Por qué siempre estoy tan nerviosa
El nerviosismo puntual es lógico cuando tiene una causa que lo produce, un motivo determinado. Sin embargo, cuando el nerviosismo se convierte en un componente frecuente del modo en el que se siente una persona, entonces, este es un indicativo de que hay algo que conviene modificar a nivel interno. Una persona puede no reaccionar a tiempo cuando comienza a escuchar los primeros síntomas sino que se sobrepone con esfuerzo a un sensación de inquietud que le acompaña allí donde va.
Es una percepción agotadora que afecta a la capacidad de disfrute porque la mente de la persona está totalmente condicionada por la sensación de peligro ante el miedo de que ocurra algún tipo de hecho inesperado desagradable. En Psicología-Online reflexionamos en torno a esta cuestión que afecta a muchas personas en algún momento de su vida. "¿Por qué estoy siempre nerviosa?", si te haces esta pregunta, te damos posibles respuestas.
Siempre estoy nerviosa y preocupada
Interpretación negativa de la realidad
La realidad externa no tiene una interpretación única y lineal. Con frecuencia, el foco de nerviosismo no está tanto en los hechos externos descritos de forma objetiva, como en la propia respuesta emocional de quien observa la realidad con negatividad. Aquello que piensas afecta a cómo lo vives. Por tanto, el nerviosismo recurrente de quien se siente de este modo de manera habitual puede estar generado por una voz interior centrada en pensamientos pesimistas, de preocupación y alarma.
En una situación de estas características, sufres porque proyectas tu malestar interno en la lectura de vivencias cotidianas. Cuando en una situación de este tipo nos preguntamos qué nos ocurre, es muy posible que queramos identificar una causa externa. Sin embargo, en algunos casos, la causa del sufrimiento está más vinculada con uno mismo. Este tipo de interpretaciones y pensamientos son propios de personas con autoestima baja e inseguras, sin embargo, es un aspecto que se puede trabajar de manera eficaz en terapia psicológica.
La interpretación negativa de la realidad no solo puede nacer del pesimismo, sino también, del perfeccionismo. El punto débil del perfeccionista es la creencia de que nunca nada es tan perfecto como debería y siente que no está a la altura de sus expectativas.
Siempre tengo prisa
Es posible que la respuesta a "¿Por qué estoy siempre nerviosa?" esté estrechamente ligada al estilo de vida predominante en esta sociedad. El estado actual no es sencillo, cada persona tiene sus propias dificultades que aumentan, generalmente, en las grandes ciudades. Dificultades de conciliación laboral, largos periodos de tiempo invertidos en desplazamientos diarios, la exigencia constante por obtener buenos resultados...
Cuando estás en el trabajo tienes la mente puesta en aquello que tienes que hacer inmediatamente después de salir de la oficina. Y así encadenas una rutina en la que las tareas son desproporcionadas en relación con el margen real del tiempo. Cuando el mensaje interno de "tengo prisa" se materializa en un comportamiento que responde a un imperativo constante, entonces, el nerviosismo es una consecuencia de este estilo de vida que lleva a la persona afectada a no escuchar sus propias necesidades de calma y descanso por seguir centrada en la dinámica de cumplir los propósitos establecidos. La prisa se convierte en un guión de vida.
Cuando una persona tiene muchas responsabilidades, y poco apoyo a su alrededor, es más vulnerable ante el riesgo de experimentar nerviosismo porque mientras que el nivel de actividad no cesa, el descanso se resiente.
Ansiedad y nervios
La ansiedad tiene distintas formas de manifestarse. Una de ellas es ese nerviosismo real que experimenta el paciente de forma frecuente. Es una inquietud que resulta difusa porque empieza a desbordar a la persona en los momentos más inesperados e imprevisibles de la jornada.
Es decir, el nerviosismo patológico que es una manifestación de ese malestar interno, se hace visible incluso en actividades de ocio y tiempo libre. El propio cuerpo está enviando una información que pide ser escuchada para ser resuelta.
Definimos la ansiedad como un estado de agitación, inquietud y desequilibrio que puede ser o no patológico, normalmente esta situación mental carece de un suceso que la desencadene por lo que la ansiedad se genera aunque no exista un peligro real.
La anticipación negativa de la realidad y la preocupación recurrente son síntomas habituales de la ansiedad nerviosa. La persona experimenta una cadena de pensamientos que no derivan en una decisión final. De hecho, la eterna duda pesa tanto en el ánimo que la indecisión o el aplazamiento de cuestiones importantes son una consecuencia de la rumiación mental.
Vives una situación de tensión
Tal vez sea en el trabajo, en tu vida de pareja, a lo mejor sientes que te encuentras en una situación límite, tal vez convives con el peso de una preocupación grave que te desborda. El nerviosismo habitual también puede ser el resultado de estar sometida a una situación de tensión un día tras otro. Una tensión que, a su vez, también produce miedo e impotencia. En ese caso, esta circunstancia afecta de un modo tan directo al núcleo personal que, puede llegar un momento en el que traspase el propio ámbito en el que se produce para condicionar otras esferas vitales dando como resultado un nerviosismo frecuente que incluso pueda derivar en un trastorno de ansiedad generalizada.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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