Los malos hábitos más comunes y sus consecuencias

Los malos hábitos más comunes y sus consecuencias

Nuestros hábitos son la clave de nuestro éxito, lo que hacemos cada día sobre la base de nuestra historia y personalidad y la forma en la que vivimos y construimos nuestro futuro. Por esta misma razón, si queremos cambiar nuestra vida para mejor es importante poner de nuestra parte para eliminar definitivamente nuestros hábitos negativos, es decir, esas pequeñas cosas que no nos gustan de nosotros mismos y nos impiden convertirnos en la persona que queremos llegar a ser en el futuro.

En este artículo de Psicología-Online te mostraremos los malos hábitos más comunes y sus consecuencias.

Qué son los malos hábitos

Todos tenemos algún mal hábito que querríamos cambiar. Estos hábitos son ritos que seguimos desde tiempos inmemoriales y que nos hacen sentir en lo que conocemos como "zona de confort", es decir, un espacio o una situación en la que nos sentimos cómodos y seguros.

Los malos hábitos son, por lo tanto, todos aquellos comportamientos que habitualmente hacemos y que son perjudiciales para nosotros y que a menudo obstaculizan que logremos nuestros objetivos, ya que nos impiden realizar el cambio deseado.

Esperar a que algo se haga realidad

¿Cuáles son los malos hábitos más comunes? Repetirse a uno mismopensamientos como "seré feliz cuando tenga..." es una de las trampas de la infelicidad en las que es más fácil caer. No importa cómo termines la frase (una promoción, un salario más alto o una nueva relación), el problema es que pone demasiado énfasis en las circunstancias en las que te encuentras y en las que te gustaría estar. Es importante saber que una situación mejor no implica necesariamente una vida más alegre.

Procrastinar

Otro de los hábitos negativos que debemos intentar evitar es la procrastinación y repetirse frases como "por qué hacer hoy algo que puedo hacer también mañana". Las personas que suelen procrastinar no se encuentran mejor, con más adrenalina y más eficacia, para hacer las cosas en el último minuto, sino que simplemente posponen todo por inseguridad, poca voluntad, miedo a equivocarse o quedar mal.

Overplanning

Planificar es bueno, pero hacerlo en exceso puede ser perjudicial, ya que muchas veces no sirve y, aunque no te des cuenta, se convierte en una forma de retrasar la acción, empleando una cantidad de energía y tiempo realmente desproporcionados respecto a la necesidad real del proyecto.

Perder demasiado tiempo y energía persiguiendo objetos materiales

Cuando por costumbre se persiguen objetos, es mucho más probable sentir tristeza. Una vez superado el sentimiento de desilusión que se siente después de haber obtenido un objeto, se descubre que mientras nos preocupábamos por apropiarnos de dicho objeto, estábamos descuidando personas o elementos de nuestra vida que realmente nos podrían aportar felicidad, como nuestros amigos, pareja o alguna afición que hayamos dejado de lado.

Preocuparse demasiado por las opiniones de los demás

Es importante tomar conciencia lo antes posible de que ninguno/a de nosotros/as logrará satisfacer a todo el mundo con sus decisiones. Por lo tanto, si dejar de intentar hacer feliz a cada persona podrás ahorrar una cantidad considerable de tiempo para empezar a concentrarte más en tu propia felicidad.

No obstante, esto no significa que tengas que convertirte en una persona egocéntrica, sino que entiendas hasta qué punto los demás pueden influenciarte con sus opiniones y empezar a hacer más caso a tus instintos y juicios.

Adoptar una actitud victimista

Las personas infelices tienden a describir la vida como severa y fuera de su control y, según ellos/as, no hay nada que puedan hacer al respecto. El problema de esta filosofía es que refuerza la sensación de impotencia y las personas que se sienten impotentes difícilmente actúan para mejorar su situación.

Si quieres saber más sobre este tema puedes leer el artículo Hacerse la víctima: ¿por qué y cómo dejar de hacerlo?

Ser pesimista

El problema de la actitud pesimista es que, además de desgastar el estado de ánimo, corre el riesgo de convertirse en una profecía autocumplida. Es decir, si esperas que te ocurran cosas desagradables, entonces es más probable que estos eventos acaben sucediendo.

Los pensamientos pesimistas son difíciles de eliminar, al menos hasta que la persona sea consciente de lo ilógicos que son.

Quejarse en exceso

A pesar de que suele ser uno de los malos hábitos más utilizados y normalizados, en la mayoría de ocasiones quejarse por minucias es inútil y, además de que no cambiará la situación, puede empeorar nuestras relaciones. Además, es una actividad que terminará reduciendo aún más nuestro nivel de energía personal y nos sintonizará, una y otra vez, con algo que percibimos como negativo.

Perder demasiado tiempo en cosas que no nos gustan

Perder demasiado tiempo en cosas que no te gustan es otro mal hábito que puede pasarnos factura. Terminar gastando toda tu energía y la mayor parte del tiempo en acciones o proyectos que no te motivan no es bueno para nadie, ni para ti para el proyecto.

Quedarse en casa

Cuando nos sentimos tristes tendemos a evitar a los demás. Esto es un gran error ya que la socialización, incluso cuando no nos apetece, aporta grandes beneficios para nuestro estado de ánimo. Es normal tener días en los que rechacemos cualquier contacto social y prefiramos quedarnos en la cama, escondidos del mundo bajo nuestras mantas.

Sin embargo, cuando estos momentos se convierten en un hábito pueden llegar a destruir nuestro estado de ánimo. Por lo tanto, aprende a reconocer esos momentos en los que la tristeza te vuelve más ermitaño/a y esfuérzate por salir de casa y socializar. Notarás la diferencia de inmediato.

Sentarse en la misma posición durante horas

Sentarse en la misma posición durante horas es malo para la circulación, la espalda y la creatividad, ya que nuestros pensamientos también pueden estancarse. Por lo tanto, levántate al menos una vez cada hora y, si es posible, cambia de habitación o de sala de trabajo.

Darnos duchas con agua caliente

Usar agua demasiado caliente es perjudicial para los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro y puede empeorar las migrañas. Por el mismo efecto de dilatación de los vasos, ducharte con agua muy caliente después de realizar alguna actividad física puede hacerte sentir muy débil y provocar malestar.

Además, este mal hábito también altera la película hidrolipídica de la piel, haciéndola más sensible a las infecciones.

Dormir poco y mal

Descansar bien por las noches es fundamental para nuestra salud psicofísica y nuestro estado de ánimo. Por este motivo, es importante identificar nuestro ritmo ideal de sueño y ajustarlo a la hora a la que normalmente nos vamos a dormir y a la hora a la que nos levantamos.

Estos ritmos pueden variar en cada persona por factores como la edad, por lo que mientras algunas personas necesitarán 8 horas para estar completamente descansadas, a otras bastará con 6 horas de sueño.

Saltarse las comidas

Saltarse algunas comidas puede empezar como una forma aparentemente inofensiva de ahorrar calorías y adelgazar. No obstante, lo cierto es que se trata de un mal hábito alimenticio que se debe tratar de corregir lo antes posible, ya que puede ocasionar graves consecuencias, sobre todo si se trata de alguna de las comidas principales.


Comer rápido y sin concentración

La multitarea también puede manifestarse a la hora de comer, momento en el que el único protagonista debería ser la comida y las sensaciones positivas que derivan de esta. Comer de la manera correcta y centrando la atención en tu plato a la hora de comer ayudará a reducir el estrés. Para ello, es importante mantener una buena postura y masticar bien los alimentos para favorecer la digestión.

Morderse las uñas

Morderse las uñas es otro de los malos hábitos más comunes, y con ellas cutículas y pieles. Ya sea por ansiedad, nerviosismo o vicio adquirido, el resultado seguirá siendo el mismo: una pésima tarjeta de visita e imagenpara las personas de nuestro alrededor.

Estar siempre pegado/a al móvil

Según diversas investigaciones científicas, los teléfonos móviles son fuente de campos electromagnéticos que pueden ser nocivos para la salud, sobre todo si la exposición es prolongada. No obstante, a menudo tendemos a olvidar este hábito negativo y nos mantenemos pegados/as a él en todo momento, incluso cuando estamos en la cama.

Pasar demasiado tiempo en redes sociales

Hoy en día solemos pasar mucho tiempo en redes sociales y prestando atención a los mensajes que bombardean continuamente nuestro móvil. A pesar de que las redes sociales también han supuesto grandes ventajas, los estudios también advierten de los posibles riesgos resultantes de una sobreexposición a las redes, como ansiedad, depresión o aislamiento social.

Pasar poco tiempo en la naturaleza

Entre ir de casa a la oficina e intentar compaginar nuestras horas con el ocio, la vida familiar y social está claro que vivimos muy deprisa. Por lo tanto, en ocasiones puede resultarnos muy difícil encontrar tiempo para estar rodeado de naturaleza, lo que puede volverse un mal hábito y causar consecuencias en nuestra salud mental y física.

Según numerosos estudios, vivir al aire libre, caminar en medio de la naturaleza y dejar que el sol acaricie la piel nos hace más felices, reduce el estrés, facilita la curación y mejora la memoria y la creatividad.

No ponernos crema solar

La creencia de que usando protector solar no conseguirás broncearte no solo es falsa, sino que también puede comportar graves consecuencias para tu piel y salud en el futuro. Por lo tanto, al aplicarte protección solar de forma diaria tu piel estará inmensamente agradecida y reducirás la aparición manchas y arrugas.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
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