Teorías cognitivas: cuáles son, tipos y ejemplos

Teorías cognitivas: cuáles son, tipos y ejemplos

El cognitivismo, apareció en los años sesenta con las investigaciones de U. Neisser, que hizo la primera formulación teórica en Psicología Cognitiva (1967), se ha expandido con las investigaciones de A. Collins, G.A. Miller, D. Norman, G. Mandler, D.E. Rumelhart, J.S. Bruner, para desembocar en un primer corpus doctrinal con H. Gardner en La ciencia de la mente (1985) y con M. Minksy con La sociedad de la mente (1986), donde la postura cognitivista reconoce su deuda con la filosofía, la antropología, la neuropsicología, la informática y la cibernética.

Por tanto, el cognitivismo no es una escuela psicológica, sino una orientación que se remonta a las diferentes corrientes y escuelas psicológicas, oponiéndose en especial al conductismo. A través de este artículo de Psicología-Online vamos a ver las diferentes teorías cognitivas, cuáles son, tipos, ejemplos, definiciones y autores.

Teorías cognitivas del aprendizaje

En primer lugar, veremos la definición de aprendizaje desde la teoría cognitiva. Según las teorías cognitivas, el aprendizaje es un proceso cognoscitivo que tiene su origen en la necesidad de construir y estructurar lo real, implícito en la interacción entre el yo y el medio ambiente, y se estudia analizando los cambios que se producen en las estructuras cognitivas de la persona y en su personalidad.

La psicología cognitiva, en efecto, comparte con el conductismo la convicción de que el estudio del aprendizaje debe ser objetivo y que las teorías del aprendizaje deben brotar de la evidencia experimental. Mientras que, sin embargo, las teorías conductistas estudian el aprendizaje como un hecho "molecular", analizando las conexiones estímulo-respuesta, las teorías cognitivas estudian el aprendizaje como hecho "molar", analizando los cambios en las estructuras cognitivas del sujeto y su personalidad.

Según Jerome Bruner, psicólogo y pedagogo de orientación cognitiva, cada individuo posee los motivos intrínsecos para aprender, un concepto que sigue siendo válido teniendo en cuenta los fenómenos de motivación cognitiva que pueden estar condicionados para el adulto. Bruner definió el aprendizaje como el fenómeno de "obtener información de alguien usando la mente de otra persona", un acto de descubrimiento, no un evento al azar. Implica la espera de encontrar regularidad e informes en el medio ambiente, por lo que la solución de los problemas a través de estrategias de investigación estructurada es una parte integral del aprendizaje de nuevas nociones. Sin embargo, hay que añadir que, cuando se examina la relación entre motivación y aprendizaje, intervienen múltiples factores que condicionan, según varios elementos, el éxito del aprendizaje. Las teorías cognitivas subrayan en particular la naturaleza constructora del proceso de aprendizaje; los patrones hipertextuales permiten al sujeto aprender que se percibe a sí mismo como constructor del dominio de aprendizaje. En este artículo hablamos sobre las teorías del aprendizaje según Bruner.

Los métodos de enseñanza de matriz cognitiva tienen como objetivo dar a los alumnos la posibilidad de observar, inventar, descubrir estrategias cognitivas adaptadas al determinado contexto. El profesor, ofreciendo ideas, feedback, construye una estructura que será útil para cada estudiante para controlar autónomamente sus procesos de aprendizaje. Los sistemas educativos y de enseñanza basados en el cognitivismo se centran, pues, en la transmisión por el alumno de modelos mentales que deberá seguir, adquiriendo habilidades cognitivas y aprendizajes cognitivos que le permitan actuar con eficacia.

En este artículo encontrarás más información sobre la teoría cognitiva del aprendizaje y la teoría del desarrollo cognitivo de Piaget.

Teorías cognitivas de la emoción

Fritz Heider (1958) parece ser el pionero de las teorías cognitivas de las emociones, indicando el nexo entre las emociones y los estados cognitivos y destacando su influencia recíproca. Los procesos cognitivos condicionan nuestras emociones y a la inversa.

  • Por ejemplo, si un individuo tiene admiración (emoción agradable) hacia otro, puede comenzar a creer (pensamientos) que este posee numerosas virtudes.
  • Por el contrario, si experimenta, por ejemplo, envidia (emoción desagradable) hacia el otro, podrá atribuirle (pensamientos) varias características negativas. Por lo tanto, nuestros conocimientos pueden estar condicionados por la presencia de una emoción.

La base de las modernas teorías cognitivas de las emociones se puede encontrar en la de Magda B. Arnold (1960), que, además de haber tenido una influencia directa e indirecta sobre los teóricos posteriores, sugirió que la evaluación (appraisal) de un evento es la base de cualquier reacción emocional. Las emociones, con todos los cambios fisiológicos relacionados con ellas, comienzan con la evaluación cognitiva de lo que sucede en el ambiente (antecedentes situacionales) y la misma situación puede provocar emociones diferentes en personas diferentes, en función de la evaluación realizada. De ahí que la terapia cognitiva pretenda modificar las interpretaciones, los pensamientos y las creencias para generar otro tipo de emociones en consecuencia. En este artículo sobre la terapia cognitivo-conductual hablamos de las técnicas cognitivas.

En los años 80, cada vez más psicólogos cognitivistas comenzaron a estudiar las emociones, hasta entonces de interés predominante de la tradición psicodinámica. Gracias a esta atención se multiplicaron las teorías de la evaluación de las emociones, y un ejemplo ilustrativo fue el modelo Stimulus Evaluation Check (SEC) de Klaus Rainer Scherer (1984). El autor propuso una red para el estudio del proceso de evaluación (appraisal) de un evento-estímulo, muy importante ya que en relación con ella se tendría la reacción emocional. La multiplicidad de los elementos que concurren en el proceso de evaluación del evento, por parte del individuo, explicaría por qué, una misma situación elicitante, puede producir emociones diferentes en personas diferentes. Posteriormente, el propio Scherer (2001) revisó su modelo, formulando la teoría del control secuencial de la diferenciación de las emociones.

En los mismos años también Ortony, Clore y Collins (1988) estudiaban la contribución de los conocimientos en los procesos emocionales. De su teoría, en la que también examinan las relaciones entre eventos, agentes y objetos, traemos la idea de que existe una especie de reacción en cadena que parte de la focalización (consciente o inconsciente) del individuo en un evento, que induciendo una emoción, lo prepara para la acción.

Teorías cognitivas de la motivación

La teoría de las necesidades básicas elaborada por Mcclelland marcó un hito en el estudio de los determinantes cognitivos de la motivación. David Mcclelland identifica tres razones principales:

  • La necesidad de éxito (o éxito) refleja el deseo de éxito y el miedo al fracaso.
  • La necesidad de pertenencia combina los deseos de protección y socialidad con el miedo al rechazo por parte de otros.
  • La necesidad de poder refleja los deseos de dominio y el temor de dependencia.

Los individuos difieren en la fuerza de cada uno de estos motivos, además, las situaciones varían en el grado en que están relacionados y estimulan uno u otro motivo. Se atribuye un papel significativo a los procesos cognitivos que catalogan los estímulos en relación con los motivos, determinando la naturaleza e intensidad de los vectores motivadores, los motivos implícitos que impulsan a la acción, se originan en incentivos externos que desencadenan reacciones emocionales específicas. Posteriormente, con el aprendizaje, se desarrolla un esquema cognitivo que organiza estas reacciones emocionales en categorías positivas y negativas, delineando así los estímulos que hay que buscar y los que hay que alejar. Con la experiencia y el aprendizaje, un número cada vez mayor de situaciones se asocia a estos fuertes incentivos, consolidando el motivo y transformándolo en motivación explícita.

La teoría de la atribución de Weiner se basa en juicios retrospectivos sobre las causas (internas o externas) atribuidas a sus prestaciones.

  • Las personas que atribuyen sus logros a sus capacidades personales, y sus fracasos a un compromiso insuficiente, realizan tareas más difíciles y persisten a pesar de los fracasos.
  • De lo contrario, aquellos que asocian sus fracasos con déficits de capacidad y sus éxitos a factores situacionales tenderán a comprometerse poco y renunciarán fácilmente a las primeras dificultades.

La teoría expectativa-valor (J. W. Atkinson, V. H. Vroom, Fishbein y Ajzen), en sus diversas formulaciones, vincula la motivación tanto a la expectativa sobre la ocurrencia de ciertos resultados, como al atractivo de tales resultados. Lo que distingue a los diferentes modelos es el tipo de motivación a la que se aplica la teoría: para Atkinson (volviendo a proponer la teoría de las necesidades básicas de Mclelland) la motivación al éxito, para Ajzen y Fishbein la norma subjetiva, para Vroom la convicción de que el comportamiento es realizable con el compromiso. En este artículo hablamos sobre la teoría de las expectativas de Vroom.

Por último, las teorías centradas en objetivos conscientes se basan en la capacidad de fijarse objetivos estimulantes y evaluar sus propios resultados es uno de los principales mecanismos de motivación. La motivación expresada mediante la búsqueda de estándares estimulantes ha sido confirmada en el ámbito de la investigación sobre la elección de los objetivos (teoría del goal setting de Edwin A. Locke y Gary P. Latham).

Teorías cognitivas de la personalidad

Las teorías cognitivas de la personalidad comenzaron a desarrollarse en la segunda mitad de los años 59, tuvieron una amplia expansión en los años 60 y 70 y luego se convirtieron en un modelo de referencia actual muy seguido también en la terapia de los trastornos de personalidad.

Una primera teoría relevante, parcialmente asimilable a los nuevos planteamientos cognitivos, es la elaborada por George R. Kelly: su teoría de las construcciones personales afirma que la personalidad es una organización integrada basada en esquemas o construcciones a través de los cuales el individuo conoce, interpreta y se modifica en la relación con el ambiente. El individuo es una especie de científico que vive la vida como un experimento, con predicciones y verificaciones sobre los efectos de su propio comportamiento. La teoría de Kelly encontró una amplia aplicación en psicología clínica y psicoterapia.

También las investigaciones sobre los estilos cognitivos de Hernán Witkin y colaboradores (1954), de Leon Festinger sobre la disonancia cognitiva (1957), de George S. Klein sobre el control cognitivo de la motivación y de Fritz Heider sobre la atribución (1958), contribuyeron al cambio cognitivo en el estudio de la personalidad en los años 60.

El debate interno de las teorías de la personalidad sobre el relieve dado o la estructura de la persona o la situación ambiental se orientó hacia la concepción de una interacción dinámica entre persona y ambiente guiada por las expectativas, los fines, los esquemas, las construcciones y la autorregulación del individuo. Las contribuciones más importantes en esta evolución histórica hacia una teoría interaccionista sobre fundamentos cognitivos son las de Albert Bandura y Walter Mischel. En este enfoque, en el que la persona y el entorno social están en interacción, el desbordamiento de la psicología de la personalidad en la psicología social, y viceversa, es inevitable.

La teoría de la atribución, elaborada por Heider y desarrollada por varios psicólogos, se propuso al mismo tiempo como una explicación tanto de la personalidad como del comportamiento social: el tema de las representaciones sociales constituye un ejemplo de ámbito de investigación actual en el que se entrecruzan procesos cognitivos individuales y contextos sociales.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
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