Cómo sanar heridas emocionales del pasado


Sanar heridas emocionales del pasado no es tarea sencilla dado que se trata de retomar experiencias vividas que fueron dolorosas para nosotros. Sin embargo, aunque no resulte muy alentador volver a experimentar las emociones negativas vividas, resulta un paso imprescindible si deseamos deshacernos definitivamente de dichas heridas.
En realidad, se trata de una decisión muy valiente que permite, a quien decide llevarla adelante, borrar lamentos pasados que, como fantasmas, seguían condicionando su vida actual. De este modo, las personas que deciden afrontar este proceso se liberan de esta pesadez y vuelven a recuperar su fuerza verdadera para transitar su vida de una manera muchos más alegre, serena y cordial.
En el siguiente artículo de Psicología-Online vamos a contaros qué son las heridas emocionales, cómo se producen, hablaremos de cómo reconocer si tenemos heridas emocionales infantiles y cómo sanar heridas emocionales del pasado a través de técnicas psicológicas y ejercicios.
Qué son las heridas emocionales
Las heridas emocionales son heridas del alma que se producen como resultado de la vivencia personal de alguna situación que nos hace sentir un gran malestar, angustia o tristeza. Uno de los factores que provoca estas heridas emocionales es que dicha situación no es afrontada, de manera individual o a través del acompañamiento de terceras personas, de una manera eficaz, positiva y constructiva. Por tanto, no se trata tanto de la vivencia traumática experimentada como del modo en que la persona lo afronta, lo que dependerá finalmente de los recursos personales y de apoyo social de los que disponga la persona en ese momento y en los años posteriores tras dicha vivencia. En función de la situación vivida y de la interpretación de la misma la herida puede ser de diferente tipo, entre los que encontramos las heridas de rechazo, de abandono, de humillación de traición y de injusticia.
Las heridas emocionales producen un gran dolor y sus consecuencias provocan que la persona cierre su corazón y, con ello, su apertura al mundo y se deje invadir, inconscientemente y de manera permanente en sus años venideros, por todos los miedos experimentados en la vivencia de dicha situación. Esto provoca que, de manera generalizada o ante situaciones similares a la original, el potencial real de la persona (su ser esencial) desaparezca y sea controlado por la pequeña sombra que ha creado. Esta habita en su interior aparentemente con la intención de defenderlo ante situaciones peligrosas pero, no obstante, le priva de su alegría y energía vital natural y le lleva a vivir su vida en modo "defensa-huida-ataque". En conclusión, las 5 heridas del alma impiden ser uno mismo o una misma.
Cuándo se crean las heridas del alma
La mayor parte de heridas emocionales se gestan durante la infancia. Esto es debido a que se trata del periodo de mayor vulnerabilidad en tanto que los niños se encuentran en un estado de total apertura al mundo, sin ningún tipo de defensa ni escudo que les proteja. Ante esto, cuando experimentan alguna situación cargada de negatividad (rechazos, abandonos, maltratos, violencias, etc.) si no han recibido indicaciones previas sobre cómo defenderse de estos ataques o si no son acompañados convenientemente durante o tras el acontecimiento, lo ocurrido queda grabado a fuego en su alma generando un gran dolor que provocará la herida emocional.
Cómo se producen las heridas emocionales
No es necesario que los rechazos, abandonos, maltratos o violencias sean de gran intensidad para provocar dichas heridas (cuando los acontecimientos negativos se dan con gran intensidad y prolongados en el tiempo, acaban creando verdaderos traumas). Sin embargo y desgraciadamente, el origen de las heridas emocionales está a la orden del día ya que los niños, que se encuentran en un estado de apertura y confianza total hacia la vida no son atendidos en muchas ocasiones como necesitan en base a sus necesidades primarias y sufren, con ello, continuos rechazos y abandonos (en tanto que no son atendidos como merecen) y maltratos y violencias (muchas frustraciones adultas se descargan injustamente sobre los niños).
Las situaciones que dan lugar a dichas heridas emocionales son creadas por las personas que se relacionan y conviven con los niños (padres, familia, educadores y relación con otros niños). Por otro lado, las personas que pueden dotar de herramientas de protección y defensa para afrontar correctamente estas situaciones son principalmente los padres, la familia, los amigos y la escuela, constituyéndose como su red de apoyo social. Otros factores que determinan la creación de la herida emocional y su grado de intensidad serán:
- La edad del niño: cuanto más pequeño es, más gravedad presenta la herida emocional ya que la vivencia del niño es totalmente sensitiva y su incapacidad para razonar lo ocurrido provoca que el malestar quede grabado a nivel inconsciente siendo, por tanto, más inaccesible a su conciencia.
- La gravedad del acontecimiento: a mayor gravedad mayor intensidad de la herida.
- La duración en el tiempo del suceso: a mayor duración, mayor será la herida.
- La vivencia post-trauma: en función de cómo se afronte dicho momento (si se comunica lo ocurrido, si se recibe apoyo externo, si se puede tomar conciencia real de lo injusto de lo ocurrido, etc.) la herida permanecerá por más o menos tiempo y sus secuelas sobre la vida de la persona serán mayores o menores.
No obstante y a pesar de estos factores, todas y cada una de las heridas emocionales dejan un huella de gran dolor en el alma humana. Por ello es importante identificar las heridas que se poseen y conocer las técnicas para sanar heridas emocionales.

Cómo saber si tengo heridas emocionales de la infancia
Para saber si tenemos heridas emocionales de la infancia basta con fijarnos en estos cuatro aspectos:
- Si reaccionamos con miedo, huida, evitación, agresividad o cualquier otra conducta negativa de manera repetida ante ciertas situaciones. En caso afirmativo, dicha reacción seguramente sea la respuesta defensiva que provoca nuestro inconsciente como respuesta a una herida emocional interna con el objetivo de no volver a sufrir lo vivido.
- Otra pista para reconocer si tenemos heridas emocionales infantiles es detectar que estos mecanismos no nos permiten actuar de una manera alegre, fluida y espontánea, tal como lo haríamos en caso de no tener miedo ni defendernos de nada.
- Una tercera manifestación evidente de heridas emocionales infantiles son los síntomas físicos que nuestro cuerpo produce ante dichas situaciones: angustia, contracción corporal, sudoración, temblor, paralización, tartamudeo, etc.
- Finalmente, una clara evidencia de las heridas del alma son la rumiación mental negativa que se activa ante estas situaciones, que provoca todos los síntomas físicos psicológicos al reproducir toda una serie de creencias irracionales internalizadas que reproducen los miedos vividos en la situación original
Cómo sanar heridas emocionales
Viendo hasta qué punto nos duelen y condicionan las 5 heridas del alma, es importante saber cómo realizar la sanación emocional. A continuación veremos ejercicios y técnicas para sanar el alma. La técnica de sanación definitiva supone un proceso que consta de varias fases que tienen inicios en diferentes momentos pero que luego se dan necesariamente de manera simultánea durante todo el proceso de sanación:
Realizar ejercicios de autoconocimiento
Realizar prácticas respiratorias y de relajación y meditación que le permitan conectarse con su voz verdadera. En estos artículos hablamos del autoconocimiento y la introspección.
Tomar conciencia de la vivencia que creó la herida
Para sanar las heridas emocionales bastará con recordar cuál fue el momento en el que dichas heridas fueron creadas. Un trabajo tan sencillo aparentemente, por la liberación interna que supone soltar todos los miedos y falsas creencias asociadas a ellas pero que provoca grandes resistencias.
Entender las conductas que se deben a la herida
La toma de conciencia de estas dos partes, nuestro ser esencial y el personaje o ego, y saber diferenciarlas. Es precisamente esta parte herida que ha creído tan cierta toda la historia vivida que no ve posible otro modo de vida fuera de su escondite lugar que, si bien le provoca los peores malestares de su vida, supone la mejor defensa para no re-vivir la dolorosa situación original. En el proceso de sanación, resulta fundamental ayudar a la persona a tomar conciencia de cómo el peligro externo ya no existe y que, en realidad, su peor enemigo se encuentra dentro de él mismo, en esa parte asustadiza que reproduce repetidamente toda una serie de ideas falsas y, en consecuencia, mecanismos de defensa para protegerle de un peligro que ya no está.
Rechazar esas conductas defensivas
Resulta importante indicar a la persona que dentro de él existen dos partes: su ser esencial y auténtico, que posee un gran potencial pendiente de ofrecer al mundo pero acallado y limitado por el miedo, y la parte creada a partir del dolor vivido, que impide la expresión espontánea de la persona, la censura y la limita según los dictámenes de una serie de creencias falsas interiorizadas a raíz de la vivencia traumática original.
El rechazo del personaje creado en tanto que es una parte que no le pertenece y solo se corresponde con una defensa creada a partir del miedo que lo único que hace, a día de hoy, es perjudicarle. El lamento por todo el dolor creado a sí mismo y a su alrededor por haber mantenido activo dicho mecanismo.
Implementar conductas alternativas
Hacer todo lo contrario a lo indicado por la voz que proviene del ego consiguiendo, de este modo, reducir su fuerza.
Practicar la autoaceptación
La apertura de corazón real y sincera que le permitirá abrirse al mundo, confiar en él y entregarle todo su bello potencial. Aquí encontrarás información sobre la autoaceptación y el autorespeto.
Practicar el autocuidado
Indagar en sus mayores intereses y motivaciones y realizar un plan de acción que le permita desarrollar algún pequeño proyecto relacionado con todo ello. De este modo, fortalece sus virtudes y su alma se siente fuertemente recompensada.
Tener una buena alimentación y practicar algún ejercicio moderado de manera regular.
Perdonar y pedir perdón
Practicar el perdón sincero con respecto a las personas que le provocaron dichas heridas y, mucho más importante, lamentar y pedir perdón a estas personas por el dolor que su rencor les provocó. El perdón, cuando es sincero desde el corazón, tiene un gran poder sanador aunque el proceso no se realice de manera directa con la persona implicada.
En este artículo explicamos cómo perdonarse a uno mismo.
Pedir ayuda y ayudar
Pedir ayuda y, a la vez, ofrecerse a ayudar a quien lo necesite. Esto permite ver la belleza que habita dentro de todas las personas, incluido él mismo, lo que le dará la confianza necesaria para relacionarse de manera cordial y abandonar el miedo y el juicio definitivamente.
La práctica de todas estas técnicas y ejercicios deben integrarse de manera natural como modo de vida para, además de sanar la herida emocional, fortalecer nuestro espíritu y evitar que cualquier otra situación desagradable nos provoque nuevas heridas y lamentos.
Para realizar correctamente los pasos de la sanación emocional y conseguir sanar el alma, es esencial contar con la orientación y acompañamiento de un o una profesional especializado/a.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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- Bourbeau, L. (2011). Las cinco heridas que impiden ser uno mismo. OB STARE.
- Bourbeau, L. (2017). La sanación de las 5 heridas. SIRIO.
- Gutman, L. (2008). Crianza, violencias invisibles y adicciones. Editorial Integral.