Por qué mi hijo no me hace caso
Tu hijo no te obedece, no sabes qué hacer y te preguntas continuamente por qué. No eres el único, muchos padres se hacen esta pregunta día a día, sobre todo, en aquellos casos en los que la situación es extrema e intentamos buscar las causas en el niño, al ser él la persona que no obedece, haciendo único responsable de esa situación al niño. Pero, la desobediencia se da en una interacción, por lo tanto, el origen probablemente no se encuentre únicamente en una de las dos partes, sino en la interacción de ambas. Por eso, es muy importante observarnos a nosotros mismos como padres, así como a él para identificar las posibles razones de nuestro caso en concreto.
"¿Por qué mi hijo no me hace caso?", en este artículo de Psicología-Online, te mostramos algunas de las posibles razones por las que tu hijo no obedece y algunos consejos para afrontarlo de forma adecuada.
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Posibles razones por las que tu hijo no te hace caso
Algunas de las causas que pueden explicar el comportamiento de desobediencia tu hijo son:
Dar órdenes confusas o ambivalentes
Cuando le pides a tu hijo hacer algo, debes pararte a pensar cómo vas a dar la orden antes de hacerlo. Asegúrate de que tus palabras son las adecuadas y sé congruente con lo que dices. Un ejemplo de mensaje ambivalente que puede resultar gracioso es ”cierra la boca y come”.
También es importante evitar las ordenes hipócritas. Si les decimos a nuestros hijos que hay determinadas cosas que no se pueden hacer, debemos ser congruentes y comportarnos según las normas que les planteamos a nuestros hijos. Debemos tener en cuenta que para nuestros hijos somos modelos de aprendizaje.
No tener en cuenta la etapa evolutiva de tu hijo
No debes olvidar en qué etapa evolutiva se encuentra tu hijo y sus habilidades correspondientes a esta. Por ejemplo, a un niño de 3 años no debes decirle que beba un vaso de agua, lave los dientes, ponga el pijama y se vaya a la cama. El resultado de esto sería una madre frustrada y un hijo sobrepasado. A estas edades, es importante tener en cuenta que los niños siguen las normas de una en una. Por lo tanto, tendrías que ir paso a paso. Es muy importante adaptar nuestro lenguaje y acciones a la etapa evolutiva de nuestro hijo.
No tener autoridad
A medida que tus hijos crecen y desarrollan el razonamiento moral (aproximadamente 6-12 años), cuando cuestionen tus órdenes es mejor que digas algo diferente a “porque lo digo yo”, ya que si no profundizan en esa contestación en esos años, lo harán en la adolescencia. Tienes más autoridad que eso y debes emplearla.
No prestarle tiempo de calidad
Aunque parece que los niños prefieren regalos y juguetes, los niños necesitan más la atención de sus padres y pasar tiempo con ellos. Con atención no nos referimos solo a cubrir sus necesidades básicas como salud, comida, ropa, entre otras, sino también a pasar tiempo con ellos haciéndoles saber mediante acciones que son queridos incondicionalmente y que como padres estaréis disponibles siempre para lo que necesiten. De esta forma, se establece un buen apego con nuestros hijos y se minimizan las posibilidades de que tu hijo se comporte mal para llamar la atención de sus padres que no obtiene de otra forma.
Qué hacer cuando tu hijo no te obedece
Cuando la desobediencia de tu hijo persiste, hay algunas cosas que puedes hacer como padre que te pueden ayudar:
- Pregúntale su opinión y escúchale: cuando comete un error, pregúntale a tu hijo si tiene ideas sobre cómo corregir su error. De esta forma, tu hijo aprenderá que después de cometer errores, hay que pensar opciones para solucionarlo o actuar en consecuencia. Además, percibirá que su opinión es tenida en cuenta por sus padres, aunque se pueda equivocar como todos.
- Cuando tu hijo se comporta mal, tómate un tiempo y actúa: si tu hijo no te está haciendo caso, respira hondo y tómate un tiempo. Si tu hijo está enfadado, en ese momento no hará caso a nada, por esta razón, es mejor dejar un tiempo para que se tranquilice, poder hablar con él y que pueda expresarse adecuadamente. De esta forma, le mostramos que la forma adecuada de afrontar determinadas situaciones no consiste en gritar, sino en hablar calmadamente cuando se pueda. Sería decirle algo como: “No te voy a dejar pegar a tu hermano, estoy aquí para cuando puedas hablar conmigo”. Así, le mostramos habilidades de autorregulación.
- Consecuencias lógicas: según la Academia Estadounidense de Psiquiatría de Niños y Adolescentes, las consecuencias lógicas son la respuesta más efectiva a la desobediencia. Las conductas inadecuadas, en este caso la desobediencia, deben tener consecuencias que se muestran inmediatamente, ya que de otra forma tu hijo no asociará las consecuencias con la desobediencia.
- Tiempo fuera: muchos padres emplean el tiempo fuera (técnica de modificación de conducta) cuando su hijo desobedece. Por ejemplo, puedes sentar a tu hijo en una silla por la misma cantidad de minutos que su edad en años. Un niño de preescolar puede quedarse en una esquina y para un niño pequeño puede ser estar en un parque sin juguetes. Aplicado de forma consistente, el tiempo fuera funciona en algunos niños. Esto se debe, en parte, a la limitación de esta medida, ya que no puedes mantener la mente de tu hijo en la silla o en la esquina, si es un niño creativo, puede encontrar formas interesantes de entretenerse eliminando la sensación de que el tiempo fuera es una consecuencia negativa.
- Darle un tiempo: tras empezar a realizar cambios en la forma de interacción con tu hijo, debes tener paciencia. Los cambios en su comportamiento tardarán un tiempo.
Algunos efectos de la desobediencia
Un niño que no obedece a los adultos puede generar tensión en las relaciones del niño con sus compañeros, padres, otros adultos y maestros en la escuela. Un niño con desobediencia extrema no obedecerá las reglas, haciendo que no puedan participar en actividades grupales como algunos deportes.
Además, la desobediencia también puede alterar el rendimiento académico del niño al no tener una buena relación maestro-alumno.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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