Cómo cambia la vida tras la muerte de un hijo
La vida tras la muerte de un hijo se transforma profundamente, pues se trata de un dolor que es incomparable y que nubla la esperanza cuando se mira hacia el futuro, dado que un hijo se siente como la continuidad de la vida misma de los padres. La pérdida a menudo provoca cambios en las relaciones, la perspectiva de vida y la identidad personal.
En este artículo de Psicología-Online te explicaremos cómo cambia la vida tras la muerte de un hijo, y reflexionaremos sobre qué se puede hacer para sobreponerse y seguir adelante. Este viaje hacia la comprensión y la sanación es único para cada individuo, pero entender las experiencias comunes puede ofrecer consuelo y apoyo en tiempos de profunda tristeza.
Cómo cambia la vida de un adulto tras la muerte de un hijo
La vida de una persona cambia de forma drástica cuando pierde a un hijo, pues, un hijo es visto como la continuación de la vida misma hacia el futuro, o como una extensión de los padres. En un hijo, hay muchos sentimientos, emociones y esperanzas depositados. Por ello, cuando ya no se tiene a ese hijo el dolor que embarga resulta abrumador, hasta el punto de interferir en la salud mental y física de los padres.
En definitiva, este tipo de pérdida afecta múltiples dimensiones de la vida. Te las mostramos a continuación:
Emocional
El cerebro no comprende la nueva realidad, con esta ausencia tan importante, por lo que los padres pueden buscar a sus hijos, creyendo que están en sus habitaciones, en el colegio o universidad, e incluso puede que aún esperen una llamada. Muchos experimentan sentimientos de culpa, ira, desesperación y una sensación de vacío que puede durar indefinidamente.
Al no encontrar a sus hijos en los lugares frecuentes o no recibir esa llamada o visita, los padres pueden sentir soledad, nostalgia, ansiedad, recuerdos, y sentimientos de vacío.
Relaciones
La vida tras la muerte de un hijo cambia respecto a las relaciones con familiares y amigos a menudo se ven afectadas. Algunos matrimonios se fortalecen a través del apoyo mutuo, mientras que otros pueden deteriorarse debido a la tensión y el sufrimiento compartido. Muchas personas llegan a aislarse, se sienten agitados, amargados o estancados. Muchos llegan a sentir que no hay más futuro, o que este es gris sin la sonrisa de sus hijos.
Salud mental
El duelo puede afectar la capacidad para funcionar en la vida diaria y llevar a la necesidad de apoyo psicológico profesional. Algunos padres pueden llegar a percibir que escuchan a su ser querido, que le han visto o que “le han tocado”, pero estos son síntomas usuales en la mayoría de los duelos. No significa que el doliente esté mal o que hay algo sobrenatural, sino que con el tiempo va pasando o disminuyendo la intensidad de la sensación.
Asimismo, hay quienes sienten que su hijo “les abandonó” o buscan culpables. La vida ya no será nunca más la misma. Los primeros días los padres tendrán dificultad para dormir, puede que dejen las habitaciones de sus hijos como estaban, sin querer que toquen sus cosas.
Perspectiva de vida
Ante la cuestión de cómo cambia la vida tras la muerte de un hijo, algunos padres reaccionarán queriendo huir del lugar, mientras que otros van a querer vivir en la misma casa por siempre y más nunca mudarse, debido a la creencia de que si se marchan su hijo podría regresar y no encontrarles.
Además, en lugar de salir a los lugares usuales, puede que alguno de los padres ahora visite con más frecuencia el sitio donde su hijo fue sepultado; también sobrevienen cuestionamientos sobre el rol de padres, increpándose si han sido protectores o han cumplido bien su rol, sobre todo cuando no logran aceptar la realidad de la pérdida. Estos sentimientos pueden ser más intensos cuando se trata de padres envejecidos o que ya no pueden concebir.
Solo quienes han perdido a un hijo conocen esa terrible sensación de imaginar el futuro, tratando de ver en lo que pudo haber llegado a convertirse su hijo, pero no fue. Tal vez, casarse, tener hijos. O si era más joven, verlo asistir a la universidad, entre otros escenarios. Todo esto también es normal, en especial durante los primeros meses.
Por qué duele tanto perder a un hijo
Cuando se pierde a un hijo no solo se pierde a una persona amada y significativa, sino también las esperanzas que se tenían en el futuro, en las expectativas y compromisos que no se llegaron a cumplir. A esta pérdida le acompaña un pesimismo ante la vida, sobre todo al darse cuenta de que los sueños del hijo/a ya no podrán cumplirse.
Muchas veces se siente que la vida ha sido injusta, y muchos padres se preguntan “¿por qué a mí?”, pues no logran nunca comprender el evento de la pérdida. Estas Frases para asimilar la muerte de un ser querido pueden ayudarte en este doloroso proceso.
Además, suelen tener ciertas rutinas con sus hijos, como esperarles, salir juntos, dar paseos en familia, servirles su comida preferida, entre otras tradiciones que se pierden, como el no tener a esa persona especial a quien se le escogía un regalo para la Navidad. Cuando llegan las fechas significativas, como el día de la madre, el día del padre o los cumpleaños, sobre todo el del hijo que ha partido, el dolor se puede manifestar con mayor intensidad.
Cuánto tiempo dura el duelo por la muerte de un hijo
La vida tras la muerte de un hijo cambia mucho y no hay un tiempo establecido para el duelo. Puede tardar meses o años, aunque muchos especialistas consideran que después de 1 año se considera duelo patológico. Sin embargo, muchos tanatólogos están en contra de esta posición, pues cada proceso de duelo es individual y puede durar tanto, o ser tan intenso, como fue de significativa la relación.
Cabe destacar que la pérdida de un hijo jamás se olvida y que muchos tanatólogos hoy día han decidido no usar el término de “superación” o “superar” la pérdida, considerando que esta nunca se supera, sino que “se integra” a la vida. Lo cierto es que el tiempo depende de cada persona y el proceso es doloroso y complejo, pudiendo pasar de una etapa a otra, ya que estas no son lineales, a saber: negación, ira, depresión, negociación y aceptación.
Cómo vivir después de la muerte de un hijo
Vivir después de la muerte de un hijo no es fácil. Todas las pérdidas son significativas, pero se considera que la muerte de un hijo es una de las más difíciles y dolorosas. Esto lleva a que muchos padres se cuestionen incluso si merece la pena continuar viviendo, o que sientan el deseo de haber fallecido ellos y no los hijos, puesto que se considera un evento que va en contra de las leyes naturales. Algunas pautas que pueden ayudar en esta situación son las siguientes:
- Deja aflorar tus sentimientos: es común escuchar frases como: “deja de llorar”, “si lloras, él o ella no va a descansar”, “si no dejas de llorar, él o ella no podrá partir al otro plano”, “si lloras, tu hijo o hija estará sufriendo”, entre otras. Esto no son más que creencias que no tienen fundamentos. Puedes y debes llorar si así lo sientes, ya que se trata de sentimientos que no es recomendable reprimir.
- Cuida de la salud: si deseas retomar tu vida, pero no lo logras o si se sientes que el dolor te sobrepasa, puedes pedir ayuda profesional con un psicólogo o tanatólogo, para que te acompañe durante el proceso. Descubre en este artículo Cómo saber si necesito ir al psicólogo o al psiquiatra.
- Seguir una rutina: los primeros días será difícil, pero después podrás establecer una pequeña rutina de cuidados que incluyen el aseo personal, el llevar una alimentación saludable y cuidar de ti mismo/a. Tampoco te presiones si no puedes cumplirlos siempre.
- Date permiso para vivir: es normal sentir culpa cuando percibes que tu vida continúa fluyendo y tratas de regresar al centro del dolor. También puede que temas que las demás personas te juzguen. En ningún caso se justifica el dolor, pues la pérdida siempre estará allí, solo que la vida sigue y hay momentos en los es normal reír. Esto no significa que estés traicionando a tu hijo/a u olvidándole.
- Apóyate en tus seres queridos: la compañía de familiares y amigos te vendrá bien. También puedes buscar ayuda espiritual. El apoyo de la familia es muy importante. Si no, entonces el de los amigos, sobre todo para tratar de experimentar sensaciones agradables.
- Prueba nuevas actividades: acudir a iglesias o apuntarte a nuevos cursos y aprender nuevas habilidades puede ser bueno si te sientes bien con ello. Todo esto te ayudará a evitar el aislamiento. Si lo deseas, puedes honrar la memoria de tu hijo/a involucrándote en actividades altruistas o brindando apoyo a otros padres que también han sufrido pérdidas y no comprenden los sentimientos que experimentan.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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- Hernández, A. M. G. (2010). El significado de perder un hijo: la construcción discursiva del duelo de padres y madres. Universidad de La Laguna (Canary Islands, Spain).
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