Qué es el miedo al frío extremo y cómo superarlo

El miedo al frío extremo, o criofobia, está clasificado dentro de las fobias específicas según el DSM-V^[1], ya que se trata de un miedo irracional a un estímulo concreto, en este caso el frío extremo. Por lo tanto, podríamos decir que la criofobia es el temor acusado o ansiedad en relación con el frío extremo de manera inmediata.

En estos casos, también se pueden presentar conductas evitativas a las situaciones de frío extremo, no debidas al malestar físico que genera el frío en el cuerpo, sino a la ansiedad que se experimenta en él.

Algunos de los síntomas que pueden manifestar las personas que padecen de criofobia son los siguientes:

• Aceleración del ritmo cardíaco.
• Sensación de peligro: interpretación de que el frío extremo puede suponer un peligro.
• Sensación de miedo.
• Pérdida de control sobre la conducta ante el frío extremo.
• Reducción de la capacidad para llevar a cabo la conducta que se estaba realizando, pese a ir lo suficientemente abrigado.
• Evitación del frío o situaciones en las que la persona puede tener sensación de frío extremo.

No hay una única causa de la criofobia o el miedo al frío extremo, sino que se trata de una interacción entre genética y ambiente en la que hay ciertos factores que predisponen a las personas a padecerlo, así como factores protectores ante la aparición de esta fobia. A continuación, te explicamos cuáles son las causas genéticas y ambientales del miedo al frío extremo.

Causas genéticas

La parte genética implicada en la manifestación de la criofobia es aquella que se relaciona con el circuito neuroanatómico del miedo y el circuito neurohormonal del estrés, los cuales dan lugar a esa respuesta desmesurada de ansiedad ante el frío extremo.

• Circuito neuroanatómico del miedo: se ha demostrado que se activa la amígdala cerebral en las fases de adquisición del miedo condicionado y cuando se experimenta miedo, dando lugar a un aumento de la conductancia electrodermal. Además, también se ha observado que la actividad del córtex prefrontal ventromedial incrementa, concretamente la parte dorsal del córtex cingulado anterior y el córtex de la ínsula durante el "aprendizaje del miedo". Además, también se activa la parte del hipocampo asociada al procesamiento del contexto.
• Circuito neurohormonal del estrés: el circuito líbico-hipotalámico-hipófiso-suprearrenal (LHHS) está implicado en la aparición de fobias y en la manifestación de estrés y ansiedad. Este circuito está relacionado con la experiencia que el individuo tiene y la situación en la que se encuentra. Teniendo en cuenta esto, se puede explicar como la exposición temprana de una persona al estrés agudo modifica la formación del circuito del miedo, alterando la sensibilidad y reactividad de la hormona liberadora de corticotropina y los sistemas adrenérgicos. Esta alteración favorece el desarrollo de trastornos de ansiedad causados por criofobia.

Así pues, la heredabilidad genética es una de las causas del miedo al frío extremo, pues crea la vulnerabilidad genética necesaria para poder desarrollar el trastorno si se dan las circunstancias ambientales oportunas.

Causas ambientales

La interacción con el entorno también interviene en la aparición de la criofobia. Descubre cómo a continuación:

• Inhibición conductual hacía determinadas situaciones se ha asociado con el posterior desarrollo del miedo al frío extremo.
• Padres o cuidadores ansiosos o estilo parental sobreprotector: la sensibilidad a la ansiedad y el afecto negativo y neuroticismo son factores que predisponen al individuo a padecer criofobia.
• Contingencias educativas y ambientales: interactúan con la herencia ambiental y la vulnerabilidad genética a la ansiedad. Juegan un papel importante en el desarrollo de la criofobia.
• Acontecimientos vitales estresantes y el aprendizaje social: sumados a la vulnerabilidad a la ansiedad, son el cóctel perfecto para que aparezcan trastornos fóbicos como el miedo al frío extremo.

La mejor forma de superarlo cuando el miedo está muy arraigado es la terapia cognitivo-conductual, ya que es la que mayor eficacia ha demostrado para tratar casos de fobias específicas. Para ello, existen varias terapias que pueden aplicarse de forma conjunta y complementaria o individual. Las vemos a continuación:

• Terapias de exposición: consisten en confrontar al paciente de una forma gradual y repetida con la situación temida, en concreto con el frío extremo, hasta que se reduzca la ansiedad por un proceso de habituación/ extinción del miedo. Ante esta fobia en concreto, es importante que la persona vaya bien abrigada para no provocar un refuerzo al miedo irracional.
• Técnicas de control fisiológico: enseñan habilidades al paciente para controlar su propia activación fisiológica y hacer frente a las situaciones que provocan estrés o ansiedad.
• Terapias cognitivas y motivacionales: son técnicas centradas en las cogniciones del paciente que tratan de modificarlas y controlar las emociones y conductas asociadas como psicoeducación, reestructuración cognitiva, refuerzo positivo y técnicas de resolución de problemas.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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