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Fibromialgia: qué es, causas y síntomas

Por Nicolás Ruiz-Robledillo. 15 enero 2018
Fibromialgia: qué es, causas y síntomas

La Sociedad Española de Reumatología publicó en el 2001 los resultados de una investigación (estudio EPISER) sobre la prevalencia e impacto de la fibromialgia en nuestro país. Según esta investigación, la prevalencia de la enfermedad en España en la cual se estima en un 2,4 % de la población, con una relación mujer-hombre del 84%. La edad media de aparición se encuentra entre los 40 y los 49 años de edad (es relativamente infrecuente a partir de los 80 años de edad). En números absolutos, supone alrededor de 700.000 personas afectadas de fibromialgia en nuestro país. Según datos del Doctor Luis de Teresa, médico especialista en fibromialgia, actualmente, la prevalencia de la enfermedad se encuentra en el 3.5% de la población, con más de 1.200.000 personas afectadas. Realmente, según palabras del doctor, el 90% de personas que sufren la enfermedad no son conscientes de ello, y solamente alrededor de unas 60.000 personas sufren un caso grave (provocando invalidez generalizada y gran aislamiento social).

En este artículo de PsicologíaOnline, explicamos qué es la fibromialgia, sus causas y síntomas.

Definición de fibromialgia

La fibromialgia se define como una enfermedad crónica y compleja, de etiología poco clara, que provoca dolores que pueden llegar a ser invalidantes y que afecta a la esfera biológica, psicológica y social de los pacientes (Collado et al. 2002).

Según el American College of Rheumatology (Wolfe et al., 1990), la fibromialgia debe ser diagnosticada cuando el paciente cumple los siguientes criterios:

Historia de dolor generalizado

El dolor se considera generalizado cuando todos los síntomas siguientes están presentes: dolor en el lado izquierdo del cuerpo, dolor en el lado derecho del cuerpo, dolor arriba de la cintura y dolor debajo de la cintura. Además, debe haber dolor del esqueleto axial (en la columna cervical o tórax anterior o columna dorsal o lumbalgia). En esta definición el dolor de hombro y el dolor en la nalga se consideran como dolor para cada lado afectado. El dolor lumbar se considera como dolor por “debajo de la cintura”.

Puntos de dolor

En al menos 11 de 18 puntos dolorosos siguientes, a la palpación digital (Dibujo 1)

  • Occipucio: inserción de músculos suboccipitales, bilateral.
  • Cervical bajo: anterior a espacios intertransversos C5-C7, bilateral.
  • Trapecio: punto central del borde superior, bilateral.
  • Supraespinoso: sobre la espina de la escápula cerca del borde medio, bilateral. Segunda costilla: lateral a unión condrocostal, bilateral.
  • Epicóndilos laterales: 2 cm. distal a epicóndilos, bilateral.
  • Glúteo: cuadrante superior externo, bilateral.
  • Trocánter mayor: posterior a la prominencia trocantérica, bilateral.
  • Rodilla: proximal a la almohadilla grasa media de la línea articular, bilateral.

Para considerar un punto doloroso como “positivo”, el paciente debe afirmar que la palpación fue dolorosa. Para el propósito de la clasificación, los pacientes tienen fibromialgia si ambos criterios son cumplidos. El dolor generalizado debe estar presente por al menos 3 meses. La presencia de una segunda enfermedad clínica no excluye el diagnóstico de fibromialgia.

Fibromialgia: qué es, causas y síntomas - Definición de fibromialgia

Fibromialgia: causas

En la actualidad, se desconocen con exactitud cuáles son las causas que provocan el desarrollo y mantenimiento de la enfermedad. Tal y como afirman Cruz et al. (2005), es muy probable que el surgimiento de la enfermedad tenga una base multicausal. Como apuntan los autores, pese a que la mitad de enfermos niega la experiencia de factores desencadenantes, la otra mitad sí reconoce la existencia de algún proceso al inicio de la patología. Las causas de la fibromialgia más comunes suelen ser procesos o enfermedades de tipo viral, traumatismos, intervenciones quirúrgicas o estrés emocional.

Aunque se ha sugerido que el origen de la enfermedad puede deberse a un trastorno de somatización, la experiencia clínica y las investigaciones obtienen resultados que no apoyan esta idea, sino que giran en torno a procesos de tipo psicofisiológico (Leza, 2003 citado por Cruz et al. 2005).

Pese a que el estudio de los desencadenantes de la patología ha sido uno de los campo de estudios más productivos en la investigación de la enfermedad, todavía no existe un conocimiento claro de las causas y mecanismos que provocan la misma. En una revisión realizada por Restrepo-Medrano et al. (2009) se identifican algunos factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad que se han estudiado desde el año 1992 (año en que la enfermedad fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud).

Los resultados obtenidos fueron los siguientes:

  • En la mayoría de estudios se investigó la relación del estrés con la aparición de la enfermedad. Debido al sufrimiento de estrés, se producirían cambios fisiológicos a nivel cerebral, cuyas manifestaciones se revelarían en cambios hormonales y funcionamiento anormal del Sistema Nervioso Autónomo. Este tipo de alteraciones provocaría el inicio de los síntomas en los enfermos. También se encontraron estudios que investigaban la relación del estrés ocupacional y la fibromialgia, obteniendo resultados significativos; o el padecimiento de Trastorno por Estrés Postraumático (TEP) y su comorbilidad con la enfermedad (individuos que sufren TEP tienen hasta tres veces más probabilidades de sufrir Fibromialgia que la población general).
  • Otro de los resultados obtenidos en la revisión tiene que ver con la ocurrencia de traumas físicos o de tipo sexual y la aparición de la enfermedad. En todos los estudios revisados, se encontró que las personas que habían sufrido algún tipo de trauma, tanto de tipo físico (principalmente cervical) como de tipo sexual (violación) o maltrato infantil, tenían mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad en comparación con la población general.
  • En la revisión citada también se estudiaron investigaciones que evaluaban otro tipo factores de riesgo, como la presencia de Hepatitis C, el tipo de ocupación, factores sociodemográficos, hábito tabáquico o factores hormonales, encontrando resultados significativos solamente para la asociación del virus de la Hepatitis C, el tipo de ocupación y variables sociodemográficas (nivel educativo y desempleo) con la fibromialgia.

En un estudio teórico llevado a cabo por García-Bardón et al. (2006), se pone de manifiesto lo siguiente:

  • La ausencia de alteraciones a nivel anatomopatológico en las estructuras del aparato locomotor. Además, según los autores, tampoco existen evidencias claras de las disfunciones existentes en los tejidos musculares, aunque parece que existen ciertas alteraciones en la morfología y función del tejido blando.
  • Tampoco existen resultados concluyentes con los que se pueda afirmar que existe una lesión en el Sistema Nervioso (tanto periférico como central).
  • La evidencia de las diferentes investigaciones pone de manifiesto que sí que existe una alteración a nivel de los mecanismos de procesamiento del dolor, debido a una alteración en los moduladores que se encargan de esta función en el Sistema Nervioso Central (Rivera et al., 2006). En este sentido, una justificación a este tipo de alteración reside en el impacto que, el estrés, produce a nivel cerebral y por tanto a nivel hormonal, modificando estructuras y funciones que podrían desencadenar en el desarrollo de la patología. (Van der Hart et al. 2002; Sandi, 2004; citados por García Bardón et al. 2006). Este resultado iría en consonancia con los obtenidos por las investigaciones que han estudiado la relación existente entre trauma (acontecimiento vital estresante), sufrimiento de estrés emocional, TEP y fibromialgia, anteriormente descritas. La experiencia de acontecimientos vitales estresantes puede desencadenar diversos procesos en el organismo que puedan resultar en el desarrollo de la enfermedad a través de diferentes procesos psicofisiológicos. En este sentido, la investigación debería encaminarse a la evaluación de los factores de vulnerabilidad y predisponentes que sostienen el factor distintivo entre aquellos pacientes que, a pesar de sufrir un acontecimiento vital estresante, no desarrollan la enfermedad.
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Fibromialgia: diagnóstico diferencial

Según el “Documento de consenso de la Sociedad Española de Reumatología sobre la Fibromialgia” (Rivera et al. 2006), existen diversos cuadros clínicos que cursan con sintomatología similar a la fibromialgia, principalmente, dolor generalizado y fatiga. Por ello, se hace necesario el diagnóstico diferencial con las siguientes patologías:

  • Enfermedades autoinmunes: artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, artropatía psoriásica, espondilitis anquilosante, polimiositis, polimialgia reumática.
  • Enfermedades malignas: mieloma múltiple, metástasis óseas.
  • Enfermedades neuromusculares: esclerosis múltiple, miastenia, neuropatías, enfermedades musculares mitocondriales.
  • Alteraciones endocrinas: hiperparatiroidismo primario o secundario, osteodistrofia renal, osteomalacia, hipotiroidismo, hipoadrenalismo.
  • Síndrome serotoninérgico en pacientes tratados con inhibidores de la recaptación de serotonina.

Los expertos reconocen que la fibromialgia puede coexistir con este tipo de enfermedades, por lo que resulta necesario distinguir la sintomatología que produce cada una de ellas con el fin de evitar exploraciones y tratamientos excesivos.

Fibromialgia: síntomas y puntos de dolor

Siguiendo la propuesta de Cruz et al. (2005), a continuación se describirán los síntomas que se presentan dentro del cuadro clínico de la fibromialgia. Para ello, se hará una división en función de la frecuencia de aparición de los mismos entre los pacientes:

Síntomas compartidos por todos los pacientes

  • Dolor generalizado (síntoma nuclear). Las zonas donde los pacientes refieren mayor dolor subjetivo son el área lumbar y cervical, hombros y caderas. Además, la intensidad es elevada.
  • Sensibilidad dolorosa a la palpación en los “puntos gatillo”.

Síntomas compartidos por el 75% de los pacientes

  • Fatiga en ausencia de causa que la justifique, cansancio principalmente matutino, y astenia general.
  • Síntomas relacionados con el Sistema Nervioso Autónomo: hipotensión ortostática, taquicardia postural ortostática, sensación de mareo o inestabilidad con los cambios posicionales, e hiperactividad del sistema nervioso simpático (temblor, hipersudoración).
  • Rigidez, principalmente por las mañanas.
  • Problemas relacionados con el sueño: patrón habitual de sueño alterado (Sueño Alfa-Delta, caracterizado por la irrupción frecuente de ondas alfa (características del estado de alerta con los ojos cerrados) sobre las ondas delta, características del sueño profundo reparador (fase IV no REM).

Síntomas compartidos por el 30%-70% de los pacientes

Los síntomas incluidos en este apartado son numerosos, por lo que se citarán aquellos que se consideren más relevantes, para una revisión exhaustiva: Cruz et al. (2005):

  • Gastrointestinales: dificultades en la deglución, pirosis, malestar abdominal: colon irritable o dolor abdomino-pélvico.
  • Osteomusculares: Síndrome del túnel carpiano, dolor facial y de la articulación témporo-mandibular, hiperlaxitud articular (sobre todo en edad infantil).
  • Trastornos psicológicos: depresión, ansiedad, hipocondrías. En este sentido, los síntomas psicológicos merecen una atención especial. Según datos de las últimas revisiones realizadas sobre el trastorno (Revuelta et al. 2010), pese a no quedar claro si la sintomatología depresiva y ansiosa aparece antes, durante o tras el trastorno, esta influye en gran medida en la calidad de vida del paciente, intensificando la percepción de dolor e impidiendo el proceso rehabilitador, retrasando la mejoría del paciente.
  • Trastornos cognoscitivos: dificultad para concentrarse, lapsos de memoria, dificultad para recordar palabras o nombres.
  • Genitourinarios: vejiga irritable, dismenorrea, síndrome premenstrual, síndrome uretral.
  • Neurológicos: sensación de mareo o inestabilidad mal definidos, parestesias, cefalea tensional o difusa. Síndrome de las piernas inquietas: impulso incontrolable de mover las piernas, sobre todo, cuando están en reposo.
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Conclusión

Como se ha podido observar durante el desarrollo del trabajo, los estudios en fibromialgia pese a ser abundantes en la mayor parte de los casos, presentan limitaciones. En la mayoría de los estudios, las muestras son pequeñas y el desarrollo de las sesiones por parte de los enfermos suele resultar costoso (principalmente en relación con las ausencias, ya que para algunos de estos pacientes, el salir de casa ya supone un sobreesfuerzo que algunos no pueden soportar). Además, en muchas ocasiones, el personal médico, principalmente en Atención Primaria, no tiene conocimientos suficientes acerca del diagnóstico y/o sintomatología clínica de la enfermedad, algo que puede tener consecuencias nefastas sobre el paciente (falsos positivos, estigmatizando al enfermo con una etiqueta que no se corresponde con su patología, o falsos negativos, limitando al paciente las opciones de tratamiento o, en el peor de los casos, sometiéndoles a intervenciones que de no mejorar pueden incluso empeorar la sintomatología). En este sentido, la falta de conocimiento general en el ámbito sanitario se suma a la, ahora cada vez menor, falta de concienciación de la sociedad general en relación a la enfermedad. Partiendo de este panorama, se hace lógico que la dificultad en el desarrollo de los estudios esté presente en la mayoría de investigaciones que se llevan a cabo en el ámbito. Pese a lo cual, la mayoría de ellas resultan fructíferas ya que nos permiten acercarnos un poco más al entendimiento de la enfermedad y al sufrimiento de los pacientes afectados.

Es importante que los profesionales dispongan de criterios diagnósticos comunes, con el fin de realizar evaluaciones fiables y reducir, en el mayor número de casos posibles, diagnósticos erróneos. A partir de aquí, se hace necesario el desarrollo de estrategias de intervención, que como se ha puesto de manifiesto, su origen se remonta a varios años atrás. Estos mecanismos fundamentados en la prevención terciaria, se dirigen principalmente a la mejora de la sintomatología y por tanto, al aumento de la calidad de vida de estos pacientes como fin último, ya que a día de hoy, la fibromialgia pertenece al grupo de enfermedades cuyo pronóstico es crónico. Pero, en la actualidad, la visión de los investigadores y personal sanitario dedicado al estudio de esta enfermedad debería ir más allá. En los últimos años, el modelo médico esta comenzando a asumir la necesidad de poner en marcha estrategias preventivas con el objetivo de evitar la aparición de enfermedades en la población sana. En este sentido, la prevención primaria debe ser la piedra angular en la que se desarrollen las investigaciones futuras. Se necesita saber más acerca de las causas que provocan el desarrollo del trastorno, con el objetivo de implantar estrategias efectivas que prevengan la aparición de la patología entre los individuos.

Los estudios han demostrado que existen alteraciones a nivel del Sistema Nervioso Central y su relación con las sustancias que modulan el dolor. Estas alteraciones que conllevan disfunciones a nivel hormonal pueden tener estrechas relaciones con el sufrimiento emocional y el estrés. En este sentido, el psicólogo juega un papel fundamental, basado principalmente en el desarrollo de estrategias que promuevan el aprendizaje de habilidades de afrontamiento en aquellos individuos que, por su situación vital, puedan suponer un grupo de riesgo para el desarrollo de la enfermedad por el hecho de estar o haber estado sometidos a grandes periodos de estrés (ej. Sujetos que han sufrido abusos sexuales o maltratos en la infancia).

Debemos ser conscientes de que la fibromialgia, a día de hoy, sigue siendo una gran desconocida para todos aquellos profesionales que se dedican al cuidado de la salud. Este hecho, repercute en la falta de intervenciones eficaces, y por tanto, conlleva un sufrimiento añadido al propio de la enfermedad en los pacientes que la sufren. La incertidumbre y la falta de información clara y demostrada genera en los pacientes altos grados de malestar y frustración, creándose así una fuente extra de estrés que empeora los síntomas. Si a este hecho, añadimos la falta de reconocimiento de la enfermedad como incapacitante por parte de las administraciones, nos encontramos con una sociedad en la que los enfermos se sientes perdidos e incomprendidos.

Fibromialgia: qué es, causas y síntomas - Conclusión

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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