Efectos físicos y psicológicos del miedo
El miedo es una reacción adaptativa que nos prepara para actuar ante un posible peligro. Cuando sentimos miedo, nuestro cuerpo reacciona produciendo una secuencia de efectos, tanto físicos como psicológicos. Algunos estudios afirman que el miedo es la emoción que más consecuencias produce en nuestro interior.
En primer lugar, algunas personas se quedan paralizadas y bloqueadas ante el miedo, experimentan sudoración, taquicardia... Pero esta emoción también cambia nuestra esfera cognitiva, percibimos el mundo de un modo distinto y experimentamos las sensaciones con mayor intensidad. Por todo ello, en este artículo de Psicología-Online, hablaremos de los efectos físicos y psicológicos del miedo.
Qué es el miedo
Todos y todas hemos vivido esa sensación tan desagradable, normalmente definimos el miedo como una emoción básica de alerta y nerviosismo provocada por la sensación de peligro inminente. Es una reacción que ayuda a adaptarnos al medio que nos rodea y tiene por objetivo evitar que nos ocurra algo malo. Nos aleja de los estímulos negativos, ayuda a identificar aquello poco indicado para nuestra supervivencia y es el responsable de nuestro aprendizaje por evitación (es decir, nos enseña qué es lo que tenemos que evitar y qué no). El miedo aparece antes que la mayoría de sensaciones desagradables, puesto que se produce por la anticipación de estas.
El miedo suele ser congruente con los estímulos que nos rodean, pero en el caso de las fobias ocurre lo contrario. Una fobia es una respuesta exagerada ante una situación que no se reconoce como peligrosa. Existen muchos tipos de fobias y todos ellos comportan un malestar innecesario, indican una preocupación constante y obsesiva por una situación, un animal o un objeto al cual el individuo teme. Muchas fobias van acompañadas de conductas evitativas de lugares o situaciones sin peligro alguno. Es por ello que necesitamos aprender a diferenciar entre miedos y fobias.
Efectos físicos del miedo
Nuestro cuerpo se pone en estado de alerta y se encarga de activar el sistema nervioso simpático. Esta parte del cerebro se encarga de activar las respuestas físicas de huida. Nuestro corazón bombea más sangre, los músculos se tensan, los pulmones se encargan de dar más oxígeno al cuerpo y el estómago se cierra.
El sistema nervioso simpático prepara nuestro cuerpo para una huida o para un enfrentamiento físico. Por eso hay personas que actúan de manera más heroica, es por el aumento de adrenalina en la sangre. Es cierto que, en algunos casos, el miedo nos paraliza y somos incapaces de actuar durante unos instantes. Esta respuesta es debida a que el sistema se bloquea y la respuesta psicológica impide que se gestionen bien los efectos físicos del miedo.
Para tratar correctamente esta emoción, es importante prestar atención a nuestro cuerpo y manejar nuestros pensamientos, de este modo, podemos evitar que estos nos desborden y terminen por aparecer efectos físicos y psicológicos del miedo incontrolables.
Una vez cesa el estímulo que nos provoca el miedo, nuestro cuerpo se encarga de activar el sistema nervioso parasimpático. Este se encarga de volver a la normalidad todo lo que había activado el sistema simpático anteriormente. Relaja nuestros músculos, baja las pulsaciones, hace que el estómago vuelva a funcionar con normalidad y calma la respiración.
Efectos psicológicos del miedo
Por otro lado, a nivel psicológico, el miedo también produce una serie de consecuencias. El proceso mental se inicia sintiendo agobio y malestar, eso nos indica que algo no va bien. Posteriormente, como nuestro cuerpo ha activado partes del cerebro implicadas en este proceso, nos ponemos en estado de alerta y, en algunos casos, actuamos rápido y con una supuesta valentía. Esta reacción es similar al estrés, ya que enfoca nuestra atención a unos pocos estímulos y pone en funcionamiento máximo a nuestra mente.
Este estado de alerta es el causante de los trastornos del sueño, como el insomnio, en las personas con fobias o ansiedad generalizada. Cuando los procesos mentales dejan de ser adaptativos, es el momento de actuar y de iniciar una terapia psicológica que tenga por objetivo relajar nuestros miedos y calmar la mente.
El miedo afecta al autoestima
Cuando el miedo se vuelve una situación incontrolable, podemos sufrir una pérdida de autoestima en tanto que nos sentimos incapaces de controlar la situación y, por lo consiguiente, nos sentimos vulnerables. Las bases de la autoestima están relacionadas con la seguridad que tenemos sobre nuestras acciones.
Si vemos que la manera de responder ante un peligro no es eficaz, nos sentiremos mal, e incluso culpables, por no tener una conducta adecuada a la situación. Debemos recordar que el miedo es un sentimiento totalmente natural y lógico en algunas circunstancias, sentirse culpable ante esta emoción es algo contraproducente e innecesario. En caso de querer mejorar nuestras estrategias de afrontamiento, podemos utilizar técnicas de control emocional para manejar mejor las situaciones de miedo y ansiedad.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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