Episodio maníaco
Un episodio maníaco se define por un período concreto durante el cual el estado de ánimo es anormal y persistentemente elevado, expansivo o irritable. Para su diagnóstico, dicho estado de ánimo debe tener una duración de al menos una semana y debe ir acompañado de otros síntomas como autoestima muy exagerada, lenguaje verborreico, poca necesidad de dormir, realización de actividades de alto riesgo, ausencia de autocrítica, entre otros. Todo ello puede comportar un importante deterioro en el desempeño social o laboral de la persona afectada y puede requerirse su hospitalización para evitar que se dañe a ella misma o a otras personas de su entorno.
En este artículo de Psicología-Online, explicamos todo lo que debes saber sobre el episodio maníaco, su definición, síntomas y criterios para el diagnóstico.
- Criterios para el diagnóstico del episodio maníaco
- Síntomas del episodio maníaco y trastornos asociados
- Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
- Diagnóstico diferencial del episodio maníaco
- Episodio hipomaníaco: definición, síntomas y criterios para su diagnóstico
- Síntomas del episodio hipomaníaco dependientes de la cultura y la edad
- Diagnóstico diferencial del episodio hipomaníaco
Criterios para el diagnóstico del episodio maníaco
Criterio A
Este período de estado de ánimo anormal debe durar al menos 1 semana (o menos si se requiere hospitalización). La alteración del estado de ánimo debe ir acompañada por al menos de otros tres síntomas de una lista que incluye aumento de la autoestima o grandiosidad, disminución de la necesidad de dormir, lenguaje verborreico, fuga de ideas, distracción, aumento de las actividades intencionadas o agitación psicomotora e implicación excesiva en actividades placenteras con un alto potencial para producir consecuencias graves.
Criterio B
Si el estado de ánimo es irritable (en lugar de elevado o expansivo), debe haber al menos cuatro de los síntomas anteriores.
Es característico que se dé una exageración de la autoestima, que va desde la confianza en uno mismo carente de autocrítica hasta una evidente grandiosidad que puede alcanzar proporciones delirantes (Criterio B1). Los sujetos pueden dar consejos en materias sobre las que no tienen especiales conocimientos (p. ej., cómo hay que dirigir las Naciones Unidas). A pesar de no tener ningún especial talento o experiencia, el sujeto puede lanzarse a escribir una novela o a componer una sinfonía o a buscar publicidad para un invento sin ninguna utilidad práctica. Son frecuentes las ideas delirantes de grandeza (p. ej., tener una relación especial con Dios o con alguna figura del mundo político, religioso o del espectáculo).
Casi invariablemente, hay un descenso de la necesidad de dormir (Criterio B2). El sujeto suele despertarse varias horas más temprano de lo habitual, sintiéndose lleno de energía. Cuando el trastorno del sueño es grave, el sujeto puede llevar días sin dormir sin sentirse cansado.
El lenguaje de tipo maníaco es típicamente verborreico, fuerte, rápido y difícil de interrumpir (Criterio B3). Los sujetos pueden hablar sin parar, algunas veces durante horas y sin importarles los deseos de comunicarse de los demás. A veces el discurso está caracterizado por chistes, juegos de palabras e impertinencias divertidas. El sujeto puede mostrarse teatral, con manierismos dramáticos y cantos. La elección de las palabras puede estar más dominada por los sonidos que por las relaciones conceptuales significativas (p. ej., asonancias). Si el estado de ánimo del sujeto es más irritable que expansivo, el discurso puede estar marcado por quejas, comentarios hostiles o peroratas furiosas.
Los pensamientos pueden ser muy rápidos, a veces incluso más rápidos de lo que pueden ser verbalizados (Criterio B4). Algunos sujetos con episodios maníacos refieren que esta experiencia se parece a ver dos o tres programas de televisión al mismo tiempo. Frecuentemente hay una fuga de ideas que se manifiesta por un flujo casi continuo de lenguaje acelerado, con cambios bruscos de un tema a otro. Por ejemplo, mientras está hablando de una potencial estrategia para vender ordenadores, un vendedor puede pasar a disertar con todo detalle de la historia de los chips de los ordenadores, la revolución industrial o las matemáticas aplicadas. Cuando la fuga de ideas es grave, el lenguaje puede volverse desorganizado e incoherente.
La distraibilidad (Criterio B5) se pone de manifiesto por la incapacidad para apartar los estímulos externos irrelevantes (p. ej., la corbata del entrevistador, los ruidos de fondo de las conversaciones o de los accesorios de la habitación). Puede haber una reducción de la capacidad para diferenciar los pensamientos pertinentes al tema de los que tienen poco que ver con él, o de los que son claramente irrelevantes.
Es frecuente que el aumento de la actividad intencionada implique una excesiva planificación o participación en múltiples actividades (p. ej., sexuales, laborales, políticas, religiosas) (Criterio B6). Se suele presentar un aumento de los impulsos, las fantasías y los comportamientos sexuales.
El sujeto puede asumir varias empresas nuevas al mismo tiempo, sin tener en cuenta los posibles riesgos o la necesidad de acabar bien cada una de ellas. Casi invariablemente, hay un aumento de la sociabilidad (p. ej., reencontrando a viejos conocidos o llamando a los amigos o incluso a desconocidos a cualquier hora del día o de la noche), sin tener en cuenta la naturaleza entrometida, dominante y demandante de estas interacciones. Frecuentemente, estos sujetos demuestran unaagitación o inquietud psicomotoras, paseando o manteniendo varias conversaciones al mismotiempo (p. ej., por teléfono y en persona al mismo tiempo). Algunos sujetos escriben un torrentede cartas sobre temas distintos a amigos, personajes públicos o medios de comunicación.
Con frecuencia, la expansividad, el optimismo inmotivado, la grandiosidad y el empobrecimiento del juicio conducen a una implicación imprudente en actividades placenteras como compras desmesuradas, conducción temeraria, inversiones económicas poco razonables y comportamientos sexuales inusuales, que pueden tener consecuencias graves (Criterio B7). El sujeto se puede proveer de muchas cosas innecesarias (p. ej., 20 pares de zapatos, antigüedades caras) sin tener el dinero con que pagarlas. El comportamiento sexual inusual puede incluir infidelidad o encuentros sexuales indiscriminados con personas desconocidas.
Criterio C
Los síntomas no cumplen los criterios para un episodio mixto, que se caracteriza por síntomas tanto de un episodio maníaco como de un episodio depresivo mayor, que se presentan casi cada día durante un período de al menos 1 semana.
Criterio D
La desorganización resultante de la alteración puede ser lo bastante grave como para provocar un deterioro importante de la actividad o para precisar hospitalización con el fin de proteger al sujeto de las consecuencias negativas de sus actos, que son resultado del empobrecimiento de su juicio crítico (p. ej., pérdidas económicas, actividades ilegales, pérdida de empleo, comportamiento agresivo). Por definición, la presencia de síntomas psicóticos durante un episodio maníaco da lugar a un deterioro importante de la actividad.
La alteración debe ser suficientemente grave como para ocasionar un importante deterioro social o laboral o para precisar hospitalización, o caracterizarse por la presencia de síntomas psicóticos. El episodio no se deberá a los efectos directos de una droga, un medicamento, otros tratamientos somáticos de la depresión o a la exposición a un tóxico.
Criterio E
El episodio no se deberá a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica (p. ej., esclerosis múltiple, tumor cerebral). El estado de ánimo elevado de un episodio maníaco puede describirse como eufórico, anormalmente bueno, alegre o alto. Si bien el estado de ánimo del sujeto puede inicialmente tener una cualidad contagiosa para el observador externo, los que conocen bien a la persona lo reconocen como excesivo. La cualidad expansiva del estado de ánimo se caracteriza por un incesante e indiscriminado entusiasmo en las interacciones interpersonales, sexuales o laborales. Por ejemplo, el sujeto puede iniciar espontáneamente largas conversaciones con extraños en lugares públicos, o un vendedor puede telefonear a casa de gente desconocida a primera hora de la mañana para empezar las ventas. Aunque el estado de ánimo elevado se considera el síntoma prototípico, la alteración del estado de ánimo predominante es a veces la irritabilidad, especialmente cuando se contradicen los deseos del sujeto. También se observa con frecuencia labilidad del estado de ánimo (p. ej., la alternancia entre la euforia y la irritabilidad).
Síntomas similares a los que se dan en un episodio maníaco pueden aparecer como resultado de los efectos directos de un medicamento antidepresivo, una terapéutica electroconvulsiva, una terapéutica lumínica o un medicamento prescrito para algunas enfermedades médicas (p. ej., corticosteroides). Estos cuadros no se consideran episodios maníacos y no deben conducir al establecimiento de un diagnóstico de trastorno bipolar I. Por ejemplo, si una persona con un trastorno depresivo mayor presenta síntomas maníacos después de un tratamiento antidepresivo, el episodio se diagnostica como trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, con síntomas maníacos, y no hay que cambiar el diagnóstico de trastorno depresivo mayor por el de trastorno bipolar I.
Hay datos que sugieren que los sujetos que presentan episodios similares a la manía tras algún tratamiento somático de la depresión pueden presentar una diátesis bipolar. Estos sujetos pueden tener más probabilidades de presentar futuros episodios maníacos, mixtos o hipomaníacos que no estén relacionados con sustancias o con tratamientos somáticos para la depresión. Esta puede ser una consideración especialmente importante en niños y adolescentes.
Síntomas del episodio maníaco y trastornos asociados
Es frecuente que los sujetos con un episodio maníaco no reconozcan que están enfermos y que se resistan a los intentos de tratamiento. Pueden viajar impulsivamente a otras ciudades, perdiendo el contacto con los familiares o los cuidadores. Pueden cambiar su vestimenta, el maquillaje o la apariencia personal hacia un estilo más llamativo o sugerente sexualmente, que resulta extraño en ellos. También pueden involucrarse en actividades que tienen una cualidad desorganizada o rara (regalar caramelos o dinero, o aconsejar a cualquier desconocido con el que se encuentren). El episodio maníaco puede acompañarse de juego patológico y comportamientos antisociales. Las consideraciones éticas pueden quedar olvidadas, incluso para personas que habitualmente son tenidas por muy responsables (p. ej., un corredor de bolsa puede comprar y vender valores de forma inapropiada y sin el conocimiento o la autorización de los clientes; un científico puede apropiarse de los hallazgos de otros).
El sujeto puede estar hostil y amenazar físicamente a los demás. Algunos sujetos, en especial los que tienen síntomas psicóticos, se vuelven físicamente agresivos o suicidas. Las consecuencias adversas de un episodio maníaco (p. ej., hospitalización involuntaria, problemas legales o problemas económicos graves), a menudo, son el resultado del empobrecimiento del juicio y la hiperactividad.
Cuando ya han superado el episodio maníaco, la mayoría de los sujetos se sienten apenados por su comportamiento durante el episodio maníaco. Algunos sujetos refieren tener los sentidos del olfato, el oído o la visión más finos (p. ej., los colores parecen más brillantes). Cuando hay síntomas catatónicos (p. ej., estupor, mutismo, negativismo y trastornos posturales), se ha de indicar la especificación con síntomas catatónicos.
El estado de ánimo puede cambiar muy rápidamente de la ira a la depresión. Los síntomas depresivos pueden durar unos momentos, horas o más raramente días. No es raro que los síntomas depresivos y los síntomas maníacos aparezcan simultáneamente. El episodio se considera mixto si los criterios para un episodio depresivo mayor y para un episodio maníaco se cumplen cada día durante al menos 1 semana. A medida que se desarrolla el episodio maníaco, suele haber un aumento sustancial del consumo de alcohol o estimulantes, que pueden exacerbar o prolongar el episodio.
Hallazgos de laboratorio
No se han identificado hallazgos de laboratorio que sean diagnósticos de un episodio maníaco. Sin embargo, se ha visto que algunos datos de laboratorio son anormales en los grupos de sujetos maníacos en comparación con los de los controles. Los hallazgos de laboratorio en los episodios maníacos incluyen anormalidades polisomnográficas, aumento de la secreción de cortisol y ausencia de la respuesta de no supresión con dexametasona.
Puede haber anormalidades que afecten los sistemas neurotransmisores de noradrenalina, serotonina, acetilcolina, dopamina o ácido gammaaminobutírico, según se ha demostrado en estudios de los metabolitos de los neurotransmisores, actividad de los receptores, provocación farmacológica y función neuroendocrina.
Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
Las consideraciones respecto a la cultura que se sugirieron en relación con los episodios depresivos mayores también son aplicables a los episodios maníacos. Los episodios maníacos en adolescentes son más proclives a incluir síntomas psicóticos y pueden asociarse a mal comportamiento escolar, comportamiento antisocial, fracaso escolar o consumo de sustancias. Una minoría significativa de adolescentes parece tener una historia de problemas de comportamiento de larga duración que preceden al inicio del episodio maníaco franco. No está claro si estos problemas representan los pródromos prolongados de un trastorno bipolar o si son un trastorno independiente.
Curso
La edad media de inicio de un primer episodio maníaco se sitúa en los primeros años de la tercera década de la vida, pero hay algunos casos de inicio en la adolescencia y otros que comienzan después de los 50 años. Los episodios maníacos comienzan de forma brusca, con un aumento rápido de los síntomas en pocos días.
Frecuentemente, los episodios maníacos aparecen después de un estrés psicosocial.
Los episodios suelen durar de algunas semanas a varios meses y son más breves y con un final más brusco que los episodios depresivos mayores. En muchos casos (50-60 %), un episodio depresivo mayor precede o sigue de forma inmediata a un episodio maníaco, sin que haya un período intermedio de eutimia. Si el episodio maníaco se presenta en el período puerperal, puede haber un aumento del riesgo de recurrencias en otros períodos puerperales y debe aplicarse la especificación de inicio en el posparto.
Diagnóstico diferencial del episodio maníaco
Un episodio maníaco debe diferenciarse de un trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica. El diagnóstico apropiado debe ser trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica si la alteración del estado de ánimo se considera un efecto fisiológico directo de una enfermedad médica específica (p. ej., esclerosis múltiple, tumor cerebral, síndrome de Cushing). Esta decisión se basa en la historia, los hallazgos de laboratorio y la exploración física. Si se considera que los síntomas maníacos no son un efecto fisiológico directo de una enfermedad médica, entonces el trastorno primario del estado de ánimo se registra en el Eje I (p. ej., trastorno bipolar I) y la enfermedad médica se registra en el Eje III (p. ej., infarto de miocardio). Un inicio tardío de un primer episodio maníaco (p. ej., después de los 50 años) debe alertar al clínico sobre la posibilidad de que la causa del trastorno sea una enfermedad médica o una sustancia.
Un trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias se diferencia de un episodio maníaco por el hecho de que una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento o la exposición a un tóxico) se considera etiológicamente relacionada con la alteración del estado de ánimo. Síntomas como los que se dan en un episodio maníaco pueden ser precipitados por una droga (p. ej., los síntomas maníacos que solo se producen en el contexto de una intoxicación por cocaína serían diagnosticados como trastorno del estado de ánimo inducido por cocaína, con síntomas maníacos, de inicio durante la intoxicación). Síntomas como los que se dan en un episodio maníaco también pueden ser precipitados por un tratamiento antidepresivo, bien sea un medicamento, una terapéutica electroconvulsiva o una terapéutica lumínica. Estos episodios también son diagnosticados como trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias (p. ej., trastorno del estado de ánimo inducido por amitriptilina, con síntomas maníacos; trastorno del estado de ánimo inducido por la terapéutica electroconvulsiva, con síntomas maníacos).
Los episodios maníacos deben ser distinguidos de los episodios hipomaníacos. Si bien los episodios maníacos y los episodios hipomaníacos tienen unos síntomas característicos idénticos, la alteración en el episodio hipomaníaco no es tan grave como para provocar un deterioro social o laboral importante, ni para requerir hospitalización. Algunos episodios hipomaníacos evolucionan hasta episodios maníacos completos.
Los episodios depresivos mayores con estado de ánimo con predominio del humor irritable pueden resultar difíciles de distinguir de los episodios maníacos con estado de ánimo irritable o con los episodios mixtos. Esta decisión requiere una evaluación clínica cuidadosa de la presencia de los síntomas maníacos. Si se cumplen los criterios tanto para un episodio maníaco como para un episodio depresivo mayor casi cada día durante al menos 1 semana, dicho cuadro constituye un episodio mixto.
Un trastorno por déficit de atención con hiperactividad y un episodio maníaco se caracterizan los dos por una actividad excesiva, comportamiento impulsivo, empobrecimiento del juicio y negación de problemas. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad se distingue de un episodio maníaco por su inicio típicamente temprano (p. ej., antes de los 7 años), su curso crónico en lugar de episódico, la falta de un inicio y final relativamente claros y la ausencia del estado de ánimo expansivo o elevado o de síntomas psicóticos.
Episodio hipomaníaco: definición, síntomas y criterios para su diagnóstico
Un episodio hipomaníaco se define como un período delimitado durante el cual hay un estado de ánimo anormal y persistentemente elevado, expansivo o irritable que dura al menos 4 días (Criterio A). Este período de estado de ánimo anormal debe ir acompañado por al menos otros tres síntomas de una lista que incluye aumento de la autoestima o grandiosidad (no delirante), disminución de la necesidad de dormir, lenguaje verborreico, fuga de ideas, distraibilidad, aumento de las actividades intencionadas o agitación psicomotora e implicación excesiva en actividades placenteras con un alto potencial para producir consecuencias graves (Criterio B). Si el estado de ánimo es irritable (en lugar de elevado o expansivo), debe haber al menos cuatro de los síntomas anteriores. Esta lista de síntomas adicionales es idéntica a la que define un episodio maníaco excepto en que no puede haber ideas delirantes y alucinaciones.
El estado de ánimo durante un episodio hipomaníaco debe ser claramente distinto del estado de ánimo habitual del sujeto cuando no está deprimido y tiene que haber un cambio claro de su actividad habitual (Criterio C). Puesto que los cambios del estado de ánimo y de la actividad han de ser observables por otras personas (Criterio D), la evaluación de este criterio suele requerir la intervención de otros informadores (p. ej., los familiares). La historia obtenida de otros informadores es particularmente importante en la evaluación de los adolescentes. Contrariamente a lo que sucede en un episodio maníaco, un episodio hipomaníaco no es suficientemente grave como para ocasionar un deterioro social o laboral importante o para precisar hospitalización, ni está caracterizado por la presencia de síntomas psicóticos (Criterio E). En algunos sujetos el cambio de la actividad puede tomar la forma de un importante aumento de la eficiencia, los logros y la creatividad. Sin embargo, en otros, la hipomanía puede causar un cierto deterioro social o laboral.
La alteración del estado de ánimo y los demás síntomas no se deben a los efectos directos de una droga, un medicamento, otros tratamientos somáticos de la depresión (terapéutica electroconvulsiva o terapéutica lumínica) o de la exposición a un tóxico. El episodio tampoco se debe a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica (p. ej., esclerosis múltiple, tumor cerebral) (Criterio F). Síntomas similares a los que se dan en un episodio hipomaníaco pueden ser debidos a los efectos directos de un medicamento antidepresivo, terapéutica electroconvulsiva, terapéutica lumínica o a un medicamento prescrito para algunas enfermedades médicas (p. ej., corticosteroides). Estos cuadros no se consideran episodios hipomaníacos y no deben conducir al establecimiento de un diagnóstico de trastorno bipolar II. Por ejemplo, si una persona con un trastorno depresivo mayor presenta síntomas de un episodio similar a la hipomanía después de un tratamiento antidepresivo, el episodio se diagnostica como un trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, con síntomas maníacos, y no hay que cambiar el diagnóstico de trastorno depresivo mayor por el de trastorno bipolar II. Hay datos que sugieren que los sujetos que presentan episodios similares a la manía o la hipomanía tras algún tratamiento somático de la depresión pueden presentar una diátesis bipolar. Estos sujetos pueden tener mayores probabilidades de presentar futuros episodios maníacos o hipomaníacos que no estén relacionados con sustancias o con tratamientos somáticos para la depresión.
El estado de ánimo elevado en un episodio hipomaníaco se describe como eufórico, extrañamente bueno, alegre o alto. Si bien el estado de ánimo del sujeto puede inicialmente tener una cualidad contagiosa para el observador externo, los que conocen bien a la persona lo reconocen como excesivo. La cualidad expansiva del estado de ánimo se caracteriza por el entusiasmo en las interacciones sociales, interpersonales o laborales. Aunque el estado de ánimo elevado se considera el síntoma prototípico, la alteración predominante del estado de ánimo puede ser la irritabilidad o alternar la euforia y la irritabilidad. Es característico que exista una exageración de la autoestima, normalmente en un nivel de confianza en sí mismo carente de autocrítica, más que en el de una evidente grandiosidad (Criterio B1).
Muy a menudo, hay un descenso de la necesidad de dormir (Criterio B2); el sujeto se despierta más temprano de lo habitual y lleno de energía. El discurso de un sujeto con un episodio hipomaníaco suele ser algo más enérgico y más rápido de lo habitual, pero en general no es difícil de interrumpir. Puede estar repleto de chistes, equívocos, juegos de palabras y desatinos (Criterio B3). La fuga de ideas es rara y, si se da, es de duración muy breve
Suele haber distracción, como se pone de manifiesto por los cambios rápidos del discurso o la actividad en respuesta a diversos estímulos externos irrelevantes (Criterio B5). El aumento de la actividad intencionada puede implicar la planificación o participación en múltiples actividades. Frecuentemente, estas actividades son creativas y productivas (p. ej., escribir una carta al editor, ordenar documentos). Suele haber un aumento de la sociabilidad y puede existir un aumento de la actividad sexual.
Pueden presentarse actos impulsivos como compras desmesuradas, conducción temeraria e inversiones económicas poco razonables (Criterio B7). No obstante, estas actividades están bien organizadas, no son extrañas y no dan lugar al deterioro característico de un episodio maníaco.
Síntomas del episodio hipomaníaco dependientes de la cultura y la edad
Las consideraciones respecto a la cultura que se sugirieron en relación con los episodios depresivos mayores también son aplicables a los episodios hipomaníacos. En las personas más jóvenes (p. ej., adolescentes), los episodios hipomaníacos pueden ir asociados a ausencias escolares, comportamiento antisocial, fracaso escolar o consumo de sustancias.
Curso
En general, los episodios hipomaníacos comienzan de forma brusca, con un incremento rápido de los síntomas en 1 o 2 días. Los episodios suelen durar de algunas semanas a varios meses y son más breves y con un final más brusco que los episodios depresivos mayores. En muchos casos, el episodio hipomaníaco puede ir precedido o seguido de un episodio depresivo mayor. Los estudios disponibles sugieren que un 5-15 % de los sujetos con hipomanía acabarán presentando un episodio maníaco.
Diagnóstico diferencial del episodio hipomaníaco
Un episodio hipomaníaco debe diferenciarse de un trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica. El diagnóstico apropiado es trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica si la alteración de estado de ánimo se considera una consecuencia fisiológica directa de una enfermedad médica específica (p. ej., esclerosis múltiple, tumor cerebral, síndrome de Cushing) . Esta decisión se basa en la historia, los hallazgos de laboratorio y la exploración física. Si se considera que los síntomas hipomaníacos no son la consecuencia fisiológica directa de una enfermedad médica, entonces el trastorno primario del estado de ánimo se registra en el Eje I (p. ej., trastorno bipolar II) y la enfermedad médica se registra en el Eje III (p. ej., infarto de miocardio).
Un trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias se diferencia de un episodio hipomaníaco por el hecho de que una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento o la exposición a un tóxico) se considera etiológicamente relacionada con la alteración del estado de ánimo. Síntomas como los que se dan en un episodio hipomaníaco pueden ser precipitados por una droga (p. ej., los síntomas hipomaníacos que sólo se producen en el contexto de una intoxicación por cocaína serían diagnosticados como trastorno del estado de ánimo inducido por cocaína, con síntomas maníacos, de inicio durante la intoxicación). Síntomas como los que se dan en un episodio hipomaníaco también pueden ser precipitados por un tratamiento antidepresivo, bien sea un medicamento, terapéutica electroconvulsiva o terapéutica lumínica. Estos episodios también son diagnósticos como trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias (p. ej., trastorno del estado de ánimo inducido por amitriptilina, con síntomas maníacos; trastorno del estado de ánimo inducido por la terapéutica electroconvulsiva, con síntomas maníacos).
Los episodios maníacos deben ser distinguidos de los episodios hipomaníacos. Si bien los episodios maníacos y los episodios hipomaníacos tienen unos síntomas idénticos, la alteración en el episodio hipomaníaco no es tan grave como para provocar un deterioro importante social o laboral ni para requerir hospitalización. Algunos episodios hipomaníacos evolucionan hasta episodios maníacos completos.
Un trastorno por déficit de atención con hiperactividad y un episodio hipomaníaco se caracterizan los dos por una actividad excesiva, un comportamiento impulsivo, un empobrecimiento del juicio y la negación de problemas. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad se distingue de un episodio hipomaníaco por su inicio típicamente temprano (p. ej., antes de los 7 años), su curso crónico en lugar de episódico, la falta de un inicio y final relativamente claros y la ausencia del estado de ánimo expansivo a elevado.
Un episodio hipomaníaco se debe distinguir de la eutimia, especialmente, en los sujetos que han estado crónicamente deprimidos y que no están acostumbrados a la experiencia de un estado de ánimo no depresivo.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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