Crecimiento personal y autoayuda

Cómo cambiar tu vida

Por Lic. E. Jorge Antognazza. Actualizado: 14 marzo 2018
Cómo cambiar tu vida

Una vez, alguien dijo que nadie le había enseñado a mirar los edificios. Aquellos días, transitando por una de las avenidas céntricas de la ciudad, se dio cuenta de que siempre caminaba mirando el suelo, pero no las alturas. Esta experiencia es muy común. Caminamos por la vida evitando pisar excrementos de perros o buscando alguna moneda perdida y nos olvidamos de la belleza de las cúpulas. Estos dos estilos de mirar no tienen por qué ser excluyentes. Existe un arriba y un abajo; una izquierda y una derecha. Sin embargo, a pesar de la movilidad que tiene la cabeza, nuestras cervicales, con su artrosis, nos demuestran que hemos optado por la rigidez.

En el nivel de lo psicológico, algo parecido nos ocurre: nos encontramos con otro tipo de endurecimiento. Se trata de aquel que es provocado por la apasionada necesidad de ignorarnos en nuestros deseos. De la misma manera que la artrosis dificulta los movimientos y nos causa dolor, la pasión por la ignorancia de nosotros mismos pone obstáculos a nuestro encuentro con el bienestar. Es por ello que en este artículo de Psicología-online, vamos a hablarte sobre cómo cambiar tu vida para ser más feliz y vivir mejor.

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Índice
  1. El deseo de cambiar y el miedo a cambiar
  2. Averigua qué te ocurre
  3. Por qué siempre me pasa lo mismo
  4. Estrategia para fracasar, estrategia para triunfar
  5. Cuerpo y mente
  6. El poder de la imaginación
  7. No tengas miedo de sentir
  8. Hablando, ¿se entiende la gente?
  9. La evidencia final
  10. Piedras en el sendero
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El deseo de cambiar y el miedo a cambiar

No es fácil vivir en un estado de calma y bienestar. Tanto circunstancias externas como internas te invitan, permanentemente, a sentir desazón, desasosiego, inquietud, ansiedad, disgusto, fastidio, malhumor, intolerancia, frustración, enojo y momentos depresivos, entre otros. Todo lo cual te lleva, como a muchos, a que sintetices esas vivencias con el consabido “me siento mal”.

Son muchas las personas que buscan un manual para sobrevivir a la vida. Otras personas buscan gurúes, místicos, profetas o depositan su confianza en el psicoanalista, médico o abogado. No obstante, estas personas no poseen este tipo de sabiduría. Cada vez más son los que optan por el llamado "pensamiento positivo" o "actitud mental positiva", la cual intenta hacer frente a las adversidades con gran optimismo y espíritu de lucha, sin negar en ningún momento la realidad.

Por ahora, digamos que ese “sentirte mal” es una forma que tiene tu mente de avisarte que las cosas no están funcionando como tú lo deseas. Desde la vivencia de malestar podemos interrogarnos y darnos cuenta de lo que nos está pasando. Pero conocer y admitir nuestras carencias y nuestros errores, no es para nada agradable.

Cómo cambiar tu vida

Para lograr cambios significativos en tu vida y crear las condiciones para vivir en un estado de satisfacción es necesario que cumplas con estas cuatro condiciones:

  • Autoconciencia: tienes que reconocer tus propias carencias, dificultades, circunstancias desfavorables;
  • Autocrítica: debes hacerte responsable de tus propias conductas que producen y/o perpetúan el mal estar;
  • Deseo de cambio: tienes que sentir, pensar y hacer lo conveniente para generar transformaciones en la propia vida evaluando las consecuencias de cada decisión tomada. Todo lo anterior debe estar amorosamente envuelto por tu buena o fe.
  • Tu buena fe: o sea, dejar de engañarte a ti mismo.
Cómo cambiar tu vida - El deseo de cambiar y el miedo a cambiar

Averigua qué te ocurre

A veces nos faltan palabras para designar, explicar o transmitir lo que nos está pasando. Sentimos esa sensación de malestar psíquico y algo dentro nuestro nos obstaculiza el saber sobre lo que nos está sucediendo. Decimos “me siento mal” pudiendo expresar con esto una gran tristeza o bronca, un dolor de estómago o de cabeza, una irritación de ojos, cansancio, etc. Esta palabrita “mal” sirve para todo. En general, se trata de una cuestión de vocabulario. Cuantos menos vocablos tengamos incorporados, menor va a ser la posibilidad de expresar con cierta precisión lo que nos ocurre.

Como afirmamos en el apartado anterior, la primera condición para iniciar un cambio en tu vida es saber qué te está sucediendo. En ocasiones, no se poseen los parámetros necesarios para ponerse a pensar. Se sufren las carencias, los problemas, las dificultades, pero cuesta ordenarlas de tal manera que no solo las conozcamos mejor sino que nos permita empezar a buscar soluciones.

A diferencia de los que buscan soluciones mágicas, hay personas que saben que el conflicto está en ellas mismas y quieren conocerlo. Lo perciben como un algo que no se sabe bien qué es, pero que se hace sentir por una sensación de vacío, de futilidad, de angustia indefinida, una vivencia profunda de que la vida, tal como se está viviendo, no tiene sentido. Un “no sentirse bien” del que no se puede hablar porque, como dijimos, no se encuentran las palabras apropiadas para definirlo.

En los comienzos de la gran aventura del autoconocimiento son más las preguntas que las respuestas. Y cuando estas respuestas van apareciendo, nos van brindando los recursos para tomar decisiones.

Por qué siempre me pasa lo mismo

Quienes más quienes menos todos tenemos una estructura frenadora, permisora y cuasi permisora. Hay quienes tienen, además, falsos permisos que refuerzan a los frenadores. Son ordenes nefastas, fatídicas, catastróficas que impulsan a la persona a cometer una acto que atenta contra su propio bienestar.

Son expresadas de manera amable y en forma de aprobación muchas veces enmascaradas en una pregunta: “Está bien que fumes... todo el mundo lo hace”; “¿Vas a ir al médico por ese dolor de nada?”; “¿Qué te va a pasar por apostar un poco de dinero?”, “Pero si la marihuana es inofensiva... toma, prueba”, etc.

Esta estructura formada por esos mandatos frenadores, permisores, cuasipermisores y, a veces, falsos permisores constituye una base desde la cual comenzamos a percibir la vida, sentir, pensar y actuar sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre el mundo en general. Le damos el nombre de Matriz Inicial de Mensajes (MIM). No obstante, la cosa es bastante más compleja. Ocurre, que esta MIM se va formando desde los nueve meses de embarazo hasta, aproximadamente, los cinco años de edad. Se confirma hasta los ocho pero, a partir de los cinco años hasta los doce, año más año menos, se le va configurando un Sistema Interno de Creencias (SIC) el que, asociado a la MIM da lugar al llamado Argumento de Vida (AV), término acuñado por Eric Berne, psiquiatra canadiense, creador de una modalidad de psicoanálisis al que bautizó con el nombre de Análisis Transaccional (AT).

En cada persona, observamos el funcionamiento y la influencia del AV en aquellas conductas repetitivas que hace que el individuo se diga, en tono de queja, "¡Siempre me pasa lo mismo!". Freud lo llamó compulsión a la repetición, Adler, neurosis de destino, Berne, argumento de vida. Con frecuencia se confunde con el destino, con aquello que no podemos cambiar cuando, en la realidad, sí podemos. Ya veremos cómo.

Cómo cambiar tu vida - Por qué siempre me pasa lo mismo

Estrategia para fracasar, estrategia para triunfar

El objetivo prioritario de este artículo es que tomes conciencia de que tu propia vida está fundamentada en un Argumento ajeno a tus propios deseos como persona. Si llegaras a reconocer esto a través de la lectura, la meta se cumplió. Si, además, alcanzas tus propios objetivos, hay que reconocerte todo el mérito. Diremos, entonces, que has pasado de una estrategia de fracaso a una estrategia de éxito. En síntesis: cambiaste.

Qué es una estrategia

Vamos a definirla como la habilidad que se posee para dirigirse a una meta y alcanzarla. Estrategia para el fracaso es la aptitud, la capacidad que tú tienes para vivir tu vida de manera intrascendente, sin pena ni gloria, perdidosamente, ajeno a tus deseos, melodramáticamente.

¿Cómo se llega a ser un habilísimo estratega para encaminar la vida hacia el desastre? ¿Simplemente obedeciendo mandatos? De hecho, no. Los mandatos forman la matriz de nuestro Argumento, pero para que éste pueda desarrollarse necesita de otros elementos: pensamientos parásitos que impiden pensar clara y reflexivamente, la imaginación, las sensaciones y emociones, la palabra hablada y la acción física propiamente dicha.

Lamentablemente, durante nuestra vida, vamos cediendo gran parte de nuestra esencia en aras de lo que se espera de nosotros. Diluimos nuestro propio ser en esa masa amorfa de discursos ajenos que nos habitan. Vamos siendo lo que los demás desean. En ese enajenamiento dejamos de ser los seres originales que fuimos para ser copia de aquellos que escribieron nuestro libreto. Seremos únicos en nuestro físico, pero en nuestras conductas somos repetición, hasta que decidamos ser nosotros mismos.

Cómo cambiar el fracaso por el éxito

En esa alienación, en esa ausencia de originalidad, en ese no saber quiénes somos, encontramos la base de toda estrategia para fracasar, la base de toda neurosis. Justamente, por tener una estrategia para fracasar es que podemos vislumbrar, por simple oposición, la existencia de una estrategia para triunfar. Si se dice que existe una Historia Oficial, es porque hay Otra Historia. Lo mismo ocurre con el Argumento de Vida al que podemos llamar "oficial". Por lo tanto, debe haber otro argumento. Este argumento oculto es la base de la estrategia para triunfar y debemos darlo a conocer. ¿Dónde está? Dentro de ti y lo llamamos "Plan de Vida Adulto".

Tu tarea es investigar qué haces para continuar alcanzando el fracaso, en lugar del éxito. Para ello, escribe la secuencia negativa de tu estrategia personal y luego la positiva, imaginando cómo sería tu vida si cuestionaras los mandatos y cambiaras tu estrategia.

Cuerpo y mente

Con la ayuda de todas estas nuevas nociones que te hemos ido explicando podrás ir pensándote de una manera distinta a como lo venías haciendo hasta ahora. Esto, como vimos en el apartado anterior, te ofrece una nueva opción de vida, lo que te posibilita elegir vivir de acuerdo con lo pautado por tu argumento o estructurar un plan de vida adulto que te ubique fuera del argumento.

El hombre es cuerpomente. No tenemos por un lado lo mental y por otro lo corporal. El cuerpo es mente y la mente cuerpo. Todos nuestros órganos, nuestra historia, nuestras conductas adecuadas e inadecuadas, las percepciones, sensaciones, memoria, lo que decimos e imaginamos, la meta trascendente, la red social familiar a la que pertenecemos, las alternativas políticas, etc., conforman al ser humano.

Al igual que la simple bombilla cuyos elementos por separado no pueden cumplir con la función para la que fueron inventados, el ser humano no puede funcionar sin la interrelación de todos sus componentes. La palabra clave es interrelación.

Tanto las actitudes con orientación positiva como negativa, se van estructurando entre la edad de 5 a 12 años, aproximadamente, etapa evolutiva que, justamente, se la conoce como la edad del "establecimiento de valores propios". Una de las dificultades en esta etapa es que al chico le cuesta decidir sus valores y sus metas. Las actitudes que se eligen como regidores de la vida... ¿responden a las necesidades auténticas del niño o a las necesidades de los otros? Y si se eligen actitudes diferentes... ¿es porque el chico está fuera de argumentación o porque se está oponiendo, antiargumentalmente, es decir, en forma rebelde, opositora, a lo que se espera de él? Démonos cuenta de todo esto para poder realizar un cambio en nuestra vida.

El poder de la imaginación

La imaginación es la capacidad que tiene una persona para representarse un objeto en ausencia del mismo. ¿En qué estado del Yo ubicarías la imaginación? Correcto: en el estado del Yo NIÑO. De acuerdo con sus subdivisiones, el tema de lo imaginario tendrá variaciones. De esta manera, y haciendo una primera división, diremos que los temas a imaginar tendrán características "pro-vida" o "anti-vida". Por ejemplo, ante la perspectiva de un examen, un estudiante de la secundaria se imagina, con su Niño Sumiso, haciendo el ridículo y que todos se burlan de él; otro, con su Niño Opositor, se imagina desafiando al profesor, respondiendo altivamente y regresando a su casa para jugar con el ordenador sin importarle el haber suspendido; otro, con su Niño Libre, dando respuestas creativas mientras ve, en su mente, que el profesor sonríe satisfecho; el Niño Educado se imagina respondiendo con precisión a las preguntas y el Niño Justiciero se ve defendiendo sus derechos ante cualquier pregunta fuera de programa o comentario injusto del profesor. Todos, a su manera, pueden sentirse más o menos ansiosos ante la inminente prueba.

Qué es lo que nos frena

Pongamos de ejemplo a un hombre que va a hacer un examen de conducir para ser taxista. Los mandatos frenadores que caen en cascada ante este estímulo son: "No lo vas a lograr. No sirves para conducir un taxi. Se van a reír de ti. Solo sabes hacer tonterías." Todo esto sostenido por errores en su razonamiento: "Nunca seré como mi primo Ernesto (personalización por comparación)"; "Me enfurece esto de aparcar, por lo tanto, lo voy a hacer mal (razonamiento emocional)"; "Tendría que haber practicado más (debería)". Pero esta persona hace algo más: se fabrica una película mental en donde se ve a sí mismo dentro del coche, con el examinador al lado mirándolo con burla, cometiendo errores, tirándolo todo al aparcar, siendo abucheado y suspendido, yéndose del examen con la cabeza gacha mientras ve pasar, frente a él, los taxis que se alejan. Es necesario hacer hincapié en lo destacado: “se fabrica una película mental”.

Tipos de imaginación

Distinguiremos, en este vértice del imaginar, dos tipos de imaginación:

  • Imaginación Reproductora: nos permite visualizar, con el ojo de la mente, personas, animales, cosas, escenas pasadas.
  • Imaginación Creativa: nos posibilita crear personas, animales, cosas, escenas que no tienen existencia real por lo menos para el que está imaginando.

Y para sufrir puedes utilizar cualquiera de las dos. Con la imaginación reproductora traerás una y otra vez las escenas de un pasado que te hizo sentir mal, como la cara de enojo de tu jefe cuando le pediste retirarte temprano; pero también puedes actualizar las que te hicieron sentir bien, como esa puesta de sol en la playa mientras caminabas por la arena húmeda oliendo el aroma de la sal y el yodo y oyendo el rumor de las olas.

Con la imaginación creativa lograrás hacerte sentir mal por anticipado, compaginando escenas catastróficas sobre determinado tema o elegirías crear escenas placenteras que te permitirían disfrutar de momentos de relajación. Como verás, tienes el poder de elegir qué audiovisual vas a producir. De no imaginar escenas "anti-vida", ¿qué nos impediría alcanzar nuestros objetivos?

Cómo cambiar tu vida - El poder de la imaginación

No tengas miedo de sentir

¿Qué estás sintiendo en este momento? Esta pregunta no tiene una fácil respuesta. Se la hace con frecuencia a los pacientes de una escuela de terapia, la Gestalt, creada por Fritz Perls y la persona no siempre está en condiciones de responderla. Perls dijo una frase célebre: “Abandonad la mente (el pensar) y volved a los sentidos”.

Lamentablemente, ocurre que no todo el mundo tiene las palabras apropiadas para entender qué está sintiendo. Por eso, en vez de esperar grandes respuestas, la manera más fácil de empezar a tomar contacto con lo que sientes en este momento es preguntarte: ¿es agradable, desagradable o neutro lo que siento? No te sorprendas ni te inquietes si tu respuesta es “no sé”.

Qué te impide sentir

¿Qué es lo que hace obstáculo para que te resulte difícil responder la pregunta? La dificultad reside en que no estás acostumbrado a ponerte en contacto con tu cuerpo, no captas sus señales o, si las captas, no puedes darle el nombre adecuado. La respuesta a la pregunta podría haber sido: siento hambre, frío, dolor de cabeza, cosquilleo en el estómago, un nudo en la garganta, opresión en el pecho, pero también: rabia, tristeza, angustia, ansiedad, culpa, alegría, vergüenza, etc.

Si observas bien, te darás cuenta de que hemos dado dos categorías de respuesta: la primera se refiere a las sensaciones y están relacionadas con el cuerpo; las segundas son las emociones. Podemos discriminar, entonces, dos “sentires” que conforman este vértice del sentir: se SIENTEN sensaciones cuyo referente es el cuerpo y se SIENTEN emociones cuya esencia es mental. Ambas están interrelacionadas y llevan a acciones específicas, las cuales, no siempre, son adecuadas.

El dolor, la opresión en el pecho, el nudo en la garganta, el cosquilleo en todo el cuerpo son sensaciones, mensajes que el cuerpo te envía; la rabia o ira, la tristeza, la alegría, son emociones que sientes en tu mente. El insulto, el llanto, los saltos y tus gritos, son acciones en donde el cuerpo también participa y que son consecuencia de las sensaciones y emociones sentidas.

Por qué hay que exteriorizar las emociones

Todas las emociones son beneficiosas porque todas nos cuentan qué nos está pasando. Algunas son agradables y las más, desagradables. Muchas personas no reconocen lo que sienten o no lo expresan porque no han tenido ni modelo ni permiso de sus padres para expresarlas. Esta es la razón por la que las personas las bloquean derivando su energía hacia otros lugares.

Por ejemplo, una persona con tristeza (emoción no aceptada en su familia) puede desviar la energía hacia la rabia (que estaba admitida) y una que siente rabia (que no era permitida) hacia la depresión (toda la familia giraba alrededor de ella). Otra que tiene motivos para estar alegre (emoción no favorecida: “el que ríe en sábado llora el domingo”) se deprime y la que siente amor (“amar a la larga produce dolor”) se angustia. Otra que tiene fobia a los exámenes (“no seas cobarde”) desvía la energía hacia sus intestinos y tiene diarrea. La que siente envidia (“eres muy mala”) muestra una falsa alegría al ver los logros de una amiga (“que buena que eres”) para luego angustiarse (“pobrecita... tómate un Valium). Y está quien siente resentimiento hacia su suegra (“no nos hagas pasar un mal momento”) y le muestra un falso afecto (“¡querida suegra, que bien la veo”) para no causar problemas provocándose, al día siguiente, una jaqueca.

Estos son sólo algunos posibles casos. Si alguien te impide expresar tus emociones, dile, con firmeza: “Tengo todo el derecho del mundo a sentir... (tal o cual emoción)”. Tu mente y tu cuerpo te lo agradecerán.

Cómo cambiar tu vida - No tengas miedo de sentir

Hablando, ¿se entiende la gente?

La comunicación es un proceso mediante el cual una persona trata de transmitir a otra una idea con el deseo de que capte el verdadero sentido del mensaje con un mínimo de distorsión. La comprensión del mensaje con una mínima deformación nos mostraría que la comunicación fue exitosa, de lo contrario fue fallida. Esta falla en la comunicación por la cual el sentido de un mensaje no es comprendido en su totalidad es algo muy frecuente y la explicación reside en un hecho fundamental: la interferencia producida por el Argumento de Vida con su sistema de creencias. Y como todos tenemos un Argumento podemos concluir que toda comunicación, en algún momento, va a ser interferida y nunca será plena.

Esto va a dar lugar a malos entendidos. Si bien todos los que compartimos una lengua tenemos un código en común, el significado que le atribuimos a las palabras depende de nuestra experiencia. Obviamente, todos sabemos lo que es una "mesa". Pero en el momento de leer o escuchar este vocablo, cada cual tendrá una representación mental distinta: uno se imaginará la mesa de su cocina, otro la heredada por sus padres muertos, otro la que vio en la vidriera y que le resulta muy cara.

Cada persona, al querer comunicar un mensaje, debe recurrir a su "banco de datos" del cual va a extraer tanto las palabras como la estructura gramatical más adecuada a lo que quiere transmitir. Pero ese banco de datos está pautado por el código del Argumento de Vida y su ideología subyacente. Este Argumento de Vida es tan diferente de una persona a otra como las huellas digitales: todas se parecen y todas son distintas. Claro, las palabras utilizadas en la construcción del mensaje y su estructura sintáctica son comunes a todos nosotros, pero la significación que damos a cada mensaje depende de ese banco de datos. En otras palabras, cada cual entiende lo que un otro dice según su propio Argumento de Vida, su Sistema Interno de Creencias. Esto es lo que sanciona el mensaje de un otro.

Por qué hay malentendidos en las parejas

De aquí parten los malentendidos y sobrentendidos. Esto se nota con mayor intensidad en el vínculo de pareja debido a que, por la convivencia cotidiana, se pone en evidencia las diferencias de códigos. Cada cual responde según un Argumento de Vida diferente, ya que tuvo experiencias vitales distintas y, por lo tanto, dispone de un Sistema de Creencias particular que, para nada, puede coincidir con el del otro. En una discusión por la educación de los hijos... ¿Quién puede decirse autorizado a tener razón? Ambos códigos son válidos.

Las cosas se complican bastante cuando los mensajes son transmitidos eligiendo palabras de bajo nivel de significación, es decir, que se les puede atribuir cualquier significado. Por ejemplo, alguien dice "siempre se sienten esas emociones cuando suceden esas cosas". Aquí es casi imposible saber de qué se está hablando, porque... ¿qué son esas cosas?, ¿quienes las sienten?, ¿de qué emociones se habla?, ¿"siempre" significa que no hay excepciones; que se trata de una ley universal? Observa cuántos interrogantes surgen en una oración compuesta por palabras de baja significación.

La evidencia final

En un hipódromo, un caballo podrá tener un extenso pedigree, ser el más veloz durante las pruebas, poseer una hermosa figura y contar con el mejor entrenador, pero... de las seis carreras que corrió, llegó último. Obviamente, algo no funcionó bien. Durante el proceso de crecimiento ocurre algo parecido. La persona podrá cuestionar sus ideas erróneas, modificar sus sistema de creencias, conocer y alterar las imágenes catastróficas, interceptar su diálogo interno, identificar sus emociones y expresarlas y, a pesar de toda esa tarea, todo sigue igual.

Tarde o temprano el auténtico cambio se manifiesta en cambios externos. La secuencia "interno-externo" es, según la Psicoterapia Integrativa, la matriz del verdadero cambio. Esto significa que si se cambia lo que se piensa, se imagina y se siente, se puede cambiar lo que se comunica y lo que se hace. La pregunta es: la secuencia inversa, "externo-interno", ¿es promotora de cambios? Es decir, cambiando lo que se dice y lo que se hace... ¿se puede cambiar lo que se piensa y lo que siente? La Psicoterapia Integrativa considera que el cambio sobreviene cuando la persona conoce, cuestiona y reescribe su Argumento de Vida como consecuencia de un auténtico deseo de trascenderlo. Para lograr alcanzar ese estado de reescritura del Argumento, se pueden utilizar una variedad de recursos. Esto significa, ni más ni menos, que cada uno debe seguir sus propios métodos, según su momento. No todas las respuestas valen para la misma pregunta. Y quién mejor para saber qué necesita cada uno que un especialista.

Piedras en el sendero

Desde el nacimiento, la influencia que los otros tienen sobre nosotros mismos, es trascendental. Hasta tal punto que vamos construyendo nuestra identidad en función de las imágenes que creamos que los demás tienen de nosotros. Más tarde debemos usar una máscara diferente según sea la ocasión. Se puede decir que somos lo que el otro determina que seamos y en esto consiste la alienación o enajenación: estar ajenos a nosotros mismos, desconocernos o, lo que es lo mismo, conocernos mientras haya un otro que nos reconozca.

En ausencia de ese otro... no existimos. En este tipo de patología y para garantizar su propia existencia, la persona debe adecuarse a las demandas de su Red Social, de lo contrario deberá pagar consecuencias. En definitiva: tanto la Red como el individuo se necesitan mutuamente. Estas necesidades, de características simbióticas, contribuyen a formar vínculos clausurantes. Esta clausura significa que, en este tipo de relaciones, no se avanza ni se retrocede. No existe la movilidad, el desarrollo personal, el crecimiento compartido. Sin embargo, hay movimiento.

Ocurre que entre movilidad y movimiento hay diferencias. Un ventilador tiene movimiento, gira y gira pero no puede desplazarse, por sí mismo, de un lugar a otro. Los vínculos clausurantes tiene una característica parecida. Si bien no hay crecimiento compartido (movilidad) hay movimientos tormentosos, melodramáticos, sadomasoquistas, en donde siempre aparece la figura de alguien que persigue, otro que sufre, otro que rescata. Pasiones encontradas, ofensas y venganzas, abandonos y reencuentros. Desplazan mucho aire pero... siempre están en el mismo lugar.

Entonces, qué es el cambio

Como ya lo hemos estado viendo, llamamos cambio al pasaje de un estado no deseado a un estado deseado. El conocimiento del Argumento de Vida, el cuestionamiento de sus mandatos frenadores y la decisión de vivir una vida trascendente posibilita el acceso a dicho estado deseado. Lamentablemente, las cosas no son tan fáciles como puedan parecer. A pesar de ser muy fuerte el deseo de cambio, el individuo se resiste. Pero la presencia de esa resistencia nos indica que hay dos fuerzas en pugna: la que tiende a que la persona permanezca dentro de los límites restrictivos del Argumento de Vida y la fuerza de vida que lo impulsa a trascenderlo. Debemos tomar en cuenta a ambas para la tarea terapéutica.

Desde Psicología-Online, esperamos que, después de este artículo, ya sepas cómo cambiar tu vida para ser feliz.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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