Psicología de la Personalidad y Diferencial

Explicación de la conducta - Estudio sociocognitivo de la Personalidad

 
Equipo editorial
Por Equipo editorial. 5 febrero 2018
Explicación de la conducta - Estudio sociocognitivo de la Personalidad

A la hora de entender la conducta como fruto de la constante interrelación entre factores del individuo y la situación se concede, mayor relevancia a la dimensión subjetiva de dicha situación. El sujeto en gran medida elige o moldea el tipo de situaciones en que se desenvuelve su conducta, en función, en gran parte, de sus propias características personales. La personalidad presenta una notable estabilidad a lo largo de la vida, sobre todo cuando se analiza en términos de diferencias individuales, pero también en términos absolutos, pues aunque ciertamente se producen cambios, estos suelen ser de pequeña magnitud.

Características de la situación

Análisis de la situación. Para este análisis se han empleado prioritariamente dos estrategias (aunque algunos las utilizan conjuntamente), estudiar:

  1. El modo en el que el individuo percibe y valora la situación: Se busca definir dimensiones que permitan identificar características relevantes de la situación (en base a las cuales difieren unas de otras) y que se reflejan en el diferente modo en que las personas las perciben, valoran y reaccionan ante ellas.
  2. El modo en el que el individuo reacciona ante la situación: Se busca definir categorías que permitan identificar tipologías de situaciones funcionalmente equivalentes, en la medida en que tienden a ser percibidas y valoradas de manera similar o a suscitar tipos de reacciones parecidos.

Taxonomía situacional

La finalidad de elaborar estas taxonomías es reducir la diversidad fenoménica de la multiplicidad de situaciones en que uno se puede encontrar, mediante la identificación de parámetros comunes a todas o grupos de ellas. De esta forma se espera que mejore y se homogenice la comunicación y contrastación de resultados procedentes de distintas investigaciones, que permitan obtener principios de funcionamiento generalizables para una mejor comprensión y predicción del comportamiento. Estructura-ambigüedad de la situación.

Las variables de la situación tendrán mayor valor determinante y predictivo, mientras más estructurada esté la situación, lo que se traduciría en que:

  1. induce similares expectativas en los individuos;
  2. ofrece adecuados incentivos;
  3. es uniformemente codificada por la mayoría de las personas; y
  4. proporciona las condiciones de aprendizaje requeridas para una ejecución exitosa.

Por el contrario, a medida que se incrementa el grado de ambigüedad de la situación, disminuye el peso de las variables situacionales en la determinación del comportamiento, y aumenta el efecto de las variables personales. Congruencia personalidad-situación.

Siempre hemos estado haciendo referencia a la interrelación entre personalidad y características específicas de la situación, pero no de cualquier situación, sino de aquellas que son congruentes con la naturaleza de la disposición de personalidad; aquellas en las que el individuo ve la oportunidad para desarrollar sus competencias y hacer realidad los proyectos que pretende alcanzar.

Un ejemplo de esta congruencia personalidad-situación, lo encontramos en una investigación, cuyos resultados muestran cómo aquellas personas caracterizadas por una significativa sensibilidad al rechazo, en contraste con aquellas para quienes esta característica no es definitoria de su personalidad, presentan más probabilidad de tener conflictos con su pareja. Pero no en cualquier situación, sino precisamente en las que son congruentes con las características definitorias de su personalidad.

Estos datos refuerzan la idea de que cualquier manifestación conductual es expresión de la interrelación entre aspectos del individuo y características de la situación. Esta interrelación es particularmente eficaz para determinar una u otra forma de comportamiento, cuando en la situación hay elementos apropiados para activar la expresión de la potencialidad de conducta que constituye esencialmente la personalidad.

Explicación de la conducta

Interacción persona-situación. Una de las notas más destacadas de los planteamientos sociocognitivos es el empleo que en ellos se hace del concepto de interacción, como unidad básica de análisis y de predicción en el estudio de la conducta.

Supuestos interactivos.

La hipótesis interaccionista propone, en esencia, la interacción de variables personales y situacionales como la unidad de análisis y explicación de la conducta. La abundante evidencia empírica disponible, pone de manifiesto cómo la conducta se debe en mayor medida a la interacción de ambos tipos de factores, que a cada uno de ellos tomados aisladamente.

Desde esta perspectiva, se propone determinar en función de qué características (de la persona y la situación) el individuo desarrolla uno u otro tipo de conducta. Así, cualquier manifestación conductual refleja tanto características de la persona como de la situación. Unas conductas pueden estar determinadas en mayor medida por características personales en algunos sujetos y otras conductas, o las mismas, pueden estarlo en mayor medida por características de la situación en otros sujetos.

Además esta relación puede cambiar de una situación a otra. La investigación debe encaminarse al entendimiento de cómo factores personales y situacionales se interrelacionan y codeterminan en su actuación, llevando al desarrollo y mantenimiento del patrón de estabilidad y cambio que cada individuo presenta en su repertorio de conducta. Este patrón es relativamente estable y predecible, en la medida en que el sistema dinámico de interrelaciones entre procesos psicológicos (que define la personalidad) también es estable y predecible en su funcionamiento y dinámica. Es ese patrón coherente de comportamiento el que permite identificar al individuo, pese a los cambios que presenta en su conducta.

Por tanto, los tres supuestos básicos del interaccionismo son:

  1. El individuo se considera como agente activo, intencional: se hace especial hincapié en los factores cognitivos, afectivos y motivacionales, como base de diferenciación individual y explicación conductual.
  2. De la situación se enfatiza el significado psicológico: la situación incide sobre la conducta, según es percibida y valorada por el sujeto.
  3. La conducta se entiende como función del proceso continuo de interacción, bi o multidireccional, entre factores del individuo y de la situación: ambos tipos de factores y sus interrelaciones se ven, a su vez, afectados por las respuestas que va emitiendo el individuo.

El proceso de interacción.

En este contexto, el concepto de interacción se emplea con un doble sentido:

  • Hay interrelaciones entre P y S (las VV.II), y la conducta (VD) es un efecto de esta interacción. Se asumen relaciones causales unidireccionales: las VV.II a partir de su interacción, inciden en la VD, pero no a la inversa.
  • Hay interacción entre todos los elementos del sistema que se relacionan entre sí en un constante feedback multidireccional. No tiene sentido separar VV.II y VV.DD. Es una interacción recíproca. Pervin sugiere que se emplee "interacción" para relaciones causales unidireccionales, y "transacción", para la causalidad recíproca entre elementos de la ecuación comportamental.

Transacción tiene las siguientes propiedades:

  • Cada parte del sistema no es independiente de las otras o del sistema como totalidad.
  • Existe una relación recíproca constante entre las partes.
  • No hay relaciones de causa-efecto sino transacciones.

La actividad de cualquier parte tiene consecuencias para las otras. El análisis de los efectos de la interacción unidireccional aporta una información valiosa pero insuficiente, ganado el análisis de los efectos de interacción multidireccional recíproca, que son el determinante esencial del desarrollo de cualquier conducta.

Regularidad y discriminabilidad de la conducta

Lo definitorio de la conducta de un individuo es la presencia de perfiles estables de covariación situación-conducta, cuyo conocimiento nos permite predecir la conducta en términos de relaciones de contingencia, que identifican las condiciones y circunstancias en que es más probable la ocurrencia de uno u otro tipo de conducta. La personalidad de un individuo de expresa a nivel conductual en el patrón particular con el que sus conductas y experiencias varían en función de la situación de manera sistemática y predecible.

El comportamiento es esencialmente discriminativo y cambia n función del modo en que percibimos la situación, valoremos los recursos de que disponemos y ponderemos las consecuencias esperables de las distintas alternativas de respuesta con las que contamos. Cabe esperar que una persona se comporte de manera similar en situaciones que perciba e interprete de manera semejante. En este sentido decimos que la conducta es coherente, porque siempre responde a la interacción entre características del individuo y requerimientos de la situación.

Implicaciones para el conocimiento de la personalidad.

El conocimiento del perfil de conducta que caracteriza a una persona nos permite identificar las razones de su comportamiento. Y la observación sistemática del patrón de estabilidad y cambio que caracteriza la conducta de una persona, nos permite conocer más profundamente el sistema de interrelaciones entre procesos psicológicos que definen su personalidad, que si nos basásemos sólo en una muestra de situaciones. Una misma conducta puede tener significados distintos en función del contexto en que se presenta.

Así, la observación de cambios de la conducta según la situación, puede permitirnos identificar: qué procesos psicológicos están implicados en cada caso, qué busca satisfacer el sujeto, cómo percibe la situación, y a qué configuración estimular está respondiendo.

Implicaciones predictivas y adaptativas.

La observación sistemática de la conducta en muchas situaciones posibilita hacer predicciones de la conducta individual en situaciones específicas.

Tales observaciones nos permiten conocer el perfil interactivo que el individuo tiende a desarrollar ente determinadas características de la situación, que le resultan relevantes. Conoceremos así ante qué tipo de situaciones, en qué circunstancias, tiende a comportarse de una manera y ante cuáles se comporta de otra. La diferencia entre estas predicciones "contextualizadas" (en las que tomamos en cuenta el contexto en que ocurre la conducta) y las que se hacen atribuyendo al individuo un determinado nivel de rasgo, es que en las primeras al individuo se la caracteriza en base a su perfil estable interactivo (expresado en relaciones de contingencia situación.conducta), y no en base a características descontextualizadas, que sólo reflejan promedios de conducta, pero no la conducta concreta en cada situación.

Este análisis y valoración de la conducta (en términos condicionales situación-conducta) aporta claras ventajas adaptativas, como se aprecia en una investigación que mostró que: La calidad de las relaciones interpersonales esta positivamente asociada con la tendencia a valorar la conducta de los demás en términos condicionales; esto es, poniendo la conducta en su contexto y analizándola en función de las restricciones y oportunidades que cada situación comporta. Mientras, la valoración de la conducta en términos incondicionales (desvinculada del contexto donde ocurre) parece perjudicar la calidad de las relaciones interpersonales. El análisis discriminativo de la conducta, tomando en consideración qué conducta ocurre en qué circunstancias:

  1. introduce más flexibilidad para interpretar la conducta;
  2. aporta una visión más realista de la conducta y sus circunstancias;
  3. nos permite anticipar los acontecimientos futuros con más realismo, ponderando todas las posibles contingencias.

Un ejemplo de esto, es que se reacciona más intensamente cuando atribuimos un fracaso a características propias y estables, que si lo hacemos a circunstancias externas en que se ha producido. ¿Inconsistencia o facilidad discriminativa? Resultaría muy problemático relacionarse con las personas, o dirigir nuestra propia conducta, en ausencia de claves que nos permitan anticipar cómo van a reaccionar los demás o uno mismo ante situaciones futuras.

La aparente discrepancia entre la variabilidad conductual y la percepción de coherencia, desaparece si entendemos la conducta como reflejo del estilo peculiar con el que las personas hacen frente a distintas situaciones. No es un conjunto de predisposiciones de conducta que se activan igual en cualquier situación, sino un sistema organizado de competencias, potencial de conducta y procesos psicológicos interrelacionados, que se activan diferencialmente según los requerimientos de la situación. Por ello, los cambios situacionales observables en conducta no deben entenderse como inconsistencia, sino como indicador de la capacidad discriminativa con la que el ser humano dirige y regula su conducta.

Sería muy desadaptativo insistir en unas mismas formas de conducta sin atender a las exigencias particulares de las distintas situaciones en que nos encontremos. Así, la variabilidad conductual expresa el esfuerzo adaptativo del individuo ante cada situación.

Para explicar que al mismo tiempo tengamos sensación de coherencia conductual hay 2 consideraciones: El sistema de interrelaciones se va estabilizando en el desarrollo, de forma que se van estableciendo patrones cada vez más estables de activación e inhibición, facilitando la creciente estabilidad con que percibimos y relacionamos las situaciones. Por otro lado, cuando uno se enfrenta a una situación, lo hace en función de las recreaciones que hace al percibirla y valorarlas de una determinada manera. Y analizamos la situación con una serie limitada de criterios, que determinan que diversas situaciones compartan algunos o varios criterios, convirtiéndose en funcionalmente equivalentes.

El estilo global de comportamiento que caracteriza a una persona presenta orden y coherencia internos. Así, podemos observar cómo ante un determinado tipo de situaciones tiende a reaccionar sistemáticamente de una manera. Lo que caracteriza a estas situaciones es que comparten determinadas características, que facilitan que la persona las perciba de la misma manera.

La presencia de coherencia es lo hace posible predecir el comportamiento del individuo en situaciones específicas, en la medida en que nos permite conocer ante qué características de la situación se activan unos u otros procesos psicológicos, y qué tipo de conductas suelen ir asociadas la específica dinámica de interrelaciones entre tales procesos, suscitada en función de las características de la situación.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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