Qué es la ecpatía y para qué sirve
Los seres humanos manifestamos distintos sentimientos y emociones ante las situaciones de la vida diaria. Sin embargo, cuando nos implicamos excesivamente con el sufrimiento de los demás, hasta el punto de sentir ese sufrimiento emocional como propio, podemos caer en un modo de interacción personal que no es para nada saludable.
El detalle está en conseguir el equilibrio adecuado para apoyar a quienes te rodean, pero sin que eso se traduzca en una influencia negativa emocionalmente hablando. En este sentido, el psiquiatra español José Luis González de Rivera planteó la ecpatía como un mecanismo regulador para fomentar una empatía más sana. En este artículo de Psicología-online, te explicaremos qué es la ecpatía y para qué sirve, ya que este proceso mental puede servirte para autorregular el exceso de compasión hacia el dolor ajeno.
Qué es la ecpatía
La ecpatía es una estrategia emocional que permite separar los sentimientos propios de los generados por las circunstancias de otras personas. Es un término relativamente reciente, el cual fue propuesto por el psiquiatra José Luis González como un mecanismo, o proceso consciente y voluntario, que sirve excluir aquellos sentimientos que son inducidos por las demás personas.
La etimología de la palabra describe muy bien su significado, puesto que es un término que proviene del griego “ek-patheia”, lo cual se traduce como “sentir afuera” o “sacar fuera”. Por lo tanto, es un proceso contrapuesto a la empatía, la cual se traduce como “sentir dentro”.
Cabe recalcar que la ecpatía no tiene nada que ver con la frialdad, la antipatía o la indiferencia. Más bien es un mecanismo complementario de la empatía para equilibrarla en los niveles correctos. La finalidad de esta estrategia es evitar que surja una inundación de emociones derivadas de las circunstancias ajenas, lo que en nada favorece el equilibrio interior.
Para qué sirve la ecpatía
La ecpatía como proceso mental es fundamental para valorar a las demás personas, pero sin dejar que se conviertan en “vampiros emocionales” de nuestra energía. Recordemos que las emociones suelen ser contagiosas, tanto las negativas como las positivas, y hasta producen identificaciones proyectivas que no siempre son beneficiosas.
Por ejemplo, algunos psicópatas son capaces de penetrar en las emociones de otros individuos hasta dominarlas de una manera sorprendente. De hecho, manipulan a través de su aparente encanto. En estas circunstancias, es necesario activar el mecanismo de ecpatía como un proceso regulador y protector que frena el contagio emocional y evita conscientemente la manipulación mental.
Otro caso en el que puedes necesitar desarrollar la ecpatía es ante la industria del entretenimiento, como el cine y la televisión, pues buscan contagiar emocionalmente a los espectadores. Incluso, hay quienes viven como propios el sufrimiento de quienes participan en esos programas. En consecuencia, la ecpatía ayuda a equilibrar el impacto emocional, cuando se toma conciencia de la acción interior que causan las vivencias ajenas.
Además, el exceso de empatía puede derivar en algún trastorno emocional, en una tendencia sobreprotectora o en un deterioro psíquico que puede derivar en otras patologías más preocupantes. Indudablemente, la ecpatía compensa esos excesos porque induce a centrarnos en nuestro propio bienestar, sin dejar a un lado la solidaridad y la necesidad de conectar con el prójimo.
Diferencias entre empatía y ecpatía
Básicamente, la diferencia entre ambos conceptos es que la empatía nos sitúa en el mismo eje o posición en que están las demás personas para entender sus emociones. Por su parte, la ecpatía sirve para centrarnos en nosotros mismos y para anteponer nuestra tranquilidad emocional por encima de la de los demás.
La Real Academia Española[1] explica la diferencia entre la empatía y la ecpatía de la siguiente manera:
- Empatía: capacidad de identificarse con algo o alguien. Nos conecta con los demás.
- Ecpatía: nos hace excluir de manera voluntaria los sentimientos que nos llegan de otras personas y que no son beneficiosos para nuestro bienestar. Activa la mente consiente para saber hasta qué límite es bueno ser empático sin caer en la antipatía.
Aunque se traten de términos antagónicos u opuestos, a la vez se complementan para que el dolor, el miedo o la manipulación mental no se apropien de nosotros y produzcan un contagio emocional negativo y contraproducente.
En definitiva, una empatía equilibrada es aquella que nos permite compartir los sentimientos o emociones de los demás, sin llegar a transferirlas a nuestra propia psique, es decir, compartir el miedo del otro sin llegar a tener miedo o reconocer su rabia sin enfadarse, entre otros ejemplos.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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- Real Academia Española (2002). Definición de empatía. https://dle.rae.es/empat%C3%ADa
- González, J. (2004). Empatía y ecpatía. Psiquis: Revista de psiquiatría, psicología médica y psicosomática, ISSN 0210-8348, Vol. 25, Nº 6, 2004, págs. 5-7
- González de Rivera, J (2004). Empatía y Ecpatía. https://luisderivera.com/wp-content/uploads/2012/02/ecpatia.pdf