Qué es la presión social y cómo superarla
Es generalmente conocido que los seres humanos son susceptibles a la presión social y que pueden hacer acciones o tomar decisiones (incluso claramente equivocadas) debido a esta influencia. A partir de los años cincuenta del siglo XX, la psicología social se ha interrogado sobre los motivos que pueden llevar a las personas a comportarse de manera ilógica o perjudicial para los demás cuando están sometidas a presión por parte del grupo.
Esta presión social también puede estar potenciada por la existencia de figuras que se presentan dotadas de autoridad y carisma (como los líderes), o que se adaptan de manera excesiva a su estatus y a los papeles que de él se derivan. En este artículo de Psicología-Online profundizaremos el tema para comprender qué es la presión social y cómo superarla.
Qué es la presión social
Podemos afirmar que la presión social se traduce en la incapacidad de una persona para mantener su criterio, opinión y creencias ante las presiones de otras personas o la presión del grupo. Cuando esto no se manifiesta raramente, sino, continuamente, y la persona cede y se deja arrastrar cada día por lo que los demás dicen, creen y hacen, está claramente sujeto a presión social.
Causas de la presión social
El ser humano, en cuanto ser social por naturaleza, desde las primeras fases de su infancia necesita urgentemente satisfacer todas las necesidades de pertinencia y, precisamente por esta necesidad básica de pertinencia, podemos empezar a ceder ante la presión social ejercida por el entorno y la sociedad en que vivimos.
Ahora bien, ¿Qué causa la presión social en adolescentes? En esta etapa vital la presión social se hace más intensa ya que, en los jóvenes, la necesidad de pertenecer y sentirse parte de un grupo es llevada a los extremos y llega a influir directamente en la formación y el desarrollo de la personalidad. Pero es precisamente en la adolescencia donde, al ceder a la presión social, golpea de manera determinante la identidad del individuo.
Hay investigaciones que afirman haber encontrado una correspondencia directa entre el inicio del consumo de drogas y otros malos hábitos y la presión social que ejerce el grupo durante esta fase importante de la vida. A lo largo de la vida, la presión social puede seguir afectando a nuestra acción cotidiana e influir en nuestras decisiones de una manera totalmente regular.
La presión social tiene su origen en una serie de causas que producen la necesidad de ser guiados por otra serie de personas, así como de ser aceptados socialmente por ellos. Entre los diversos factores cabe destacar, sin duda, los siguientes:
- Inseguridad personal.
- Baja autoestima.
- Deficiencias de aspecto físico.
- Sensación de inferioridad.
- Falta de personalidad y motivación.
- Necesidad de reconocimiento.
- Dificultad para relacionarse.
- Sensación de rechazo social.
- Falta de afecto.
Efectos de la presión social
Existen numerosos estudios y casos, en el campo de la psicología social, en los que se demuestra que una persona puede cambiar de opinión e incluso superar sus propios límites y principios si el resto del grupo al que pertenece tiene una idea común o contraria a la suya. Esto sucede sólo por el hecho de obedecer a la conformidad social, por la presión social, por miedo a ser rechazados y por sentirse aceptados.
Experimento de Asch
Diseñado por el psicólogo social polaco Solomon Asch en 1956. Según la investigación del estudioso, ser miembro de un grupo es una condición suficiente para modificar las propias acciones e incluso los juicios y percepciones visuales de una persona. En el experimento, un sujeto es llevado a una habitación con otras personas, actores que previamente habían recibido instrucciones sobre cómo comportarse.
Asch muestra una imagen con tres líneas numeradas y pide a cada persona en la habitación que identifique la línea más larga. Los actores respondieron primero, eligiendo deliberadamente la línea equivocada, cometiendo un error evidente y obvio.
Los resultados mostraron que, por término medio, el 32% de los sujetos de ensayo dieron respuestas claramente incorrectas, demostrando una vez más que las personas tienden a adaptarse al grupo a pesar de las pruebas evidentes ante sus ojos.
Para saber más sobre este experimento acerca de la presión social, consulta nuestro artículo El experimento de Asch: influencia de la mayoría y la conformidad.
Experimento de Milgram
La obediencia a la autoridad está arraigada en todos nosotros. Lo demuestra un experimento llevado a cabo en 1961 por la psicóloga Stanley Milgram que quiso medir hasta qué punto estamos dispuestos a obedecer a los «jefes», aunque sus demandas causen sufrimiento a otras personas.
Se pidió a una serie de individuos que interpretaran la parte de los profesores y administraran descargas eléctricas a los estudiantes que respondieran erróneamente a las preguntas. Los estudiantes se encontraban en otra habitación, respondían mal a propósito y fingiendo recibir descargas eléctricas, pedían clemencia.
A pesar de sus quejas, la mayoría de los «profesores» continuaron administrando descargas eléctricas cada vez que una figura autoritaria les pedía que lo hicieran. Al final, el 65% de los sujetos recibieron descargas eléctricas letales. Los resultados confirmaron que la gente normal estaría dispuesta incluso a matar para obedecer a una figura que muestra autoridad.
En nuestro post El experimento de obediencia a la autoridad de Stanley Milgram te contamos más sobre esta prueba acerca de la presión social.
Experimento de Zimbardo
El experimento de la prisión de Stanford fue un intento de investigar los efectos psicológicos del poder percibido, centrándose en la lucha entre prisioneros y carceleros. Fue conducido a la Universidad de Stanford en 1971, por un grupo de investigación dirigido por el profesor de psicología Philip Zimbardo y utilizando como voluntarios a los estudiantes universitarios.
El experimento consistió en asignar a los estudiantes que accedieron a participar en el mismo los papeles de guardias y presos en una prisión simulada. Zimbardo demostró que los individuos de un grupo unido, tienden a perder la identidad personal, la conciencia, el sentido de la responsabilidad, alimentando la aparición de impulsos antisociales.
A las pocas horas de comenzar el experimento, los que fueron asignados como guardias empezaron a acosar a los prisioneros. Estos fueron burlados con insultos y fueron continuamente sometidos. En menos de una semana, algunos guardias se habían vuelto sádicos e intensificaron el abuso de prisioneros con el paso de los días.
Ninguno de los participantes que se convirtieron en carceleros mostró signos de personalidad sádica antes del inicio del estudio. Los resultados demuestran que las personas se ajustan a los papeles sociales que deben desempeñar, especialmente si los papeles son tan estereotipados como los de los guardias de prisiones.
Consecuencias de la presión social
¿Cómo afecta la presión social? A través de la presión social se llega a ejercer cierta influencia en la toma de decisiones y en el comportamiento de las personas. Y, aunque, a veces, existen consecuencias positivas y negativas, son los efectos negativos de la presión social los que comienzan e interceden más sobre el bienestar del individuo. Entre ellos podemos subrayar los sentimientos de tristeza, ansiedad, culpabilidad o decepción en la persona que cede.
Cómo superar la presión social
¿Qué podemos hacer ante todo esto? Hay que trabajar en ello, porque la presión social puede ser derrotada. Para ello hay que pedir la ayuda de un profesional, de modo que se fijen unos objetivos a alcanzar: reforzar la autoestima, mejorar las habilidades sociales y los valores personales, aprender aspectos fundamentales como, por ejemplo, la positividad.
Sin embargo, aquí están algunas de las estrategias que pueden ayudar a prevenir y combatir la presión social en los diferentes contextos en los que puede ocurrir:
Por parte de la empresa y de la dirección del centro
- Acompañamiento.
- Promover el trabajo en equipo.
- Promueve la compañía.
- Promover el diálogo y las relaciones de trabajo.
- Promover un buen entorno de trabajo.
- Facilitar el equilibrio entre el trabajo y la vida privada de los trabajadores.
Por parte del individuo
- Aprende a decir no.
- Evita los pensamientos negativos.
- Promover la proactividad.
- Refuerza tus criterios.
- Supera las convicciones limitantes.
- Superar temores e inseguridades.
- Elimina el negativismo y el pesimismo.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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- Moscovici, S., Mugni, G. y Pérez, J. (1991). La influencia social inconsciente: estudios de psicología social experimental. Editorial Anthropos.
- Ibáñez, T., Botella, M., Domènech, M., Lajeunesse, J., Martínez, L., Pallí, C., Pujal, M. y Tirado, F. J. (2004). Introducción a la psicologia social. Editorial Eureca.