Psicología clínica

Síndrome de la mujer maltratada: qué es y síntomas

 
Irene Alabau
Por Irene Alabau. 18 octubre 2019
Síndrome de la mujer maltratada: qué es y síntomas

La violencia de género es una lacra social que todavía existe en todo el mundo. Consecuencia de este tipo de violencia en el ámbito de la pareja se ha identificado el síndrome de la mujer maltratada. Este síndrome hace referencia a un trastorno fruto de la vivencia de una situación de maltrato de forma recurrente. El síndrome de la mujer maltratada se asocia con procesos traumáticos y está formado por un conjunto de signos y síntomas diferenciados. Si quieres saber más acerca de este trastorno y sus características, sigue leyendo este artículo de Psicología-Online: Síndrome de la mujer maltratada: qué es y síntomas.

Índice

  1. Síndrome de la mujer maltratada: qué es
  2. Síntomas del síndrome de la mujer maltratada
  3. Consecuencias del síndrome de la mujer maltratada
  4. Síndrome de la mujer maltratada: tratamiento

Síndrome de la mujer maltratada: qué es

El síndrome de la mujer maltratada es un trastorno patológico de adaptación que se da en mujeres que han sufrido exposición a un maltrato y violencia de forma repetida. Fue descrito por primera vez en la década de los 80 por la psicóloga Leonor Walker, que tras años de investigación concluyó que existen una serie de signos y síntomas que son compartidos por mujeres que han vivido relaciones abusivas de pareja con violencia psicológica, física y/o sexual. Walker se basó en dos teorías para el análisis y formulación de este síndrome; la teoría de la indefensión aprendida de Seligman y la suya propia del ciclo de violencia de género.

Teoría de la indefensión aprendida

La indefensión aprendida hace referencia a un estado psicológico en el que existe una incapacidad para ejercer un control sobre la situación. Esto se debe a que los estímulos o contextos impredecibles se perciben como incontrolables, por lo que la persona siente que es incapaz de modificar una situación o comportamiento mediante sus propias conductas. Es decir, en la persona se genera un sentimiento de falta absoluta de control sobre el ambiente, cree que todo esfuerzo que realice por cambiar las circunstancias es inútil, que su conducta no posee influencia sobre el contexto, es independiente de sus actos. Esta indefensión o impotencia aprendida deriva en la inhibición de la conducta, la paralización y el bloqueo de la capacidad de respuesta ante estímulos o situaciones aversivas.

Ciclo de la violencia de género

Esta teoría de Walker postula que la violencia a la que las mujeres que se ven expuestas de manera recurrente por parte de sus parejas constituye un ciclo de maltrato, un ciclo repetitivo que está formado por tres fases diferentes:

  • Fase de tensión acumulativa: en esta fase existe una escalada gradual de la tensión que se manifiesta a través de agresiones verbales, comportamientos crueles o humillantes, conductas de control hacia la mujer y hasta agresiones físicas consideradas leves. En este período la víctima intenta calmar a su agresor comportándose como él quiere para no aumentar su irritación, así como se esfuerza por ser complaciente y agradarle. En ocasiones, la víctima hace uso de técnicas de reducción de la ira, que si funcionan refuerzan la idea de que es capaz de controlar la conducta de su pareja mediante sus actos, se responsabiliza y culpabiliza de ellos. En otros casos, también puede emplear mecanismos de autodefensa psicológicos para anticipar o evitar la agresión.
  • Fase de maltrato agudo: la hostilidad sigue aumentando hasta que llega un momento que es inminente y se produce un desencadenamiento de la violencia, normalmente con abusos físicos y/o sexuales, graves, además de la violencia psicológica presente en la fase anterior. Se producen sentimientos de miedo e indefensión en la víctima.
  • Fase de luna de miel: también llamada fase de calma y reconciliación, se caracteriza por la ausencia de tensión y violencia. El agresor se muestra arrepentido y se disculpa, así como se muestra especialmente cariñoso y amable con su pareja a través de regalos y consideraciones varias que sirven para manipularla. En este período la mujer vuelve a confiar en su agresor y realmente llega a creer que este puede llegar a cambiar, incluso intenta ayudarle. Esta fase es un refuerzo positivo de la relación que dificulta el escape de ella. Tras la fase de luna de miel, las tensiones vuelven a acumularse dando lugar al inicio del ciclo de nuevo. Esto explica el desarrollo del síndrome de la mujer maltratada.

Síntomas del síndrome de la mujer maltratada

El síndrome de la mujer maltratada ha sido asociado al trastorno de estrés postraumático (TEPT), de hecho de los seis criterios descritos para este síndrome, los tres primeros son compartidos con el TEPT. Las características del síndrome de la mujer maltratada son las siguientes:

  • Recuerdos perturbadores, recurrentes y repetitivos sobre el suceso traumático. Reviviscencia o reexperimentación del trauma.
  • Hiperexcitación, hipervigilancia y altos niveles de ansiedad. También se dan síntomas de falta de concentración, irritabilidad, insomnio, sobresaltos y/o respuestas de alarma exageradas.
  • Conductas de evitación y entumecimiento emocional, que se manifiesta a través del desarrollo de un trastorno depresivo, disociativo o mediante la represión (supresión de la ira hacia al agresor), minimización (le quitan importancia a las agresiones vividas) y la negación (no admiten haber sufrido maltrato).
  • Alteraciones en las relaciones interpersonales, que son conflictivas debidas al aislamiento que ha vivido durante la relación, así como la mujer que ha vivido maltrato siente que ha sido abandonada por su círculo cercano, por lo que siente resentimiento hacia él y se retrae socialmente.
  • Distorsión de la imagen corporal a causa de la baja autoestima derivada del maltrato, en ocasiones puede desembocar en el desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria como anorexia o bulimia. También hay presencia de enfermedades físicas o dolencias somáticas como dolor de cabeza o abdominal, cansancio crónico, alteraciones en la menstruación, etc.
  • Problemas sexuales, ya que existe una pérdida de interés y rechazo hacia al sexo y en ocasiones pueden surgir trastornos como la anorgasmia, imposibilidad para llegar al orgasmo, o vaginismo, la contracción involuntaria de los músculos de la vagina que ocasiona mucho dolor en las relaciones sexuales.

Consecuencias del síndrome de la mujer maltratada

La vivencia de una situación traumática como una relación abusiva y de maltrato puede generar una serie de daños o secuelas en las mujeres con síndrome de la mujer maltratada:

Síndrome de adaptación paradójica a la violencia doméstica (ZAPAD)

También llamado síndrome de estocolmo doméstico, ya que en ocasiones las víctimas protegen y defienden a sus agresores, debido al vínculo de dependencia, y culpan y responsabilizan a otras personas externas o a la sociedad de las conductas violentas de este. Este síndrome que puede desarrollarse consta de 4 fases diferenciadas:

  1. Fase desencadenante: se refiere a la desorientación, estrés, depresión y pérdida de referentes a causa de los episodios de maltrato.
  2. Fase de reorientación: en este período se identifica una búsqueda de referentes sociales y una alteración en tanto en la percepción de la situación como en sus esquemas cognitivos, por lo que se desarrolla un sentimiento de culpabilidad, un estado de indefensión y una resistencia de tipo pasivo.
  3. Fase de afrontamiento: se origina una asunción del modelo mental de la pareja y una búsqueda de la gestión de la situación mediante recursos de protección psicológicos y físicos.
  4. Fase de adaptación: se produce una proyección de la culpabilidad hacia el contexto exterior y una justificación del agresor mediante la responsabilización de la sociedad de sus conductas agresivas. También se identifica en esta fase una consolidación de la indefensión aprendida mediante un proceso de identificación.

Impotencia o indefensión aprendida

Consiste en un sentimiento de falta de control sobre su voluntad y sobre su propia vida, por lo que asume comportamientos de pasividad y sumisión. Esto influye en una disminución de la autoeficacia percibida o la creencia acerca de sus propias capacidades para la resolución y afrontamiento de problemas, asimismo existe una dificultad en la toma de decisiones.

Afectación de la autoestima

Sentimientos de fracaso, inutilidad, vergüenza y culpabilidad a causa de su autoestima mermada. Estas emociones pueden conducir a un aislamiento y retraimiento social.

Psicopatología

Desarrollo de trastornos de conducta alimentaria, trastornos depresivos, trastornos de de ansiedad o trastornos disociativos.

Consumo de sustancias

Puede darse un desarrollo de conductas adictivas y abuso de drogas como consecuencia del maltrato vivido, el alcohol es la sustancia más consumida seguida de la cocaína y las anfetaminas.

Conductas autolíticas

En los casos más extremos pueden desarrollarse conductas autolesivas o de suicidas.

Desesperanza

Pesimismo generalizado, sentimientos de desesperanza hacia el mundo que se percibe como amenazante y doloroso. Esta negatividad también dificulta y entorpece la capacidad para reconocer algún éxito.

Síndrome de la mujer maltratada: tratamiento

A pesar de la gravedad de los efectos del maltrato en las mujeres, hoy en día se conocen tres tipos de tratamientos que resultan efectivos en el proceso de recuperación de las víctimas de violencia de género:

  • Terapia feminista
  • Terapia de trauma
  • Programa de Empoderamiento de Terapia para Supervivientes (STEP)

Estos tratamientos para el síndrome de la mujer maltratada pueden ser aplicados de forma tanto individual como grupal y con medicación o en ausencia de ella. A lo largo de este proceso de rehabilitación es común la aparición de diferentes fases psicológicas:

  1. Negación: distorsión cognitiva mediante la que la mujer niega haber sufrido maltrato, incluso a sí misma, mediante resistencias, excusas y minimización.
  2. Culpabilidad: en esta fase se produce un reconocimiento del problema, pero la víctima, de forma errónea, se identifica a sí misma como responsable de la violencia y maltrato sufrido.
  3. Ilustración: la mujer ya no asume la responsabilidad del maltrato y no considera que nadie merezca sufrir esta violencia, no existe justificación para ello.
  4. Responsabilidad: aceptación de la culpabilidad de su agresor, liberación y lucha por la reconstrucción y toma de control de su propia vida.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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Bibliografía
  • Curbelo, J. L. (2017). El síndrome de la mujer maltratada y su relación con los procesos educativos de sus hijos (Doctoral dissertation, Universidad de León).
  • Navarro, E., & Alban, R. (2014). Relación entre “mujer víctima de violencia doméstica” y “síndrome de mujer maltratada” en Trujillo, Perú. Revista Ciencia y Tecnología, 10(3), 159-169.
  • Walker, L. E. (2012). El síndrome de la mujer maltratada. Bilbao: Desclee de Brouwer.
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