Por qué discuto con todo el mundo

Por qué discuto con todo el mundo

Las discusiones son muy constructivas cuando tienen una razón de ser y un desarrollo asertivo. Por el contrario, cuando la persona siente una pérdida de energía constante como consecuencia de discusiones que parecen convertirse en hábito, entonces, conviene corregir esta actitud porque resulta totalmente improductiva.

¿Por qué discuto con todo el mundo? Si te haces esta pregunta, entonces, ten presente que todo aquel que ha pasado por esta situación en algún momento de su vida sabe que esta situación es agotadora a nivel mental. En Psicología-Online te damos las claves para identificar la causa que te limita en tus relaciones con los demás.

¿Por qué me peleo con todo el mundo?

Así como hay personas que siempre encuentran motivos para estar contentas al aprender a ser positivas, otras, por el contrario, adoptan la actitud opuesta. Son personas que siempre tienen argumentos para fijarse en un motivo por el que discutir. Es decir, son personas expertas en buscar la imperfección incluso en un escenario de armonía. Existen distintas manifestaciones de este comportamiento.

Críticas destructivas

Algunas personas se posicionan en un plano de realidad desde el que no miden el efecto que producen sus palabras en sus relaciones con los demás. Pueden llegar a ser muy hirientes en sus valoraciones y observaciones no solo en el mensaje que expresan, sino también, por cómo lo expresan desde un tono de autoridad.

Tal vez discutes de modo recurrente con la gente porque te fijas más en aquellos aspectos que no te gustan de las otras personas que en sus virtudes. Y esta insatisfacción te lleva a fijarte siempre en aquella acción que no te gustó, en las expectativas no cumplidas o en aspectos mejorables.

Reproches frecuentes

Otra manifestación de comportamiento con poca inteligencia social es aquel que lleva a la persona a buscar cambios en los demás por medio de mensajes que muestran reproches continuos. Pero, en este caso, te posicionas en el derecho de hacer esas reclamaciones constantes a los otros.

Dificultades para aceptar las normas

Las normas no solo están presentes en la infancia cuando los niños reciben unas directrices por parte de sus padres con el fin de encontrar en esos principios un apoyo ético en el obrar. Las normas también están presentes en la vida adulta. Por ejemplo, en el trabajo. Sin embargo, algunas personas tienen claras dificultades para relacionarse con el concepto de norma que entienden de manera equivocada como un límite a su propia libertad. De este modo, aquellos que no quieren someterse a ningún tipo de norma discuten constantemente con los demás, sencillamente, porque es inviable convivir sin aceptar los límites.

Si discutes habitualmente con los demás reflexiona en torno a si estás planteando un pulso en esas situaciones en las que quieres hacer valer tu opinión, tu criterio y tu punto de vista por encima de cualquier otro tipo de dato objetivo. Es decir, tal vez quieres demostrarte algo a ti mismo o a los demás a través de esta actitud que no te lleva a ningún fin positivo porque te hace sentir encerrado en un bucle en espiral en el que pasas por secuencias distintas que tienen un esquema similar.

El sufrimiento de las personas que discuten por todo

Las discusiones constantes también pueden ser un claro síntoma del dolor que una persona tiene en su interior como consecuencia de una mala racha. El dolor puede manifestarse a través de actitudes que van más allá del llanto. A veces, un ser humano puede estar sufriendo mucho a nivel interno y, a nivel externo, mostrar este dolor a través de un comportamiento que no es habitual en él. En este caso, el sufrimiento interior adquiere significado precisamente porque las discusiones no tienen un carácter concreto y objetivo sino habitual y recurrente. Es decir, la persona parece estar enfadada con la vida.

En este tipo de situación, es habitual que el entorno próximo, consciente de que esa persona no está pasando por un buen momento, tenga paciencia con el protagonista e intente justificar algunas de sus reacciones. Sin embargo, en algún momento, la persona tendrá que darse cuenta de que no debe descargar sus frustraciones con los demás, posteriormente deberá aprender a desatar los nudos emocionales que producen dolor.

Dificultades para trabajar en equipo

En el entorno profesional, en el ámbito académico o, incluso, en el plano familiar, esta inercia de discutir frecuentemente también puede mostrar las propias dificultades que tiene la persona para trabajar y colaborar en equipo por una meta común. Es decir, si la persona se siente más cómoda desde un rol individualista, las relaciones personales le posicionan en un plano de realidad en el que tiene que llegar a acuerdos con los demás y tomar decisiones comunes.

En relación con el trabajo en equipo, este tipo de conflicto también puede nacer cuando aquel que aspira a posicionarse como el líder del grupo, no consigue ser un referente para los demás. O, también, cuando en un mismo grupo existen dos o más personas que aspiran a ser líderes. Entonces, surge una lucha de poder.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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