Estoy obsesionada con que me va a dar un infarto, ¿por qué y qué hacer?

Estoy obsesionada con que me va a dar un infarto, ¿por qué y qué hacer?

El cuidado de nuestra salud y la atención que le dedicamos es uno de los asuntos más importantes para nuestra propia supervivencia y calidad de vida. Además de llevar un estilo de vida sana (adecuada alimentación, patrones de sueño, manejo del estrés, ejercicio regular, etc.) es necesario prestar atención a las señales corporales que nos pueden alertar de que algo no va bien y debemos plantearnos visitar a un médico.

En ocasiones, hay personas para las que el cuidado de su salud se convierte en un asunto obsesivo, sobre todo si asocian sus molestias a órganos vitales como el corazón y enfermedades, por lo tanto, letales. Si alguna vez te has planteado “estoy obsesionada con que me va a dar un infarto” sigue leyendo este artículo de Psicología-Online en el que te hablamos sobre por qué te está pasando y qué puedes hacer al respecto.

La preocupación normal por la salud

Como hemos indicado en la introducción, cuidar de nuestra salud y prestar atención a posibles señales de alarma resulta vital para nosotros. Preocuparnos, por ejemplo, por un intenso malestar de estómago, por un pinchazo en el pecho o por un dolor que nunca hemos experimentado, es normal.

La preocupación, tal y como adelantábamos, puede ser mayor dependiendo de la señal que hayamos detectado. Cuando intuímos que la señal puede comprometer a un órgano vital, nuestra preocupación también podrá ser mayor. Por ejemplo, será más fácil alarmarnos por un pinchazo en el pecho que por un dolor de rodilla.

El corazón, como todos sabemos, es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo. Un fallo en su funcionamiento puede tener graves consecuencias sobre nuestra salud y su parada puede acabar con nuestra vida.

Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares serían la principal causa de muerte en el mundo. Este dato también puede sesgar nuestras preocupaciones hacia esta dirección, sobre todo y más aún cuando hemos tenido casos cerca de muerte o enfermedad grave por problemas cardiovasculares.

Por todo ello, no es extraño que podamos sentir preocupaciones sobre nuestra salud, sobre todo en órganos importantes como el corazón y que estas preocupaciones se vean agravadas cuando conocemos casos cercanos de muerte o enfermedad cardiovascular.

La preocupación patológica por la salud

La preocupación por la salud puede dejar de cumplir su función adaptativa y convertirse en desadaptativa cuando se convierte en obsesiva. El diccionario de psicología de la Asociación Americana de Psiquiatría define las obsesiones como pensamientos, ideas, imágenes o impulsos que son persistentes y la persona los experimenta como intrusivo o inapropiado, produciendo ansiedad, angustia o incomodidad. Por todo ello, sabrás si estás obsesionado u obsesionada si la aparición de estas preocupaciones te provocan malestar.

Cuando las preocupaciones no cumplen su función (como por ejemplo empujarnos a visitar a un médico ante una señal que podría ser peligrosa), tampoco será adaptativa.

El diagnóstico de hipocondría

La preocupación excesiva por padecer un infarto podría constituir un trastorno si se cumplen algunos criterios diagnósticos. Estamos hablando de la clásica hipocondría.

En la clasificación diagnóstica de la Organización Mundial de la Salud, CIE-11, la hipocondría se encuentra dentro del grupo “Trastornos Obsesivo-Compulsivos y Otros Trastornos Relacionados”. Este trastorno está definido como el miedo o la preocupación persistentes ante la posibilidad de padecer alguna enfermedad grave o potencialmente mortal, como un infarto.

En la última clasificación diagnóstica de la Asociación Americana de Psiquiatría, DM-5, debemos prestar atención a dos trastornos incluidos en la categoría “Trastorno de Síntomas Somáticos y Trastornos Relacionados” : "trastorno de ansiedad por enfermedad" y "trastorno de síntomas somáticos".

Trastorno de ansiedad por enfermedad

El trastorno de ansiedad por enfermedad requiere que la persona se sienta preocupada por sufrir un infarto cuando sus síntomas son leves o inexistentes. Incluso si la persona sufre algún otro problema de salud como hipertensión o tiene antecedentes familiares de infarto, su preocupación continúa siendo excesiva.

La persona hipocondríaca siente una elevada ansiedad ante temas relacionados con la salud y se alarma con facilidad. En respuesta a sus preocupaciones puede mostrar comportamientos excesivos relacionados con la salud (como la búsqueda constante de atención médica) o evitación (no quiere acudir, por ejemplo, al médico o al hospital).

En este artículo hablamos de la hipocondría, sus causas y consejos para superarla.

Trastorno de síntomas somáticos

En este trastorno han de aparecer, necesariamente, síntomas somáticos que además interfieren con la vida de la persona y/o generan malestar. Estos síntomas provocan preocupación a la persona y van asociados a pensamientos, sentimientos o comportamientos relacionados a dicha preocupación: la persona cree que la situación es mucho más grave de lo que realmente es, padece elevada ansiedad en relación a sus síntomas o a su salud, la persona pasa mucho tiempo pensando en ello, etc.

En este artículo, te contamos qué es la somatización y cómo curarla.

¿Por qué me obsesiona tener un infarto?

En el trastorno de hipocondría la persona experimenta miedo, preocupación y cree padecer una enfermedad grave, pero esto sería resultado de una interpretación errónea de las sensaciones corporales. Rief y Broadbent (2007; visto en Martínez, M.P., 2014)[1] sintetizan los factores que contribuyen a la aparición y mantenimiento de esta problemática y que exponemos a continuación.

A nivel cognitivo, las personas hipocondríacas presentarían preocupación por temas relacionados con la salud y ansiedad ante la enfermedad. Ante determinados síntomas o sensaciones (a los que su atención puede estar sesgadamente dirigida) interpretarían estos de forma catastrófica y sobreestimarían las posibilidades de que les dé un infarto.

Dada la preocupación que le provocan sus síntomas o la idea de que pueda sufrir un infarto, la persona busca información o atención médica, lo que le puede tranquilizar y así mantener dichas conductas.

¿Qué puedo hacer si estoy obsesionada con que me va a dar un infarto?

Si la preocupación es excesiva e interfiere en la vida cotidiana de la persona provocando malestar, lo mejor es acudir a un terapeuta para que valore el caso y pueda realizar la mejor recomendación. El tratamiento psicológico para estos casos se basa en terapia cognitivo-conductual, que actuará sobre:

  • Las creencias, pensamientos y actitudes ante la enfermedad.
  • La atribución causal rígida y errónea de sus sensaciones corporales.
  • La reducción de conductas tranquilizadoras (como buscar información en internet,..).
  • Otros aspectos del caso que sean necesarios de recibir atención clínica.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Referencias
  1. Martínez, M.P. (2014) Trastornos de síntomas somáticos y trastornos relacionados. En Caballo, V.E., Salazar, I.C. Y Carrobles, J.A. (2014) Manual de Psicopatología y Trastornos Psicológicos. Madrid. Pirámide.
Bibliografía
  • Asociación Americana de Psiquiatría (2020). APA Dictionary of Psychology. Recuperado de https://dictionary.apa.org
  • Asociación Psiquiátrica Americana (2014). DSM-5. Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5-Breviario. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
  • Martínez, M.P. (2014) Trastornos de síntomas somáticos y trastornos relacionados. En Caballo, V.E., Salazar, I.C. Y Carrobles, J.A. (2014) Manual de Psicopatología y Trastornos Psicológicos. Madrid. Pirámide.
  • Organización Mundial de la Salud (OMS) (2018) Clasificación Internacional de Enfermedades, 11.a revisión. Recuperado de https://icd.who.int/es