Síndrome de Asperger en adultos: síntomas y tratamiento
El síndrome de Asperger es un trastorno que se incluye dentro de las alteraciones del espectro autista y que suele diagnosticarse entre los 5 y 9 años de edad. Estos niños se caracterizan por presentar particularidades en el habla y lenguaje, conductas sociales y emocionales inadecuadas, incapacidad de interacción social exitosa, realización de rutinas repetitivas, problemas con la comunicación no verbal y dificultades en la coordinación motora. Pero, ¿cómo es este trastorno en la etapa adulta? ¿Qué impacto tienen todos estos síntomas cuando se alcanza la edad adulta? Aunque esta condición no es un obstáculo definitivo para no disfrutar de una vida plena y exitosa, sí es cierto que los adultos con Asperger suelen tener unas manifestaciones específicas en ciertos ámbitos de su vida (social, profesional, pareja), que pueden limitarles, afectar a sus relaciones personales y hacer muy difícil el hecho de llegar a tener una vida independiente por completo. En este artículo de Psicología-Online, vamos a explicar cuáles son los síntomas y el tratamiento del síndrome de Asperger en adultos con detalle.
Qué es el Síndrome de Asperger
El síndrome de Asperger forma parte de los Trastornos de Espectro Autista (TEA) y es una alteración que afecta al neurodesarrollo del niño y que influye cómo estos ven, sienten y experimentan el mundo. Estos niños suelen presentar una cognición particular y una serie de habilidades especializadas en materias o ámbitos restringidos. Además de esto, se caracterizan por presentar dos síntomas esenciales que son la alteración persistente en la interacción social y en el desarrollo de comportamientos, actividades e intereses repetitivos, inadecuados y restrictivos. Todo ello puede tener una serie de consecuencias muy negativas tanto para ellos como para su entorno.
A pesar de que la causa exacta del síndrome de Asperger se desconoce, los especialistas han señalado que se trata de un trastorno del desarrollo cerebral multicasual, en el cual confluyen factores genéticos y ambientales. Cada vez está más claro la posibilidad de que existan anomalías en el cerebro de los menores afectados y que la maduración y la estructura del cerebro se encuentren alteradas, se produzcan de manera irregular y a destiempo. Por otro lado, también se ha señalado que pueden existir mutaciones genéticas que sean determinantes en la posterior manifestación de específicos patrones en el síndrome de Asperger. Y lo que sí se ha demostrado es que existe un relevante carácter hereditario, por lo que aquellos que tengan antecedentes familiares de este trastorno tienen un mayor riesgo de desarrollarlo.
Síndrome de Asperger en adultos: síntomas
Aunque normalmente cuando hablamos de personas con síndrome de Asperger, hacemos referencia a niños, puesto que este es un trastorno que suele detectarse en edades tempranas, también debemos tener en cuenta que estos menores crecen y llegan a la etapa adulta. En muchas ocasiones, estos menores consiguen tener una vida plena, una buena carrera profesional, formar una familia, etc., pero, inevitablemente, pueden continuar teniendo una serie de problemas en su vida diaria debido sobre todo a la incomprensión y la alteración persistente en la interacción social que presentan.
A continuación, detallamos cuáles son las características y síntomas del síndrome de Asperger en adultos:
- Alteración permanente en la interacción social: presenta dificultades para relacionarse con las demás personas teniendo dificultades significativas en la comunicación social. Por ejemplo, es común que tenga dificultad para empezar una conversación con alguien, iniciar la interacción interpersonal, conocer a gente nueva o hacer amigos. Esto puede provocar que los demás piensen que no tiene interés por relacionarse.
- Aunque pueden llegar a tener una vida personal y profesional más o menos independiente, presentan una importante discapacidad social, lo que puede llevarles a tener severas dificultades a la hora de buscar trabajo, conseguir adaptarse al ambiente laboral, encontrar una pareja y formar una familia o hacer amistades.
- A pesar de que la mayoría de adultos con Asperger desarrollan un lenguaje formal adecuado, les cuesta mucho usarlo de manera eficaz y eficiente para comunicarse con los demás. Es importante tener en cuenta que a nivel neurocognitivo, no disponen de la capacidad para llegar a comprender el estado mental de los demás ni para entender correctamente los comportamientos no verbales de las otras personas, sobre todo, las expresiones faciales. Esto al mismo tiempo hace que tengan una mayor vulnerabilidad social, pues tampoco consiguen descifrar adecuadamente las intenciones de los demás.
- Comprenden el lenguaje verbal de manera literal. Esto quiere decir que no tienen la capacidad de llegar a situar y comprender el lenguaje en el contexto en el que se usa, así como tampoco consiguen entender bien las frases coloquiales, la ironía o el sarcasmo.
- Patrón de conducta restrictivo o repetitivo. Las personas con síndrome de Asperger suelen tener mucho interés por un tema o varios muy específicos en los que acaban convirtiéndose expertos, pero lo hacen de una manera muy repetitiva y mostrando ese interés en cualquier situación o contexto en los que se encuentren.
- Dificultad o intolerancia a modificar hábitos y rutinas. Les cuesta mucho cambiar sus actividades diarias o rutina y, en algunos casos, desarrollan una especie de "ritual" que no forma parte de lo que está haciendo en ese momento, pero que si no lo hace siente ansiedad o se siente presionado. Un ejemplo de ello puede ser la necesidad de colocar los objetos que está utilizando ese momento de una manera determinada y con mucho cuidado, ya sea al comer, trabajar, estudiar, etc.
- En cuanto a las relaciones de pareja, otra de las características del síndrome de Asperger en adultos puede ser la falta de empatía y las dificultades que esto provoca para poder resolver los conflictos que surjan, pues aunque quieran resolver la situación y satisfacer las necesidades de su pareja, no saben cómo hacerlo. Y en el plano sexual, es probable que muestre poca necesidad de mantener un contacto íntimo frecuente.
Síndrome de Asperger en adultos: tratamiento
Ahora que ya sabemos cuáles son los síntomas del síndrome de Asperger en adultos y las dificultades que presentan, especialmente, para interactuar con su entorno, veamos cuál es el tratamiento más adecuado que se debe adoptar en estos casos.
No existe un tratamiento del síndrome de Asperger específico, sino que este debe basarse en las características específicas de cada paciente, teniendo en cuenta cuáles son sus puntos fuertes y débiles en lo que se refiere a habilidades sociales y de comunicación. Existen distintas terapias que se pueden llevar a cabo en función de las necesidades individuales de cada persona, como por ejemplo:
- Terapia cognitiva para aprender a manejar las emociones, controlar las conductas obsesivas y repetitivas.
- Terapia dirigida a mejorar las habilidades sociales y comunicativas a través de distintas actividades.
- Terapia ocupacional o sensorial en caso de problemas de integración sensorial o una deficiente coordinación motora.
- Terapia especializada en el lenguaje para ayudar a aquellas personas que tienen problemas a la hora de utilizar o comprender el lenguaje al mantener una conversación.
- Psicoterapia combinada con fármacos si hay enfermedades coexistentes, como ansiedad o depresión.
Tal y como hemos comentado anteriormente, muchas de las personas adultas con síndrome de Asperger llegan a tener una vida plena, a trabajar en sitios fijos de forma exitosa, etc., aunque sí es cierto que pueden continuar necesitando terapia y mucho apoyo moral para lograr mantener una vida independiente.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
Si deseas leer más artículos parecidos a Síndrome de Asperger en adultos: síntomas y tratamiento, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Psicología clínica.