Por qué grito cuando me enfado
No siempre es fácil gestionar una situación de enfado. Cuando discutimos con alguien, es probable que perdamos el control y que terminemos elevando un poco la voz. Pero tenemos que tener en cuenta que, gritando, lo único que conseguimos es hacer que el problema sea más importante y que la otra persona también se ponga en tensión y a la defensiva.
Con los gritos no conseguimos nada bueno, solo hinchar la situación y hacer que se agrave cuando podría fácilmente resolverse. En este artículo de Psicología-Online queremos responder a tu pregunta de "¿Por qué grito cuando me enfado?". Aquí te descubriremos las causas de tu ira y te ayudaremos a que, la próxima vez, puedas controlar mejor la situación.
Causas de la ira y los gritos
Para poder saber por qué gritas cuando te enfadas es importante que analicemos el origen de esta situación. En la gran mayoría de las veces, cuando perdemos los nervios lo hacemos porque, en realidad, estamos viendo un reflejo de lo que somos y no nos gusta. Es lo que se conoce como la "teoría del espejo" y ocurre cuando una reacción o comentario de alguien nos hace enfadar de forma descontrolada. En realidad ¿qué es lo que ha sucedido?
Que nos hemos visto reflejados. Hemos percibido un reflejo de una parte nuestra que no nos gusta y la forma de reaccionar es a la defensiva. No queremos ser así y, por ello, gritamos y nos enfadamos con la persona que tenemos delante cuando, en realidad, tendríamos que mirar hacia adentro y ver qué es lo que no funciona.
Pero no nos confundamos: está claro que hay situaciones que pueden alterarnos y hacernos enfadar. Por ejemplo, que nos hagan esperar mucho rato, que alguien te hable mal, etcétera. Sin embargo, cuando realmente perdemos los papeles, cuando realmente gritamos y nos descontrolamos, es cuando nos han tocado "la fibra", cuando han dicho o hecho algo que nos ha llegado muy profundo. Y esto ocurre porque es nuestro reflejo.
Cómo detectar un ataque de ira para prevenirlo
La forma más fácil de expresar la ira es mediante el grito. Por eso, si quieres saber por qué gritas cuando te enfadas tienes que saber que lo que realmente estás experimentando es la emoción de la ira. Para poder aprender a detectar que estás experimentando esta emoción, te recomendamos que prestes atención a las señales físicas que invadirán tu cuerpo:
- Aparición de calor corporal así como sudores
- Sientes la mandíbula en tensión
- Frunces el ceño o entrecierras los ojos
- Aprietas los puños
- Palpitaciones en el corazón
- Ideas confusas en la mente
- Etcétera
Si quieres evitar gritar cuando te enfadas es importante que estés atento a estas reacciones de tu cuerpo. De esta forma, podrás percatarte de la situación y, antes de que la emoción te controle a ti, convertirte tú en su dueña.
Arranques de ira en adultos, ¿cómo controlarlos?
Ahora que ya sabes por qué gritas cuando te enfadas, es importante aprender las técnicas para controlar esta situación. Como ya hemos dicho, los gritos no solventan nada, más bien provocan lo contrario. La persona que esté recibiendo los gritos se pondrá a la defensiva y, es probable, que también se ponga a gritar, que se enfade o que se sienta agredida y termine llorando. Tenemos que ser consecuentes de nuestros actos y nuestra forma de comunicarnos, por eso, es esencial aprender a controlar los arranques de ira.
Aquí te vamos a dar algunas técnicas que pueden ayudarte a coger el mando de tu respuesta y evitar que sea la ira o el enfado lo que acabe hablando por ti:
- Respira profundamente: para poder controlar el enfado es importante que calmes la ansiedad que te ha producido esta situación. Por ello, respirar 10 veces de forma profunda te ayudará a reducir ese estrés y evitar que respondas de forma impulsiva y sin pensar muy bien lo que estás diciendo. Cálmate a ti mismo, coge aire y deja que esa emoción se marche para escuchar lo que te están diciendo y reaccionar de forma civilizada y respetuosa.
- Practica la empatía: muchas veces, reaccionamos con gritos y enfado porque nos dejamos llevar por el impulso primero. Actuamos de forma acción/reacción pero tenemos que evitar ese impulso y pensar de forma razonable. ¿Qué es lo que te está queriendo decir esa persona?, ¿cuál crees que es el mensaje que te quiere comunicar? La mayoría de las veces, las grandes discusiones no son más que errores comunicativos entre dos personas que no han sabido expresar bien sus sentimientos. Así que no te precipites y procura entender qué te quiere decir.
- Expresa tus sentimientos sin reproches: si ha habido alguna cosa que no te ha sentado bien, siéntate con esa persona y háblale abiertamente. Expresa cómo te has sentido y procura que te entienda. Pero ojo: nunca reproches ni culpabilices. Tú tienes que hablar desde ti, nunca desde lo que los demás tienen que hacer por ti.
- Vete a dar una vuelta: sobre todo al principio puede ser que te resulte complicado controlar la ira y evitar los gritos, por eso, un truco es que te marches unos minutos de ese clima de tensión para pensar con más claridad y analizar qué es lo que realmente está sucediendo. Márchate de esa atmósfera tan tensa y relájate para poder tener la mente más despejada y pensar de forma más clara. La ira puede nublarnos el entendimiento, por eso, no te dejes arrastrar por ella y controla tú la situación.
Controlar los gritos y la ira cuando te enfadas
Como ya hemos dicho, los gritos son una respuesta natural que surge de la ira. Por tanto, no dejan de ser un síntoma más de la emoción que está ocupando tu cuerpo. Para poder evitar gritar cuando te enfadas es importante aprender a manejar la ira pues los gritos aparecen porque esta emoción nos invade.
Para alejar la ira de tu día a día y disfrutar da unas emociones más sanas y positivas, a continuación te daremos algunos hábitos de vida que pueden ayudarte a vivir mucho más en paz.
Técnica del 5x5
Esta técnica es perfecta para que puedas disfrutar de un estado de ánimo más tranquilo y sosegado. Consiste en que elijas 5 momentos del día para hacer un "break" y vivir un momento de relajación. Por ejemplo, puedes ir a tomarte un café, entablar una conversación con un compañero de trabajo, tumbarte en tu sillón con una canción que te guste mucho, disfrutar de un baño relajante, etcétera. Y tienes que usar estos momentos para, realmente, reducir el estrés. No volverás a tus actividades cotidianas hasta que, realmente, no hayas relajado tu estado de ánimo y estés mejor.
Empieza a meditar
La práctica de la meditación puede ayudarte (y mucho) a controlar la ira y conseguir mejorar tu comunicación con tus seres queridos. Al meditar, conectamos con nuestro centro, reducimos la ansiedad y disfrutamos del "aquí y ahora". En este otro artículo te descubrimos los mejores ejercicios para meditar y relajarse en casa con los que podrás empezar a sentir los beneficios de esta milenaria práctica.
Haz ejercicio de forma constante
Otro truco que te puede ayudar a reducir la ansiedad de tu día a día es la práctica de ejercicio físico. Practicar algún deporte o ir al gimnasio puede conseguir que elimines la tensión acumulada, que despejes tu mente y que liberes endorfinas. Después de la ducha, sentirás una gran sensación de bienestar, paz y relajación que te ayudarán a gestionar mejor las situaciones de estrés en tu día a día.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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