Estilos cognitivos del aprendizaje - La Creatividad
Otro concepto propuesto para llenar un vacío explicativo de las razones de la conducta es el estilo. El estilo no se concibe como una habilidad, sino en términos de preferencias por una u otra forma de actuar (estrategias procedimentales). Este término fue introducido por Allport a partir de la teoría de los tipos psicológicos de Jung, para referirlo a distintos tipos de personalidad y de conducta. Desde ese momento la definición ha ido cambiando, pero conserva su cualidad esencial; el estilo reúne una serie de patrones habituales o modos preferidos de hacer las cosas, que son relativamente estables en el tiempo y consistentes a través de varios tipos de actividades. En este capítulo nos centramos en el estilo cognitivo, que se refiere específicamente al modo habitual de procesar la información y de utilizar los recursos cognitivos, como la percepción, la memoria, el pensamiento, etc.
Dimensiones de estilos cognitivos
Dependencia / Independencia de campo (DIC) (Articulación de campo)
Grado en que la organización del campo perceptual afecta a la percepción de sus componentes. Los sujetos dependientes de campo (DP) tienen dificultades para localizar e identificar la información que buscan, pues el resto de los componentes del campo perceptivo (secundarios) actúan como distractores de su tarea principal. Por el contrario, los independientes de campo (IC) saben discriminar fácilmente los elementos relevantes de los secundarios. Posteriormente la DIC se extendió a otras áreas de la conducta, como el aprendizaje y la memoria, la solución de problemas, la conducta social y la actividad.
Nivelador / Agudizador (Rango de equivalencia) (Diferenciación conceptual)
Grado en que se perciben diferencias o semejanzas en los objetos. Los niveladores tienden a omitir cambios en los estímulos, simplificando lo elementos en la memoria. El resultado es que estos sujetos generalizan en exceso sus observaciones, pues ven como similares los elementos que las componen. Por el contrario, los agudizadores encuentran diferencias importantes entre los elementos de la situación, reteniéndola en la memoria de manera muy detallada, por lo que ésta se encuentra muy organizada y estructurada. A medida que el individuo madura, se sabe que su nivel de diferenciación aumenta, pasando por tanto de un estilo nivelador a uno agudizador. No obstante, las diferencias estilísticas persisten en la edad adulta y entre los expertos, respectivamente. Un test que evalúa esta dimensión es el test de clasificación libre ( si el sujeto es agudizador, formará más grupos que si es nivelador, ya que encontrará más diferencias)
Impulsividad / Reflexividad (I/R)
Hay situaciones de incertidumbre o ambigüedad en las que las personas deben elegir entre hacer mucho pero con el riesgo de cometer errores (impulsivos) o hacer poco y ser más exactos (reflexivos). La I/R se refiere a la tendencia a inhibir las respuestas iniciales y a reparar en ellas con el fin de evaluar su grado de precisión. A diferencia del rango de equivalencia, la I/R se muestra relativamente estable en el tiempo. Entre ambos grupos de individuos se dan diferencias de personalidad; los impulsivos muestran menos ansiedad por cometer errores, muestran una orientación hacia el éxito más que al fracaso, tienen bajos estándares de rendimiento, y menor motivación por tareas que implican aprender. El test más utilizado para evaluar esta dimensión es el Test de Emparejamiento de Figuras Familiares.
Visualizador / Verbalizador
Manera en que se atiende y procesa la información. Los visualizadores se basan en mayor medida en informaciones trasmitidas visualmente y prefieren analizar información mediante gráficos, dibujos, etc. Los verbalizadores prefieren guiarse por palabras leídas o escuchadas para procesar la información.
Visual / Háptico
Preferencia por procesar la información de manera visual o táctil (háptico). En general, los adultos muestran una mayor preferencia por el estilo visual y los niños por el háptico.
Estilo conceptual (analítico-relacional / Inferencial-categorial)
Se refiere a la manera habitual en que los individuos categorizan conceptualmente los objetos. Son dos:
- analítico-descriptivo, los individuos centran su atención en los elementos de los objetos, agrupándolos sobre la base de elementos comunes (p.ej, mesa y silla porque tienen patas).
- relacional, los individuos se fijan más en los objetos globales, y los agrupa adoptando como criterio las relaciones funcionales entre los objetos (p.ej, mesa y silla porque sirvan para comer)
Serial / Holístico
Manera en que se fija la atención en el material objeto de aprendizaje. Los holísticos procesan varios elementos a la vez y los organizan con el fin de formar una unidad compleja. Los serialistas analizan en detalle todos los elementos de un problema, y los ordenan según un criterio secuencial, es decir, analizando la información paso a paso. Existen otras muchas dimensiones de estilos cognitivos, sin embargo muchas de las etiquetas son diferentes maneras de referirse a lo mismo. Quizá se deba a la escasa comunicación entre autores, lo que ha resultado en una dispersión en cuanto al número y variedad de estilos. Riding y Cheema los agrupan en dos dimensiones básicas:
- Holísticos / Analíticos (H/A). Designa la tendencia a organizar la información globalmente (H) o por partes (A). Incluye estilos como I/D de campo, I/R y Agudizador/Nivelador.
- Verbal / Imágenes (V/I). Se refiere a la preferencia por representar la información mediante figuras o imágenes, o verbalmente, en palabras. Abarca estilos como el Visualizador/Verbalizador y Visual/Hápico
Estilos cognitivos, inteligencia y personalidad
No hay asociación posible entre la inteligencia y los estilos cognitivos, lo que justifica la existencia del estilo cognitivo como algo diferente a la inteligencia. La diferencia esencial es que el rendimiento en todo tipo de tareas que requieren competencias cognitivas es proporcional a la inteligencia del sujeto ( a mayor inteligencia, mayor rendimiento). Sin embargo, el efecto de un estilo cognitivo sobre el rendimiento será positivo o negativo dependiendo de la naturaleza de la tarea (p.ej, a un visualizador le será más difícil trabajar en tareas de tipo verbal)
Con respecto a la personalidad, sí puede justificarse una moderada asociación, ya que los estilos cognitivos explican diferencias individuales en la actuación de los procesos cognitivos, que son sólo uno de los componentes de la estructura de la personalidad. Los estilos cognitivos deben ubicarse entre las capacidades cognitivas y los rasgos de personalidad, pues son los que definen la respuesta idiosincrásica propia de cada individuo en función de las demandas situacionales.
Aproximaciones a la integración de la inteligencia y la personalidad
La tradición psicométrica tiene como objetivo operacionalizar y evaluar constructos representativos de las dos áreas protagonistas, personalidad e inteligencia, y a continuación explorar las correlaciones existentes entre los dos constructos derivados. El estudio formal de las relaciones entre personalidad e inteligencia puede darse gracias a una serie de medidas, más o menos fiables. Así, el objetivo habitual de los tests de inteligencia ha sido evaluar el rendimiento máximo de los sujetos (su capacidad), y el objetivo de los tests de personalidad ha sido el rendimiento típico (representativo de la manera habitual en que el individuo se comporta y rinde en su vida cotidiana)
La aproximación experimental parte de modelos teóricos precisos sobre la relación entre ambas. Aquí, por el contrario, se parte de hipótesis específicas que guían la investigación, se utilizan medidas más precisas (velocidad mental, etc) y no puntuaciones globales en CI. De esta manera, el foco de interés está en los estilos de solución de las pruebas, más que en el rendimiento global. A partir de estos supuestos se procede a examinar correlaciones separadas entre estos componentes del CI global aislados experimentalmente y diversos aspectos de la personalidad, en determinadas condiciones o situaciones.
Sin embargo, los modelos experimentales van más allá del análisis de los procesos cognitivos simples. A partir de la teoría de la ciencia cognitiva clásica se propone que un análisis de las relaciones complejas entre personalidad e inteligencia requiere, además de la consideración de procesos cognitivos simples y de sus bases biológicas, una explicación en términos de procesos más complejos como las metas personales, intenciones y esfuerzos de adaptación a las demandas externas; lo que se denomina nivel de conocimiento o semántico, por cuanto implica la intervención del conocimiento global que se posee el mundo, su interpretación, etc. ( El estudio de las facetas adaptativas de la inteligencia se enmarca dentro de este nivel de análisis, en donde cobran sentido constructos como la inteligencia práctica, la emocional, etc, que se verán más adelante)
Aproximación psicométrica
En esta perspectiva de análisis, varios han sido los factores que han contribuido al escaso éxito en la detección de aspectos comunes entre personalidad e inteligencia. Naturaleza de los constructos. Los estudios factoriales que incluyen medidas de personalidad e inteligencia han dado muestras de diferenciación entre las mismas. Criterios de diferenciación entre los constructos de personalidad e inteligencia:
- la inteligencia es contemplada como unidireccional (de poco a mucho), mientras que la personalidad como bidireccional (bipolar; dos polos extremos, p.ej, introversión-extraversión)
- criterio para evaluar las respuestas a las pruebas. En la inteligencia predomina un criterio de veracidad (hay un nivel más idóneo que otro), mientras que en la personalidad se evalúa la dirección e intensidad de respuesta. c) Susceptibilidad al cambio. La inteligencia es menos susceptible al control personal, mientras que la personalidad posee cierto grado de control voluntario.
- las instrucciones para evaluarlas son diferentes. En la inteligencia se pide "hacerlo lo mejor posible" y en la personalidad se pide "responder con franqueza" y "en función de la tendencia habitual de comportarse"
- la estabilidad de los rasgos cognitivos (habilidad) a través del tiempo y la consistencia a través de las situaciones (de un mismo tipo de habilidad) suele ser algo aceptado, mientras que en el caso de la personalidad se asume que puede sufrir variaciones en ambos sentidos.
- las fuentes de error en las medidas de personalidad son mayores que en las de inteligencia, por lo que la fiabilidad y validez es más alta en estas últimas.
- la interpretación de los resultados es más ambigua en el caso de las medidas de personalidad.
Los aspectos diferenciales existentes en los constructos de inteligencia y personalidad contribuyen al hecho de que, cuando se realizan análisis de correlaciones entre los mismos, lo que se está haciendo es comparar fenómenos mentales con propiedades diferentes, tanto desde el punto de vista de su naturaleza intrínseca como de la operacionalización que de ellos hacen los psicólogos. Ello dificulta la detección de relaciones globales entre los mismos.
Dificultades metodológicas.
Eysenk llegó a la misma conclusión; la inteligencia general no se relaciona con personalidad. Este resultado es derivado también de las dificultades metodológicas, como la utilización de instrumentos poco fiables y los errores estadísticos.
Las escasas o nulas relaciones entre inteligencia y personalidad deben ser contempladas sólo a nivel de constructos, con una metodología psicométrico-correlacional, y con la presencia de errores metodológicos en los estudios. Pero cuando los estudios llevan a cabo análisis más finos de esas relaciones los resultados comienzan a ser bien diferentes.
Evidencia en apoyo de la relación entre inteligencia y personalidad desde la perspectiva psicométrica
En las investigaciones sobre las relaciones entre inteligencia y rasgo de ansiedad, sólo cuando los sujetos ansiosos son analizados en situaciones de amenaza o estrés se producen decrementos en el rendimiento intelectual a consecuencia de la ansiedad. La ansiedad rasgo parece relacionarse negativamente con el rendimiento actual sólo en la vida cotidiana (rendimiento académico, laboral, etc). Pero debe tenerse en cuenta que en ambos tipos de relaciones se está hablando de rendimiento intelectual (ejecución), no de capacidad intelectual disposicional o rasgo (CI). Como ya se ha dicho, el CI global no se relaciona con personalidad, ni siquiera en condiciones específicas de prueba como las señaladas.
De manera similar, Extraversión-Introversión, aunque muestra una correlación escasa con inteligencia (CI), sí que parece relacionarse con diversos aspectos del rendimiento intelectual. Distinción entre rendimiento máximo y típico. Una de las razones por las cuales los tests de inteligencia no correlacionan de manera importante con personalidad es que la inteligencia es medida bajo el paradigma de rendimiento máximo, cuando el rendimiento a largo plazo en la escuela y el trabajo (en donde los factores de personalidad son más relevantes) tiene lugar en un contexto de rendimiento típico.
Aproximación experimental-cognitiva Desde esta aproximación el énfasis recae en los procesos (neural, cognitivo-computacional, o adaptativo), en comparación con el interés en la estructura (dimensiones) propio de las aproximaciones psicométricas. Dentro de esta perspectiva procesual se han encontrado diversas pautas de encuentro entre personalidad e inteligencia, en los tres niveles de análisis mencionados.
Nivel de procesos neurales. ¿Comparten inteligencia y personalidad las mismas bases neurales? Se ha obtenido que parecen relacionarse con índices psicofisiológicos diferentes.
Nivel de procesos cognitivos. ¿Existen componentes de procesamiento asociados comúnmente con factores de inteligencia y de la personalidad? Los rasgos de personalidad, al igual que la inteligencia, están asociados con diversos correlatos cognitivos (p.ej, existe cierta evidencia acerca de la existencia de un patrón cognitivo en la dimensión Extraversión-Introversión, y de igual modo, existe un patrón cognitivo asociado al rasgo ansiedad). Los introvertidos se asemejan más a los inteligentes en su mayor capacidad para solucionar problemas reflexivos, y superar en vigilancia y memoria a largo plazo (comparados con los extrovertidos) Los extrovertidos son similares a los inteligentes en su mayor capacidad para realizar varias tareas simultáneas. También son superiores a los introvertidos en memoria a corto plazo, en la recuperación de información de la memoria, y en resistencia a la distracción.
Así pues, puede concluirse que la personalidad interactúa con ciertos componentes de la inteligencia, afectando conjuntamente a diversos aspectos del rendimiento cognitivo. En esta línea, la psicología cognitiva del procesamiento de la información ha aportado importantes conocimientos, pero, eso sí, resulta un modelo explicativo incompleto. Incompleto porque ignora un elemento importante en el rendimiento, esto es, la elección de estrategias motivacionales por parte del sujeto destinadas a afrontar las demandas de las tareas a las que se enfrenta. Cuando el uso de estrategias está asociado a la elección que realiza la persona sobre la base de una serie de metas, el nivel adecuado de análisis es el de conocimiento o semántico, que tiene que ver con los procesos de adaptación a las demandas del medio externo.
Nivel adaptativo ( de conocimiento o semántico)
¿La personalidad y la inteligencia confluyen cuando el individuo se esfuerza por alcanzar sus metas y resultados adaptativos? Sí confluyen, ahora bien, al mismo tiempo esta interdependencia entre personalidad e inteligencia está condicionada a una redefinición del concepto tradicional de inteligencia. Ésta debe concebirse ahora como el conjunto de habilidades y conocimientos disponibles en el individuo, así como la habilidad para utilizarlos en la adaptación a situaciones nuevas y en la consecución de metas significativas.
Así pues, desde el punto de vista de la solución de problemas en la vida real el funcionamiento adaptativo de la personalidad y la conducta inteligente parecen ser concebidos en términos similares. Efectivamente, funcionalmente hablando, ambos implican maximizar la probabilidad del logro de metas. Este último punto es importante. Si hay un concepto clave que caracterice a distintos modelos de funcionamiento adaptativo, ese es el de meta. La meta es el componente de la personalidad que hace posible que ésta se integre con la inteligencia.. Esto supone que el individuo pone en funcionamiento, de manera idiosincrásica, todos sus recursos disponibles.
Constructos representativos en la integración personalidad-inteligencia
Dentro del nivel de análisis del funcionamiento adaptativo de la conducta en la vida cotidiana, en el contexto de estudio de las relaciones entre personalidad e inteligencia, han venido surgiendo una serie de costructos que tratan de describir y explicar las diferencias individuales en el éxito que los individuos tienen en el manejo de las dificultades cotidianas, así como en la obtención de resultados valorados o metas.
Justificación de la necesidad de los nuevos constructos. La razón de ser del desarrollo de todos estos conceptos se debe a que las pruebas tradicionales de inteligencia abstracta o analítica (CI) no son suficientes, por sí mismas, para explicar el éxito o fracaso del individuo en su vida diaria.
[Ya en 1920, Thorndike sugirió que la habilidad social es un importante componente de la inteligencia, no recogido por las pruebas que la miden. Posteriormente, hasta los años 90, los psicólogos fueron reuniendo pruebas suficientes que les llevaron a concluir que el CI tiene escasa capacidad para predecir el éxito en la vida diaria. Sternberg y Goleman llegan a estas mismas conclusiones, afirmando que estas pruebas miden la capacidad verbal y analítica, pero no la creatividad ni el saber práctico, factores igual de importantes para la resolución de problemas cotidianos (estadísticamente, el CI sólo aporta como mucho el 20 por ciento! de los factores determinantes del éxito, es necesario explorar qué otras características dan cuenta del 80 por ciento restante).
Como ya se vio, Gardner, en su teoría de las inteligencias múltiples, señala que los tests de CI se basan en una noción limitada de la inteligencia, quedando fuera de estudio otras habilidades y destrezas más decisivas para la vida que el CI. Asimismo, este autor apuesta por una enseñanza más enfocada al fomento de las habilidades personales, y no sólo de las de carácter académico (lógico, analítico, abstracto).
Recordemos que, entre las varias modalidades de inteligencia que este autor propone, existen dos (encuadradas en el concepto global inteligencias personales); inteligencia interpersonal (capacidad para comprender a los demás y de actuar en consecuencia) e inteligencia intrapersonal (capacidad para comprenderse a uno mismo, y de comportarse de modo adecuado a las propias necesidades, metas y habilidades). El interés en esta última queda plasmado en la investigación en torno al concepto de inteligencia emocional.
Finalmente, desde otros ámbitos de la psicología, también se ha concluido que las habilidades intelectuales son insuficientes para explicar el por qué de la conducta y el nivel (calidad y cantidad) del rendimiento de esa conducta. Los conceptos de motivación y autorregulación, en última instancia, son los que conectan al individuo con el mundo, pues son los que dirigen la conducta hacia las metas.
En este contexto, tienen relevancia una serie de subsistemas psicológicos implicados en la regulación de la conducta, de naturaleza tanto afectiva como cognitiva, que predicen el grado y calidad del esfuerzo dirigido a la consecución de unos resultados. Así pues, son varios los dominios psicológicos y vitales que pueden considerarse, todos ellos parte activa e integrante de la dinámica personalidad-inteligencia, y pueden agruparse en cuatro grandes áreas:
- el mundo emocional del individuo, en especial, el papel importante de la comprensión y manejo de las propias emociones y las de los demás. El constructo relevante aquí es la inteligencia emocional.
- la aplicación efectiva de los conocimientos derivados de la experiencia del individuo en su vida diaria o inteligencia práctica, para la solución de problemas cotidianos.
- El contexto específicamente interpersonal, en donde el constructo básico es la inteligencia social.
- En un plano integrador se encuentra la necesidad del individuo para regular su conducta en función de las demandas internas y externas. Es el concepto de autorregulación.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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