Adicción al sexo o hipersexualidad: causas, síntomas y tratamiento
La adicción al sexo o hipersexualidad es un trastorno caracterizado por un impulso y una necesidad urgente de mantener relaciones sexuales. Una persona con adicción al sexo busca desesperadamente tener relaciones, estas suelen ser de riesgo y con una pérdida de control en el acto sexual. Este problema puede tener distintas causas y debe ser tratado antes de que genere problemas en nuestra vida íntima.
Al igual que otros tipos de adicción, la hipersexualidad puede generar tolerancia y dependencia. Por lo tanto, una persona adicta al sexo puede acabar sin disfrutar de las relaciones sexuales y sintiendo un profundo malestar cuando no está intimando. ¿Quieres saber más sobre la adicción al sexo, sus causas, síntomas y tratamiento? Entonces sigue leyendo lo que encontrarás a continuación. En el siguiente artículo de Psicología-Online, vamos a hablar con detalle sobre la adicción al sexo o hipersexualidad.
Qué es la adicción al sexo o hipersexualidad
También conocida como satiriasis o ninfomanía, este trastorno de la conducta sexual se caracteriza por un impulso incontrolable de mantener relaciones sexuales. También se define como
Una característica muy curiosa de la adicción al sexo es que el placer durante las relaciones sexuales suele disminuir (tolerancia) y la sensación de malestar aumenta en los periodos donde no se mantienen relaciones (dependencia).
Este proceso se puede observar en otras adicciones, como la adicción a la marihuana o a la morfina, donde los efectos placenteros de las sustancias disminuyen y aumenta el malestar cuando no se consume dicha droga.
¿Existe realmente la adicción al sexo?
Durante mucho tiempo este trastorno no ha sido reconocido clínicamente como tal, siendo en la mayoría de ocasiones ocultado por vergüenza de aquellos que lo padecían, y tratado desde la sociedad con frivolidad. Conocido durante muchos años bajo los nombres de ninfomanía (furor uterino) en el caso de las mujeres o satiriasis (de sátiro) en el caso de los hombres, actualmente, queda englobado bajo el nombre de hipersexualidad.
A pesar de que el manual DSM-V no reconoce este problema, la OMS ha decidido incluir el término hipersexualidad y alto comportamiento sexual en su clasificación internacional de enfermedades[1]. Por lo que se establece como un trastorno de riesgo que debe ser tratado.
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Causas de las adicciones sexuales
Aunque todavía no se cuenta con un perfil claro del adicto al sexo, se puede apuntar a que afecta aproximadamente a un 6% de la población, siendo en su mayoría hombres de 20 a 40 años, si bien afecta también a mujeres, en ambos casos sin distinción de clase social o educación.
Como bien señalaron expertos en adicciones (Echeburúa y Corral, 1999[2]; Potenza, 2006[3]) las causas de la adicción al sexo están más ligadas al alivio del malestar que a la búsqueda de la relación sexual en sí. La adicción al sexo también se caracteriza porque el comportamiento no es puramente sexual (no hay una activación del deseo), sino que se busca la relación íntima para tratar de "escapar" de una situación de malestar interno o reducir un estado de ansiedad.
Hipersexualidad: causas principales
Normalmente, esta patología no se presenta aislada, sino que suele ser un síntoma más, generado y mantenido por otro tipo de problemas como trastornos de ansiedad, baja autoestima, abusos en la infancia, carencias en habilidades sociales, dificultades para controlar los impulsos e incluso trastorno bipolar, alternándose períodos de mucha actividad y descontrol en la conducta sexual con otros de relativa calma, e incluso de abstinencia, relacionados con los constantes cambios de humor que suelen sufrir estas personas.
Hipersexualidad: síntomas
Nos podemos preguntar cuándo una conducta sexual por muy habitual que ésta sea traspasa el umbral de ser considerada normal para pasar a considerarse una patología. Bien, aquí Rojas Marcos nos ayuda con su definición a delimitarlo “Cualquier tipo de obsesión que interfiera en la capacidad de la persona para llevar una vida normal, y que le perjudique en sus relaciones personales y laborales es una patología”.
- Podemos ampliar el concepto especificando que esta patología concreta comienza a ser tal cuando el sexo deja de ser utilizado como una fuente de placer para pasar a ser una forma de evadirnos de otro tipo de problemas, somos incapaces de dominar el impulso, y llevarlo a cabo no solo no nos produce satisfacción, si no que nos hace sentir culpables y aumenta nuestro malestar, adentrándonos en una espiral dónde para rebajar ese malestar volvemos a caer en la conducta que lo produjo.
- En realidad la hipersexualidad en su origen es comparable a cualquier otro tipo de dependencias, como pueden ser las drogas, el alcohol o el juego; podríamos hablar de personalidades adictivas con tendencia a desarrollar adicciones, sustituir unas por otras, o incluso de la combinación de varias al mismo tiempo, por lo que el problema es más de base, y no puede tratarse aisladamente.
- Como cualquier otra dependencia, está relacionada con los cambios neuroquímicos que se producen en nuestro cerebro, en este caso provocados por las relaciones sexuales, buscando continuamente las sensaciones que éstos cambios reportan, que no están únicamente relacionados con el placer en sí mismo, y tratando de eliminar el síndrome de abstinencia.
En esta adicción, también se produce una escalada progresiva buscando estímulos cada vez más intensos, si el primer paso pueden ser las fantasías, pronto se pasa a la masturbación compulsiva y al consumo masivo de pornografía, cuando esto no es suficiente comienzan las relaciones sexuales desordenadas y sin control, en citas o encuentros de una sola noche tanto con desconocidos buscados en cualquier lugar como acudiendo a la prostitución, y en muchos casos incluso dejando a un lado la protección frente a enfermedades de transmisión sexual.
Criterios diagnósticos de la hipersexualidad
Como bien hemos dicho anteriormente, el manual diagnóstico DSM-V terminó por declinar la propuesta de introducir la adicción al sexo en su nueva edición. No obstante, en esa misma propuesta de incorporación, se definieron los siguientes criterios diagnósticos:
A. Durante al menos seis meses, fantasías sexuales recurrentes e intensas y deseo sexual apremiante, así como conductas sexuales asociadas a cuatro o más de los siguientes cinco criterios:
- Cantidad de tiempo excesiva invertida en fantasías y deseos sexuales, así como en la planificación y realización de conductas sexuales.
- Fantasías, deseos y conductas sexuales repetidas en respuesta a estados de ánimo disfóricos (p. ej., ansiedad, depresión, aburrimiento, irritabilidad).
- Fantasías, deseos y conductas sexuales repetidas en respuesta a situaciones vitales estresantes.
- Intentos persistentes pero infructuosos para controlar o reducir significativamente las fantasías, deseos y conductas sexuales.
- Implicación repetida en conductas sexuales ignorando el riesgo físico, psíquico o emocional que pueda suponer para sí mismo o para otras personas.
B. La frecuencia o intensidad de las fantasías, deseos y conductas sexuales provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad de la persona.
C. Las fantasías, deseos y conductas sexuales no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a episodios maníacos.
D. El sujeto es mayor de 18 años.
Nota: estos criterios diagnósticos han sido íntegramente extraídos del informe "¿Existe realmente la adicción al sexo?" (Echeburúa, 2012, p.3)
Tratamiento de la adicción al sexo o hipersexualidad
Es importante volver a remarcar la diferencia entre una vida sexual muy activa más o menos promiscua que no nos plantee problemas y donde estemos satisfechos con nosotros mismos, de los casos en los que esta actividad nos domina, nos controla y nos acarrea sentimientos negativos.
Normalmente, se acude a consulta cuando los problemas personales con nuestra pareja y nuestro entorno se han hecho insostenibles, o hemos tenido incluso problemas con la ley por algún tipo de abuso sexual, trato con menores, voyerismo, escándalo público etc.
¿Cómo tratar las adicciones sexuales?
Ya sea para la hipersexualidad masculina como para tratar la hipersexualidad femenina, el tratamiento debe ajustarse al caso y no al sexo o género de la persona.
Como siempre, lo principal es admitir y aceptar el problema, a partir de ahí el tratamiento suele basarse en la terapia cognitivo-conductual, combinada en muchos casos con fármacos y asesoramiento sexológico, y sobre una base fundamental y específica en esta adicción: un alcohólico puede y debe dejar el alcohol, al igual que un ludópata el juego, sin embargo un bulímico no puede dejar de comer para subsanar la adicción, ni un adicto al sexo prescindir de él por completo, porque forma parte fundamental del ser humano, y esto sería bordear el problema sin solucionarlo, por tanto se trata de identificar que desencadena esta compulsión y aprender a controlar el impulso cuando este no sea apropiado.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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- Ministerio de Sanidad y Consumo. (2010). Clasificación internacional de enfermedades.
- Echeburúa, E. (1999). ¿Adicciones… sin drogas? Las nuevas adicciones (juego, sexo, comida, compras, trabajo, Internet). Bilbao: Desclée de Brouwer
- Potenza, M. (2006). Should addictive disorders include non-substance related conditions? Adicction, 101 (Suppl. 1), 142-151.
- Echeburúa, E. (2012). ¿Existe realmente la adicción al sexo?. Adicciones, 24(4), 281-286.