Neuropsicología

El sistema nervioso entérico y su fisiología

 
Marta Menéndez
Por Marta Menéndez. Actualizado: 23 octubre 2018
El sistema nervioso entérico y su fisiología

¿Sabías que nuestro cerebro está estrechamente unido al intestino gracias al sistema nervioso entérico? El sistema nervioso entérico, junto con los sistemas nervioso simpático y parasimpático, constituyen el sistema nervioso autónomo. La magnitud y complejidad del sistema nervioso entérico es inmensa y contiene tantas neuronas como la médula espinal.

Los principales componentes del sistema nervioso entérico son dos redes o plexos de neuronas, el plexo mientérico y el submucoso. En este artículo de Psicología-Online te explicamos el sistema nervioso entérico y las emociones.

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Índice

  1. Qué es sistema nervioso entérico: el segundo cerebro
  2. Fisiología y componentes del sistema nervioso entérico
  3. Relación entre las emociones y el sistema nervioso entérico

Qué es sistema nervioso entérico: el segundo cerebro

El sistema nervioso ejerce una profunda influencia en todos los procesos digestivos, como la motilidad, el transporte de iones asociado con la secreción y la absorción, y el flujo sanguíneo gastrointestinal. Parte de este control se produce por las conexiones existentes entre el sistema digestivo y el sistema nervioso central, pero también el sistema digestivo está dotado de su propio sistema nervioso local denominado sistema nervioso entérico.

La "conexión intestino-cerebro", también conocida como "relación intestino-cerebro", puede sonar como algo muy extraño, pero no lo es. De hecho, la mayoría de nosotros nos referimos a este (concepto) sin saberlo. Por ejemplo, cuando estás bajo estrés, ¿comes más de lo normal o experimentas signos de indigestión?

¿Cómo funciona el sistema nervioso entérico?

A veces cuando nos estresamos experimentamos calambres gástricos, así como calambres intestinales. Esto se debe a que nuestro tracto gastrointestinal está inervado con muchos nervios (específicamente 200-600 millones de neuronas), que van desde el esófago hasta el ano. Este sistema se llama el sistema nervioso entérico y es la razón por la que nuestro intestino a menudo se denomina como el segundo cerebro.

Este segundo cerebro es sensible a las emociones que amenazan nuestra vida, es decir, a la respuesta de pelea o huida y las señales que captan serán enviadas a la otra red nerviosa de nuestro intestino, el sistema nervioso central, para ejecutar una respuesta, como la activación de los centros de defecación (lo que se traduce en ir más veces al baño) o la alteración de la producción de jugo gástrico a través de señales enviadas al estómago.

Además de para reaccionar a nuestras emociones, necesitamos este sistema nervioso entérico ya que nos asegura un buen flujo sanguíneo al intestino y una digestión adecuada de los alimentos.

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Imagen: calinalcacer.com

Fisiología y componentes del sistema nervioso entérico

El sistema nervioso entérico está formado principalmente por dos plexos, los cuales están incrustados en la pared del tracto digestivo y se extienden desde el esófago hasta el ano:

  • El plexo mientérico está situado entre las capas longitudinales y circulares del músculo de la túnica muscular y, de forma adecuada, ejerce un control sobre la motilidad del tracto digestivo.
  • El plexo submucoso, que como su nombre indica, está enterrado en la submucosa. Su función principal es detectar el ambiente dentro del lumen, regular el flujo sanguíneo gastrointestinal y controlar la función de las células epiteliales. En regiones donde estas funciones son mínimas, como el esófago, el plexo submucoso es escaso y puede faltar en secciones.

Además de los dos plexos nerviosos entéricos mayores, hay plexos menores debajo de la serosa, dentro del músculo liso circular y en la mucosa.

Dentro de los plexos entéricos hay tres tipos de neuronas, la mayoría de las cuales son multipolares:

  • Las neuronas sensoriales reciben información de los receptores sensoriales en la mucosa y el músculo. Se han identificado al menos cinco receptores sensoriales diferentes en la mucosa, que responden a estímulos mecánicos, térmicos, osmóticos y químicos. Se han demostrado quimiorreceptores sensibles a los ácidos, glucosa y aminoácidos que, en esencia, permiten la "degustación" de los contenidos lumínicos. Los receptores sensoriales en el músculo responden al estiramiento y a la tensión. Colectivamente, las neuronas sensoriales entéricas recopilan una batería completa de información sobre el contenido intestinal y el estado de la pared gastrointestinal.
  • Las neuronas motoras dentro del plexo entérico controlan la motilidad y secreción gastrointestinal, y posiblemente la absorción. En el desempeño de estas funciones, las neuronas motoras actúan directamente sobre un gran número de células efectoras, incluyendo el músculo liso, las células secretoras (principales, parietales, mucosas, enterocitarias, exocrinas pancreáticas) y las células endocrinas gastrointestinales.
  • Las neuronas internas son en gran medida responsables de integrar la información de las neuronas sensoriales y de proporcionarla a las neuronas motoras entéricas ("programadoras")
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Relación entre las emociones y el sistema nervioso entérico

Otro ejemplo de estilo de vida para ilustrar esta relación intestino-cerebro sería el papel de la serotonina y cómo en nuestro cuerpo los niveles de serotonina pueden afectar nuestro estado de ánimo y sueño. La serotonina es un neurotransmisor producido por nuestro cerebro y el tracto gastrointestinal, siendo este último el mayor productor de serotonina. La relación entre neurotransmisores y emociones es muy estrecha, por lo que, en este caso, podemos observar una relación directa entre las emociones y el sistema nervioso entérico.

Aproximadamente el 80-90% de la serotonina de nuestro cuerpo se produce en nuestro tracto gastrointestinal.

Se han encontrado niveles bajos de serotonina en personas con depresión, y no es de extrañar que la serotonina haya sido llamada la "hormona para sentirse bien". Además, nuestro cerebro usa serotonina para producir melatonina, una hormona fundamental para ayudarnos a dormir. Por lo tanto, la cantidad de serotonina que su cuerpo produce tendría un impacto directo en la calidad y cantidad de su sueño.

El microbioma intestinal y nuestra salud emocional y mental

No muchas personas saben esto, pero la población de nuestra bacteria intestinal tiene un impacto en nuestra salud emocional y mental, así como en nuestra capacidad para dormir por la noche. Un estudio que contó con 40 mujeres sanas ha encontrado que las mujeres con un porcentaje más alto de la especie de bacterias Prevotella en sus heces fueron más propensas a experimentar emociones negativas después de que se les mostraran unas imágenes negativas en comparación con aquellas mujeres en las que el porcentaje más alto de la especie de bacterias Bacteroides en sus heces.

Asimismo, los individuos con autismo parecen ser más susceptibles a problemas gastrointestinales como la enfermedad intestinal inflamatoria y el intestino con fugas, y esto podría deberse a la alteración de la composición microbiana del intestino. Sin embargo, cuando a este grupo de individuos se les dio una cierta cepa probiótica, esto resultó en una mejora en la integridad de la barrera intestinal, así como en una reducción de las conductas relacionadas característicamente con el autismo.

Por último, existe una estrecha relación entre nuestras bacterias intestinales y el sueño. Las bacterias en nuestro intestino ayudan en la producción de serotonina (que luego pasa a formar melatonina), pero ¿sabía usted que nuestra población microbiana intestinal puede verse afectada por la falta de sueño o por un sueño de mala calidad? Esto significa que existe un círculo vicioso de privación de sueño, mala calidad de sueño y mala salud intestinal. Si queréis conocer más información acerca de estos curiosos datos, podéis consultar el proyecto MetaHIT de Francisco Guarner.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
  • Quevedo, M. T. EL EJE CEREBRO-INTESTINO Y SU RELACIÓN CON EL ESTRÉS.
  • Qin, J., Li, R., Raes, J., Arumugam, M., Burgdorf, K. S., Manichanh, C., ... & Mende, D. R. (2010). A human gut microbial gene catalogue established by metagenomic sequencing. nature, 464(7285), 59.

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