Esquizofrenia infantil: síntomas y tratamiento

Antes de adentrarnos a explicar los síntomas y tratamiento de la esquizofrenia infantil, nos detendremos en hablar sobre esta enfermedad en cuestión. No existen dos pacientes iguales, como bien explicó Victor Frankl. La esquizofrenia afecta al comportamiento del niño pero los síntomas de esta enfermedad pueden tardar en identificarse. Esta enfermedad puede afectar al plano del pensamiento, las acciones y los sentimientos. El motivo por el que es más difícil observar los síntomas en esta etapa es porque el niño no tiene los mismos recursos de comunicación que un adulto para hablar sobre sí mismo.

Sin embargo, es muy importante consultar el caso con un especialista desde la observación de los primeros síntomas puesto que el tratamiento adecuado sirve de gran ayuda para mejorar la calidad de vida del paciente. Generalmente, suele ser a partir de los 6 o 7 años cuando los síntomas son más visibles; antes de esta edad, pueden ser más difícil diferenciar los síntomas de la esquizofrenia infantil con un posible caso de autismo.

La vida del niño transcurre, a rasgos generales, en dos espacios principales: el colegio y la casa. Por esta razón, es muy importante fomentar el diálogo frecuente entre padres y profesores, ya que los docentes también pueden observar algunos cambios de comportamiento en el alumno.

A continuación, te descubriremos los síntomas de la esquizofrenia infantil más habituales para que puedas compararlos y conocerlos:

• El niño puede mostrar una interpretación incoherente de la realidad. Por ejemplo, puede sufrir algún tipo de alucinación auditiva. Una alucinación auditiva es una experiencia personal en la que el sujeto escucha un sonido o una voz que no tiene una entidad real.
• El niño también puede mostrar alguna variación en su rendimiento académico puesto que su situación personal le afecta en la concentración.
• Desde el punto de vista de la inteligencia afectiva, el niño puede mostrar emociones que no corresponden al contexto de la situación que está viviendo. Es decir, no existe una coherencia entre el estímulo externo y el estado de ánimo interno.
• En algunos casos, el niño también muestra cambios frecuentes de actitud. Sin embargo, es algo que no ocurre en todos los casos.
• La sensación de irrealidad también puede estar acompañada por la dificultad para diferenciar la ficción del ámbito real.
• Dificultades en las relaciones de amistad propias de la edad. En algunos casos, la persona puede caer en una tendencia al aislamiento. Un posible cambio en un niño que sufre este diagnóstico es que deja de mostrar interés por actividades que antes le encantaban.
• Falta de cuidado personal. El niño sufre tanto por el efecto de las posibles alucinaciones o delirios que son fruto de la enfermedad que como efecto secundario, tiene dificultades para atender las tareas habituales de la jornada.

Conviene puntualizar que, cuando un niño padece esta enfermedad, el entorno próximo también vive esta realidad de un modo directo. En un primer momento, los padres pueden sufrir frustración, especialmente, por la incertidumbre del futuro y el miedo a lo desconocido. A nivel social, todavía queda un largo camino por recorrer en la normalización de los trastornos mentales con el fin de potenciar la integración de las personas que sufren algún tipo de enfermedad. Esto da lugar a prejuicios e ideas erróneas que nacen del propio desconocimiento.

Por esta razón, los padres también deben recibir apoyo psicológico o psiquiátrico ya que por medio de la información especializada y los consejos sobre cómo pueden apoyar más al niño, y especialmente, sobre cómo pueden comprender mejor la propia enfermedad, desarrollan nuevos recursos para responder a situaciones cotidianas de un modo asertivo.

En muchos casos, el tratamiento para la esquizofrenia infantil se basa en una combinación de medicamentos, terapia personalizada y familiar. Pero como hemos dicho anteriormente, cada caso es distinto.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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