Qué es el trastorno explosivo intermitente: causas, síntomas y tratamiento

El trastorno explosivo intermitente (TEI) tiene múltiples causas, que pueden ser tanto biológicas como ambientales. Las principales son las siguientes:

• Factores genéticos: la predisposición genética aumenta el riesgo de desarrollar trastorno explosivo intermitente, ya que es más común en personas con antecedentes familiares de trastornos de conducta o emocionales.
• Desequilibrios químicos en el cerebro: alteraciones en los neurotransmisores, especialmente en la serotonina, provocar la incapacidad de controlar la ira y las explosiones emocionales.
• Experiencias traumáticas: exposiciones a situaciones de abuso, maltrato, accidentes o entornos violentos durante la infancia pueden influir en el desarrollo del TEI, al establecer patrones de respuesta descontrolada al estrés. Además, el consumo de sustancias tóxicas, el abuso de medicamentos y la presencia de otros trastornos de la salud mental pueden fomentar la aparición de este cuadro clínico.
• Problemas de desarrollo: un desarrollo anormal en las áreas del cerebro involucradas en la regulación de emociones y la toma de decisiones puede predisponer a una persona al trastorno explosivo intermitente.
• Factores ambientales: el estrés crónico, la presión social o laboral y otras condiciones externas pueden desencadenar síntomas del TEI. Asimismo, hay que tener en cuenta las condiciones económicas, políticas y culturales que influyen a cada persona.

En cualquier caso, te recomendamos leer este artículo sobre Cómo controlar la ira y la agresividad.

El trastorno explosivo intermitente (TEI) se caracteriza por episodios recurrentes de agresividad impulsiva desproporcionados en relación a la situación que los desencadena. Los principales síntomas incluyen:

• Ataques de ira repentinos: episodios de rabia intensa inesperados, sin una provocación significativa. Las explosiones suelen ser breves (menos de 30 minutos) pero intensas, y pueden ocurrir de forma recurrente, como varias veces por semana o más esporádicamente.
• Agresión verbal: insultos, gritos o amenazas hacia otras personas durante los episodios de ira.
• Agresión física: golpes, empujones o actos de violencia hacia personas, animales, u objetos, como romper cosas.
• Sentimiento de alivio después del episodio: muchas personas con TEI experimentan un alivio temporal tras los episodios de ira, seguido a menudo de arrepentimiento o vergüenza.
• Falta de control: incapacidad para controlar los impulsos agresivos durante los episodios, lo que lleva a una conducta extrema.
• Reacciones desproporcionadas: la respuesta emocional es excesiva en comparación con la situación desencadenante, como enfadarse extremadamente por un problema menor.

La presencia aislada de alguno de estos síntomas no implica un trastorno explosivo intermitente. Para lograr un diagnóstico adecuado, es imprescindible conocer las particularidades de cada persona según el criterio de un profesional de la salud mental.

El tratamiento del trastorno explosivo intermitente (TEI) combina terapia psicológica y, en algunos casos, medicamentos para ayudar quienes lo sufren a controlar sus impulsos agresivos. Los principales enfoques incluyen:

Terapia psicológica

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es el tratamiento más comunes del trastorno explosivo intermitente. El TCC ayuda a las personas a identificar y cambiar los patrones de pensamiento distorsionados que desencadenan los episodios de ira. De esta manera, el paciente adquiere herramientas para sobrellevar situaciones de estrés y/o ansiedad de un modo más ameno.

Terapia farmacológica

El suministro de medicamentos antidepresivos, estabilizadores del ánimo o medicamentos anticonvulsivos es una alternativa eficaz en casos graves. Ayudan a regular los desequilibrios químicos en el cerebro que pueden estar provocando el TEI. Es común utilizar inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), como la fluoxetina. Sin embargo, la medicación psiquiátrica debe ser supervisada por un profesional de la salud mental especializado.

Educación y apoyo

Participar en programas educativos y grupos de apoyo para personas con trastorno explosivo intermitente puede ayudarte a comprender mejor el trastorno, desarrollar habilidades para gestionarlo y recibir apoyo de otros que afrontan desafíos similares.

Prevenir el trastorno explosivo intermitente (TEI) puede ser difícil debido a sus factores genéticos y biológicos subyacentes, pero hay varias estrategias que pueden reducir el riesgo o la severidad de sus síntomas. Te las mostramos a continuación:

• Practica la resolución de problemas: afrontar los problemas con un enfoque calmado, en lugar de reaccionar de forma impulsiva, puede reducir la probabilidad de una respuesta explosiva.
• Lleva un estilo de vida saludable: mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y un descanso adecuado puede ayudar a regular el estado de ánimo y reducir el estrés, lo que a su vez disminuye la probabilidad de tener episodios de ira.
• Controla el estrés: incorporar técnicas de manejo del estrés en tu rutina, como la meditación, el yoga o el tiempo al aire libre, puede ayudarte a mantener la calma y evitar la acumulación de tensiones que podrían provocarte las reacciones agresivas.
• Evita el abuso de sustancias: el consumo de alcohol o drogas puede exacerbar los problemas de control de la ira y debe evitarse.
• Fortalece las relaciones sociales: tener una red de apoyo sólida puede proporcionarte un entorno que disminuya el estrés y ofrezca ayuda en momentos de tensión.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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