¿Una persona con TLP es peligrosa?

Una persona con Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) no es peligrosa para los demás. Sin embargo, debido a la naturaleza del trastorno, puede tener comportamientos que, en ciertos contextos, pueden ser preocupantes. Los factores que influyen en la peligrosidad de personas con TLP son:

• Comorbilidades: las personas con TLP pueden tener otros trastornos concurrentes, como trastornos por consumo de sustancias, que pueden aumentar el riesgo de comportamientos peligrosos.
• Historial de trauma: un historial de trauma o abuso puede influir en los comportamientos y reacciones de una persona con TLP, incrementando potencialmente el riesgo de comportamientos impulsivos o auto-destructivos.
• Acceso y calidad del tratamiento: el acceso a tratamientos adecuados, como la terapia dialéctico-conductual (DBT), puede reducir significativamente los comportamientos peligrosos y ayudar a las personas con TLP a manejar sus emociones y comportamientos impulsivos de manera más efectiva. De igual modo, resulta indispensable considerar la gravedad de cada caso para evaluar las estrategias necesarias para abordarlo.

En la actualidad, muchos sectores sociales sostienen que este cuadro clínico representa un peligro para la vida de otras personas. Sin embargo, esto no es así, debido a que no existe una intención marcada de provocar un daño ni físico ni emocional.

Las personas con Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) no son peligrosas principalmente debido a la naturaleza de su trastorno y a la forma en que generalmente se manifiestan sus síntomas. A continuación, te mostramos las principales razones de por qué una persona con TLP no es peligrosa:

• Orientación hacia uno/a mismo/a: las personas con TLP suelen ser más propensas a la autolesión que a dañar a otros. Las autolesiones son una forma de lidiar con el dolor emocional, pero raramente se dirigen hacia alguien más.
• Inestabilidad emocional: pueden ser impulsivas en algunas situaciones, como gastar mucho o tener cambios de humor abruptos, pero esto rara vez se traduce en comportamientos violentos hacia los demás.
• Miedo al abandono: las personas con TLP tienen un miedo extremo al abandono y pueden actuar de manera desesperada para evitarlo, pero esto generalmente no implica poner en peligro a otros.
• Estigma erróneo generalizado: la percepción errónea asociada con el TLP contribuye a crear un estigma alejado de la realidad. Es necesario comprender de forma más precisa esta condición para que la sociedad tenga una mejor respuesta hacia las personas que la padecen.

Si hacemos un balance de las emociones, conductas y pensamientos de las personas que con este diagnóstico, podremos apreciar que no representan un peligro para la sociedad si se mantienen determinadas condiciones en orden. Precisamente, en este artículo también resolvemos la duda de si Los TLP son malas personas.

Ayudar a una persona con Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) durante episodios de ira puede requerir comprensión y paciencia para ayudarle a manejar sus emociones de manera saludable. Aquí hay algunas sugerencias sobre cómo brindar apoyo:

• Mantén la calma: es importante conservar un estado de tranquilidad y evitar reaccionar con enojo o frustración. La empatía hacia sus sentimientos puede ayudar a calmar la situación. Una vez que se pueda producir un ambiente ameno y controlado, será posible intervenir.
• Valida sus emociones: hazles saber que entiendes que están experimentando emociones intensas y que sus sentimientos son válidos, incluso si no estás de acuerdo con su comportamiento. Adopta una actitud compasiva y empática, pues eso ayudará a aliviar los episodios de crisis. En este artículo verás Cómo practicar la empatía en mi vida.
• Evita el conflicto: en la medida de lo posible, evita entrar en discusiones o confrontaciones durante el episodio de ira. Esto puede exacerbar la situación y hacer que sea más difícil que se calme.
• Recomendar terapia: acudir a un profesional de la salud mental suele ser una ayuda eficiente para ayudarle a controlar la ira. Mediante técnicas precisas y un diálogo abierto, es posible reducir progresivamente los episodios de ira.
• Establecer límites claros: aunque el enojo sea persistente y duradero, es intolerable aceptar cualquier tipo de maltrato. Por esta razón, recuérdale que no debe ser agresiva con su entorno.
• Fomenta la autorreflexión: después de que haya pasado el episodio de ira, invítale a autoreflexionar sobre lo que ha desencadenado la ira y cómo podría manejar mejor una situación similar en el futuro.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

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