¿Es normal pensar en sexo todo el día?
El sexo. Algo que todo el mundo busca y quiere. El sexo es un tema que a todas nos genera curiosidad, pero del que no todo el mundo se atreve a hablar. Y es que ha sido un tema tan reprimido a lo largo de la historia, tan tabú, que es normal que se tengan reservas a la hora de hablar abiertamente sobre ello y, por la misma razón, se generan expectativas y dudas a su alrededor. El sexo es el tema latente del que todo el mundo quiere saber más.
Es común, sobre todo cuando aún se esta descubriendo este mundo, pensar en el sexo. Pero, ¿qué pasa cuando no podemos dejar de pensar en ello? ¿Es normal pensar en sexo todo el día? Continúa leyendo este artículo de Psicología-Online para descubrirlo y seguir informándote sobre el tema.
Pensar en sexo y el deseo sexual
Helen Kaplan, especialista en sexología y terapia sexual, propuso en su momento un modelo de respuesta sexual para explicar las fases por las que pasamos cuando queremos y/o tenemos sexo. Hoy en día es el modelo más utilizado y en el que se basan la mayoría de tratamientos. En el modelo trifásico de Kaplan, la respuesta sexual está divida en deseo, excitación y orgasmo.
En la fase del deseo, se define a este como un impulso que lleva a la persona a buscar una experiencia sexual o mostrarse receptiva a tenerla. Se incluyen en esta fase los pensamientos sobre sexo, las fantasías, etc. Cuando se producen alteraciones en esta etapa, pueden aparecer trastornos como el deseo sexual hipoactivo (DSH), el trastorno por aversión al sexo o el deseo sexual hiperactivo o hipersexualidad.
Pero no todas las alteraciones tienen porqué derivar en trastornos. Existen unos criterios generales a valorar en las alteraciones del deseo sexual:
- La frecuencia, es decir, si hay más o menos aparición del deseo, de fantasías sexuales, de receptividad a estímulos eróticos, etc.
- La intensidad del deseo, si hay un defecto o un exceso de ella, si hay una presencia de intensidad durante el ciclo de respuesta sexual, etc.
- La orientación. ¡Que nadie se alarme! No se refiere a la orientación sexual (entendida como hetero, homo, bi, etc.), sino a como se expresa la orientación de ese deseo, es decir, si hay exclusividad (el deseo solo aparece en ciertas circunstancias o con cierta persona u objeto), compulsión, etc. Este parámetro está más relacionado con las parafilias.
Hay que tener en cuenta que para la frecuencia y la intensidad no existen valores absolutos sobre los que determinar si es “mucho” o “poco”, sino que la valoración de las alteraciones depende de la frecuencia e intensidad base de la persona. Por ejemplo, hay personas que de por si tienen una frecuencia de deseo sexual alta y no por ello significa que padezcan hipersexualidad.
Además, es necesario contemplar el papel de la sociedad en la que vivimos. Nos encontramos en una sociedad hipersexualizada, dónde el sexo cobra una importancia desmesurada a la hora de definir estatus entre las personas jóvenes, dónde se utiliza para vender cualquier cosa aunque no tenga nada que ver (¡hasta colonias y productos de limpieza!), dónde es un ingrediente imprescindible en cualquier película o serie de televisión… Ante este panorama, no es de extrañar que pensemos en sexo y que incluso llegue a ser una causa de preocupación.
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Hipersexualidad
La hipersexualidad es un trastorno que se ha ido definiendo a lo largo de la historia. Antiguamente se diferenciaba entre la de hombres (llamada “satiriasis” o “donjuanismo”) y la de mujeres (“ninfomanía” o “furor vaginal”). Para ambos sexos ha ido recibiendo infinidad de nombres: hiperestesia sexual, promiscuidad compulsiva, autoerotismo compulsivo, impulso sexual excesivo (OMS), etc. Actualmente tampoco hay una denominación única para este tipo de conducta: sexo compulsivo, sexoadicción, sexolismo, adicción al sexo, conducta sexual compulsiva, hipersexualidad problemática, etc.
Presentan un trastorno hipersexual las personas que tienen un comportamiento sexual desadaptativo, con marcada impulsividad y/o compulsividad sexual, conductas de riesgo y probables parafilias.
Criterios de la hipersexualidad
Los criterios a valorar para determinar si una padece adicción al sexo son los siguientes.
- Invierte un exceso de tiempo en fantasías y deseos sexuales, así como en la planificación y realización de conductas sexuales.
- Las fantasías, deseos y conductas sexuales repetidas son una respuesta a estados de ánimo disfóricos (ansiedad, depresión, aburrimiento, irritabilidad…) o a situaciones vitales estresantes.
- Se intenta persistente e infructuosamente controlar o reducir las fantasías, deseos y conductas sexuales.
- Hay una implicación repetida en conductas sexuales ignorando el riesgo físico, psíquico o emocional que pueda tener para sí misma o para otras personas.
Conductas implicadas en la adicción al sexo
- Masturbación compulsiva (75%). En el siguiente artículo encontrarás más información para diferenciar la masturbación normal de la excesiva.
- Uso de pornografía -revistas, internet, películas…- (47,5%)
- Promiscuidad -múltiples amantes, pago de prostitutas…- (44,1%)
- Uso de teléfonos eróticos
- Uso de chats eróticos
- Fantasías sexuales constantes
- Cybersexo
- Conducta hipersexual y obsesiva con una persona
Consecuencias
Otra forma de saber si una es adicta al sexo es por las consecuencias que suele acarrear:
- Sociales: pérdida de empleo, riesgo de ser arrestada, devaluación del estatus socioeconómico, ruptura de pareja no deseada, etc.
- Físicas: contracción de enfermedades de transmisión sexual, agotamiento físico, fatiga, etc.
- Psicológicas: culpa, vergüenza, baja autoestima, soledad, aislamiento, dificultades de concentración, etc.
Cómo dejar de pensar en tener relaciones sexuales constantemente
Pensar en sexo es algo natural. Sin embargo, es posible que un exceso de estos pensamientos interfiera en tu día a día impidiéndote llevar una vida normal y generándote ansiedad y malestar. Ser capaz de controlar estos pensamientos es imprescindible para recuperar tu cotidianidad. A continuación tienes algunos consejos para dejar de pensar en sexo:
- Identifica los desencadenantes de los pensamientos (situaciones, momentos, imágenes, etc.) para poder evitarlos o frenarlos a tiempo.
- Evita visualizar contenido erótico: ver vídeos e imágenes sugerentes, temas de conversación que te lleven a pensar en sexo, etc.
- Mantente ocupada (con cosas que no tengan nada que ver con el sexo, obviamente), haz planes, comprométete con cosas, etc.
- Dirige tu atención: sumérgete con cosas que capten plenamente tu atención: un libro, una película, un proceso creativo como escribir, dibujar, cantar, tocar algún instrumento, etc. También puedes entrenar tu atención y dejar ir los pensamientos mediante ejercicios de mindfulness.
- Haz ejercicio. Es una buena manera de estar ocupada y además liberas las mismas hormonas que cuando tienes sexo, por lo que de alguna forma ayuda a “saciar” el apetito.
- Déjate un espacio para el sexo. Se trata de disminuir estos pensamientos, no de suprimirlos completamente. Es importante poder desarrollar una sexualidad sana, explorarte a ti misma, plantearte dudas, etc.
- Consulta con una especialista. Como siempre, si te encuentras con dificultades para manejar estas situaciones, lo mejor es acudir a una psicóloga o sexóloga que podrá darte una respuesta adaptada a tu caso.
Y recuerda: el sexo está para disfrutarlo, no sufrirlo.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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- Kaplan, H. (1974). The new sex therapy.
- Kingston, D. A., & Firestone, P. (2008). Problematic hypersexuality: A review of conceptualization and diagnosis. Sexual Addiction & Compulsivity, 15, 284-310.