Terapias de Tercera Generación
En palabras de Hayes (2004a, b), la tercera generación de terapias de conducta ha sido definida del siguiente modo:
<< Fundamentada en una aproximación empírica y enfocada en los principios del aprendizaje, la tercera ola de terapias cognitivas y conductuales es particularmente sensible al contexto y a las funciones de los fenómenos psicológicos, y no sólo a la forma, enfatizando el uso de estrategias de cambio basadas en la experiencia y en el contexto además de otras más directas y didácticas. Estos tratamientos tienden a buscar la construcción de repertorios amplios, flexibles y efectivos en lugar de tender a la eliminación de los problemas claramente definidos, resaltando cuestiones que son relevantes tanto para el clínico como para el cliente. La tercera ola reformula y sintetiza las generaciones previas de las terapia cognitivas y conductuales y las conduce hacia cuestiones, asuntos y dominios previa y principalmente dirigidos por otras tradiciones, a la espera de mejorar tanto la comprensión como los resultados. >>
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Marco histórico y conceptual
Estas terapias conductistas de tercera generación comienzan a surgir a finales de los 80, y aparecen plenamente desarrolladas con varios manuales clínicos en los 90. A partir de ahí se han ido desarrollando y aplicando a múltiples tipos de problemas clínicos, y probando su eficacia en casos clínicos y en estudios de grupo. (Valero, 2010).
Surgen, por un lado, (1) ante las dificultades de las terapias de modificación de conducta más tradicionales para poder modificar comportamientos en la vida diaria de la persona, sin control directo de contingencias, y para poder actuar sobre los problemas a partir de una hora de sesión clínica con individuos adultos. Y también, (2) ante las dificultades para abordar inicialmente los temas más cognitivos, pensamientos, obsesiones, recuerdos, traumas, etc., con las técnicas de modificación de conducta, que habían sido suplidas en su explicación por las denominadas cognitivas-conductuales. Aquí se comienza a cambiar pensamientos y recuerdos como cualquier otra conducta, a partir del lenguaje, pero sin misterios ni teorías profundas sobre la mente del individuo. Por otro lado, (3) también ante los problemas de generalización y mantenimiento a largo plazo en muchos problemas clínicos de tipo crónico, con largas historias de tratamiento, y con problemas existenciales o vitales, hasta ahora solo abordaban otro tipo de psicólogos.
La segunda razón fundamental para estas nuevas psicoterapias es la investigación experimental de nuevos principios de conducta, que pronto comienzan a aplicarse a las relaciones y terapias clínicas. En este caso, (1) la investigación sobre relaciones de equivalencia, que dan lugar a la Teoría del Marco Relacional que es la base de Terapia de Aceptación y Compromiso en su explicación sobre las relaciones entre pensamientos y respuestas verbales. (2) También la investigación sobre conductas gobernadas por reglas, es decir aquellas que están bajo control de otros estímulos verbales dados por otras personas o por el propio individuo, y que incluso pueden cambiar las contingencias directas de la conducta que mantienen. Esto es fundamental para la forma de dar indicaciones e instrucciones con adultos. (3) La investigación en adultos sobre análisis funcional en las contingencias directas en la vida diaria y en la relación terapéutica, dando lugar a aplicaciones más funcionales dentro de la propia sesión, y el énfasis en el análisis funcional en los problemas clínicos del individuo, más que a la categorización diagnóstica. (4) La revisión de los conceptos sobre conducta verbal y eventos privados, como una conducta más, con los mismos principios y funciones que cualquier otra conducta motora; tratando pues los pensamientos, recuerdos y emociones del individuo como conductas objetivo a modificar, y no como constructos cognitivos.
Con esas bases, a las que los autores añaden su propia experiencia clínica, surgen la "Terapia de Interacción de Pareja" de Jacobson (Jacobson, Christensen, Prince, Cordova y Eldrige, 2000), y la "Terapia Dialéctica-Conductual" de Linehan (Linehan, 1993). Poco después la "Psicoterapia Analítica Funcional" de Kohlenberg (Kohlenberg y Tsai (1987), y la "Terapia de Aceptación y Compromiso" (Hayes, Strosahl, y Wilson 1999; Wilson y Luciano, 2002). A estas se añadiría la "Terapia de Activación Conductual" (Jacobson, 1989, Martell, Addis y Jacobson, 1991; Lejez et al; 2005). Posteriormente, han derivado en otras líneas más cognitivo-conductuales, ya que incluso ACT, comienza en algunos artículos a denominarse "psicoterapia cognitiva de aceptación", dando lugar a la ahora famosa "Mindfullness" (Segal, Williams, y Teasdale, 2002) y también otras psicoterapias cognitivo-relacionales, e incluso constructivistas que toman conceptos como la "aceptación" y "evitación experiencial" .
Rasgos en común de las terapias
Teniendo esta visión general de por qué surgen estas terapias y cuáles son sus principios básicos, convendría señalar en qué consisten los mismos más detalladamente; aunque para entenderlas también convendría señalar las características más definitorias de cada una de las terapias para así poder diferenciarlas, aunque nos centraremos más detalladamente en las dos terapias de tercera generación que mas difusión están teniendo : La terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y La Psicoterapia Analítico Funcional (FAP).
Al fundamentarse en el conductismo radical, estas terapias de tercera generación tienen en común los siguientes rasgos:
- Analizan el comportamiento a la luz del contexto en el que ocurre, ya que parten de la base de que un análisis descontextualizado y aislado de la conducta no permite descubrir su funcionalidad. Por ejemplo "ir al súper a comprar comida" y "caminar de la casa al supermercado" si bien son dos conductas que poseen los mismos comportamientos motrices, son distintas en cuanto a su funcionalidad y el contexto en el que se presentan.
- No examinan el comportamiento de manera histórica, sino como un continuo. Por ello, la historia del individuo junto a su entorno de desarrollo, se consideran aspectos fundamentales en la interpretación de dicho comportamiento.
- No se hace una distinción entre la conducta observable y la privada, los eventos privados, como las emociones, los sentimientos y los pensamientos del individuo, se analizan también a la luz de su funcionalidad, así como las conductas que constituyen los problemas psicológicos por los cuáles se consulta.
- Parten de la base de que los "problemas psicológicos" tienen su origen en el contexto socioverbal en el que se desenvuelve el consultante, el cual dictamina lo que es "normal" o "anormal". Este contexto socioverbal también tiende a considerar los pensamientos, las emociones y otros eventos internos, por lo que es común que las personas tiendan a tratar de controlar sus conductas problemáticas controlando dichos eventos internos (como cuando trata de controlar la ansiedad para no sentir temor hacia algo). Como se dijo previamente, éstos eventos internos se analizan de igual manera que la conducta observable, ya que estas terapias no se consideran la causa de dichos problemas psicológicos.
- Se centran en la interacción que se da entre el terapeuta y el usuario dentro de la propia consulta, extendida como interacción social, y por lo tanto, contexto socio-verbal. A través del intercambio verbal y no verbal entre ellos dos, el terapeuta busca cambiar la funcionalidad de las conductas que constituyen los problemas motivos de conducta
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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