Dicen que el amor no entiende de edades, colores o razas, pero el amor tampoco es limitado, raro o finito. La norma en nuestra sociedad, cuando nos referimos a relaciones, es la monogamia, las relaciones cerradas. Por ello, cualquier relación que desafíe este estándar será polémica, morbosa, estigmatizada… Algunas la abrazarán diciendo haber encontrado algo que por fin encaja con su vida, otras lo criticarán y demonizarán cuál idea de Satán, y otras ni se habrán enterado del tinglado. El poliamor es, sin duda, una de estas formas de transgresión de la norma, y que cada vez más está a la orden del día. Pero, ¿sabemos realmente qué es el poliamor? ¿Su definición? ¿Los tipos que hay? En Psicología-Online te lo explicamos.
Qué es el poliamor
Muchos mitos y concepciones erróneas sobre lo que es el poliamor corren entre quienes hablan sobre él. Una buena manera de explicar el poliamor es dejando claro lo que no es:
- No es poligamia. La poligamia se refiere al régimen familiar por el cual, prácticamente en todas las culturas que lo permiten, el hombre tiene más de un cónyuge del otro sexo, mientras que en el poliamor todos los miembros tienen las mismas condiciones y los vínculos no tienen porque ser necesariamente heterosexuales.
- No es infidelidad. Si bien es cierto que en el poliamor se puede tener más de una amante, todas las personas involucradas están enteradas del juego y todas lo aceptan. ¡No se trata de tener una pareja oficial a la que engañas con otras, sin que lo sepa, “porque eres poliamorosa”, amiga!
- No son rolletes. Y tampoco ir de flor en flor. Muchas creen que las personas que están en este tipo de relación es porque son incapaces de comprometerse, pero la verdad es que, el poliamor, como cualquier otro tipo de relación, requiere compromiso con las personas implicadas.
Empezamos a ver que el poliamor se trata de algo más serio y complejo de lo que habríamos imaginado. Entonces, ¿cuál sería su definición?
Poliamor: definición
¿Cuál es el significado de poliamor? Poliamor, etimológicamente significa “pluralidad de amor” o “abundancia de amor”. El poliamor es un tipo de relación no monógama en la que no hay exclusividad sexual y/o afectiva. Es decir, son relaciones donde las personas involucradas pueden tener más de un vínculo solamente sexual, solamente afectivo (sí, también se pueden mantener relaciones sin sexo) o sexoafectivo con otras personas.
Esto es posible ya que uno de los principios del poliamor se basa en que nadie es propiedad de nadie y el amor que podemos dar y recibir no tiene límite, sino que se multiplica a sí mismo con cada relación que nos hace más ricas.
Tipos de poliamor
Alrededor de las relaciones no monógamas han empezado a salir infinidad de nombres que designan muchos subtipos de relaciones: poliamor, amor libre, relación abierta, anarquía relacional, etc. Mil clasificaciones que no acaban de coincidir porque en realidad muchos de estos términos se solapan y los límites no acaban de estar del todo claros. En lo que parece haber más consenso es en la separación entre el poliamor y las relaciones abiertas. Estas últimas se refieren más a la pluralidad de vínculos sexuales y no tanto afectivos como el poliamor y englobarían, por ejemplo, a las swingers, el polisexo,… Dentro del poliamor encontramos dos tipos, según la organización de las relaciones:
- Poliamor jerárquico: en el que hay una relación principal y las demás son secundarias.
- Poliamor no jerárquico: en el que todas las relaciones se encuentran en el mismo nivel.
Poliamor desde la psicología
Este tipo de relaciones, al igual que las monógamas a las que estamos acostumbradas, son complicadas y no siempre salen bien. En el poliamor es necesario mucho consenso, hay que hablarlo y acordarlo todo ya que no hay nada preestablecido y la relación debe ir adaptándose a las necesidades de cada miembro. Por ello, se requiere un alto nivel de comunicación y asertividad entre las personas implicadas, mucho trabajo introspectivo, conocernos a nosotras mismas, tener una buena autoestima, empatía y saber gestionar las emociones: trabajar la dependencia, los celos, etc.
No es que en las relaciones monógamas no haya que tenerlo también en cuenta, pero en el poliamor, al tener que lidiar con más de una relación a la vez, todos estos elementos se ven magnificados, y puede ser más fácil caer en malas prácticas.
Además, estas relaciones deben ser éticas y acogerse a valores tales como el respeto, la igualdad, la aceptación, los cuidados, la responsabilidad, entre otros. Los parámetros de cada relación los establecen los miembros de la misma y, hay que tener claro que, si funciona, la relación es tan válida como cualquier otra.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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- Easton, D. y Hardy, J. W. (2009). Ética promiscua. Editor digital: Rojo ePub r1.0
- Vidal, L., Estrada, L., Coler, R., Balover, M., Montegamia, M. y Santana, A. C. (2017). En defensa d'afrodita. En contra de la cultura de la monogàmia. Barcelona: Tigre de paper.