Por qué lloran los enfermos de Alzheimer

Por qué lloran los enfermos de Alzheimer

En la sociedad occidental, la población es cada vez más envejecida. El aumento de la esperanza de vida nos plantea un gran reto: mayores tasas de patología en la vejez. Nos encontramos aquí con el gran desafío de la demencia, un síndrome que engloba el deterioro progresivo de las funciones cognitivas y que afecta a la vida diaria del/la paciente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia (entre el 60% y el 70% de los casos).

Con el objetivo de aumentar la calidad de vida de las personas con esta patología, es importante que estemos informados/as sobre qué es la demencia, por qué las personas con demencia presentan alteraciones de la conducta y cómo podemos ayudarles. En este artículo de Psicología-Online, hablamos sobre qué siente una persona con Alzheimer, por qué lloran los enfermos de Alzheimer y cómo calmarles.

Causa de los episodios repentinos de llanto en los pacientes con Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia. La demencia es un cuadro que engloba sintomatología diversa y se define como el deterioro de las capacidades mentales (atención, memoria, percepción, lenguaje, concentración, razonamiento...) y alteraciones conductuales (agitación, inhibición, agresividad...). Por eso, a veces se habla indistintamente de la demencia y el Alzheimer. Sin embargo, no son lo mismo, el Alzheimer es solamente una de las causas de demencia, mientras que esta no es una enfermedad como tal, sino un síndrome que engloba un conjunto de síntomas. En estos artículos, encontrarás la Diferencia entre Alzheimer y demencia senil y las Diferencias entre Alzheimer y demencia vascular.

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa, ya que degenera las células del sistema nervioso: las neuronas. Se cree que la causa está en el papel de dos proteinas. Las placas amiloides y los ovillos neurofibrilares, que son tóxicos para las neuronas, hacen que se dañen, mueran y que se deteriore el tejido cerebral. Tanto es así, que los cambios en el cerebro pueden apreciarse visualmente con técnicas de neuroimagen como la resonancia magnética, la tomografía computarizada o la tomografía por emisión de positrones.

El daño comienza en regiones en las que las neuronas son más sensibles, por ejemplo, el hipocampo (cuya función está relacionada con la memoria y el aprendizaje) es muy susceptible a los efectos de la enfermedad de Alzheimer. Por eso, uno de los primeros síntomas observables es el problema para consolidar recuerdos.

A continuación, el deterioro cerebral afecta a las zonas donde se encuentran neuronas altamente especializadas, las encargadas de las funciones cognitivas superiores como la atención y la concentración, la memoria de trabajo, el razonamiento, el lenguaje, la ejecución de la conducta, el manejo emocional y el control de los impulsos. Por eso, uno de los síntomas del Alzheimer es la alteración del estado de ánimo, la labilidad emocional y el llanto incontrolable. Los/as enfermos/as de Alzheimer pueden llorar sin motivo aparente, porque han perdido la capacidad de regular sus emociones y manejar su conducta.

También puede ser que lloren por algún motivo fundamentado. Los veremos en el siguiente apartado.

Motivos que desencadenan episodios de llanto en personas con demencia

¿Por qué lloran las personas con demencia? Aunque el llanto sea un síntoma más de la enfermedad, a veces puede estar indicando algún tipo de malestar que debemos identificar y solucionar en la medida de lo posible.

  • Molestias físicas: puede ser que la persona tenga algún dolor, incomodidad o necesidad fisiológica y no pueda verbalizarla correctamente debido al deterioro del razonamiento y el lenguaje. Cualquier molestia puede estar causando que la persona se encuentre irritable o que tenga un episodio de llanto intenso e incontrolable.
  • Estímulos externos: también puede ocurrir que se encuentre abrumado por los sonidos, luces, movimiento o ajetreo del ambiente.
  • Factores psicológicos: al inicio de la enfermedad, suele haber consciencia del deterioro y puede ser motivo de angustia para la persona, también puede echar en falta a seres queridos, puede sentir soledad, melancolía, puede entristecerse, tener miedo, etc., y llorar por ello. Las personas con Alzheimer también pueden seguir llorando por los mismos motivos que una persona que no tenga la enfermedad.

Qué siente una persona con Alzheimer

Una de las preguntas más frecuentas en psicogerontología es si los enfermos de Alzheimer son conscientes del deterioro y cómo lo perciben. Veamos cómo viven los/as pacientes su enfermedad.

Primeras fases

En las primeras fases, el/la paciente es consciente de su deterioro cognitivo. Puede darse cuenta de que falla su memoria, de que se desorienta, de que no es capaz de identificar a una persona, no le sale una palabra..., en estas situaciones aparecen la frustración y el miedo. El miedo puede ser muy intenso cuando la persona se da cuenta de que no recuerda ciertas cosas importantes, puede sentir que está perdiendo parte de su ser.

Cuando una persona percibe la pérdida de sus capacidades cognitivas se asusta mucho, siente incertidumbre e incluso vergüenza por necesitar cierta ayuda. Ante los problemas de memoria y lenguaje, el o la paciente siente mucha frustración por no poder recordar algo en concreto o por no poder expresar aquello que piensan porque no encuentran las palabras adecuadas. En general, las personas con Alzheimer pueden sentirse solas, incomprendidas y confusas.

Fases intermedias

Una vez avanza el deterioro, la persona deja de ser consciente del déficit cognitivo, pero puede sentirse muy abrumada por no comprender el entorno. El deterioro del lenguaje puede afectar a la comprensión, en cuyo caso, la persona no entiende completamente lo que los demás intentan transmitir. Eso produce angustia e inquietud.

Les cuesta saber los motivos de los actos de las personas. Por ejemplo, cuando un/a cuidador/a ayuda a un/a enfermo/a a desvestirse, puede que la persona con Alzheimer no comprenda sus intenciones y sienta que está invadiendo su espacio personal y su intimidad y que, ante ello, reaccione con angustia y agitación.

Se van deteriorando las capacidades para regular la conducta, las funciones ejecutivas, la flexibilidad cognitiva y las habilidades sociales como la comprensión, empatía, asertividad..., todo eso puede conllevar conflictos en las relaciones interpersonales, mayor irritabilidad, enfado, frustración...

También puede haber problemas en la percepción y pueden presentar alucinaciones (estímulos percibidos por los sentidos que no corresponden con la realidad). La reacción emocional dependerá del contenido de dichas alucinaciones. Por ejemplo: se puede oir una voz amable y amigable que no genere ansiedad, o se puede ver un animal peligroso que genere en el paciente una reacción de pánico.

Otro de los síntomas habituales en las demencias son los delirios (creencias irreales que se perciben y se creen como totalmente reales e irrefutables). Hay muchos tipos de delirios, un delirio muy común es el delirio de ruina. Las personas con demencia con este tipo de delirio creen que han perdido sus posesiones y su dinero. Eso les produce mucha preocupación y ansiedad. Otro delirio común es el celotípico, en el que la persona está convencida de que su cónyuge le es infiel, sin ningún tipo de fundamento. En este caso, la persona siente dolor, desconfianza y ansiedad. En cada tipo de delirio, la vivencia será diferente y también variará en función de la persona.

Fases avanzadas

Cuando el deterioro cognitivo es grave, la persona pierde la capacidad de relacionarse con el entorno, por lo que se va aislando, la capacidad de realizar las actividades básicas de la vida diaria, como comer, caminar o, incluso mantenerse sentado.

Sabemos, que una de las cosas que más perduran son los recuerdos emocionales, por lo que pueden reaccionar positivamente ante familiares, música conocida, etc.

Cada persona es única, y los y las pacientes con demencia siguien teniendo sus diferencias individuales. No tienen por qué presentar todos los síntomas ni vivirlos del mismo modo.

Cómo calmar a un enfermo de Alzheimer

Los episodios de agitación o llanto intenso son comunes en personas con Alzheimer debido a la afectación de la enfermedad. Veamos cómo calmar a una persona con demencia:

1. Nuestro tono y actitud

Para que cualquier intervención funcione, la premisa es que nuestro tono y actitud sea amable y respetuoso. Debemos hablar lentamente, haciendo pausas, respetando sus ritmos, repetir las veces que sea necesario... Todo con una actitud tranquila y relajada, que es la que le queremos transmitir.

2. Necesidades básicas

Lo primero para calmar a una persona con demencia que esté llorando es asegurar que estén cubiertas sus necesidades básicas: que haya comido, bebido, descansado, que esté limpia, etc.

3. Comodidad

Asegurar que esté cómoda: que no le apriete la ropa, cambiar de postura, cambiar de ubicación, comprobar que la temperatura sea agradable, etc.

4. Salud

Ante un episodio de agitación o llanto es imprescindible explorar su estado de salud. Se debe realizar una exploración médica, porque el llanto puede estar desencadenado por un dolor o malestar que no sabe expresar.

  • La infección de orina es muy común en mujeres mayores y puede causar esta desestabilidad emocional. Si por su historia clínica es una causa probable, se debe realizar una tira reactiva e inicar tratamiento antibiótico. Todo ello pautado por el personal sanitario correspondiente.
  • También puede haber otras afecciones como una contractura, e incluso, podría haber alguna fractura.
  • Es común la fractura de cadera en mujeres mayores.
  • Se debe observar la piel por si pudiera haber alergias o irritaciones que le molesten.
  • Así como también el estado de las heces, ya que podría tener malestar gastrointestinal.

5. Preguntar

Una vez nos hemos asegurado de que no hay ningún malestar físico que debamos solucionar, debemos preguntar a la persona qué le pasa. Puede que explique algún motivo (que puede ser real o una creencia delirante) o puede que no explique nada. También podemos preguntarle qué necesita. Se deberá ajustar la invervención al estado cognitivo de la persona con demencia.

6. Validar la emoción

Sea cual sea el motivo, validaremos la emoción (que no la creencia ni el motivo). Nos mostraremos comprensivos/as, empáticos/as y no emitiremos ningún juicio (llorar no está bien ni mal).

7. Acompañar

Como hemos visto en el anterior apartado, es habitual que las personas con demencia se sientan desubicadas, desorientadas, preocupadas, angustiadas..., por tanto, en las crisis de llanto, estaremos a su lado física y emocionalmente, acompañando la expresión emocional, siendo un pilar positivo y estable que favorezca la vuelta a la calma.

8. Traducción emocional

En caso de que el estado de su razonamiento y lenguaje lo permitan, le explicaremos a la persona por qué le ocurre lo que le ocurre. Por ejemplo:

  • "Claro, has visto a un perro que te quería atacar (en caso de presentar una alucinación visual) y te has puesto nerviosa. Por eso estás llorando tanto. Aquí puedes llorar y desahogarte. Estás bien y estás a salvo con nosotros."
  • "Te entiendo. Has visto a tu familia y te has emocionado mucho. Por eso estás llorando. Es normal que nos emocionemos con nuestros seres queridos. Espero que disfrutes mucho de su compañía."
  • "A veces lloramos y no sabemos ni el por qué. No pasa nada. El llanto es una expresión emocional y es normal. ¿Quieres un abrazo o que respiremos juntas?"

9. Ofrecer apoyo

En función de su nivel de comprensión, podemos explicarle que puede recurrir a nosotros cuando esté nerviosa o desbordada. Podemos decirle que puede acudir a nosotros para lo que necesite, que estamos ahí para ayudar, etc.

También podemos ofrecer un gesto de cariño, un abrazo, una caricia, darle la mano, una sonrisa, palabras de afecto...

10. Distracción

Una vez hemos dejado un espacio a la expresión emocional, podemos ayudarles a relajarse a través de la distracción. Podemos hacer varias cosas:

  • Ofrecer un objeto que llame su atención.
  • Iniciar una conversación de un tema de su interés.
  • Cambiar de espacio.
  • Dar un paseo.
  • Iniciar una actividad, ya sea doblar toallas o pintar dibujos.
  • Captar su atención. Por ejemplo: "¿Has visto cómo han crecido las flores del jardín? ¡Vamos a verlas!" "¿Te gustan mis uñas? ¿Quieres que pintemos las tuyas?"

11. Estímulos positivos

También podemos recurrir a cosas que sabemos que le gustan y le relajan. Esto implica conocer bien a la persona. Puede ser una fotografía de un familiar, incluso llamar un familiar para que oiga su voz, un vaso de su bebida favorita, un juego que le guste, conversar de temas como el día de su boda, un perfume o una crema de su agrado, un masaje, un peluche, una canción, una muestra de afecto... Hay mil opciones, dependerá de la persona.

En función del nivel de deterioro y de las preferencias personales, elegiremos las opciones más útiles para cada caso.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
  • Deví, J. (2015). Manual de intervención clínica en psicogerontología. Herder Editorial.
  • Caprara, M., & López Bravo, M. D. (2014). Psicogerontología.
  • Fernández-Ballesteros, R. (2004). La psicología de la vejez. Encuentros multidisciplinares.