Mi hijo no habla solo grita
Muchos padres se preocupan porque sus hijos suelen hablar con un tono de voz elevado, los gritos se convierten en la reacción habitual. Y esto produce un intenso estrés auditivo a quienes están alrededor. Esta situación es frecuente en la primera etapa de la infancia cuando la expresión inarticulada de un grito se convierte en un signo de expresión. Es positivo tener empatía con los niños puesto que, en cierto modo, gritan por su propia condición de niños. Una etapa marcada por la exaltación de las emociones y la alegría. En Psicología-Online reflexionamos sobre esta cuestión: “Mi hijo no habla solo grita - ¿qué hago?”.
Por qué gritan los niños
Para comprender el comportamiento del niño, es positivo que conozcas las causas frecuentes por las que se produce esta situación:
- Muchos niños gritan por imitación del tipo de comunicación que observan en casa. Algunas personas hablan con un tono elevado sin darse cuenta. Y los niños interiorizan esta forma de hablar desde la normalidad.
- El niño desea llamar la atención del entorno familiar y lo hace por medio de esta actitud con la que quiere hacer notar su presencia.
- Gestión de las emociones desagradables, por ejemplo, la frustración, los celos, la envidia, el estrés… Los niños, por una cuestión de edad, tienen menos recursos que los adultos para canalizar la energía negativa de este tipo de sensaciones. Por medio de los gritos exteriorizan parte de ese malestar.
- Etapa de los 2 y los 3 años. Este periodo es especialmente significativo puesto que en este momento los niños son más propensos a las rabietas que son un desafío a la autoridad de los padres.
- Expresión emocional. El vocabulario de un niño es más reducido que el de un adulto. Sin embargo, esta etapa es muy significativa desde el punto de vista del descubrimiento del entorno, el aprendizaje y el disfrute de nuevas experiencias. El niño tiene tanto que comunicar en este momento que las palabras se quedan cortas para expresar este contenido emocional, sin embargo, los gritos son una consecuencia de este viaje de emociones. Y es que, el niño no solo puede gritar cuando está enfadado, sino también, cuando está entusiasmado con algo que le apetece hacer.
- Dificultades del lenguaje. Si un niño sufre algún trastorno del habla puede mostrar esta barrera del lenguaje con la expresión del grito como manifestación recurrente de los principales estados de ánimo.
- Problemas de audición. Un problema de este tipo propicia que el niño, para escucharse a sí mismo al hablar, eleve el tono constantemente.
En este otro artículo te descubrimos qué es el TDAH en niños para que valores si tu hijo padece esta condición.
Qué hacer cuando el niño grita
Una vez que ya conoces las causas, a continuación vamos a descubrirte qué hacer si tu hijo no habla, solo grita dándote algunos buenos consejos que puedes empezar a aplicar. Toma nota:
- No te dejes llevar por el efecto contagio y pon una atención especial en modular tu tono de voz. De hecho, al bajar tu tono de voz, él hará lo mismo para poder oírte. Además, es importante que busques el contacto visual cuando hables con el niño, es decir, concéntrate en este feedback.
- No cedas ante una rabieta. Es positivo que mantengas firmeza y establezcas límites. De lo contrario, si el niño descubre que a través de los gritos cedes al chantaje de darle todos los caprichos, fomentas esta actitud.
- Espera a que el niño se calme para hablar con él puesto que no puede razonar cuando está bajo el efecto de una emoción tan intensa como el enfado. Tú tampoco puedes hacerlo desde la etapa adulta. Por tanto, ten empatía.
- Si la causa lo requiere, consulta el caso con un logopeda porque la ayuda profesional puede ayudar al niño a reeducar su tono de voz con ejercicios especializados.
- Evita poner la televisión o la radio con un sonido muy alto en casa. Generalmente, la tendencia de gritar va acompañada por experiencias auditivas de este tipo.
- Enseña a tu hijo a escuchar. Para ello, puedes fomentar el hábito de la lectura al leerle una historia cada día.
- Asiste a lugares en los que el niño observe la rutina del silencio. Por ejemplo, las zonas infantiles de la biblioteca.
- Recuerda que tu hijo debe comportarse como niño y es muy positivo que así sea. Por tanto, ten paciencia.
- Habla con el tutor del colegio para averiguar si el niño también muestra esta tendencia de gritar en clase.
- Durante las conversaciones en familia es importante que respetéis los turnos de palabra para que el niño observe esta dinámica como una secuencia lógica.
Reeduca tu tono de voz
Si tu hijo suele gritar, intenta hacer autocrítica para observar si esta costumbre es habitual en casa. Tú le educas con tu ejemplo en todos los sentidos, también en el plano de la comunicación. Por esta razón, intenta ajustar tu tono de voz cuando hablas por teléfono o cuando estás en casa. Rompe con la creencia de que un mensaje queda más claro, sencillamente, porque lo acompañas con la fuerza de un grito.
Practicar yoga, taichi, mindfulness o meditación son rutinas sencillas que pueden ayudarte a lograr este objetivo de modular tu voz puesto que los gritos en los adultos, están muy vinculados con el estrés. Pero además, al actuar de este modo no solo estás dando un ejemplo positivo a tu hijo, también estás favoreciendo la salud de tu voz que se resiente por los gritos frecuentes.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
Si deseas leer más artículos parecidos a Mi hijo no habla solo grita, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Trastornos emocionales y de conducta.