Esquizofrenia hebefrénica: causas, síntomas y tratamiento

Esquizofrenia hebefrénica: causas, síntomas y tratamiento

La esquizofrenia es uno de los trastornos que más interfiere en la calidad de vida de las personas que la padecen. Por este motivo, es muy importante conocer sus distintas presentaciones y los tratamientos más efectivos para ellas.

En la actualidad, se ha desestimado la clasificación de los diferentes tipos de esquizofrenia. Sin embargo, son numerosos los clínicos que detallan que es de especial interés conocer las características de las distintas clasificaciones de la esquizofrenia para el correcto tratamiento del paciente. Las diferentes formas de esquizofrenia que se presentan son las de tipo paranoide, hebefrenia, tipo indiferenciado, residual y catatónica.

En este artículo de Psicología-Online, os ayudaremos a comprender la esquizofrenia hebefrénica, uno de los subtipos del trastorno esquizofrénico. Si quieres saber más sobre esta, sigue leyendo este artículo: la esquizofrenia hebefrénica: causas, síntomas y tratamiento.

Definición de esquizofrenia hebefrénica

La esquizofrenia hebefrénica también es conocida como esquizofrenia desorganizada y se caracteriza principalmente por una perturbación marcada del habla y del comportamiento, con una presentación del afecto plano e inapropiado.

El término de hebefrenia fue introducido en 1871 por el psiquiatra E. Hecker, cambiando posteriormente el nombre de esquizofrenia hebefrénica por esquizofrenia desorganizada. Por hebefrenia se entiende un proceso morboso, el cual, iniciándose en la época de la pubertad, conduce a través de un desarrollo lento, aunque a veces algo más rápido, a un estado de debilidad mental. La esencia de la afección no cambia, ya sea que el proceso morboso evolucione de la forma más simple como un deterioro progresivo y silencioso, o que evolucione de modo más vivaz, acompañado de cuadros sintomáticos depresivos, de excitación, de pasajera ideación delirante, etcétera.

Causas de la esquizofrenia hebefrénica o desorganizada

En la actualidad, las causas del padecimiento de la esquizofrenia desorganizada son desconocidas. A pesar de ello, se sabe que tiene un inicio temprano, es decir, aparece entre los 15 y los 25 años y un inicio insidioso, generalmente, el inicio de la enfermedad evoluciona lentamente, con un curso continuo y sin remisiones significativas. Habitualmente, este subtipo de esquizofrenia también está asociado a una personalidad premórbida, empobrecida y hay un fuerte componente genético, siendo más probable el desarrollo de este trastorno mental si la persona tiene antecedentes familiares que han padecido depresión o psicosis.

Síntomas de la esquizofrenia hebefrénica o desorganizada

Según el DSM-IV, las características principales de la esquizofrenia hebefrénica son el lenguaje y el comportamiento desorganizado y la afectividad aplanada o inapropiada. La presencia de ideas delirantes y alucinaciones, son fragmentadas y no están organizadas en torno a un tema coherente y no son los síntomas predominantes del trastorno, indicando que los síntomas positivos de la esquizofrenia no son los más representativos de dicho trastorno. Los signos y síntomas de la esquizofrenia hebefrénica o desorganizada son los siguientes:

  • Inicio temprano. El inicio temprano de la esquizofrenia hebefrénica, fue considerado uno de los aspectos más representativos de este subtipo de esquizofrenia. Por este motivo, este subtipo se denominó hebefrénica, ya que la etiología de la palabra hebefrenia proviene del griego (“Hébé”) que significa “joven, juventud”.
  • Lenguaje desorganizado. El lenguaje es uno de los componentes más afectados en la esquizofrenia hebefrénica. Se produce una marcada alteración de la producción del lenguaje oral, con desorganización del habla, frecuentes bloqueos, pérdida del hilo conductor y de la capacidad asociativa, cambio de tema de forma espontánea y con afectación a la semántica y de la organización del lenguaje, dando lugar a déficits cognitivos importantes. Estas limitaciones del lenguaje en ocasiones causan una tendencia a la evitación social, por un intento de disminuir la estimulación ambiental.
  • Desorganización comportamental. La desorganización comportamental hace referencia a la dificultad de orientarse hacia un objetivo, pudiendo acarrear una disrupción de la capacidad para llevar a cabo actividades de la vida cotidiana, como ducharse, vestirse, preparar la comida… Además de ello, puede aparecer un comportamiento incongruente o características asociadas que incluyen muecas, manierismos y otras rarezas del comportamiento, como comportamientos socialmente inadecuados.
  • Afectividad aplanada o inapropiada. Las alteraciones afectivas que se producen en la esquizofrenia hebefrénica, son las mismas limitaciones que se encuentran en el trastorno esquizofrénico. Se produce un aplanamiento afectivo, dando lugar a una nula reacción ante estímulos emocionales, dándose una reducción de la intensidad de la expresión emocional o expresando emociones incoherentes sobre el contexto. Por otro lado, reducen la capacidad para persistir o iniciar una actividad, limitan la falta de voluntad y dificultan que la persona pueda sentir placer con las actividades que solía sentirlo.

El conjunto de signos y síntomas de la esquizofrenia hebefrénica, dan lugar a un predominio de la sintomatología negativa. Frente a esta sintomatología, se establece un peor pronóstico, a causa de la rápida aparición de los síntomas, los cuales causan un aumento considerable de déficits conductuales, cognitivos y emocionales. Además de ello, cabe destacar que los síntomas negativos responden a los medicamentos antipsicóticos peor que los síntomas positivos.

Tratamiento para la esquizofrenia hebefrénica o desorganizada

Cualquier subtipo de esquizofrenia, en este caso concretamente, la esquizofrenia hebefrénica, requiere un tratamiento de larga duración, en muchos casos de por vida, aunque no haya una presentación de los síntomas. Lo más importante en el tratamiento, es poder ejecutar una intervención multi-disciplinar con las distintas disciplinas en salud mental: psiquiatría, psicología, asistente social, enfermería,...

En primer lugar, se debe realizar una evaluación completa para diagnosticar la esquizofrenia. Por lo general, el tratamiento de la esquizofrenia hebefrénica tiende a iniciarse en la disciplina psiquiátrica, con la administración de antipsicóticos, con el fin de controlar los signos y síntomas de manera eficaz, utilizando la dosis más baja posible. También es frecuente el uso de fármacos antidepresivos y ansiolíticos. La estabilización de los síntomas hace posible la realización de terapia psicosocial.

En algunos casos, se requiere una hospitalización, durante períodos de crisis o de síntomas graves. La hospitalización tiene el objetivo de garantizar la seguridad de la persona, ya que debido a sus limitaciones es posible que descuide los hábitos de necesidades básicas, como una buena alimentación, ritmo del sueño o la higiene. Otra posible dificultad, es que en el paciente no responda adecuadamente a los medicamentos administrados, en tal caso una alternativa posible es la terapia electroconvulsiva, útil también en la depresión.

Frente a la estabilización de los síntomas, es adecuado iniciar una intervención psicosocial. Sin embargo, el inicio de la intervención no implica la supresión de la administración de los fármacos. Las terapias y técnicas de intervención psicológicas y sociales más frecuentes para el tratamiento para la esquizofrenia hebefrénica son las siguientes:

  • Terapia individual: la terapia individual tiene el objetivo de ayudar al paciente a identificar la sintomatología, con el objetivo de establecer estrategias frente a posibles recaídas y así, poder controlar la enfermedad. Por otro lado, ofrece herramientas para poder controlar el estrés y se trabaja la normalización de los patrones de pensamientos.
  • Entrenamiento en habilidades sociales: en la esquizofrenia hebefrénica es muy importante el trabajo con las habilidades sociales, debido al fuerte impacto de los síntomas negativos. Frente ello, focaliza el trabajo en la mejora de la comunicación, las interacciones sociales, la identificación de las emociones y la contextualización de estas.
  • Terapia familiar: como se ha detallado previamente, la sintomatología negativa puede causar un fuerte impacto en el entorno, puesto que el paciente reacciona con un componente evitativo. Este factor puede dañar al núcleo familiar, de modo que es importante brindar apoyo e información a las familias frente a este trastorno. Además de este conjunto de intervenciones, muchas personas que padecen este trastorno, requieren una ayuda diaria. Para ello, existen distintas asociaciones que brindan el apoyo necesario para estas personas, ayudándoles a encontrar y mantener un trabajo, la vivienda, situaciones de crisis, grupos de auto-ayuda.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
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