Terrores nocturnos en adultos: causas, síntomas y tratamiento

Terrores nocturnos en adultos: causas, síntomas y tratamiento

A diferencia de las pesadillas, los terrores nocturnos constituyen un trastorno del sueño que provoca un despertar a medias de la persona afectada, la cual puede experimentar un episodio de mucha angustia, miedo y terror con gritos, llanto, golpes, palpitaciones, sudoración, entre otros síntomas. Además de la incapacidad para independizarse completamente del sueño, el afectado no recuerda lo que ha sucedido durante ese episodio al día siguiente. Aunque los terrores nocturnos son frecuentes en niños y suelen desaparecer de manera espontánea a medida que el niño crece, también es posible que se presenten en adultos y, en este caso, podrían estar asociados a problemas emocionales como estrés, ansiedad, depresión o a alguna afección médica subyacente. En este artículo de Psicología-Online, vamos a explicar cuáles son las causas, los síntomas y el tratamiento de los terrores nocturnos en adultos.

Qué son los terrores nocturnos

Los terrores nocturnos son un tipo de trastorno del sueño en el que el afectado se despierta rápida y bruscamente aterrorizado y angustiado. La persona puede llegar a despertarse emitiendo un grito de angustia, muy asustada en incluso confundida, además esto puede estar acompañado de otros síntomas como frecuencia cardíaca acelerada, respiración alterada y sudor excesivo. En algunos casos, puede llegar incluso a golpear lo que se encuentre a su alrededor sin ser consciente realmente de su entorno. Posteriormente, suele no recordar lo sucedido y no hay una respuesta ante el esfuerzo que hacen los demás por tranquilizarle.

Estos episodios suelen tener una duración que oscila entre los 10 y 20 minutos y, luego, la persona vuelve a dormirse. Los terrores nocturnos se producen durante la fase profunda del sueño y, generalmente, en la primera mitad de la noche.

Terrores nocturnos en adultos: causas

Los terrores nocturnos son mucho más frecuentes en la infancia y suelen desaparecer en la adolescencia. No obstante, también hay un porcentaje de personas adultas que los sufren y en este caso aunque la causa exacta es desconocida, los especialistas han señalado que podrían estar relacionados con problemas emocionales o de personalidad. Veamos a continuación cuáles pueden ser las causas de los terrores nocturnos en adultos:

  • Estrés y tensión emocional.
  • Ansiedad.
  • Depresión.
  • Trastorno bipolar.
  • Fatiga y ausencia de sueño.
  • Haber protagonizado algún hecho traumático, como podría ser la pérdida de un ser querido, un accidente, una separación, una enfermedad, etc.
  • Antecedentes familiares de terrores nocturnos: al parecer, las personas que cuentas con familiares directos con este problema tienen más probabilidades de padecerlos.
  • Fiebre elevada y consumo de algunos medicamentos: tanto la fiebre como la toma de ciertos fármacos podrían aumentar las fases del sueño haciendo que sean más profundas y favoreciendo el sufrimiento de estos episodios.
  • Consumo de alcohol o drogas.

Terrores nocturnos en adultos: síntomas

Para saber si tienes terrores nocturnos, puedes formularte a ti mismo las siguientes preguntas:

  • ¿Por la noche sueles levantarte de repente emitiendo un grito o aterrado y muy angustiado?
  • ¿Cuando te despiertas llevas a cabo alguna acción que pueda ponerte en peligro a ti o a quien esté a tu alrededor en ese momento?
  • ¿Te sientes muy confuso cuando te despiertas?
  • ¿No consigues recordar lo sucedido a la mañana siguiente?
  • ¿La persona que tienes al lado en ese momento no consigue despertarte o tranquilizarte?

En el caso de que hayas respondido afirmativamente la primera de las preguntas anteriores y también hayas dicho "sí" a alguna de las siguientes, es posible que estés sufriendo terrores nocturnos.

Presta atención a cuáles son los principales síntomas de terrores nocturnos en adultos, esto puede ayudarte a confirmar el diagnóstico:

  • Tener sensaciones muy desagradables y visualizar imágenes negativas durante el terror nocturno.
  • Durante el episodio, la persona puede hablar, gemir, gritar, sollozar o llorar.
  • Moverse en exceso, lo cual puede llegar a provocar caídas.
  • Despertarse gritando, muy angustiado y aterrorizado.
  • Al despertar, tener sudoración, hiperventilación, ritmo cardíaco elevado, confusión y desorientación.
  • Pegar golpes o patadas a su entorno sin ser consciente.
  • Puede estar con los ojos abiertos y caminar aunque esté dormido.
  • No reacciona ante los intentos que puede hacer la persona que esté a su lado para despertarle y tranquilizarle.
  • No recuerda el episodio ni nada de lo que ha sucedido durante el mismo.
  • Una vez que el episodio ha transcurrido, el afectado puede volver a dormirse.

Efectos y consecuencias de los terrores nocturnos

Inevitablemente, cuando se padece de terrores nocturnos, la calidad del sueño y descanso de la persona se ven severamente afectados y las consecuencias pueden ser las siguientes:

  • Insomnio: el sueño del afectado se ve alterado y el simple hecho de pensar que dichos episodios pueden ser recurrentes puede dificultar la conciliación del sueño.
  • Excesiva somnolencia al día siguiente: durante el día siguiente, la persona puede estar más cansada y fatigada de lo normal, así como tener dificultades para concentrarse. Su rendimiento habitual puede disminuir considerablemente.
  • Los terrores nocturnos también pueden tener consecuencias para las personas del entorno del afectado y es posible que estas sufran alteraciones del sueño y no consigan descansar plácidamente.

Cuándo acudir a un especialista por terrores nocturnos

Si los terrores nocturnos se presentan de manera esporádica debido a episodios temporales de tensión o estrés, no tienen por qué constituir una señal de alarma. Ahora bien, es muy importante buscar ayuda profesional cuando estos episodios empiezan a ser cada vez más frecuentes o recurrentes, siguen un patrón específico, la integridad física del afectado y de las personas de su alrededor se ve en peligro o al día siguiente se está muy cansado y no se pueden desempeñar las actividades cotidianas con normalidad.

De esta forma, es esencial acudir a un especialista cuando:

  • Los terrores nocturnos se sufren con frecuencia.
  • No se consigue descansar bien y al día siguiente hay mucho cansancio y fatiga.
  • Las personas del entorno no pueden dormir y descansar bien.
  • Se tiene temor a dormirse.
  • Los terrores nocturnos provocan comportamientos agresivos o violentos.
  • Siguen un patrón específico.
  • Piensas o sospechas que puedes tener algún problema mental o emocional.

El profesional de la salud mental analizará la sintomatología de cada caso y hará una evaluación exhaustiva para confirmar el diagnóstico. Hay muchos otros trastornos que provocan unos síntomas parecidos a los de los terrores nocturnos, de ahí la importancia de que un profesional especializado los estudie y emita un diagnóstico final correcto.

Tratamiento de los terrores nocturnos en adultos

No existe un tratamiento específico para curar los terrores nocturnos en adultos, el tratamiento suele estar dirigido a mejorar la calidad del sueño del paciente y a evitar que aparezcan esos episodios tan angustiosos durante la noche. El tratamiento de los terrores nocturnos puede incluir lo siguiente:

  • Psicoterapia: se puede realizar una terapia cognitivo-conductual, la cual en algunos puede combinarse con la toma de fármacos que ayuden a tratar los síntomas asociados.
  • Tratamiento de las afecciones médicas o mentales que pueden ser las responsables del sufrimiento de estos episodios nocturnos.
  • Reducir el estrés, la ansiedad y la tensión acumulada.
  • Realización de técnicas alternativas, como hipnosis, meditación, yoga, etc.

Consejos para evitar los terrores nocturnos en adultos

  • Fijar y mantener un horario estable para irse a dormir. Procurar descansar entre 7 u 8 horas al día.
  • Dormir en un ambiente cómodo, tranquilo y sin ruidos.
  • Relajar la mente antes de dormir, ya sea haciendo actividades tranquilizantes o ejercicios de relajación.
  • Hacer ejercicio físico durante el día para liberar las tensiones acumuladas y disminuir el estrés. El yoga y el pilates son buenas disciplinas para conseguir una óptima relajación física y mental.
  • Evitar el consumo de sustancias estimulantes durante el día o antes de irse a dormir.
  • Evitar las cenas muy abundantes o las comidas copiosas antes de dormir.
  • Tomar un baño de agua caliente antes de dormir para relajarse.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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