Secuelas del estrés postraumático

Secuelas del estrés postraumático

Al pasar por un evento traumático como, por ejemplo, un accidente de coche, podemos experimentar diversas lesiones físicas que requieren de hospitalización. Una vez recuperado el cuerpo, es posible que todavía persista el miedo, el malestar, la angustia y la incertidumbre sobre el futuro. A pesar de que las situaciones traumáticas pueden surgir en cualquier momento de la vida y bajo circunstancias muy diversas, el efecto de las mismas se ve reflejado en aquello que sentimos, observamos y percibimos del ambiente. Sin embargo, ¿Cómo podemos detectar estas situaciones? ¿Esto ocurre de la misma manera en todos los seres humanos? ¿Por qué reaccionamos así frente a estos acontecimientos?

En este artículo de Psicología-Online te mostraremos cuáles son las principales secuelas del estrés postraumático.

Qué es el trastorno de estrés postraumático

El trastorno de estrés postraumático es una patología mental que se caracteriza por la presencia de un malestar prolongado posterior a un evento traumático. Este cuadro clínico es considerado por el DSM-V[1] según algunas cualidades que lo representan.

Los criterios diagnósticos y síntomas que deben cumplirse para establecer un diagnóstico adecuado son:

  • Exposición real o imaginada a un peligro de muerte mediante la forma de violencia sexual o lesiones de gravedad
  • Alteraciones cognitivas.
  • Duración de un mes o más.
  • Las alteraciones causan un deterioro de las relaciones laborales, sociales y familiares.
  • El deterioro no puede ser explicado por la presencia de otro trastorno mental y/o la ingesta de sustancias tóxicas o medicamentos.

Síntomas de estrés postraumático

¿Cómo se comporta una persona con estrés postraumático? Tomando en consideración las particularidades anteriormente mencionadas, es posible puntualizar una serie de síntomas característicos de esta patología:

  • Malestar prolongado.
  • Pensamientos intrusivos acerca del suceso traumático.
  • Evitación de estímulos relacionados.
  • Dificultad de recordar situaciones.
  • Baja autoestima.
  • Percepción alterada de la realidad.
  • Falta de interés en actividades.
  • Problemas de concentración.

Depresión

La presencia de estados de alerta y temor constantes puede ocasionar cuadros depresivos de gravedad. En estos casos, se presenta una falta de voluntad para llevar a cabo actividades cotidianas y retomar intereses que estaban presentes en los momentos anteriores al evento traumático.

Si bien cada cuadro depresivo tiene variables específicas según cada persona, debe tenerse en cuenta la intensidad de la patología. En ciertos casos, puede ser necesario el suministro de medicación psiquiátrica. En el siguiente artículo encontrarás Cuál es el perfil de una persona depresiva.

Alteraciones del sueño

Una de las secuelas que pueden presentificarse en las personas que han vivido situaciones traumáticas son alteraciones en los patrones del sueño. En líneas generales, se producen a raíz de desregulaciones en el sistema nervioso central.

En algunos casos, las personas desarrollan insomnio debido a estados de hipervigilancia constante. Dicho de otro modo, aparece la persona presenta dificultades para dormir por un predominio del nerviosismo. Otras personas poseen hipersomnia como consecuencia de una imposibilidad de afrontar momentos de la vida cotidiana. A pesar de que es necesario estudiar casos puntuales, podría pensarse que es un mecanismo de defensa provisto por la mente.

Ideas suicidas

Este es uno de los indicadores que deberían ser motivo de internación en centros de salud mental, creación de espacios terapéuticos y red de contención familiar. Otra de las secuelas que podrían surgir tras la exposición a eventos traumáticos es la aparición de pensamientos suicidas recurrentes.

En muchos casos, la baja autoestima y la falta de voluntad para afrontar proyectos inconclusos producen este tipo de pensamientos. Cuando esto ocurre, es necesario actuar de urgencia por el riesgo de muerte que podrían implicar.

Ansiedad social

Otra de las principales secuelas que pueden surgir a raíz del estrés postraumático es la ansiedad social, un síntoma que puede dominar la vida de la persona. En este sentido, la búsqueda de soluciones rápidas y eficaces puede llevar a que la persona actúe impulsivamente frente a momentos puntuales, por lo que en estos casos se vuelve necesario estar alerta.

En este artículo encontrarás más información sobre el Trastorno de ansiedad social: qué es, síntomas, causas y tratamiento.

Trastornos de la alimentación

En algunos casos, las personas que atravesaron momentos difíciles pueden padecer trastornos alimenticios severos que podrían representar cierto riesgo para la vida de la persona. Por un lado, se manifiesta una pérdida abrupta del apetito y una disminución marcada de peso corporal que desencadene serios inconvenientes en desarrollar actividades cotidianas.

Por otro lado, es posible que surja la necesidad de ingerir comida de forma excesiva. Esto puede traer complicaciones de salud tales como obesidad, colesterol o diabetes, entre otros.

Pesadillas

Por último, las personas que han sido diagnosticadas con un cuadro de estrés postraumático pueden desarrollar pesadillas. En términos generales, los sueños que relatan pacientes afectados suelen estar relacionados o rememorar de forma persistente la situación ocurrida. Por esta razón, es frecuente escuchar qué han soñado en relación con el evento traumático en reiteradas oportunidades.

Otros de los efectos que se manifiestan en el cuerpo en estos casos son la falta de aire, confusión, desequilibrio, entre otros.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Referencias
  1. Asociación Estadounidense de Psiquiatría (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (5ta edición). Arlington: Editorial Médica Panamericana.
Bibliografía
  • Carvajal, C. (2002). Trastorno de estrés postraumático: aspectos clínicos. Revista Chilena de Neuro-psiquiatría, 40 (2), 20-34.