Técnica de la tortuga: cuento para trabajar el autocontrol

Técnica de la tortuga: cuento para trabajar el autocontrol

La técnica de la tortuga (o cuento de la tortuga) es habitualmente usada en niños con dificultades para controlar sus impulsos y emociones delante de determinados estímulos, pero ¿en qué consiste la llamada técnica de la tortuga? Para responder a esta frecuente pregunta, no dudes en seguir leyendo este artículo de Psicología-Online: técnica de la tortuga: el cuento para trabajar el autocontrol.

Técnicas de autocontrol

Cuando hablamos de autocontrol nos referimos a aquella capacidad de dominarse a uno mismo. En otras palabras, se trata de la capacidad de controlar los propios impulsos, emociones, deseos, acciones, entre otros.

Es más, el autocontrol es una capacidad que permite alcanzar una serie de beneficios, tales como:

  • Una mejor expresión
  • Tener en cuenta los puntos de vista y opiniones ajenos
  • Pensar con más claridad
  • Mejorar las relaciones sociales
  • Mejora la autoestima
  • Provoca un sentimiento de menor vulnerabilidad
  • Mayor facilidad para resolver conflictos
  • La toma de mejores decisiones

Así pues, el autocontrol es una capacidad que se puede adquirir a lo largo de los años. Concretamente, los procedimientos más efectivos usados comúnmente para adquirir el autocontrol son: por un lado, los procedimientos de autoinstrucción y, por otro lado, los procedimientos de autorreforzamiento, o bien, una combinación de ambos.

  • En cuanto a la autoinstrucción, nos referimos a aquel procedimiento en el que el individuo se da instrucciones u órdenes a sí mismo, con la finalidad de regular su propia conducta impulsiva.
  • Otramente, en cuanto al autorreforzamiento, nos referimos a aquel procedimiento en el que el individuo se ofrece a sí mismo, después de realizar determinada conducta, una serie de refuerzos o consecuencias positivas.

Técnicas de psicología infantil

Para adquirir conductas de autocontrol en niños, es habitual usar técnicas basadas en metáforas y cuentos infantiles adaptados a la edad del individuo, como es el caso de la técnica de la tortuga, de la técnica del volcán, de la técnica del oso Arturo, entre otros. Así pues, las metáforas y los cuentos son una gran herramienta para fomentar la posibilidad de cambio, tanto a nivel conductual como a nivel cognitivo.

Cuento de la tortuga

La técnica de la tortuga empieza con el cuento de la tortuga:

Hace mucho tiempo, había una hermosa y joven tortuga que se llamaba Clota. Clota acababa de comenzar las clases, tenía justamente X años (X es igual a la edad del niño a quien se le lee el cuento). A Clota no le gustaba demasiado ir al colegio, sin embargo, ella prefería quedarse en su casa para estar con su hermano pequeño y con su madre. No quería ir al colegio a aprender cosas nuevas, solo le gustaba ir a correr, jugar, etc.

Le parecía muy complicado y muy cansado resolver fichas, copiar lo que la maestra escribía en la pizarra y/o participar en las actividades con sus otros compañeros. Tampoco le gustaba escuchar y atender a lo que explicaba el maestro, para ella parecía más divertido hacer ruidos imitando el sonido de los motores de coches, y nunca recordaba que no debía hacer esos ruidos mientras el profesor hablaba. Clota solía gastar bromas a sus compañeros y meterse con ellos. Por eso, ir al colegio era una situación bastante dura para Clota.

Todos los días, cuando Clota iba de camino a la escuela, se decía a sí misma que se comportaría de la mejor manera posible para no meterse con sus compañeros. Pero aunque se prometiera todo esto a sí misma, le resultaba muy fácil que alguna cosa la descontrolara y, al final, siempre terminaba castigada, enfadándose y peleándose. Así pues, Clota lo pasaba muy mal, muchas veces pensaba “siempre ando metiéndome en líos, si sigo por este camino, al final voy a terminar odiando al colegio y a todos los compañeros y profesores”.

En uno de sus peores días, en el que se sentía mal, se topó con una vieja y sabia tortuga, la más grande que había visto en toda su vida. Era una tortuga muy grande en todos los sentidos, tenía más de 300 años y de un tamaño grande como una montaña. Clota estaba un tanto asustada, se dirigía a la vieja tortuga con una voz pequeña y vergonzosa. Pero al cabo de poco tiempo, Clota se dio cuenta de que la gigantesca tortuga era muy agradable y simpática y, parecía estar dispuesta a ayudar a Clota en su mal día.

Entonces la vieja tortuga le dijo a Clota: “¡Oye! ¿Sabes qué? Te contaré un pequeño secreto que te ayudará: la solución para resolver tus problemas la llevas contigo, encima de ti”. Clota no le entendió, y le miró expresando que no entendía nada con su mirada de curiosidad. “¡Tu caparazón es la solución! ¿No sabes para qué sirve tu caparazón?”. Clota le seguía mirando con cara de saber más. “El poder de tu caparazón es que tú puedes meterte dentro de él y esconderte siempre que tengas sentimientos como la rabia, la ira, etcétera. Así, por ejemplo, te puedes esconder siempre que tengas ganas de romper cosas, de chillar, de pegar a algo o alguien, entre otros. Cuando te escondas dentro de tu caparazón, puedes aprovechar ese instante para descansar, y esperar a no estar tan enfadada. Por eso te recomiendo que la próxima ocasión en que te enfades, métete en el caparazón”.

A Clota le pareció muy buena idea. Estaba muy contenta y con ganas de probarlo e, así, intentar controlar sus enfados en el colegio. El siguiente día de clase ya lo practicó, cuando de sopetón, uno de sus compañeros le dio un golpe, sin querer, en la espalda. En ese instante, Clota empezó a enfadarse, tanto que casi pierde los papeles y le devuelve el golpe. Pero de repente, recordó el sabio consejo de la vieja tortuga. Entonces recogió, tan rápido como pudo, sus brazos, sus piernas y su cabeza dentro de su caparazón y se mantuvo allí hasta que se le pasó el enfado.

Clota se dio cuenta de que era una muy buena idea, ya que le encantó poder estar tan bien dentro de su caparazón, donde nadie podía molestarla. Al salir de allí dentro, se asombró al ver que su maestro le estaba mirando con una gran sonrisa en su rostro, contento y orgulloso de lo que había hecho Clota.

Por eso, decidió seguir usando ese truco durante lo que quedaba de año. Lo usaba cada vez que algún compañero o alguna cosa le molestaba, pero también lo usaba cuando ella tenía ganas de pegar o discutir. Al cabo de un tiempo, logró actuar siempre de esta manera, una manera muy diferente de la que actuaba antes. Se sentía muy contenta y orgullosa de sí misma y, todos sus compañeros le admiraban por como lo hacía y, se mostraban muy curiosos por saber cuál era su secreto.

Técnica de la tortuga

La técnica de la tortuga es una de las técnicas de control de impulsos para educar a los niños y niñas y cambiar la mala conducta.

La técnica de la tortuga fue ideada y creada por Marlene Schneider, con la finalidad de promover conductas de autocontrol para paliar las conductas impulsivas de los niños en el aula.

Para poder captar la atención de los niños en cuanto a la técnica de la tortuga, se recomienda contarles una historia (como la que encontrarás en el apartado anterior), en formato de cuento infantil adaptado en función de la edad de cada niño.

La idea es que, mediante el cuento de la tortuga, los niños se sientan identificados con la tortuga pequeña y joven, para que así, puedan extrapolar el comportamiento resolutivo de la tortuga a sus situaciones diarias en el aula y, poder controlar sus propias acciones, emociones y sentimientos disruptivos. Por eso es importante remarcarles, al finalizar la lectura de la historia, que cuando ellos se sientan enfadados o molestos, con ganas de gritar, pegar, etcétera, pueden hacer lo mismo que hacia la pequeña tortuga.

Así pues, se trata de una técnica de autocontrol emocional metafórica, en la que la tortuga es el personaje que representa la situación en la que se encuentran los niños. Concretamente, la técnica de la tortuga o cuento de la tortuga está compuesta por cuatro fases:

  • Fase 1: el niño debe reconocer sus emociones y pararse a pensar (metiéndose en su caparazón), y respirar tranquilamente para poder pensar en posibles soluciones. Para poder simular el caparazón, el niño también puede recoger sus piernas rodeándolas con sus brazos, de modo que queda más recogido y protegido por sí mismo.
  • Fase 2: mantener la postura tensamente durante unos diez segundos.
  • Fase 3: en esta fase, el niño debe ir aflojando la tensión de su cuerpo, y relajándose hasta que tenga el cuerpo relajado por completo.
  • Fase 4: en la fase final es en la que se debe felicitar al niño por su esfuerzo y por su resultado. Es una buena manera de asegurar una mayor posibilidad de aumentar la aparición de esta conducta de autocontrol. También es importante, en esta fase, que el niño explique qué es lo que le ha hecho sentir enfadado y cómo se ha sentido recurriendo a la técnica de la tortuga.

En el siguiente artículo encontrarás otras estrategias para controlar el enfado en niños.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
  • Curiel, P. (2017). Problemas de autocontrol y de la conducta en el aula.
  • Gómez, I., y Luciano, M.C. (1991). Autocontrol en niños: un estudio experimental sobre dos procedimientos en la adquisición de conductas de espera. Psicothema, 3(1), 25-44.
  • Schneider, M., y Robin, A. (1990). La técnica de la “tortuga”: un método para el autocontrol de la conducta impulsiva.