Teorías de Personalidad en Psicología, desde Freud hasta Skinner
Esta serie de artículos de PsicologíaOnline, se revisarán una serie de teorías sobre la personalidad en psicología, desde el famoso psicoanálisis de S. Freud hasta la logoterapia de Viktor Frankl. Incluiremos biografías, términos básicos y conceptos, métodos de evaluación y terapias, discusiones y anécdotas, así como referencias para material de lectura adicional.
Prólogo
Algunos de ustedes encontrarán el área un poco confusa. En primer lugar, muchas personas preguntan "¿quién está en lo cierto?". Por desgracia, este es el aspecto menos receptivo de la psicología dentro de la investigación, ya que cada teoría desplaza a la anterior. El área a revisar comprende cuestiones que son accesibles solamente al sujeto, como sus pensamientos y sentimientos internos. Algunos de estos pensamientos no son accesibles a la consciencia de la persona, como los instintos y las motivaciones inconscientes. En otras palabras, la personalidad todavía se encuentra en un período "precientífico" o filosófico y es muy probable que algunos aspectos permanezcan indefinidamente así.
Otra cuestión que provoca que algunas personas dejen de lado el tema de las teorías de la personalidad es que las consideran el tema más fácil de todos y creen, sobre todo ellos mismos, que saben todas las respuestas relacionadas con éstas.
Bien es cierto que las teorías de la personalidad no se ocupan de temas tan precisos como las matemáticas complejas y los sistemas simbólicos que comprenden la física y la química (los llamados cursos "fuertes"). También no es menos cierto que todos nosotros tenemos un acceso directo a nuestros propios pensamientos y sentimientos, así como una vasta experiencia en las relaciones con los demás. Pero estamos confundiendo familiaridad con conocimiento y mucho más cuando vamos convirtiendo en prejuicios y predisposiciones lo que sabemos a través de los años. De hecho, el tópico de las teorías de personalidad es probablemente uno de los más difíciles y complejo de lidiar.
Por tanto, en la actualidad estamos detenidos en teorías (en plural), más que en la ciencia de la personalidad. No obstante, a medida que vayamos revisando las distintas teorías, habrá algunas que encajarán mejor con sus experiencias personales y de otros (cosa que tiende a considerarse una buena señal). Habrá otras ocasiones donde varios teóricos dicen cosas semejantes, aún cuando utilizan distintas aproximaciones (esto también es una buena señal). Y encontraremos finalmente un sistema teórico que apoya ciertas ideas sobre otras (esto sí que es una buenísima señal).
Creo que lo que hace tan interesantes las teorías sobre la personalidad, es que de hecho podemos participar en el proceso. No necesitamos laboratorios ni fondos federales, solo un poco de inteligencia, algo de motivación y una mente abierta.
Teoría
Sería bueno empezar estableciendo una definición sobre las teorías de personalidad. Primero, la teoría. Una teoría es un modelo de realidad que nos ayuda a comprender, explicar, predecir y controlar la realidad. En el contexto del estudio de la personalidad, estos modelos son usualmente verbales. De vez en cuando, alguien aparece con un modelo gráfico, con ilustraciones simbólicas, o con un modelo matemático, o incluso con un modelo informático. Pero las palabras constituyen el modelo básico.
Existen diferentes acercamientos que se focalizan sobre distintos aspectos de la teoría. Los humanistas y existencialistas tienden a centrarse en la parte de la comprensión. Estos teóricos creen que mucho de la comprensión de lo que somos es bastante complejo y está tan afincado en la historia y la cultura como para "predecir y controlar". Aparte de esto, sugieren que el predecir y controlar a las personas no es, hasta cierto punto, ético. En el otro extremo, los conductistas y freudianos prefieren detenerse en la discusión de la predicción y el control. Si una idea es considerada útil, si funciona, van a por ella. Para ellos, la comprensión es secundaria.
Otra definición sostiene que la teoría es una guía para llegar a la práctica: suponemos que el futuro será más o menos como el pasado. Creemos que ciertas secuencias y patrones eventuales acontecidos de manera frecuente en el pasado se repetirán con mucha probabilidad en el futuro. Así, si tomamos en cuenta esos primeros eventos de una secuencia o las partes más intensas de un patrón, los podremos considerar como señales y huellas. Una teoría es como un mapa: no es exactamente igual al terreno que describe y desde luego no ofrece todos los detalles del mismo, incluso puede no ser totalmente preciso, pero nos provee de una guía hacia la práctica (y nos brinda algo para corregir los fallos cuando los cometemos).
Personalidad
Frecuentemente, cuando hablamos sobre la personalidad de alguien, nos referimos a lo que diferencia a esa persona de los demás, incluso lo que le hace única. A este aspecto de la personalidad se conoce como diferencias individuales. Para algunas teorías, esta es la cuestión central. Éstas prestan una atención considerable a tipos y rasgos de las personas, entre otras características, con los cuales categorizar o comparar. Algunas personas son neuróticas, otras no; algunas son más introvertidas, otras más extravertidas, y así sucesivamente.
Sin embargo, los teóricos de la personalidad están también interesados en lo común de las personas. Por ejemplo, ¿qué tienen en común un neurótico y una persona sana?. O, ¿cuál es la estructura común en personas que se expresan de forma introvertida y en aquellas otras que se expresan de manera extravertida?.
Si uno coloca a las personas en una cierta dimensión (como sano-neurótico o introversión-extraversión) estamos diciendo que las dimensiones son algo sobre lo que podemos situar a los sujetos. Ya sean neuróticos o no, todas las personas tienen la capacidad para dirigirse hacia la salud o hacia la enfermedad, y ya sean introvertidos o extravertidos, todos oscilan entre una vía y la otra.
Otra forma de explicar lo anterior es que los teóricos de la personalidad están interesados en la estructura del individuo y sobre todo sobre la estructura psicológica; es decir, cómo se "ensambla" una persona, cómo "funciona", cómo se "disgrega".
Algunos teóricos van un paso más allá, sosteniendo que están buscando la esencia de lo que hace a una persona. O dicen que están preocupados por lo que se entiende como ser humano individual. El campo de la psicología de la personalidad se extiende desde la búsqueda empírica simple de las diferencias entre personas hasta una búsqueda bastante más filosófica sobre el sentido de la vida.
Posiblemente sea solo una cuestión de orgullo, pero a los psicólogos de la personalidad les gusta pensar en su campo como una sombrilla que cubre todo el resto de la psicología. Después de todo, es cierto que estamos preocupados por la genética y la fisiología, por el aprendizaje y el desarrollo, por la interacción social y la cultura, por la patología y la terapia. Todas estas cuestiones están unidas en el individuo.
Escollos
Existen algunas cosas que pueden ir mal en una teoría y debemos mantener los ojos bien abiertos a ellas. Esto se aplica evidentemente incluso a aquellas teorías creadas por las grandes mentes que veremos. Incluso Sigmund Freud metió la pata en algún momento. Por otro lado, incluso es más importante que desarrollemos nuestras propias teorías sobre la personas y sus personalidades. A continuación veremos algunas de estas cuestiones.
Etnocentrismo
Todo el mundo crece en una cultura que ha estado ahí antes de que él naciera. La cultura nos influye tan profundamente y tan sutilmente que crecemos creyendo que "las cosas son así", más que "las cosas son así en esta sociedad en concreto". Erich Fromm, uno de los autores que veremos, llama a este pensamiento el inconsciente social y, de hecho, es bastante poderoso.
Así, por ejemplo, Sigmund Freud nació en Viena, no en Nueva York o Tokio. Nació en 1856, no en 1756 ó 1956. Hubo cuestiones que necesariamente influyeron tanto a su persona como a su teoría, evidentemente distintas de la nuestra.
Las peculiaridades de una cultura pueden percibirse más fácilmente cuando nos preguntamos "¿de qué están hablando todas estas personas?" y "¿de qué no habla nadie?". En Europa, durante la segunda mitad del 1800, especialmente entre las clases sociales medias y altas, las personas no hablaban mucho sobre el sexo. Era más o menos un tema tabú.
No se suponía que las mujeres enseñaran sus tobillos y mucho menos sus muslos e incluso las piernas de una mujer sentada en un piano eran llamadas "extremidades" de manera de no provocar a nadie. No era infrecuente que un médico fuese llamado para visitar a una pareja de recién casados para que éste le instruyese a la mujer sobre los "deberes conyugales" de la noche de bodas que ella había fallado, solo porque sencillamente los desconocía. Un poco distinto a nuestra época, ¿no creen?.
Por cierto, debemos considerar a Freud por su habilidad para erigirse sobre su cultura en este punto. Se extrañó de ver cómo podía pretenderse que las personas (especialmente la mujer) no fueran criaturas sexuales. Mucho de la apertura actual sobre el sexo (para mal y para bien) deriva de las originales reflexiones de Freud.
En la actualidad, la mayoría de las personas no se mortifican por sus naturalezas sexuales. De hecho, ¡presentamos una tendencia a hablar sobre nuestra sexualidad todo el tiempo, a cualquiera que escuche!. El sexo está presente en nuestras carteleras, se ve con frecuencia en la televisión, es una parte importante de las letras de nuestras canciones favoritas, en nuestras películas, nuestras revistas, nuestros libros y por supuesto ¡aquí, en Internet!. Este fenómeno es algo peculiar de nuestra cultura, y estamos tan acostumbrados a ello, que prácticamente no nos damos cuenta ya.
Por otra parte, Freud fue malinterpretado por su cultura al pensar que las neurosis siempre tenían una raíz sexual. En nuestra sociedad estamos más preocupados con sentirnos inútiles y tememos al envejecimiento y a la muerte. La sociedad freudiana consideraba la muerte como un hecho y al envejecimiento como un signo de madurez, ambas condiciones de vida accesibles al pensamiento de cualquiera en esa época.
Egocentrismo
Otro escollo potencial en la teorización lo constituye las peculiaridades del teórico como individuo. Cada uno de nosotros, más allá de la cultura, presenta detalles específicos en su vida (genética, estructura y dinámica familiar, experiencias especiales, educación, etc.) que afecta cómo pensamos y sentimos y en definitiva, la forma en que interpretamos la personalidad.
Freud, por ejemplo, fue el primero de siete niños (aunque había tenido dos medio hermanos que habían tenido niños propios antes de que Sigmund naciera). Su madre tenía una personalidad fuerte y era 20 años más jóven que su padre. Fue particularmente apegada a su hijo "Siggie". Freud fue un genio (¡no todos podemos sostener esta afirmación!). Era judío, aunque nunca, tanto su padre como él, practicaron su religión. Etc.. etc, etc.
Es muy probable que tanto la estructura familiar patriarcal, así como las relaciones tan estrechas que sostuvo con su madre, dirigieran su atención a este tipo de cuestiones cuando llegó el momento de elaborar su teoría. Su naturaleza pesimista y sus creencias ateas le condujeron a considerar la vida humana como encaminada a sobrevivir y a la búsqueda de un fuerte control social. Usted, también, tiene sus peculiaridades y éstas influirán sobre cómo matizará sus intereses y su comprensión, incluso en ocasiones sin darse cuenta.
Dogmatismo
Un tercer escollo importante es el dogmatismo. Como seres humanos parece que tenemos una tendencia natural al conservadurismo. Nos aferramos a aquello que ha funcionado en el pasado. Y si dedicamos nuestra vida al desarrollo de una teoría de la personalidad, si hemos puesto todas nuestras fuerzas y nuestro corazón en ello, podemos estar seguros de que seremos bastante defensivos (parafraseando a Freud) con nuestra postura.
Las personas dogmáticas no permiten cuestionamientos, dudas, nuevas informaciones y demás. Podemos saber cuándo estamos frente a este tipo de personas al ver cómo reaccionan a las críticas: tienden a usar lo que se conoce como argumento circular.
Este argumento es aquel en el que "justificas" tu opinión asumiendo que las cosas solo serán ciertas si ya lo has considerado como tales en primer lugar. Existen toneladas de ejemplos de argumentos circulares ya que todo el mundo los usa. Un ejemplo simple sería: "Yo sé todo"; "¿y por qué tendría que creerte?"; "Porque sé todo".
Otro ejemplo que he vivido personalmente: "Tienes que creer en Dios porque la Biblia lo dice, y la Biblia es la palabra de Dios". Ahora, podemos ver que no es intrínsecamente erróneo decir que Dios existe y tampoco en creer que la Biblia es la palabra de Dios. Donde esta persona se equivoca es cuando utiliza el argumento de que la Biblia es la palabra de Dios para apoyar la tesis de que "tienes que creer en Dios", ya que el no creyente poco se va a impresionar con el primero si no cree en el segundo.
En definitiva, este tipo de asuntos ocurre todo el tiempo en psicología y en particular en las teorías sobre personalidad. Siguiendo con Freud, no es inusual escuchar a freudianos argumentar que los que no creen en el pensamiento freudiano están reprimiendo la evidencia que necesitan para creer en él (cuando precisamente es la idea de represión freudiana por donde debemos empezar). Lo que usted necesita, dicen, es pasarse unos años en psicoanálisis para darse cuenta de que Freud tenía razón (cuando, para empezar, va a gastar un tiempo- y dinero- en algo en lo que no cree).
Así que, si se va a dedicar a una teoría que discrimina sus objeciones o cuestionamientos, ¡cuidado!.
Malinterpretaciones
Otro problema, u otro conjunto de problemas, es la implicación imprevista. Parece que cada vez que decimos algo, dejamos caer palabras susceptibles de tener 100 interpretaciones distintas. Por decirlo de manera simple: las personas usualmente te malinterpretan.
Hay varias situaciones o actos que predisponen aún más a la malinterpretación.
Traducción: Freud, Jung, Binswanger y muchos otros escribieron en alemán. Cuando fueron traducidos, algunos de sus conceptos se tergiversaron un poco (algo bastante natural, tomando en cuenta que cada lenguaje posee su propia idiosincrasia). El Ello, el Yo y el Superyo de Freud*, seguro que vocablos familiares para ustedes, son palabras usadas por sus traductores. Los términos originales fueron Es, Ich y überich en alemán. Son, en otras palabras, términos simples. En el proceso de traducción, estas palabras fueron trasladadas al griego, sonando poco científicas. Así que los traductores, creyendo que los lectores norteamericanos aceptarían mejor a Freud si las palabras sonaban un poco más científicas, decidieron mantener la terminología inglesa, en vez de la alemana que suena también más poética.
Esto quiere decir que cuando escuchamos a Freud, es como si estuviésemos oyendo afirmaciones científicas, estableciendo el psiquismo en compartimentos bien definidos, cuando verdaderamente hablaba mucho más metafóricamente, sugiriendo que éstos se difuminaban entre ellos.
[*It, I y Over-I en inglés. N.T.]
Neologismos: Los neologismos significan nuevas palabras. Cuando desarrollamos una teoría, podemos tener conceptos que no habían sido nombrados antes, así que hallamos o creamos palabras para nombrarles. Algunas veces usamos el griego o el latín, otras usamos combinaciones de viejas palabras (como en el alemán), otras utilizamos frases (como en el francés) y en otras ocasiones simplemente usamos alguna palabra antigua y la utilizamos en otro nuevo contexto: anticatexis, gemeinschaftgefuhl, être-en-soi, y self (sí mismo), por ejemplo.
Creo que no necesita mucha explicación el hecho de que palabras como self o ansiedad tengan cientos de significados distintos dependiendo del autor.
Metáforas: Las metáforas (o símiles, más correctamente) son palabras o frases que, aunque no son literalmente ciertas, de alguna forma captan ciertos aspectos de la verdad. Cada autor, de una manera o de otra, utiliza modelos sobre la personalidad humana, pero sería un error confundir el modelo (la metáfora) con su verdadero sentido.
Un buen ejemplo de nuestros días sería el relativo al funcionamiento de los ordenadores y el procesamiento de la información. ¿Funcionamos parecido a ordenadores?. Claro; de hecho, varios aspectos de nuestro funcionamiento trabaja como ellos. ¿Somos ordenadores?. No, claro que no. A la larga, la metáfora falla. Pero resulta útil, y así es como tenemos que considerarla. Es como un mapa; te ayuda a encontrar la vía, pero no podemos considerarlo como el territorio en sí mismo.
Evidencia
La evidencia, o mejor dicho, la falta de ella, es por supuesto otro problema. ¿Qué clase de apoyo tiene su teoría?; ¿o simplemente fue algo que se le ocurrió mientras estaba bajo los efectos de algún alucinógeno?. Hay varios tipos de evidencia; anecdotaria, clínica, fenomenológica, correlativa y experimental.
Evidencia anecdotaria: es un tipo de evidencia casual que se ofrece usualmente cuando narramos una historia: "Recuerdo cuando…" y "He oído que", son ejemplos. Es, por supuesto, notoriamente imprecisa. Es mejor utilizar este tipo de evidencia solo para promover las investigaciones futuras.
Evidencia clínica: Es aquella evidencia que obtenemos a través de la experiencia clínica de las sesiones psicoterapéuticas. Su obtención es bastante más precisa cuando es recogida por terapeutas expertos. Su mayor debilidad reside en que tiende a ser muy individual e incluso inusual, ya que describe a un paciente que es, casi por definición, un sujeto inusualmente individual. La evidencia clínica no provee las bases de la mayoría de las teorías que conocemos, aunque induce a realizar más investigaciones.
Evidencia fenomenológica: constituye el resultado de una observación precisa en varias circunstancias, así como la instrospección relativa a los propios procesos psicológicos. Muchos de los teóricos que revisaremos han desarrollado una investigación fenomenológica, ya sea formal o informalmente. Requiere de una gran formación, así como una cierta habilidad natural. Su debilidad estriba en que necesitamos de mucho tiempo para poder decir que el autor ha hecho un buen trabajo.
La investigación correlativa en la personalidad usualmente comprende la creación y aplicación de tests de personalidad. Los resultados de éstos se comparan con otros aspectos "medibles" de nuestra vida y con otros tests. Así, por ejemplo, podemos crear un test para la timidez (introversión) y podemos compararlo con las puntuaciones sobre tests de inteligencia o evaluaciones sobre la satisfacción laboral. Desafortunadamente, estas medidas no nos dicen cómo trabajan o incluso si son reales, y muchos aspectos de la personalidad se resisten a medirse conjuntamente.
La investigación experimental es la forma más precisa y controlada de investigación y si los temas que estamos investigando están sujetos a experimentación, constituye el método de elección. Como sabrán, la experimentación comprende una selección aleatoria de sujetos, un control cuidadoso de las condiciones, una gran preocupación sobre los aspectos que pueden influir negativamente sobre la muestra, así como medidas y estadísticas. Su debilidad se basa en el gran trabajo que supone obtener las múltiples variables que usan los teóricos de la personalidad. Además, ¿cómo podemos controlar o medir cuestiones como el amor, rabia o consciencia?.
Supuestos filosóficos
El que las personas, incluso los genios, cometan errores no debe ser una sorpresa para nosotros. Tampoco debería sorprendernos que las personas sean limitadas. Existen muchas preguntas como aquellas que necesitamos para construir nuestras teorías, que carecen de respuesta. Incluso hay algunas que nunca la tendrán. Pero de todas maneras las contestamos, ya que necesitamos seguir viviendo. A estas preguntas y respuestas les llamamos supuestos filosóficos.
Libre albedrío vs. Determinismo. ¿El mundo y nosotros estamos completamente determinados?; cuando discernimos, ¿estamos viviendo una ilusión?. O podemos verlo de la otra manera; es decir, que el espíritu tiene el poder de levantarse sobre todos los límites; que es el determinismo lo que es una ilusión.
La mayoría de los teóricos proponen supuestos más moderados. Una posición determinista moderada sería la de considerar que estamos determinados, pero podemos participar en ese determinismo. Una posición moderada de libre albedrío sería considerar que la libertad es intrínseca de nuestra naturaleza, pero debemos vivir esa libertad en un mundo establecido por leyes deterministas.
Originalidad vs. Universalidad. ¿la persona es única o lograremos descubrir eventualmente que hay leyes universales que explicarán todo el comportamiento humano?. Nuevamente, existen posiciones más moderadas: quizás existen amplias reglas limitadas con espacios suficientes para considerar a los individuos; o quizás nuestra individualidad excede lo común que tenemos.
Estoy seguro de que pueden darse cuenta de que estos supuestos se relacionan con los anteriores. El determinismo sugiere la posibilidad de leyes universales, mientras que el libre albedrío es una fuente posible de originalidad (individualidad). Pero esta relación no es perfecta, e incluso, en posiciones más moderadas, es bastante compleja.
Motivaciones fisiológicas vs. De propósito. ¿estamos sujetos a nuestras necesidades fisiológicas básicas, como la necesidad de alimento, agua o actividad sexual o nos llevamos de nuestros propósitos, metas, valores, principios, etc.?. Algunas posturas más moderadas incluyen la idea de que el comportamiento de propósito es muy poderoso, pero se sustenta en necesidades fisiológicas, o simplemente que ambos tipos de motivación son importantes, aunque en distintos tiempos y lugares.
Una versión más filosófica de lo anterior la encontramos en la díada causalidad y teología. La primera establece que nuestro estado mental actual está determinado por eventos anteriores. La segunda dice que está establecido por nuestra orientación hacia el futuro. La posición causal es con mucho, la más aceptada en psicología en general, pero la teológica tiene bastante aceptación dentro de la psicología de la personalidad.
Motivaciones conscientes vs. Inconscientes. ¿La mayoría, o incluso todas nuestras expresiones comportamentales y experiencias están determinadas por fuerzas inconscientes; fuerzas de las que no nos damos cuenta?, ¿ó sólo por algunas pocas fuerzas inconscientes?. Por decirlo de otra manera: ¿cuán conscientes somos de lo que determina nuestro comportamiento?.
Esta pregunta se podría contestar, pero los conceptos de consciencia e inconsciencia son resbaladizos. Por ejemplo, si fuésemos conscientes de algo hace un momento y nos ha cambiado de alguna manera, pero en este momento no somos capaces de darnos cuenta de ello, ¿hemos sido motivados consciente o inconscientemente?.
Naturaleza vs. Nurtura.* Esta es otra pregunta que podríamos contestar algún día. ¿Hasta qué grado lo que hacemos está condicionado genéticamente (Naturaleza) o por nuestra fomación y experiencia (nurtura)?. La cuestión se hace muy difícil de contestar, ya que naturaleza y nurtura no pueden existir independientemente. Probablemente, tanto el cuerpo como la experiencia son esenciales para ser una persona y es muy difícil separar sus efectos.
Tal y como pueden observar, esta cuestión se presenta de distintas maneras, entre las que se incluyen la posibilidad de la existencia de instintos en seres humanos y el desarrollo del temperamento, generando personalidades genéticamente. Actualmente una discusión importante se refiere a si incluso lo que llamamos "naturaleza" (como naturaleza humana) se refiere a la genética o no.
[*El término "nurture" en inglés se acepta en psicología castellana como "nurtura", aunque el vocable se sustituye usualmente como "crianza" o "educación". N.T.]
Teorías de estadios de desarrollo vs. Teorías que no contemplan estadios. Un aspecto de la díada naturaleza-nurtura importante para la psicología de la personalidad es si todos pasamos por estadios predeterminados de desarrollo o no. Evidentemente, todos pasamos por ciertos estadios de desarrollo fisiológico (fetal, infancia, pubertad, adultez y senectud) poderosamente controlados por la genética. ¿deberíamos considerar lo mismo para el desarrollo psicológico?.
Podremos ver un amplio rango de posturas sobre el particular, desde teorías de estadios verdaderos como los de Freud, quien consideraba los estadios como universales y limitados claramente, hasta las teorías conductuales y humanistas que consideran que aquello que parecen estadios no son más que ciertos patrones de formación y cultura.
Determinismo cultural vs. Trascendencia cultural. ¿Hasta qué punto nos moldea la cultura?; ¿Totalmente, o somos capaces de "elevarnos" (trascender) sobre estas influencias?. Y si es así, ¿Cuán fácil o difícil es hacerlo?. Obsérvese que esto no es exactamente lo mismo que determinismo-libre albedrío: si no estamos determinados por nuestra cultura, nuestra trascendencia será nada más que otra forma de determinismo, ya sea por ejemplo por necesidades fisiológicas o genéticas.
Otra manera de ver el problema es: si nos preguntamos ¿cuán difícil es llegar a conocer a alguien de otra cultura?. Si es dificil para nosotros salir de nuestra cultura y comunicarnos como seres humanos, entonces quizás la cultura es un poderoso determinante de lo que somos. Si es relativamente fácil hacerlo, entonces nuestra cultura no es tan fuerte como determinante.
Formación temprana vs. Tardía de nuestra personalidad. ¿Nuestras características de personalidad están establecidas en la infancia temprana, manteniéndose relativamente fijas a través de nuestra adultez, o más bién ligeramente flexibles?. ¿O es que a pesar de que los cambios de la vida siempre sean una posibilidad, mientras más viejos nos hacemos menos flexibles pueden ser nuestras características de personalidad?.
Como ustedes podrían suponer, estas preguntas están intrínsecamente relacionadas con los temas de genética, estadios y determinación cultural. Sin embargo, el primer frente que nos encontramos antes de hallar una solución, es especificar lo que entendemos por características de personalidad. Si lo que entendemos es que son cosas que no cambian desde que nacemos, por ejemplo, el temperamento, entonces la personalidad se forma tempranamente. Si a lo que nos estamos refiriendo son nuestras creencias, opiniones, hábitos, y demás, éstos pueden cambiar dramáticamente hasta el momento de la muerte. Como la mayoría de los teóricos se refieren a "algo en el medio" de estos extremos, la respuesta será también "media".
Comprensión contínua vs. Discontínua de la enfermedad mental. ¿Es la enfermedad mental una cuestión de grados? ¿Son sólo personas que han llevado algo hasta el extremo? ¿Son quizás excéntricos que nos perturban o se agreden a sí mismos, o existe una diferencia cualitativa en la forma en que perciben la realidad?. De la misma manera que con la cultura, ¿es fácil para nosotros entender al enfermo mental o vivimos en mundos separados?.
Podríamos resolver esta cuestión, pero resulta difícil en tanto que la enfermedad mental es considerada como una entidad única. Hay tantas formas de presentación…Algunos dirían que existen tantas como enfermos mentales. Podríamos incluso detenernos a debatir lo que es enfermedad mental y lo que no lo es. Por tanto, lo más probable es que la salud mental no sea una cosa única.
Optimismo vs. Pesimismo. Finalmente, nos volvemos a un tema que no está en absoluto resuelto: ¿somos los seres humanos básicamente buenos o malos; debemos ser esperanzadores o desanimados con respecto a nuestros proyectos?. ¿Necesitamos un gran monto de ayuda o lo haríamos mejor si nos dejan solos?.
Esta es, desde luego, una cuestión más filosófica, religiosa o personal. Posiblemente, sea la mas influyente de todas. Lo que percibimos en la humanidad está determinado por la actitud; pero también lo que vemos, determina la actitud, y esto está relacionado con otras cuestiones: Si, por ejemplo, la enfermedad mental no está tan alejada de la salud; si la personalidad puede cambiar tardíamente en la vida; si la cultura y la genética no fuesen tan poderosas y si, en definitiva, nuestras motivaciones al menos pudiesen hacerse conscientes, tendríamos más base para el optimismo. Los autores que veremos por lo menos son lo suficientemente optimistas para hacer el esfuerzo de comprender la naturaleza humana.
Organización
Con todo y sus escollos, supuestos y métodos, se podría pensar que habría poco que hacer en términos de la organización de "las teorías de la personalidad". Afortunadamente, las personas de mente privilegiada tienden a superponerse unas a otras. Existen tres orientaciones teóricas que se mantienen sobre las otras:
Psicoanalítica o la llamada "1° Corriente". Aunque lo psicoanalítico se refiere literalmente a los freudianos, utilizaremos el vocablo para designar a aquellos que han estado muy influenciados por la obra de Freud, así como a aquellos que comparten su actitud, a pesar de que éstos puedan estar en desacuerdo con el resto de sus postulados. Estos autores tienden a creer que las respuestas se esconden en algún lugar bajo la superficie, escondidas en el inconsciente.
Este libro revisará tres versiones de esta corriente. La primera es la concerniente al punto de vista freudiano propiamente dicho, la cual incluye a Sigmund y a Anna Freud y a la psicología del Yo, cuya mejor representante lo constituye Erik Erikson.
La segunda versión podría llamarse la perspectiva transpersonal, la cual tiene una influencia bastante más espiritual y será representada aquí por Carl Jung.
La tercera es el punto de vista psicosocial e incluye a Alfred Adler, Karen Horney y Erich Fromm.
Conductista o "2° Corriente". En esta perspectiva, las respuestas parecen recaer sobre una observación cuidadosa del comportamiento y del ambiente, así como sus relaciones. Los conductistas, así como su descendiente moderno, el cognocivismo prefiere métodos cuantitativos y experimentales.
El enfoque conductista estará representado en nuestra revisión por Hans Eysenck, B.F. Skinner y Albert Bandura.
Humanista o "3° Corriente". El enfoque humanista, que incluye según consideran algunos a la psicología existencialista, es la más reciente de las tres. Se piensa que es una respuesta a las teorías psicoanalítica y conductista y su base racional es que las respuestas se deben buscar en la consciencia o experiencia. La mayoría de los humanistas prefieren los métodos fenomenológicos.
Examinaremos dos tendencias de este acercamiento. La primera es la humanista propiamente dicha, representada por Abraham Maslow, Carl Rogers y George Kelly.
La segunda es la psicología existencialista, definida como un acercamiento humanista filosófico muy popular en Europa y latinoamérica. Revisaremos dos de los autores más representativos: Ludwig Binswanger y Viktor Frankl.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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