¿Qué es la depresión crónica? Síntomas, causas y tratamiento
Los trastornos depresivos son los trastornos mentales con más prevalencia en nuestra sociedad actual. Siendo también la depresión una de las principales causas de discapacidad, a causa del elevado impacto funcional que representa y con el curso de una elevada frecuencia de conductas suicidas. Este conjunto de factores, causan que los trastornos depresivos sean un problema de salud muy importante para La Organización Mundial de la Salud (OMS).
La persona que padece algún trastorno depresivo, experimenta un estado de ánimo deprimido o tristeza, que incapacita el funcionamiento habitual de la persona en una o diversas áreas de su vida.
Frente los distintos trastornos depresivos, se encuentra el trastorno depresivo persistente, también reconocido como distimia, sobre el cual tratará este artículo de Psicología-Online: ¿Qué es la depresión crónica? Síntomas, causas y tratamiento.
Definición de la depresión crónica
El trastorno depresivo persistente o trastorno distímico, es un trastorno depresivo del estado de ánimo que se conoce socialmente como depresión crónica. La persona que sufre esta cronicidad se encuentra bajo un estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día y aunque sus síntomas cursen con menor gravedad que en la depresión mayor, es muy importante su atención lo antes posible, debido a la duración persistente de los síntomas. Las personas con depresión crónica tienden a estar habitualmente con un estado de ánimo deprimido, cansados, con una visión negativa de sí mismos, del mundo y del futuro y con sentimientos de desesperanza, viendo todo su alrededor de forma negativa.
Para poder determinar un diagnóstico del trastorno depresivo persistente o distimia deben estar presentes una serie de síntomas que describiremos a continuación.
Síntomas de la depresión crónica
La persona que sufre depresión crónica o distimia, durante el período de dos años (un año en niños y adolescentes), no puede haber estado sin ninguno de los síntomas siguientes durante dos meses seguidos. Los síntomas de la depresión crónica, según el DSM-5, son:
- Poco apetito o sobrelimentación. Puede producir una reducción considerable del hambre o al contrario, una sobreingesta de alimentos.
- Insomnio o hipersomnia. Las personas que lo sufren pueden tener perturbaciones del sueño, que pueden causar que la persona no pueda dormir o al contrario, duerma demasiado.
- Poca energía o fatiga. La distimia causa que las personas se sientan con falta de energía la mayor parte del tiempo, lo que dificulta que puedan seguir con su vida cotidiana como solían hacerlo.
- Baja autoestima. Este estado de ánimo produce que la persona tenga un bajo concepto de sí misma, de sus capacidades y de su proyección de futuro.
- Falta de concentración o dificultad para tomar decisiones. La falta de concentración que produce este estado de ánimo, genera una importante frustración a la persona que lo padece, dañando así su autoestima y causando que le sea más difícil tomar sus propias decisiones, por la falta de confianza en sí misma.
- Sentimientos de desesperanza. Uno de los síntomas más característicos de la depresión crónica es el sentimiento de no encontrar alternativas de solución ante diversas situaciones o de no tener expectativas de futuro, creyendo que no podrá salirse de esta y que nunca volverá a sentirse bien.
Además de ello, para su diagnóstico la persona debe presentar este estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día y la mayoría de días. Por otro lado, no debe haberse producido un episodio Bipolar tipo I o II, no se explica mejor por un trastorno psicótico y no debe ser causado por ninguna sustancia o afectación médica. El inicio de la distimia o depresión crónica puede aparecer en un inicio temprano (antes de los 21 años) o en un inicio tardío (después de los 21 años) y su gravedad se clasifica en leve, moderada o grave.
Si te sientes identificado con estos síntomas puedes realizar el test de distimia para saber si puedes presentar depresión crónica.
Causas de la depresión crónica
La causa de la depresión crónica es multifactorial: involucra mecanismos biológicos, psicológicos y sociales. Sin embargo, se desconoce una causa exacta del trastorno depresivo persistente.
A nivel biológico, se conoce que una de las causas de los trastornos depresivos es el bajo nivel de de serotonina, noradrenalina y/o dopamina en el cerebro. Por otro lado, cabe destacar que las experiencias psicológicas y sociales estresantes como podrían ser el estrés, personalidades más exigentes, negativas, pérdidas recientes, problemas económicos, rupturas, etc. incrementan la vulnerabilidad de la enfermedad depresiva, puesto que producen cambios neuroquímicos que alteran la interacción de los neurotransmisores con los neurocircuitos que mantienen el estado de ánimo, y cuyos juegan un papel importante en la depresión.
Tratamiento de la depresión crónica o distimia
Para el tratamiento de este trastorno, es de suma importancia que la persona reciba un tratamiento psicológico. Generalmente, frente a la cronicidad de la depresión, tiende a hacerse un tratamiento combinado de terapia y farmacológico (con el uso de antidepresivos). Sin embargo, cada paciente es único y el tratamiento debe ser ajustado a las necesidades de cada persona.
1. Evaluación
Debe elaborarse una evaluación para poder hacer el diagnóstico, donde se realizan un conjunto de sesiones de entrevista con la persona que está sufriendo y se tiende a hacer uso de distintos test, para ayudar a concretar la información. El test más utilizado en la valoración de la depresión es el Inventario de Depresión de Beck (BDI-II), más conocido como test de depresión de Beck.
2. Intervención
La terapia cognitivo-conductual (TCC) ha demostrado ser la terapia más efectiva para el tratamiento de la depresión. Esta terapia tiene el objetivo de que se produzca un cambio conductual, cognitivo y emocional, que ayude a la persona a aumentar su calidad de vida.
Como se puntuaba anteriormente, las personas con depresión crónica tienen un conjunto de pensamientos automáticos asociados a una visión negativa de sí mismos, el mundo y el futuro. Estos pensamientos automáticos negativos producen que se mantenga este estado de ánimo depresivo. De modo que, si estos pensamientos negativos cambian, se producirá un cambio en las conductas y emociones asociadas a estos pensamientos.
Así pues, la terapia cognitivo-conductual busca que la persona tome conciencia de sus creencias irracionales negativas, para poder cambiarlas por otras más positivas y saludables. Esta técnica es conocida como reestructuración cognitiva, donde el trabajo del terapeuta es ayudar a la persona a detectar estos pensamientos, reflexionar sobre ellos y reconstruirlos de nuevo.
Este estado de ánimo puede cursar con ansiedad y frente a ello se trabajan técnicas para reducir el estrés y la ansiedad, como pueden ser técnicas de relajación. Además de ello, se trabaja con las habilidades de resolución de problemas y se presentan herramientas de activación conductual (ayudar con los hábitos del sueño, la alimentación, la realización de actividades que antes disfrutaba…) para que la persona pueda seguir con su día a día de una forma más saludable. Finalmente, es de suma importancia prestar a la persona estrategias para la prevención de recaídas.
Como se ha indicado previamente, su tratamiento tiende a ser combinado con la administración de psicofármacos. Frente a ello, debe puntualizarse que los antidepresivos no ayudan a la persona con depresión crónica a cambiar los pensamientos, pero la reducción de los síntomas ayuda a la persona a que pueda empezar a ver otras posibilidades frente a su situación.
La TCC puede realizarse con terapia individual, familiar o grupal. El modelo individual tiende a tener una duración de entre 5 a 20 sesiones, o más, de una duración de entre 45 a 60 minutos.
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Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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