Realidad social, alienación y psicopatologías. El papel de la conciencia en la Logoterapia.

Realidad social, alienación y psicopatologías. El papel de la conciencia en la Logoterapia.

Mi comprensión del tema desarrollado me da más elementos para comprender lo que es el hombre, su relación con la psicología y esbozar algunos lineamientos de lo que vendría a constituir una psicología humanista del hombre y para el hombre, así como el papel que juega la logoterapia en todo esto. Veamos los puntos que nos parecen más relevantes.

Una psicología humanista debe tomar en consideración la razón, el orgullo de tenerla y la libertad, así como la influencia de lo social en la conducta de la gente. Tendiendo todo ello a lograr el bienestar humano. Esto supone una ciencia que no esté divorciada de la vida, del acontecer cotidiano del ser humano ya que éste se encuentra desarmonizado y debemos reestablecer su estado de armonía.

En este artículo de Psicología-Online, nos centraremos en conceptos como realidad social, alienación y psicopatologías. El papel de la conciencia en la Logoterapia.

En lo teórico

Ahora bien, una psicología como la propuesta implica el conocer y hacer, en tanto habría que centrarse en la mente humana como creación de la historia. Con ello, es viable formar un hombre adecuado para una sociedad libre, igualitaria, un hombre autónomo, responsable, vigoroso. Sólo así el ser humano podrá ir de lo real individualmente a lo posible socialmente.

Para lograr lo anterior, conceptos como libertad, progreso y el tipo de ideal son fundamentales, estando en el horizonte la felicidad como un objetivo a cumplir y de autorrealización del hombre. Conseguir todo esto presume tener a la idea de progreso como uno de los ejes principales.

La búsqueda de una ciencia del hombre y la psicología que de ahí se desprende, necesita de un análisis antropológico de las situaciones históricas y culturales concretas, las cuales influyen en el comportamiento de los individuos. Esto debe enmarcarse en la existencia de clases sociales y desigualdades como producto natural de la lucha por la vida. Esta lucha trae como resultado estados de angustia en la gente.

Para nosotros, la vida es una categoría de realización personal; el desarrollo de la conciencia conforma una dialéctica entre el sujeto y el objeto; la conciencia del individuo es la unidad de lo experimentado con lo sabido; la conciencia pone de manifiesto el ser y la esencia del individuo.

Una psicología ligada al ser humano necesita comprender a cabalidad el problema de la alienación. En la producción, los objetos que produce el hombre no son suyos, los produce para ganar un salario, son un medio y no un fin. Esto enajena al individuo de un mundo en que él debería participar creativamente. El mundo de la creación personal no es el del obrero industrial, del productor del campo o del empleado del comercio y los servicios y, por ende, de la persona. Por tanto, al enajenarse de sus propios productos, el trabajador también se enajena del mundo, lo cual lo lleva a perder la comunión con sus semejantes. Esta es la fenomenología de la inmoralidad.

Una psicología humanista busca crear una sociedad postalienada en la que el hombre cree sus propios significados, libres y variados, en las que se dominen a las fuerzas sociales, para que logren su felicidad y su desarrollo más pleno. Para esto, de lo que se trata es que el hombre introduzca la razón crítica en el reino de los asuntos humanos, de contar con un cerebro orientador.


En nuestra propuesta incorporamos planteamientos como: la naturaleza del yo es el control cortical central de la conducta, éste nos ayuda a ver cómo difiere el placer y cómo se realizan las percepciones y las decisiones humanas; el adiestramiento temprano deforma el punto de vista del niño, esto le impide enfrentarse al punto de vista del adulto; la noción de identificación o imitación, apoyada en una teoría de la angustia para describir el desarrollo de la personalidad por medio de “la identificación”, “los mecanismos de defensa”; el concepto de super-yo, o sentido del deber moral, es el estilo de vida que sigue el niño para evitar la angustia y para disminuir la censura de los adultos; el niño se vuelve el reflejo de sus padres y se comporta como ellos lo desean aún después de su muerte; la ruptura de las relaciones humanas se explica por el hecho de que cada individuo aprende a su manera a evitar la angustia, en un contexto familiar singular, es decir, se enfoca el proceso de desorganización social en un microcosmos.

Podemos considerar a la personalidad como un conjunto integrado por tres elementos interdependientes: la percepción de sí mismo del organismo, los objetos en su campo y los valores que el individuo aprende a darse a sí mismo.

Una categoría característica de la vida y ciencias humanas y también de la psicología es el concepto de significado (poético, artístico y religioso) que ayuda al desarrollo del yo. El hombre crea sus significados, su propio mundo, y cuando lo hace insuficientemente, se aparta de la vida aislándose, lo que puede llevar a la esquizofrenia y a la depresión. Cuando el hombre pierde la convicción de sus actividades sociales cotidianas, el significado elemental y básico desaparece. Aquí lo que está en juego es la propia vida.

El hombre es el único animal que puede crear significados. Uno de ellos es el amor. El amor es el problema de un individuo que debe encontrar la vida y para percibir su propio ser, tiene que entablar un diálogo con la naturaleza. El amor, el arte y la vida buena son los tres grandes aspectos de la vida humana, que surgen de una fuente común: la espontaneidad y la libertad.

El hombre que proponemos tiene confianza en sí mismo; se relaciona por medio de la solidaridad social, teniendo como base la libertad individual real con fundamento en una vida en comunidad en la que no se sacrifique lo uno en aras de lo otro.

El hombre consigue sus valores en la medida en que va descubriendo las relaciones con los objetos, así sabe más de éstos; al saber más de éstos, tendría más significados y validez.
La psicología orientada al ser humano, no puede entenderlo si estudia a un individuo aislado de la sociedad y del momento histórico en que vive, porque el ser humano es un ser social, y si no se le estudia de esta manera, pierde su esencia.

Si la psicología se da en el ser humano y éste es un ser social, la explicación de sus características psicológicas deben buscarse en el tipo de sociedad en que vive ya que el hombre es producto de sus relaciones sociales. Entonces, en gran medida, la tarea del psicólogo consiste en conocer cómo se relaciona un individuo con su sociedad, para entender su manera de pensar, hablar, actuar y, en suma, su personalidad.

El hombre consta de tres partes: cuerpo, mente y espíritu. El primero está sujeto a nuestros sentidos e indagaciones, lo mismo que las demás partes del mundo material externo. La mente es una sustancia, agente o principio al que referimos las sensaciones, ideas, placeres, dolores y movimientos voluntarios. El espíritu se manifiesta en la relación con otro ser humano, reconociéndonos en él y él con nosotros.

Elementos importantes en lo que se sugiere son: la creencia instintiva; la percepción; la mente que observa un fenómeno determinado, comienza a relacionar, estructurar y configurar dicho fenómeno; el cerebro que tiende a agrupar la información a través de significados, los cuales serán integrados en forma estructural.
Desde el punto de vista metodológico, no podemos comprender el todo sin ver sus partes, pero podemos ver las partes sin comprender el todo.

En lo conceptual

El concepto de estructura es fundamental en lo que estamos tratando ya que éstas no pueden ser definidas en términos de realidad exterior, sino en términos de conocimiento, puesto que son objetos de la percepción y no realidades físicas.

Dos planteamientos centrales en el pensamiento psicológico son los conceptos de comprensión y explicación. Esta última se centra en el análisis y la división para buscar las causas de los fenómenos y su relación con otras realidades; en tanto que la comprensión se refiere a la captación de las relaciones internas y profundas mediante la injerencia en su intimidad, respetando la originalidad y la indivisibilidad de los fenómenos. Así, en lugar de parcializar la realidad, como lo hace la explicación, la comprensión respeta la totalidad vivida; el acto de comprender reúne las diferentes partes en un todo comprensivo.

Otro aspecto en el conocimiento es algo que podríamos llamar intuición científica. Esta se refiere al significado, alcance o estructura de un problema en especial. Su característica es la espontaneidad, ser íntima, inesperada, instantánea, intensamente clara y no ocurre a través del razonamiento.

En psicología las percepciones y observaciones juegan un papel trascendental: Asimismo, la psicología, como ciencia humana, tiene algunos presupuestos básicos: trata de ser fiel al hombre como persona. En la tradición científica existe el gran prejuicio de que la persona humana no puede ser estudiada científicamente. La psicología humanista intenta ampliar el concepto de ciencia de tal manera que comprenda el estudio riguroso, sistemático y crítico del hombre como persona.

El núcleo central del ser humano consiste en que el hombre posee la capacidad de autorrepresentarse. Esta posibilidad de contemplarse a sí mismo desde afuera, de autoproyectarse, de autoduplicarse, de autorreproducirse, esta capacidad de tomar conciencia plena de sí mismo es una característica distintiva del hombre y es la fuente de sus cualidades más elevadas. Esta capacidad le permite distinguirse a sí mismo del mundo exterior, le facilita vivir en un tiempo pasado o futuro, le permite hacer planes para el porvenir, utilizar símbolos y usar abstracciones, verse a sí mismo como lo ven los demás y tener empatía con ellos, comenzar a amar a sus semejantes, tener sensibilidad ética, ver la verdad, crear la belleza, dedicarse a un ideal y, quizá, morir por él.

El ser humano está sediento de relaciones auténticas y profundas, de relaciones humanas donde pueda ser él mismo en todas sus dimensiones y aceptado plenamente como es. Esta relación profunda, de persona a persona, es una relación “yo-tú”; es decir, una mutua experiencia de hablar sinceramente uno a otro como personas, como somos, como sentimos, sin ficción, sin hacer un papel o desempeñar un rol, sino con plena sencillez, espontaneidad y autenticidad.

Por otra parte, el estudio del hombre debe empezar por una apreciación del hombre en el acto de tomar decisiones responsables. El enfoque humanista enfatiza de manera particular el cultivo de cualidades tan profundamente humanas como la conciencia, la libertad y elección, la creatividad, la valoración y la autorrealización, en cuanto opuestas a un pensar sobre los seres humanos en términos mecanicistas y reduccionistas.

En psicología el ser humano va moldeando los objetos de su percepción de acuerdo con sus características personales. En este plano, el cerebro juega un papel de capital importancia ya que será a través de los órganos de los sentidos y del sistema nervioso en su conjunto como se irá mediando aquello que estamos percibiendo e interpretando en nuestro cerebro.

Un elemento de cardinal importancia para una psicología con enfoque humano es la intención. La intención es aquello que unifica y da sentido a cada uno de los actos o hechos humanos. De esta manera, al ser humano se le podrá comprender en la medida en que se utilice el sentido común para tener visiones integrales, holísticas y dinámicas, teniendo en cuenta siempre que el ser humano actúa con responsabilidad y libertad.
El método humanista en la psicología requiere de una base filosófica fundamentada en el diálogo: el hecho fundamental de la existencia humana es el hombre con el hombre.

Esto nos lleva a la “psicología del encuentro” cuya base de sustentación se encuentra en la relación yo-tú. Esta idea nos plantea una vinculación o relación de persona a persona, de sujeto a sujeto, es decir, una relación de reciprocidad que implica un encuentro.
Desde el punto de vista logoterapéutico, podemos decir que el hombre es un ser individualizado cuyo centro está en la activi­dad espiritual, lo que le da la posibilidad de ser algo único y en plenitud.

Elemento fundamental en la constitución de la persona es la libertad; ésta viabiliza el tener conciencia y constituye al hombre unitaria y totalmente.

La persona no admite escisiones, es nueva, original, única e irrepetible; se define por su ser espiritual y está gobernada por una voluntad de sentido, con capacidad de autodistanciamiento y autotrascendencia.
La dimensión espiritual es el aporte fundamental de Frankl ya que constituye lo específicamente humano. Junto con esto tenemos a la consciencia y la responsabilidad que son los dos polos básicos de la existencia humana. Con ellos el hombre se da cuenta de lo que hace y se hace responsable de sus actos.

Ahora bien, la única manera de ser responsable y consciente es por medio de la interpelación que un ser humano le hace a otro. Esto significa una relación, siendo a través de ésta que el individuo se hace humano.

La unidad del ser consciente y el ser responsable da como resultado la autotrascendencia, ya que la persona trasciende al ser responsable y consciente hacia otra persona. El ser atraído por otra persona que nos va a interpelar y nosotros a ella, nos lleva a la autoconciencia, a ser concientes del otro, de sus necesidades.

Ante la interpelación del otro somos libres en la medida que le respondamos o no. Esta es la intencionalidad existencial, en donde dejamos de ser egoístas. Responder o no a quien nos interpela es nuestra libre decisión, si lo llevamos a cabo la autoconciencia se transforma en consciencia ética. Es ahí donde se observará si somos capaces de responder al otro o si lo ignoramos. Si actuamos positivamente, abrimos nuevas posibilidades de relacionarnos con los demás y entramos en la dimensión humana. Hasta cierto punto necesita uno olvidarse de sí mismo para atender al otro. Este autoolvido sólo se logra autotrascendiendo. Aquí la voluntad juega un papel nodal ya que ella es el ser conciente en la medida en que hace lo que decide, responsabilizándose de ello.

Lo inconsciente es la potencia del espíritu y la consciencia es la realización personal del mismo espíritu. Al ser concientes, encontramos el sentido de la vida.

Por su parte, el logos se refiere al sentido de la existencia humana. En el interior del logos encontramos un diálogo entre un yo y un tú. Este tú, para nosotros, es el otro yo. En cuanto es otro, es totalmente distinto de nosotros. Gracias a esta identidad que se llama espíritu en la distinción entre personas, y a esta distinción entre una y otra en la identidad de sí mismo, es como se realiza un encuentro existencial, una relación entre sujetos que se reconocen mutuamente, una entrega mutua por la que se convierten en lo que son. Esta coexistencia es logos. Es el verdadero nosotros, que ya es distinto del mero yo aislado. Sin un tú, el yo es imposible.

La conciencia es un logos, un macrologos, que acepta la realidad sin preconceptos, con un enfoque de totalidad. En la logoterapia el hombre se revela como “conciencia”. Hay “hombre” cuando aparece la “conciencia”. Se trata, pues, de conciencia “espiritual”, ética o moral.

Socialmente hablando, cuando no hay conciencia, aparecen los síntomas de la neurosis colectiva: la actitud provisional ante la existencia y la actitud fatalista ante la vida, la forma de pensar colectivista y el fanatismo, esto se reduce a la fuga de la responsabilidad y al miedo a la liber­tad.
Finalmente, tenemos el vacío existencial. Este es siempre una posibilidad y la vida contemporánea nos ofrece vacíos por todas partes. Tanto es así que el aburrimiento se ha convertido en una causa de en­fermedad psíquica de primer orden.

Toda nuestra vida realizamos, amamos y sufrimos, lo cual se registra en nuestro paso por el Mundo. Este pasar por nuestro entorno, puede ser satisfactorio, pero también tornarse dramático. Martin Buber nos enseñó que la vida del espíritu no es monológica sino dialógica, siendo nuestro interlocutor principal la vida misma

En la evidencia empírica

A lo largo de este trabajo, se ha demostrado la importancia del entorno social en el comportamiento de las personas. El proceso de enajenación que vien aparejado a esto es fundamental ya que en él se gestan las condiciones de posibles psicopatologías. La información económico-social a nivel mundial y nacional son relevantes en este nivel.

Este proceso de enajenación, de dejar de sentir que yo soy yo, que lo que hago no me pertenece, genera vacíos existenciales y carencias de sentido de vida.

La problemática internacional y del país en materia de salud mental, así como de sus tendencias, son alarmantes y nos hablan de un mundo vacío, sin sentido aparente, en donde las personas sólo son utilizadas por los regímenes económicos y políticos de diversa índole, provocando estados de soledad y angustia cada vez más profundos en las personas.

Los estudios de caso analizados para ciertos lugares de México, evidencian una total falta de sentido de vida en la gente.

Si bien la información estadísitica demuestra que la depresión es la enfermedad mental por excelencia en la humanidad, podemos aventurar, sin temor a equivocarnos que la mayor parte de la población en el mundo tiene problemas existenciales y espirituales que deberían pensarse como problemas ya de salud pública.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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