan de Déu (HSJD) de Barcelona., 14.
  • Piqueras, J. A., Ramos, V., Martínez, A. E., & Oblitas, L. A. (2009). Emociones negativas y su impacto en la salud mental y física. El sevier. 16(2), 85-112.