Qué es el ego y cómo opera

Qué es el ego y cómo opera

El ego es una entidad psíquica que construimos para transitar nuestros días a lo largo de nuestra vida. Se trata de la construcción de una serie de mecanismos de actuación que nos permiten expresarnos y adaptarnos a este mundo y que son creados a partir del momento en el que no le es permitido a nuestro Ser esencial manifestarse tal y como necesita.

En el siguiente artículo de Psicología-Online, vamos a exponer qué es el ego y cómo opera, cómo reconocerlo y cómo eliminarlo.

Qué es el ego de una persona

El "yo" o ego de una persona hace referencia al "personaje" que hemos creado sobre nosotros mismos y hemos interiorizado como la imagen que nos representa, el ser que creemos que somos. El ego es el resultado de la suma, combinación, estructuración y elaboración de nuestras vivencias acontecidas desde la gestación, durante toda la infancia hasta la adolescencia y de nuestra interpretación de ellas.

Desde el planteamiento psicoanalítico, el ego se basa en el "principio de realidad" y supone el ajuste que realiza nuestro organismo entre estas dos instancias psíquicas para adaptarse al sistema familiar y social en el que se encuentra:

  • El "ello": las necesidades innatas que siente la persona desde el inicio de la vida y cuya satisfacción, en la mayoría de los casos, le garantiza la supervivencia y favorece su óptimo desarrollo (por ejemplo: llorar cuando tiene hambre, cuando necesita afecto, cuando siente miedo; succionar el pecho como necesidad vital de alimentación y protección; solicitar presencia y cuidado afectivo; moverse libremente; explorar el mundo; etc.)
  • El "superyo" (o conciencia moral): a partir de los 4 o 5 años empieza a desarrollarse esta entidad psíquica de manera lingüística-verbal pero ya desde el mismo inicio de la gestación se crea un discurso interno sobre lo que está bien y lo que está mal, cómo debemos actuar, quienes somos, cuánto valemos, qué tenemos que hacer para recibir amor, cómo debemos protegernos, etc. que, en estos momentos primarios, quedan registrados a nivel corporal y no-verbal, por tanto, a nivel muy inconsciente, pero cuya fuerza sobre nosotros es inmensa, precisamente por su inconsciencia.

Para dicho ajuste, el ego hace uso de diferentes "mecanismos de defensa" a través de los cuales gestiona la combinación entre estas necesidades y el discurso moral interno para acabar constituyendo la personalidad definitiva, el personaje que representará la persona en su vida.

Cómo funciona el ego

El funcionamiento del ego es el siguiente: el bebé/niño siente, desde el inicio de su vida, impulsos que le llevan a actuar con la intención de satisfacer dichas necesidades. Pero ocurre, que en ocasiones, dichas necesidades no son cubiertas tal y como necesita. En estos momentos el bebé sufre una gran ansiedad y dolor.

Cuando esta situación se repite ante una misma necesidad, se da en un momento crítico del desarrollo vital (por ejemplo, durante el embarazo, durante el nacimiento o antes del año de vida) o con un alto nivel de intensidad (alguna negligencia o maltrato), el bebé realiza una asociación entre su impulso/necesidad y la respuesta recibida concluyendo cierta idea/sensación que interioriza como creencia sobre él mismo y lo que merece de los demás (constituyéndose como superyó o conciencia moral).

Re-vivir esta situación le produce dolor pero, con todo, sigue sintiendo ese impulso/necesidad. Como no puede satisfacer directa y sanamente esta necesidad, buscará una solución alternativa que vendrá determinada por la creencia interiorizada sobre la situación (el superyó). El resultado de todo ello será la creación de determinado "mecanismo de defensa" que le permitirá sobrellevar sin tanto dolor ese impulso.

Según Anna Freud existen los siguientes mecanismos de defensa:

  • Represión: mecanismo que elimina, reprimiendo en el inconsciente, toda situación o vivencia que le produce dolor (ejemplo: no recordar que se ha vivido abusos sexuales en la infancia).
  • Negación: negar algún hecho o sentimiento por la incapacidad de la persona para aceptarlo e integrarlo.
  • Proyección: se trata de un tipo de negación de sentimientos o deseos propios que se atribuyen a otro por no poder, igualmente, reconocerlos y aceptarlos en uno mismo.
  • Racionalización: permite aportar una explicación racional a un hecho o emoción que, de otro modo, no podría aceptarse
  • Intelectualización: mecanismo por el cual la persona analiza en detalle las situaciones para poner distancia con respecto a sus sentimientos y emociones y, de este modo, no sufrir.
  • Formación reactiva: lleva a la persona a expresar justamente la conducta o emoción contraria a lo sentido, por no poder aceptar ese sentimiento propio.
  • Regresión: ante una situación de estrés o malestar, la persona regresará a conductas propias de etapas evolutivas infantiles en las que quedó fijada, es decir, que no fue capaz de resolver.
  • Desplazamiento: se sustituye el foco que provoca nuestra ansiedad o enfado por otro para reducir el malestar que generaría expresar directamente la emoción sobre el foco principal causante.
  • Sublimación: este mecanismo transforma un impulso potencialmente peligroso en una conducta socialmente aceptable.

En este artículo hablamos en profundidad sobre los mecanismos de defensa de Anna Freud.

Cómo reconocer el ego: ejemplos

Con lo dicho, el ego está construido sobre la base de la no escucha y no aceptación de las propias necesidades (negación, sublimación, proyección, etc.) como resultado de la angustia o miedo que ha provocado la vivencia original de no-atención de su impulso. Por tanto, el ego se construye sobre la frustración de todas estas necesidades junto con la escucha irracional de una serie de creencias falsas sobre nosotros mismos (superyó). Como resultado de todo ello, el ego se constituye como una parte débil y asustadiza de nosotros mismos que sale a batallar con espada y escudo para defenderse del mundo hostil en el que vive mediante los diferentes mecanismos de defensa.

¿Cómo podemos reconocer al ego?

  • Para reconocer el ego basta con escucharnos internamente y detectar, de las conductas que hacemos, aquellas que siempre nos harán sentir mal, nos harán daño. Incluso cuando la conducta está dañando al exterior (por ejemplo, ser altanero o agresivo con los demás), internamente nos está hiriendo a nosotros igualmente al estar dirigida por el ego. De hecho, con el paso de los años, la manifestación continuada de esta entidad va dañando a la persona que, para sanarse, manifiesta estas heridas a través de todo tipo de enfermedades (físicas o emocionales).
  • Otra manera de reconocerlo es a través del cuerpo. Las conductas egoicas siempre suponen la contracción de alguna parte del cuerpo (respiración, ojos, mandíbulas, tórax, abdomen, cervicales, etc.). Los trabajos corporales son una gran ayuda para detectar nuestras zonas contraídas.
  • La tercera manera de reconocer el ego, es observar qué parte de nosotros genera dicha conducta. Cuando esta viene motivada por nuestro ego, viene dirigida por pensamientos negativos (de miedo, desconfianza, rencor, etc.) o por emociones negativas (ira, tristeza, ansiedad, júbilo descontrolado, etc.).

Algunos ejemplos de conductas egoicas serían las siguientes:

  • Dominante y manipulador: las personas con estas conductas controlan las situaciones para sentirse seguras. Aquí puedes ver más información sobre las personas manipuladoras.
  • Agresivo-defensivo: personas desconfiadas que siempre ven lo negativo de las situaciones y se defienden atacando.
  • Huidizo-evitativo: personas que evitan afrontar ciertas situaciones para no afrontar el malestar que les supone.
  • Miedoso-asustadizo: personas igualmente desconfiadas cuya respuesta ante determinados aspectos es el miedo, la paralización y la contracción.
  • Sabelotodo: saber de todo, o creerlo, le aporta la seguridad que necesita. En este artículo hablamos sobre personas arrogantes y soberbias.
  • Orgulloso: es incapaz de reconocer cuando se ha equivocado.
  • Acaparador: su conducta siempre va dirigida a ser el centro de atención.

Diferencias entre el ego y el ser

Teniendo claro lo que es el ego, podemos diferenciarlo de lo que es el SER o manifestación auténtica de la persona, que se encuentra más allá de las conductas egoícas.

La expresión más clara de nuestro Ser auténtico la podemos observar en los bebés y niños de edades tempranas. Las personas nacemos puras y libres de cualquier tipo de condicionamiento externo o interno. En estos momentos, nuestro ser se manifiesta de manera real y auténtica existiendo una total coherencia entre lo que sentimos y expresamos. Sin embargo, con el paso de los años, el condicionamiento externo que vivimos a través de nuestras experiencias va creando nuestro ego y empezamos a manifestarnos a través de este personaje como modo de sobrevivir y obtener lo que necesitamos en este mundo.

A diferencia del ego, el Ser auténtico es el reflejo directo de nuestra alma. Es bondadoso, sincero, bienintencionado, cordial, alegre, pacífico, fraternal, etc. El Ser manifiesta los valores reales e inherentes al ser humano que son vulnerados como consecuencia de la construcción del ego. En este artículo explicamos los valores humanos.

Cómo eliminar el ego de una persona

La eliminación del ego no es tarea sencilla aunque sí resulta necesaria para la sanación real de nuestras almas y cuerpos si deseamos cambiar el mundo (las manifestaciones del ego son la causa de los malestares e injusticias de este mundo). Para eliminar el ego será necesario la "catarsis" o limpieza interior que nos permitirá re-conectarnos con nuestro Ser esencial, la manifestación real de nosotros mismos.

Los pasos para llevar a cabo este proceso de catarsis serán:

  1. Realizar un proceso de introspección para detectar qué mecanismos de defensa actúan en nosotros. En este artículo encontrarás cómo hacer un ejercicio de introspección.
  2. Buscar los orígenes que ocasionaron la constitución de dichos mecanismos.
  3. Re-vivir aquella situación y ser contenidos emocionalmente tal y como necesitamos en ese momento.
  4. Re-construir esa situación desde el momento presente, diferenciando las verdades de las mentiras que acontecieron en ese momento.
  5. Iniciar un proceso de prohibición y rechazo de la mentiras que sostuvieron los mecanismos de defensa, fortaleciendo las bondades de nuestro ser puro y auténtico.
  6. Mantenernos activos, firmes y alerta en este discernimiento para no permitir que, ante momentos de debilidad y fragilidad, vuelvan a instaurarse aquellas viejas quimeras.

La manifestación de nuestro ser esencial es un proceso que no debería ser interrumpido desde la infancia. No obstante, teniendo en cuenta el sistema social en el que nos encontramos, resulta complicado por las interferencias y obstáculos que se dan al maternar/paternar/educar. Resulta, por tanto, necesario realizar el proceso de purificación personal interior para, al liberarnos poco a poco de nuestro personaje, manifestarnos finalmente como los seres bondadosos y fraternales que somos. Únicamente de este modo podremos mejorar y cambiar el mundo. Aquí hablamos sobre la crianza consciente.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
  • Alonso, A. (2015). Definición de la semana: Ello, yo y superyó.
  • López Morcillo, A. Entender el ego: descubre por qué no eres quien te crees que eres.